Desempleo sigue atormentando a América Latina, las mujeres son las más afectadas
El último informe de la Organización Internacional del Trabajo muestra el peor panorama desde 1994. Todavía falta recuperar 4,5 millones de puestos de trabajo perdidos durante la pandemia, de los cuales 4,2 millones corresponden a mujeres. La informalidad persiste y el desempleo de jóvenes se encuentra en un preocupante 21,4 %.
El último informe del Panorama Laboral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestra que el crecimiento económico registrado en 2021 fue insuficiente para recuperar el mercado laboral de América Latina y el Caribe. La región, dos años después de iniciada la crisis, mantiene cifras preocupantes de desempleo y con perspectiva de aumento de la informalidad.
“El panorama laboral es incierto, la persistencia de los contagios por la pandemia y la perspectiva de un crecimiento económico mediocre este año podrían prolongar la crisis del empleo hasta 2023 o incluso hasta 2024. Una crisis del empleo demasiado larga es preocupante porque genera desaliento y frustración, lo que a su vez repercute sobre la estabilidad social y la gobernabilidad″, dijo Vinícius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y el Caribe.
En este informe se evidencia la peor crisis del empleo registrada desde 1994, año en el que empezó a publicarse el Panorama Laboral de la Organización Internacional del Trabajo.
La recuperación económica registrada en 2021, con un crecimiento superior al 6 %, no fue suficiente. De hecho, de los 49 millones de puestos de trabajo que se habían perdido en el peor momento de la crisis (el segundo trimestre de 2020), aún faltan recuperar 4,5 millones.
Le puede interesar: ¿Qué dice sobre la recuperación económica una tasa de desempleo anual de 13,7 %?
El informe muestra que cerca de 4 millones corresponden a personas que han entrado a las filas del desempleo por la crisis de la pandemia, la mayoría son mujeres. Durante la rueda de prensa, el director explicó que muchas de estas personas que no han recuperado sus trabajos pertenecen al sector turismo o estaban empleadas en sectores que cambiaron de forma brusca con la pandemia, por el uso de la tecnología, por ejemplo. También tiene que ver con un sobrecargo de labores de cuidado en las mujeres.
Se estima que en total hay unas 28 millones de personas que buscan trabajo sin encontrarlo en 2022. La tasa promedio de desocupación ha sido estimada en 9,6 %. La cifra muestra una mejoría desde el 10,6 % de 2020, pero sigue por encima de la cifra de 2019, antes de la pandemia, cuando la cifra se ubicó en el 8 %.
Para 2022 la proyección de un crecimiento económico es mucho más baja, apenas por encima de 2 %, otro indicio de que a la región le costará más tiempo salir de la crisis. De ahí que el pronostico de la OIT tampoco es alentadora: la organización estima que la tasa de desocupación este año podría bajar entre 0,2 % o 0,3 %, manteniéndose por encima de 9 %.
La recuperación de tan pocos empleos sería insuficiente para regresar a las cifras de 2019. Y, hay que señalar, que de todas maneras la situación del mercado laboral antes de la pandemia no era buena, pues ya estaba entrampada en un escenario de crecimiento lento, con baja productividad y altos niveles de informalidad y desigualdad.
Respecto a por qué la crisis en América Latina y el Caribe tuvo un impacto más severo, Pinheiro aseguró que se debe a las “comorbilidades sociales” como la informalidad y la desigualdad. Cuando comenzó la crisis estos factores “contribuyeron a la pérdida de empleos y de ingresos, sin regímenes de protección social adecuados para sostener a las personas en un momento tan difícil”.
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Informalidad
El informe de la OIT destaca que tras el inicio de la pandemia la crisis se manifestó de manera atípica y en vez de afectar más a las ocupaciones formales se reflejó en una pérdida mayor de empleos en informalidad que dejaron a millones de personas sin ingresos. De hecho, en algunos países, la tasa de informalidad incluso se redujo.
Sin embargo, desde entonces la situación se ha revertido. Los países con datos disponibles indican que entre 60 % y 80 % de los empleos recuperados hasta el tercer trimestre de 2021 habían sido en condiciones de informalidad. La tasa ya es de 49 %, similar a la que había antes de la pandemia, e indica que una de cada dos personas ocupadas están en la informalidad.
La especialista regional en economía laboral de la OIT, Roxana Maurizio, destacó que frente al escenario actual es imperativo “adoptar una agenda más amplia de políticas integrales y de gran alcance centrada en las personas y, en particular, en la creación de empleo formal”.
“Sin un conjunto de medidas coherentes para generar puestos de trabajo los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales y laborales por largo plazo en América Latina y el Caribe”, añadió Maurizio, quien coordinó el equipo de especialistas de OIT encargado de preparar este informe.
Mujeres, las más afectadas
En el caso de las mujeres, la tasa de desocupación se mantiene en 12,4 % desde 2020, en otras palabras, a nivel regional no hubo ninguna mejoría en 2021, lo cual aumenta el impacto de la crisis sobre la desigualdad de género en el trabajo.
En 2019 era de 9,7 %, a casi dos años del inicio de la pandemia el panorama para las mujeres sigue siendo más desfavorable que en el caso de los hombres. Luego de los impactos más intensos en 2020, la recuperación del empleo y participación ha sido más intensa entre las mujeres, pero eso no ha logrado compensar la mayor pérdida de empleo.
La tasa de participación laboral de las mujeres llegó a ser 3,6 % más baja que la registrada en 2019, mientras que en el caso de los hombres esta diferencia porcentual era de 1,4.
Entre el segundo trimestre de 2020 -dice el informe- y el tercer trimestre de 2021 se recuperaron alrededor de 25,5 millones de puestos de trabajo ocupados por hombres, una cifra similar a la pérdida de empleo masculino registrada entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2020. Sin embargo, de los 23,6 trabajos de mujeres perdidos se recuperaron alrededor de 19,3 millones en igual período. Es decir, aún falta recuperar algo más de 4 millones de puestos de trabajo ocupados por mujeres.
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“El impacto más intenso entre las mujeres en la región se asocia a la mayor presencia femenina en sectores económicos fuertemente afectados por la crisis como hotelería y restaurantes, y en otras actividades de servicios y del sector de hogares. Por otro, a la mayor incidencia de la informalidad entre las mujeres”, indica el informe.
El director regional agregó un elemento: el cierre de las escuelas por un tiempo prolongado generó sobrecarga de las labores de cuidado en las mujeres.
Jóvenes
Por otro lado, la OIT alerta que la tasa de desocupación juvenil sigue siendo preocupante en la región y se mantiene en niveles sin precedentes. Antes de la pandemia ya estaba en un preocupante 18 %, con esta crisis rápidamente superó el límite de 20 % y aún se encuentra en un nivel del 21,4 %.
“Las mayores dificultades históricas que experimentan los jóvenes en los mercados de trabajo de la región continúan. Ellos enfrentan una mayor intermitencia laboral explicada, en parte, por las intensas entradas y salidas de la fuerza de trabajo. La mayor inestabilidad ocupacional, a su vez, se asocia a su mayor prevalencia en actividades informales, precarias, de baja calificación”, dice el informe.
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Otros elementos
El Panorama Laboral también incluye datos sobre las diferencias urbano-rural en el empleo, ocupación por sectores de actividad y categoría ocupacional, evolución de los salarios mínimos y los ingresos medios.
“El crecimiento del empleo en 2021 fue particularmente significativo en sectores como construcción (16,7 %), comercio (9,1 %) y transporte (6,7 %), lo que contrasta con lo observado en 2020, en que estos sectores registraron fuertes contracciones”, dice el documento.
El informe cierra con el análisis del desafío que plantean en la región las transiciones digitales y la aceleración de tendencias provocadas por la pandemia, entre las que se incluyen la mayor presencia del teletrabajo y el evidente aumento de los servicios basados en plataformas digitales.
Si bien ha sido una herramienta, el nuevo escenario plantea desafíos para los hacedores de políticas, con el fin de aprovechar las oportunidades que ofrecen estas transformaciones y evitar las potenciales disrupciones en los mercados laborales.
El estudio alerta sobre la necesidad de adaptar el contenido y alcance de la formación profesional para mejorar el ajuste entre la oferta y demanda de calificaciones, es decir, estar mejor preparados para las habilidades requeridas en el futuro y reducir los impactos disruptivos de la tecnología.
También destaca la necesidad de políticas públicas que ayuden a remover los obstáculos que asegure que esta transición propicie la creación de más y mejores empleos.
El último informe del Panorama Laboral de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestra que el crecimiento económico registrado en 2021 fue insuficiente para recuperar el mercado laboral de América Latina y el Caribe. La región, dos años después de iniciada la crisis, mantiene cifras preocupantes de desempleo y con perspectiva de aumento de la informalidad.
“El panorama laboral es incierto, la persistencia de los contagios por la pandemia y la perspectiva de un crecimiento económico mediocre este año podrían prolongar la crisis del empleo hasta 2023 o incluso hasta 2024. Una crisis del empleo demasiado larga es preocupante porque genera desaliento y frustración, lo que a su vez repercute sobre la estabilidad social y la gobernabilidad″, dijo Vinícius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y el Caribe.
En este informe se evidencia la peor crisis del empleo registrada desde 1994, año en el que empezó a publicarse el Panorama Laboral de la Organización Internacional del Trabajo.
La recuperación económica registrada en 2021, con un crecimiento superior al 6 %, no fue suficiente. De hecho, de los 49 millones de puestos de trabajo que se habían perdido en el peor momento de la crisis (el segundo trimestre de 2020), aún faltan recuperar 4,5 millones.
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El informe muestra que cerca de 4 millones corresponden a personas que han entrado a las filas del desempleo por la crisis de la pandemia, la mayoría son mujeres. Durante la rueda de prensa, el director explicó que muchas de estas personas que no han recuperado sus trabajos pertenecen al sector turismo o estaban empleadas en sectores que cambiaron de forma brusca con la pandemia, por el uso de la tecnología, por ejemplo. También tiene que ver con un sobrecargo de labores de cuidado en las mujeres.
Se estima que en total hay unas 28 millones de personas que buscan trabajo sin encontrarlo en 2022. La tasa promedio de desocupación ha sido estimada en 9,6 %. La cifra muestra una mejoría desde el 10,6 % de 2020, pero sigue por encima de la cifra de 2019, antes de la pandemia, cuando la cifra se ubicó en el 8 %.
Para 2022 la proyección de un crecimiento económico es mucho más baja, apenas por encima de 2 %, otro indicio de que a la región le costará más tiempo salir de la crisis. De ahí que el pronostico de la OIT tampoco es alentadora: la organización estima que la tasa de desocupación este año podría bajar entre 0,2 % o 0,3 %, manteniéndose por encima de 9 %.
La recuperación de tan pocos empleos sería insuficiente para regresar a las cifras de 2019. Y, hay que señalar, que de todas maneras la situación del mercado laboral antes de la pandemia no era buena, pues ya estaba entrampada en un escenario de crecimiento lento, con baja productividad y altos niveles de informalidad y desigualdad.
Respecto a por qué la crisis en América Latina y el Caribe tuvo un impacto más severo, Pinheiro aseguró que se debe a las “comorbilidades sociales” como la informalidad y la desigualdad. Cuando comenzó la crisis estos factores “contribuyeron a la pérdida de empleos y de ingresos, sin regímenes de protección social adecuados para sostener a las personas en un momento tan difícil”.
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Informalidad
El informe de la OIT destaca que tras el inicio de la pandemia la crisis se manifestó de manera atípica y en vez de afectar más a las ocupaciones formales se reflejó en una pérdida mayor de empleos en informalidad que dejaron a millones de personas sin ingresos. De hecho, en algunos países, la tasa de informalidad incluso se redujo.
Sin embargo, desde entonces la situación se ha revertido. Los países con datos disponibles indican que entre 60 % y 80 % de los empleos recuperados hasta el tercer trimestre de 2021 habían sido en condiciones de informalidad. La tasa ya es de 49 %, similar a la que había antes de la pandemia, e indica que una de cada dos personas ocupadas están en la informalidad.
La especialista regional en economía laboral de la OIT, Roxana Maurizio, destacó que frente al escenario actual es imperativo “adoptar una agenda más amplia de políticas integrales y de gran alcance centrada en las personas y, en particular, en la creación de empleo formal”.
“Sin un conjunto de medidas coherentes para generar puestos de trabajo los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales y laborales por largo plazo en América Latina y el Caribe”, añadió Maurizio, quien coordinó el equipo de especialistas de OIT encargado de preparar este informe.
Mujeres, las más afectadas
En el caso de las mujeres, la tasa de desocupación se mantiene en 12,4 % desde 2020, en otras palabras, a nivel regional no hubo ninguna mejoría en 2021, lo cual aumenta el impacto de la crisis sobre la desigualdad de género en el trabajo.
En 2019 era de 9,7 %, a casi dos años del inicio de la pandemia el panorama para las mujeres sigue siendo más desfavorable que en el caso de los hombres. Luego de los impactos más intensos en 2020, la recuperación del empleo y participación ha sido más intensa entre las mujeres, pero eso no ha logrado compensar la mayor pérdida de empleo.
La tasa de participación laboral de las mujeres llegó a ser 3,6 % más baja que la registrada en 2019, mientras que en el caso de los hombres esta diferencia porcentual era de 1,4.
Entre el segundo trimestre de 2020 -dice el informe- y el tercer trimestre de 2021 se recuperaron alrededor de 25,5 millones de puestos de trabajo ocupados por hombres, una cifra similar a la pérdida de empleo masculino registrada entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2020. Sin embargo, de los 23,6 trabajos de mujeres perdidos se recuperaron alrededor de 19,3 millones en igual período. Es decir, aún falta recuperar algo más de 4 millones de puestos de trabajo ocupados por mujeres.
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“El impacto más intenso entre las mujeres en la región se asocia a la mayor presencia femenina en sectores económicos fuertemente afectados por la crisis como hotelería y restaurantes, y en otras actividades de servicios y del sector de hogares. Por otro, a la mayor incidencia de la informalidad entre las mujeres”, indica el informe.
El director regional agregó un elemento: el cierre de las escuelas por un tiempo prolongado generó sobrecarga de las labores de cuidado en las mujeres.
Jóvenes
Por otro lado, la OIT alerta que la tasa de desocupación juvenil sigue siendo preocupante en la región y se mantiene en niveles sin precedentes. Antes de la pandemia ya estaba en un preocupante 18 %, con esta crisis rápidamente superó el límite de 20 % y aún se encuentra en un nivel del 21,4 %.
“Las mayores dificultades históricas que experimentan los jóvenes en los mercados de trabajo de la región continúan. Ellos enfrentan una mayor intermitencia laboral explicada, en parte, por las intensas entradas y salidas de la fuerza de trabajo. La mayor inestabilidad ocupacional, a su vez, se asocia a su mayor prevalencia en actividades informales, precarias, de baja calificación”, dice el informe.
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Otros elementos
El Panorama Laboral también incluye datos sobre las diferencias urbano-rural en el empleo, ocupación por sectores de actividad y categoría ocupacional, evolución de los salarios mínimos y los ingresos medios.
“El crecimiento del empleo en 2021 fue particularmente significativo en sectores como construcción (16,7 %), comercio (9,1 %) y transporte (6,7 %), lo que contrasta con lo observado en 2020, en que estos sectores registraron fuertes contracciones”, dice el documento.
El informe cierra con el análisis del desafío que plantean en la región las transiciones digitales y la aceleración de tendencias provocadas por la pandemia, entre las que se incluyen la mayor presencia del teletrabajo y el evidente aumento de los servicios basados en plataformas digitales.
Si bien ha sido una herramienta, el nuevo escenario plantea desafíos para los hacedores de políticas, con el fin de aprovechar las oportunidades que ofrecen estas transformaciones y evitar las potenciales disrupciones en los mercados laborales.
El estudio alerta sobre la necesidad de adaptar el contenido y alcance de la formación profesional para mejorar el ajuste entre la oferta y demanda de calificaciones, es decir, estar mejor preparados para las habilidades requeridas en el futuro y reducir los impactos disruptivos de la tecnología.
También destaca la necesidad de políticas públicas que ayuden a remover los obstáculos que asegure que esta transición propicie la creación de más y mejores empleos.