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La pobreza, un fenómeno complejo que afecta de manera desigual a las poblaciones, varía ampliamente en su definición y medición según el país.
En Latinoamérica, México, Argentina, Colombia y Perú muestran similitudes y diferencias en sus indicadores, revelando brechas económicas y sociales que reflejan la persistente desigualdad en la región.
La pobreza monetaria, uno de los indicadores más usados, mide el porcentaje de la población que vive con ingresos insuficientes para cubrir necesidades básicas. Según un informe del grupo de investigación económica de BBVA:
- México tiene el mayor porcentaje, con 44 % de su población en pobreza monetaria en 2022.
- Argentina le sigue con 42 % en el tercer trimestre de 2023.
- Colombia registra 33 % en 2023.
- Mientras que Perú tiene la cifra más baja, con 29 % (también del año pasado).
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A nivel rural, los índices son más elevados en todos los países, afectando especialmente a niños y adolescentes (0-14 años), personas con bajos niveles de educación y trabajadores no asalariados o informales.
En Colombia, por ejemplo, cerca de 4 de cada 10 niños y adolescentes viven en pobreza monetaria. En comparación, aproximadamente 3 de cada 10 adultos en edad productiva (15-65 años) y 2 de cada 10 personas mayores de 66 años se encuentran en la misma situación.
La pobreza multidimensional: carencias más allá del dinero
A diferencia de la pobreza monetaria, el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) analiza privaciones en factores como salud, educación y vivienda. Este enfoque proporciona una visión integral del bienestar.
En promedio, el IPM en los cuatro países analizados es de 41 %:
- México lidera con una incidencia de 50,6 %.
- Perú tiene 41,1 %.
- Colombia alcanza 36,3 %.
- Argentina muestra el índice más bajo, con 34,4 %.
En Colombia, destacan las carencias en dependencia económica (32 %), rezago educativo (40 %) y acceso al agua potable (10 %, la más alta entre los países). Sin embargo, su carencia en cobertura de salud (11 %) es la más baja del grupo.
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En cuanto a la desigualdad y distribución del ingreso, en el promedio de los cuatro países, más de 60 % del ingreso se concentra en 30 % del más rico de la población.
En Colombia, por su parte, el panorama es especialmente desigual, ya que $7 de cada $10 del ingreso per cápita está en manos del 10 % más rico; cerca de $2 de $10 está en ingresos medios, y menos de $1 que queda es para los deciles más pobres.
¿Cómo van los indicadores sociales?
De acuerdo con el estudio, el análisis entre los cuatro países revela diferencias en la incidencia de la pobreza y las condiciones de vida:
- Nivel educativo: en Colombia, la incidencia de la pobreza entre personas con primaria o secundaria completa supera el 35 %, pero cae a 18,9 % para quienes tienen educación superior.
- Jefatura del hogar: en Colombia, la pobreza afecta más a hogares liderados por mujeres (37,7 %) que por hombres (29,5 %), a diferencia de México, Argentina y Perú, donde sucede lo contrario.
- Condiciones de vivienda: las brechas en acceso a servicios básicos, como agua potable y saneamiento, varían ampliamente, con Colombia liderando en hacinamiento y carencias de agua potable.
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¿Cuáles son las proyecciones?
Latinoamérica enfrenta un desafío estructural en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. En Colombia, medidas como la promoción de la educación superior y la formalización del empleo son esenciales para reducir las brechas sociales.
Sin embargo, lograr un cambio sostenible requiere esfuerzos integrales, donde el crecimiento económico se traduzca en bienestar compartido para todos.
En términos de pobreza monetaria, los datos de 2023 muestran un incremento en todos los países, excepto México. Las proyecciones para 2024 indican una ligera reducción, salvo en Argentina, donde se prevé un aumento debido a la inestabilidad económica.
Por su parte, el IPM destaca áreas clave de intervención, como mejorar la cobertura de salud, reducir el rezago educativo y promover políticas que impulsen el empleo formal.
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