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El conde Drácula es representado en la cultura popular como un ser de afilados colmillos que se alimenta de sangre humana y no soporta la luz del sol. El personaje se hizo mundialmente famoso gracias a la novela gótica “Drácula”, de Bram Stoker, y desde 1897 ha inspirado un sinnúmero de obras literarias y formatos audiovisuales que lo han consolidado como ícono del terror y, por ende, de la época de Halloween.
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En Colombia, sin embargo, el conde es también la imagen de uno de los productos nacionales más reconocidos por los consumidores jóvenes: la paleta Drácula. Este mes se celebran 30 años de su creación.
En 1989, Crem Helado sacó a la venta una paleta pensada para circular exclusivamente durante el mes de octubre. La marca, que pertenece a la empresa Meals de Colombia, realizó un estudio de mercado en el que concluyó que el conde Drácula era el personaje con el que más se identificaban los colombianos en el día de las brujas.
Fue así como el vampiro rumano de Stoker, antiguo caballero de la Orden del Dragón y empalador de turcos, se convirtió en el eje central detrás del sabor y la imagen del nuevo producto. “La inspiración en el personaje se reflejaba en el empaque, en la sorpresa y también en la paleta, pues la salsa representa la sangre que el conde necesita para sobrevivir”, cuenta Mario Alberto Niño, presidente del negocio de helados de Meals de Colombia.
El helado original tenía crema de vainilla con salsa de fresa e incluía los famosos colmillos de plástico de los vampiros. Su empaque llevaba el rostro de un conde Drácula de tez verde y cejas prominentes, figura que en futuras ediciones se haría cada vez más pequeña.
Niño recuerda que la paleta se lanzó el mismo año en que llegó a trabajar a Meals de Colombia, hoy una empresa de más de 60 años que hace parte del grupo Nutresa. Pese a que 1989 fue uno de los años más convulsionados para el país, el directivo recuerda que la paleta tuvo una buena acogida desde el inicio. “Se pensó como un producto de temporada, pero es común que todavía en enero los consumidores la sigan pidiendo”, afirma.
Con los años, la receta cambió. Pasó de tener crema de vainilla a fresa, con una salsa del mismo sabor y cobertura de chocolate, mezcla que se convirtió en su distintivo hasta el día de hoy.
En sintonía con el Halloween, los helados pronto circularon con otros accesorios como uñas, ojos y antifaces pensados para complementar los disfraces de los niños. Tiempo después, la paleta incluiría juguetes pegajosos, ataúdes, figuras y tarjetas coleccionables de monstruos, como momias, fantasmas y hombres lobo.
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Tal como lo hizo el Drácula victoriano, el de Crem Helado jugó con la idea de que los vampiros usan capa, duermen en ataúdes y carecen de reflejo cuando se miran al espejo. Esta imagen se recreó en los comerciales de la paleta, con un conde asustadizo que siempre era sorprendido por los niños a su alrededor.
Esta vez, con motivo de los 30 años, la marca retomó la imagen “retro” que tuvo en sus inicios y llevó a la pantalla al Drácula de tez verde. En su edición especial, la paleta incluyó 12 monstruos de plástico, entre esos al famoso conde. “Es un homenaje a un producto icónico de los colombianos. Queríamos reconectar a los consumidores mayores con la paleta con la que crecieron”, afirma Niño.
Según Crem Helado, la versión de 2019 estableció un nuevo récord de ventas, con un crecimiento de 40 % sobre el récord anterior. A pesar del éxito del producto, la marca asegura que no está en sus planes comercializarlo en otra época del año.
“Drácula marcó la infancia de diferentes generaciones gracias a su concepto, al sabor de la paleta y a los elementos promocionales. Aunque lleva 30 años en el mercado, logra mantenerse vigente, pues siempre trae cosas nuevas para los consumidores y respeta los valores que construyó a través del tiempo”, concluye Niño.