Economía de EE. UU. crece menos de lo esperado: 2 % en el primer trimestre
El Departamento de Comercio de ese país achacó la ralentización del PIB a la caída del consumo y las exportaciones, entre otros factores.
Agencia EFE.
El ritmo de crecimiento de la economía de EE.UU. se moderó en el primer trimestre de 2018, hasta un ritmo anual del 2 %, con una ralentización del gasto de los consumidores nivelada por la sólida inversión de las compañías estadounidenses.
La cifra además sorprendió a los analistas, que calculaban una tasa de crecimiento del 2,3 % anual, ligeramente superior al cálculo de mayo.
El Departamento de Comercio publicó así el último de sus tres cálculos sobre la evolución del producto interior bruto (PIB) entre enero y marzo en Estados Unidos. En el último trimestre de 2017, la proyección anual de la tasa de crecimiento fue del 2,9 %.
El Departamento de Comercio achacó la ralentización del PIB a la caída del consumo, las exportaciones, los gastos a nivel estatal y local, y el gasto del gobierno federal, además del descenso registrado en la inversión fija residencial.
De hecho, el gasto de los consumidores, que en EE.UU. representa casi dos tercios de la actividad económica, fue revisado a la baja de un 1 % a un 0,9 %, tras el alza del 4,4 % en el trimestre precedente.
Este fue el ritmo más lento del gasto de consumidores desde el segundo trimestre de 2013 y reflejó las revisiones a la baja del gasto en salud por parte de las organizaciones sin fines de lucro y los desembolsos en servicios financieros y de seguros, de acuerdo al informe.
La inversión empresarial registró, no obstante, un repunte, con un incremento en la compra de bienes de equipo del 5,8 % en lugar del 5,5 % calculado previamente, lo que refleja un optimismo de las empresas en el futuro económico.
El tercer cálculo trimestral se queda lejos, no obstante, de la promesa del presidente estadounidense, Donald Trump, de llevar el crecimiento económico a una tasa anual del 3 %, impulsado por un enorme plan de estímulo fiscal que incluye notables recortes de impuestos para las empresas y, en menor medida, los trabajadores.
Hasta ahora, esta medida ansiada por Trump no está teniendo los resultados esperados en el indicador macroeconómico más importante de EE.UU.
Pese a esta ralentización, la economía estadounidense continúa mostrando buena salud, con una tasa de desempleo que cerró mayo en el 3,8 %, en niveles considerados de pleno empleo y no vistos desde el año 2000.
Como consecuencia, la Reserva Federal (Fed) se ha afianzado en su compromiso de llevar a cabo un gradual ajuste monetario.
Hace dos semanas, el Banco Central estadounidense elevó los tipos de interés al rango actual de entre el 1,75 % y el 2 %, lo que fue la segunda alza del precio del dinero en lo que va de 2018, y se espera que lleven a cabo al menos otros dos aumentos.
Por otro lado, la Fed mejoró las previsiones de crecimiento económico de EE.UU. al 2,8 % para este año, frente al 2,7 % calculado en marzo, y la de inflación al 2,1 %, por encima del 1,9 % de tres meses atrás.
En su asamblea de primavera, celebrada en abril en Washington, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó las previsiones de crecimiento para la economía estadounidense hasta el 2,9 % para este año, un dato que está aún lejos de cumplirse.
La inquietud se encuentra ahora en las relaciones comerciales de EE.UU. con diferentes regiones del mundo, como China, país con el que ha intercambiado diversas medidas arancelarias desde que Trump optara por una política proteccionista agresiva en marzo.
El Ejecutivo estadounidense también ha creado fricciones con socios comerciales de larga data como México, Canadá y la Unión Europea (UE), a quién levantó la exención de los polémicos aranceles al acero y al aluminio a principios de este mes.
Las cifras del saldo comercial, por ahora, no han mostrado aún señales de verse afectadas y el déficit comercial de bienes y servicios descendió un 2,1 % en abril y quedó en un saldo total de 46.200 millones de dólares, la cifra más baja en siete meses.
La reacción de Wall Street a los datos de la economía de EE.UU. fue mixta y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, cedía un 0,12 % minutos después del comienzo de la sesión, mientras que el selectivo S&P 500 avanzaba un 0,05 % y el índice compuesto del mercado Nasdaq recortaba un 0,11 %.
El ritmo de crecimiento de la economía de EE.UU. se moderó en el primer trimestre de 2018, hasta un ritmo anual del 2 %, con una ralentización del gasto de los consumidores nivelada por la sólida inversión de las compañías estadounidenses.
La cifra además sorprendió a los analistas, que calculaban una tasa de crecimiento del 2,3 % anual, ligeramente superior al cálculo de mayo.
El Departamento de Comercio publicó así el último de sus tres cálculos sobre la evolución del producto interior bruto (PIB) entre enero y marzo en Estados Unidos. En el último trimestre de 2017, la proyección anual de la tasa de crecimiento fue del 2,9 %.
El Departamento de Comercio achacó la ralentización del PIB a la caída del consumo, las exportaciones, los gastos a nivel estatal y local, y el gasto del gobierno federal, además del descenso registrado en la inversión fija residencial.
De hecho, el gasto de los consumidores, que en EE.UU. representa casi dos tercios de la actividad económica, fue revisado a la baja de un 1 % a un 0,9 %, tras el alza del 4,4 % en el trimestre precedente.
Este fue el ritmo más lento del gasto de consumidores desde el segundo trimestre de 2013 y reflejó las revisiones a la baja del gasto en salud por parte de las organizaciones sin fines de lucro y los desembolsos en servicios financieros y de seguros, de acuerdo al informe.
La inversión empresarial registró, no obstante, un repunte, con un incremento en la compra de bienes de equipo del 5,8 % en lugar del 5,5 % calculado previamente, lo que refleja un optimismo de las empresas en el futuro económico.
El tercer cálculo trimestral se queda lejos, no obstante, de la promesa del presidente estadounidense, Donald Trump, de llevar el crecimiento económico a una tasa anual del 3 %, impulsado por un enorme plan de estímulo fiscal que incluye notables recortes de impuestos para las empresas y, en menor medida, los trabajadores.
Hasta ahora, esta medida ansiada por Trump no está teniendo los resultados esperados en el indicador macroeconómico más importante de EE.UU.
Pese a esta ralentización, la economía estadounidense continúa mostrando buena salud, con una tasa de desempleo que cerró mayo en el 3,8 %, en niveles considerados de pleno empleo y no vistos desde el año 2000.
Como consecuencia, la Reserva Federal (Fed) se ha afianzado en su compromiso de llevar a cabo un gradual ajuste monetario.
Hace dos semanas, el Banco Central estadounidense elevó los tipos de interés al rango actual de entre el 1,75 % y el 2 %, lo que fue la segunda alza del precio del dinero en lo que va de 2018, y se espera que lleven a cabo al menos otros dos aumentos.
Por otro lado, la Fed mejoró las previsiones de crecimiento económico de EE.UU. al 2,8 % para este año, frente al 2,7 % calculado en marzo, y la de inflación al 2,1 %, por encima del 1,9 % de tres meses atrás.
En su asamblea de primavera, celebrada en abril en Washington, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó las previsiones de crecimiento para la economía estadounidense hasta el 2,9 % para este año, un dato que está aún lejos de cumplirse.
La inquietud se encuentra ahora en las relaciones comerciales de EE.UU. con diferentes regiones del mundo, como China, país con el que ha intercambiado diversas medidas arancelarias desde que Trump optara por una política proteccionista agresiva en marzo.
El Ejecutivo estadounidense también ha creado fricciones con socios comerciales de larga data como México, Canadá y la Unión Europea (UE), a quién levantó la exención de los polémicos aranceles al acero y al aluminio a principios de este mes.
Las cifras del saldo comercial, por ahora, no han mostrado aún señales de verse afectadas y el déficit comercial de bienes y servicios descendió un 2,1 % en abril y quedó en un saldo total de 46.200 millones de dólares, la cifra más baja en siete meses.
La reacción de Wall Street a los datos de la economía de EE.UU. fue mixta y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, cedía un 0,12 % minutos después del comienzo de la sesión, mientras que el selectivo S&P 500 avanzaba un 0,05 % y el índice compuesto del mercado Nasdaq recortaba un 0,11 %.