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¿Cómo puede ser usada la tecnología para mejorar la salud financiera de las personas? Esta pregunta será el eje central del Edufin Summit 2019, cumbre mundial de educación financiera del BBVA que se realizará el 11 y 12 de julio en Madrid, España. La digitalización y transformación digital de los productos financieros, así como las dificultades que esto representa, serán abordados por cerca de 250 expertos internacionales.
El Espectador habló con Flore-Anne Messey, jefe de la división de Asuntos Financieros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sobre las dificultades que implica el reto de la educación financiera en escenarios desiguales como Colombia. En su criterio, el país debe explorar varios escenarios en el marco de una política nacional al respecto.
En 2017, usted lamentó que la educación financiera no fuera una asignatura obligatoria en los colegios desde los primeros años del ciclo escolar. ¿Por qué?
La OCDE recomienda iniciar la educación financiera lo antes posible, para apoyar el tipo de cambio de comportamiento a largo plazo que se busca a través de las políticas de educación financiera. Si se implementa correctamente, es decir, siguiendo la capacitación de los docentes y con la participación de la comunidad educativa, y con el uso de materiales pedagógicos atractivos y cuidadosamente diseñados, la introducción de la educación financiera en las escuelas es el método más rentable para llegar a toda una generación.
¿Hay un déficit en la formación financiera a nivel global?
El número de estrategias nacionales sobre educación financiera está creciendo en todo el mundo, es una tendencia constante: actualmente más de 40 países están implementando sus estrategias nacionales, y alrededor de 25 más está en el proceso de diseñar una. Todavía debemos asegurarnos de que estas estrategias lleguen a los sectores más vulnerables de la población y a aquellos que más necesitan educación financiera. Tendremos que seguir reuniendo pruebas e investigando qué funciona.
En un país de desigualdades como Colombia, ¿cómo tener mejor educación financiera?
En Colombia, donde estamos en presencia de un crecimiento económico y fuertes desigualdades, las políticas de educación financiera pueden apoyar un crecimiento más inclusivo al enfocarse en segmentos como los jóvenes, los micro y pequeños empresarios y aquellos que viven fuera del sistema financiero formal. La ayuda puede venir de la digitalización. El uso de las nuevas tecnologías es una gran herramienta para brindar educación financiera de manera más efectiva y para hacerla más atractiva para aquellos con bajos niveles de alfabetización, como lo demuestra el trabajo de las ONG en Colombia que trabajan con los sectores más pobres de la sociedad.
¿Cómo hacer mecanismos financieros que se adapten a la población rural?
El requisito previo es una buena comprensión de los niveles de educación y de inclusión financiera de las personas que viven en áreas rurales, una evaluación de los productos financieros que necesitan y de la oferta actual disponible para ellos. Colombia, en el marco de su estrategia nacional sobre educación financiera, debe recopilar datos y evidencia, y diseñar una respuesta específica adaptada a las necesidades de las áreas rurales, involucrando a varias autoridades públicas, así como a los sectores privados y sin ánimo de lucro. A través de campañas de comunicación y talleres para audiencias específicas, así como a través del uso de herramientas digitales, la educación financiera puede ser más atractiva y efectiva para las poblaciones rurales.
¿Cómo hacer que los productos financieros tengan mayor acogida en una sociedad que no está completamente bancarizada?
Es importante comprender las razones que obstaculizan una inclusión financiera efectiva, qué factores desempeñan un papel, entre la informalidad económica por ejemplo, los bajos niveles de alfabetización general, financiera o digital, y la configuración de la red de sucursales de proveedores de servicios financieros. Una vez que se ha realizado esta evaluación, las partes interesadas deben actuar juntas para educar a los no bancarizados sobre los beneficios (y riesgos) de los productos financieros, su uso apropiado y, si es necesario, también diseñar nuevos productos o modelos de distribución (en particular mediante la digitalización) que puedan satisfacer mejor las necesidades de los excluidos financieramente.
*El Espectador está presente en el Edufin Summit 2019 por invitación del BBVA.