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Estados Unidos ha incluido este viernes el sistema de pago ruso Mir dentro de una salva de sanciones contra más de 500 personas y organizaciones.
Esta es la mayor ola de sanciones desde que comenzó la guerra en Ucrania, hace ya dos años.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro explicó que con las sanciones se busca apuntar a la infraestructura financiera central de Rusia y que para ello se sanciona el operador del Sistema Nacional de Pago Mir, así como a bancos, empresas de inversión y empresas de tecnología financiera rusas.
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“Para negar a Rusia los recursos necesarios para apoyar su brutal guerra contra Ucrania, el Tesoro designa objetivos que incluyen un importante engranaje de la infraestructura financiera”, informó el Departamento, que también apuntó a más de dos decenas de evasores de sanciones en otros países.
El presidente Joe Biden aseguró a través de un comunicado, refiriéndose a la ola de sanciones, que “si Putin no paga el precio de la muerte y destrucción que provoca, continuará”.
Entre los sancionados está, por tanto, la Sociedad Anónima del Sistema Nacional de Tarjetas de Pago (NSPK), que es el operador estatal del Sistema Nacional de Pago Mir de Rusia, entidad propiedad del Banco Central de Rusia que “desempeña un papel clave a la hora de facilitar las transacciones financieras tanto internas como externas de Rusia”.
Las sanciones incluyen a más de dos docenas de evasores de sanciones a terceros países en Europa, Asia y Oriente Medio, procedentes de países como China, Serbia, Alemania o Liechtenstein.
"Estas empresas tienen la opción de hacer negocios con el complejo de industria militar de Rusia o con países que representan más del 50 % de la economía mundial", indicó hoy desde Nueva York en un discurso preparado el subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo.
La OFAC, advirtió, seguirá imponiendo sanciones a personas, "dondequiera que se encuentren, que permitan a Rusia volver a conectarse a los mercados financieros globales utilizando canales ilícitos".
Además de financieras, hay empresas de otros sectores que van desde la logística, la tecnología, la defensa o incluso la exportación de diamantes.
Entre ellas compañías que facilitan, organizan, participan y apoyan de otro modo la transferencia de tecnología y equipos críticos a la base militar-industrial de Rusia.
"Las acciones del Tesoro, junto con las de sus socios en todo el mundo, están restringiendo la capacidad de Rusia de generar los ingresos que necesita para financiar su guerra y perturbando los esfuerzos del Kremlin por construir una economía en tiempos de guerra", apunta el comunicado.
Asimismo, el Departamento de Estado también está tomando medidas para imponer restricciones de visa a las supuestas autoridades instaladas por Rusia involucradas en el traslado, la deportación y el confinamiento de niños de Ucrania.
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En los últimos dos años, los Departamentos del Tesoro y de Estado han designado a más de 4.000 entidades e individuos de conformidad con las autoridades de sanciones relacionadas con Rusia.
Las sanciones de Washington llegarán después de que la Unión Europea (UE) esta semana llegara a un acuerdo político para imponer una nueva ronda de sanciones contra Rusia, la decimotercera desde que invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, que será aprobada formalmente en el segundo aniversario de ese conflicto.
La infraestructura financiera
Vale recordar que estas sanciones llegan después de que, en los albores de la guerra, Europa y Estados Unidos acordaran desconectar a Rusia del sistema Swift, lo que en ese momento se vio como una carga de profundidad en contra del sistema financiero ruso.
Swift es el acrónimo para la Society for World Interbank Financial Telecommunication: una cooperativa de sociedades financieras, fundamentalmente bancos, a los que presta servicio y que dirige desde el 1 de julio de 2019 el español Javier Pérez-Tasso. El sistema es la base del andamiaje financiero global y es usado por unos 11.000 bancos en 200 países o territorios para poder hacer transferencias globales.
El principal motivo por el que Swift suele ser conocido es por ser un código internacional que presta a sus socios un servicio de mensajería cifrada que posibilita las transferencias internacionales de fondos. Esta institución determina los códigos bancarios, conocidos como BIC, que son necesarios para realizar o recibir una transferencia internacional.
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En esencia, lo que esta decisión implica es que las operaciones de la banca rusa (o de porción de ella) se vería seriamente complicada porque no podría hacer ni cobros ni pagos internacionales con el resto de entidades que utilizan este sistema, que es una suerte de estándar internacional en esta materia.
Según cálculos de Alexei Kudrin, exministro de Finanzas ruso, la exclusión de Swift podría restarle 5 % al PIB de Rusia. Los cálculos son de 2014, cuando Rusia se anexó Crimea (península que también era de Ucrania). La cifra es muy diferente actualmente, pues el Gobierno ruso ha gastado años tratando de blindar su sistema financiero y economía para resistir mejor sanciones internacionales por cuenta de sus acciones militares contra otros territorios.
Parte de ese blindaje incluyó la creación del Sistema Nacional de Pago Mir, que ahora también ha sido sancionado.
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