El 94 % de los beneficiarios de Mi Casa Ya residen en la vivienda adquirida
Un estudio acerca de los impactos sociales y económicos de este programa muestra que los beneficiarios mejoran sus condiciones de vida, a la vez que recomienda hacer énfasis en un enfoque de género para cerrar la brecha entre hombres y mujeres.
Camacol (Cámara Colombiana de la Construcción) y el DNP (Departamento Nacional de Planeación) presentaron este martes los resultados del impacto social y económico del programa Mi Casa Ya (MCY).
Esta iniciativa inició en 2015 y busca facilitar la adquisición de una vivienda nueva en zona urbana de cualquier municipio del país a través de un subsidio familiar de vivienda y/o cobertura a la tasa de interés. Está dirigido a hogares con ingresos totales menores a $4.000.000 (4 SMMLV).
Estudio fue realizado por el Centro Nacional de Consultoría y la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. Los principales hallazgos de este fue que el aprovechamiento del programa MCY está en el 93 % y eso se explica porque son las mismas personas las que deciden la vivienda en la que quieren residir.
Además, MCY mejora el acceso a los servicios como alcantarillado, recolección de basurase internet, además de que las personas tienen más espacio en sus hogares y menor hacinamiento. Y los beneficiarios del programa reportan tener una mejor satisfacción con su vivienda y barrio que los no beneficiarios.
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Respecto a los hogares no beneficiados, el 90 % de estos no han recibido otro beneficio de vivienda y por eso continúan pagando arriendo.
Dentro de los hallazgos se menciona que los beneficiarios de Mi Casa Ya tienen una menor probabilidad de estar en déficit cuantitativo (-45,90%), menor cohabitación (-56,70%) y menor hacinamiento no mitigable (-37,08 %). Asimismo, con el programa los propietarios tienen 73,74% más de probabilidad de estar fuera la pobreza y la vulnerabilidad.
Sandra Forero, presidenta Ejecutiva de Camacol, resaltó la importancia de que cada vez se construyan más Viviendas de Interés Social (VIS) fuera de ciudades capitales, actualmente estas son el 22 % en áreas metropolitanas y el 17 % en otros lugares.
Por su parte, López reveló que el 51 % de los beneficiarios de MCY entre 2017 y febrero de 2021 se encontraban en 10 municipios, ubicados principalmente en: Valle del Cauca, el Eje Cafetero, la Sabana de Bogotá y las Áreas Metropolitanas del Valle de Aburrá y Barranquilla. Aunque el programa ha hecho presencia en 28 % del territorio nacional (309 municipios).
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“Los beneficiarios del programa están accediendo más a empleos formales. Este parece ser un efecto progresivo en el tiempo porque en el primer año después del desembolso del crédito este es del 21,6 %, mientras que en el segundo es del 46,98 %. Están ganando más que los beneficiarios que no tienen un trabajo formal”, añade María del Pilar López, profesora de la Universidad de Los Andes.
El estudio evidenció que los impactos de MCY son similar en temas de género. Aunque son las mujeres quienes más acceder a bienes que le puede generar tiempo libre de sus labores de cuidado (como lavadoras, motos y demás) y las que tienen más posibilidades de acceder a un trabajo y salario formal, lo que les genera estabilidad a largo plazo.
Pese a esto, una de las recomendaciones es incluir el enfoque de género porque son las mujeres las que más solicitudes presentan para ser parte del programa y a quienes más rechazan. Por eso se debe “determinar con las instituciones financieras las razones relacionadas con las brechas de género e implementar las medidas correctivas para que le mejoren el perfil de riesgo a las mujeres”, afirma el estudio.
Puede leer: Mi Casa Ya 2022: así puede aplicar al subsidio de vivienda para este año.
“Los impactos van más allá del acceso a la vivienda, tienen impactos en las condiciones de vida de los hogares y factores adicionales. Es importante ponerle el enfoque de género a esto. Pese a los buenos impactos que tiene, se puede mejorar”, puntualiza López.
De aspectos por mejorar, el estudio recomendó también que haya mayor información del programa para analizarla y tomar decisiones con base en ella, puesto que actualmente los datos están incompletos.
Otra de las recomendaciones fue relacionada con la mejora y sostenibilidad de los impactos en las condiciones socioeconómicas de los hogares beneficiarios del programa. Esta consiste en establecer sistemas de monitoreo para ellos y que así se corrijan las posibles dificultades que enfrenten.
“Los hallazgos son una evidencia contundente sobre las potencialidades del programa Mi Casa Ya y en consecuencia se recomienda su continuidad. Bajo este marco, se debe garantizar la continuidad del programa en el largo plazo, lo que redundará en el fortalecimiento de capacidades socioeconómicas de los hogares beneficiarios y a la mayor equidad y movilidad social”, finaliza el estudio.
También lea: El Índice de Costos de Construcción de Vivienda creció 6,87 % en 2021.
A su turno, el viceministro de Vivienda, Carlos Ruiz, dice que se debe atender buena parte de las recomendaciones porque “es uno de los principales propósitos de esta evaluación”. Él también resalta la importancia de que MCY continúe el próximo gobierno así como siguió durante el actual.
“Con MCY entre todos podemos llegar a superar el déficit de vivienda de Colombia en los próximos 4 años. Hay que mantenerlo, ajustar lo que toque ajustar y con este programa superaremos el déficit”, señala Forero.
Para Hernando José, presidente de Asobancaria, el éxito de la iniciativa es la historia de aprendizaje que se basa en la coordinación entre el sector público, privado y el sector financiero.
Finalmente, Alejandra Botero, directora del DNP, destaca que “el sector vivienda cuenta con evidencia sobre sus políticas públicas. Cerca de 15 evaluaciones en 10 años ratifican el compromiso por garantizar la efectividad de las decisiones del sector”. Y agrega que entre 2018 y 2021 el Gobierno Nacional asignó recursos de 4,9 billones de pesos a programas de vivienda, el 57 % fue para MCY que tuvo 153.187 beneficiarios.
Camacol (Cámara Colombiana de la Construcción) y el DNP (Departamento Nacional de Planeación) presentaron este martes los resultados del impacto social y económico del programa Mi Casa Ya (MCY).
Esta iniciativa inició en 2015 y busca facilitar la adquisición de una vivienda nueva en zona urbana de cualquier municipio del país a través de un subsidio familiar de vivienda y/o cobertura a la tasa de interés. Está dirigido a hogares con ingresos totales menores a $4.000.000 (4 SMMLV).
Estudio fue realizado por el Centro Nacional de Consultoría y la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. Los principales hallazgos de este fue que el aprovechamiento del programa MCY está en el 93 % y eso se explica porque son las mismas personas las que deciden la vivienda en la que quieren residir.
Además, MCY mejora el acceso a los servicios como alcantarillado, recolección de basurase internet, además de que las personas tienen más espacio en sus hogares y menor hacinamiento. Y los beneficiarios del programa reportan tener una mejor satisfacción con su vivienda y barrio que los no beneficiarios.
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Respecto a los hogares no beneficiados, el 90 % de estos no han recibido otro beneficio de vivienda y por eso continúan pagando arriendo.
Dentro de los hallazgos se menciona que los beneficiarios de Mi Casa Ya tienen una menor probabilidad de estar en déficit cuantitativo (-45,90%), menor cohabitación (-56,70%) y menor hacinamiento no mitigable (-37,08 %). Asimismo, con el programa los propietarios tienen 73,74% más de probabilidad de estar fuera la pobreza y la vulnerabilidad.
Sandra Forero, presidenta Ejecutiva de Camacol, resaltó la importancia de que cada vez se construyan más Viviendas de Interés Social (VIS) fuera de ciudades capitales, actualmente estas son el 22 % en áreas metropolitanas y el 17 % en otros lugares.
Por su parte, López reveló que el 51 % de los beneficiarios de MCY entre 2017 y febrero de 2021 se encontraban en 10 municipios, ubicados principalmente en: Valle del Cauca, el Eje Cafetero, la Sabana de Bogotá y las Áreas Metropolitanas del Valle de Aburrá y Barranquilla. Aunque el programa ha hecho presencia en 28 % del territorio nacional (309 municipios).
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“Los beneficiarios del programa están accediendo más a empleos formales. Este parece ser un efecto progresivo en el tiempo porque en el primer año después del desembolso del crédito este es del 21,6 %, mientras que en el segundo es del 46,98 %. Están ganando más que los beneficiarios que no tienen un trabajo formal”, añade María del Pilar López, profesora de la Universidad de Los Andes.
El estudio evidenció que los impactos de MCY son similar en temas de género. Aunque son las mujeres quienes más acceder a bienes que le puede generar tiempo libre de sus labores de cuidado (como lavadoras, motos y demás) y las que tienen más posibilidades de acceder a un trabajo y salario formal, lo que les genera estabilidad a largo plazo.
Pese a esto, una de las recomendaciones es incluir el enfoque de género porque son las mujeres las que más solicitudes presentan para ser parte del programa y a quienes más rechazan. Por eso se debe “determinar con las instituciones financieras las razones relacionadas con las brechas de género e implementar las medidas correctivas para que le mejoren el perfil de riesgo a las mujeres”, afirma el estudio.
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“Los impactos van más allá del acceso a la vivienda, tienen impactos en las condiciones de vida de los hogares y factores adicionales. Es importante ponerle el enfoque de género a esto. Pese a los buenos impactos que tiene, se puede mejorar”, puntualiza López.
De aspectos por mejorar, el estudio recomendó también que haya mayor información del programa para analizarla y tomar decisiones con base en ella, puesto que actualmente los datos están incompletos.
Otra de las recomendaciones fue relacionada con la mejora y sostenibilidad de los impactos en las condiciones socioeconómicas de los hogares beneficiarios del programa. Esta consiste en establecer sistemas de monitoreo para ellos y que así se corrijan las posibles dificultades que enfrenten.
“Los hallazgos son una evidencia contundente sobre las potencialidades del programa Mi Casa Ya y en consecuencia se recomienda su continuidad. Bajo este marco, se debe garantizar la continuidad del programa en el largo plazo, lo que redundará en el fortalecimiento de capacidades socioeconómicas de los hogares beneficiarios y a la mayor equidad y movilidad social”, finaliza el estudio.
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A su turno, el viceministro de Vivienda, Carlos Ruiz, dice que se debe atender buena parte de las recomendaciones porque “es uno de los principales propósitos de esta evaluación”. Él también resalta la importancia de que MCY continúe el próximo gobierno así como siguió durante el actual.
“Con MCY entre todos podemos llegar a superar el déficit de vivienda de Colombia en los próximos 4 años. Hay que mantenerlo, ajustar lo que toque ajustar y con este programa superaremos el déficit”, señala Forero.
Para Hernando José, presidente de Asobancaria, el éxito de la iniciativa es la historia de aprendizaje que se basa en la coordinación entre el sector público, privado y el sector financiero.
Finalmente, Alejandra Botero, directora del DNP, destaca que “el sector vivienda cuenta con evidencia sobre sus políticas públicas. Cerca de 15 evaluaciones en 10 años ratifican el compromiso por garantizar la efectividad de las decisiones del sector”. Y agrega que entre 2018 y 2021 el Gobierno Nacional asignó recursos de 4,9 billones de pesos a programas de vivienda, el 57 % fue para MCY que tuvo 153.187 beneficiarios.