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La carestía en la canasta básica familiar ha sido uno de los flagelos más latentes en los últimos meses. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en febrero la variación anual de la inflación fue del 13,28 % (una cifra tan alta no se veía desde el año 1999).
Las divisiones de gasto que más están registrando incrementos son alimentos y bebidas no alcohólicas con un incremento anual del 24,14 %, seguida de restaurantes y hoteles (18,77 %) y artículos para el hogar (16,88 %).
Hay que recordar que el Banco de la República ha subido las tasas de interés como mecanismo para poner freno a la inflación. En teoría, al desestimular el gasto (haciendo que sea más caro endeudarse), la demanda de productos y servicios tenderá a reducirse, lo que facilitará el ajuste de los precios.
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Aunque el país completa varios meses sin que esta estrategia, u otras implementadas, surtan frutos (pues la inflación no ha tocado techo), el Banco de la República considera que sí se está logrando una desaceleración, de allí que en su más reciente reunión la junta directiva haya concluido que, por fin, se avecinan tiempos de buenas noticias en materia inflacionaria para el país.
Lo que se espera es que Colombia esté próxima a registrar una cifra que demuestre que la inflación ha tocado techo. Luego de esto comenzaría una contracción paulatina que llevaría a la nación a alcanzar la meta inflacionaria (de 3 %) para el año 2024.
Según el Banco de la República, son diversas las variables que permiten concluir esto. La primera es que el más reciente dato de inflación registró una variación de tres puntos básicos, lo que se traduce en una desaceleración (creció, pero a un menor ritmo).
“Esta desaceleración de precios se explica, en parte, por la moderación de la inflación anual de alimentos, la cual se ubicó en febrero en 24,1%, sensiblemente por debajo del dato de diciembre (27,8%). Al mismo tiempo, las presiones de costos estarían cediendo: los precios internacionales de alimentos y otros bienes importados vienen cayendo, lo que se ha reflejado en descensos progresivos de la inflación de precios al productor, cuyo aumento anual bajó de 19,2% en diciembre a 15,1% en febrero. Estas señales favorables sugieren que la tasa de inflación se aproxima a su techo, a partir del cual iniciaría el descenso previsto para 2023″, detalló el Banco de la República.
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La junta directiva también refuerza sus previsiones con los resultados que arrojó la encuesta mensual de analistas, en la que se muestra que la expectativa de inflación a 12 meses pasó de 7,7 % a 7,2 %. Algo parecido pasó con los resultados de expectativa a 24 meses, pues pasó de 4,5 % a 4 %.
A esto se suman las cifras que mostró el Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE), la cual fue 5,8 % más alta en enero.
“A pesar de esta mejora en el pronóstico, la actividad económica sigue mostrando una desaceleración importante frente a su dinamismo de 2022, como se deduce de la caída de importaciones, las menores iniciaciones de vivienda, la reducción de las ventas de vehículos, el debilitamiento de la producción real manufacturera, y la reducción del crecimiento de la cartera crediticia, entre otros”, detalla el Banco de la República.
Frente a todos estos indicadores, también hay que tener en cuenta la presión inflacionaria que ejerce el entorno internacional, especialmente el conflicto en Ucrania y los problemas macroeconómicos por los que atraviesa la economía estadounidense (que se han reflejado en el alza del dólar y el despido masivo en empresas inmersas en el sector de la tecnología).
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Aunque la junta directiva reconoce que esto aumenta la incertidumbre sobre la evolución de la economía mundial, considera que sus efectos sobre la economía nacional son limitados, pues Colombia tiene “un sistema bancario bien regulado y supervisado que cumple holgadamente con los estándares del Comité de Basilea”.
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