El “blockchain”: ¿la separación del Estado y la moneda?
Independientemente del nivel de cotización que las criptomonedas alcancen este año, tienen el potencial de cambiar la forma de relacionarnos en un mundo en el que la tecnología derriba fronteras.
Juan Pablo Gómez*
Durante 2017 vimos cómo la capitalización de todas las criptomonedas pasó de US$17,7 billones a US$607,7 billones, lo que representó una valorización del 3.333 %. Esto ha llevado a la mayoría de personas a interesarse en el tema: ahora es común dentro de las conversaciones sociales oír hablar de minería de monedas, del valor del bitcoin, de si es una pirámide o una burbuja, y un sinnúmero de temas relacionados.
Pronosticar a cuánto estará el bitcoin o cualquier otra criptomoneda a finales de este año no es fácil, ni lo voy a hacer, pues su comportamiento es altamente volátil. Según Noah Jessop, en un artículo en Forbes, en los próximos cinco años el precio del bitcoin alcanzará los US$100.000 y en 2018 podría llegar a US$400.000. Lo que sí creo que va a pasar es que el blockchain va a cambiar la forma de relacionarnos en un mundo en donde la tecnología ha derribado fronteras.
Lea también: "Una revolución efectiva"
En 1520, Martín Lutero fue excomulgado por la Iglesia católica debido a sus críticas a la venta de indulgencias. La revolución que causó es muy similar a lo que está sucediendo hoy con el blockchain. Por una parte, la fuerza de sus argumentos se viralizaron desde la base de la sociedad en contra de la poderosa Iglesia, utilizando los nuevos medios de la época, que eran los panfletos. Por otra parte, le permitió a un gran número de personas entender que podían establecer una relación directa con Dios sin utilizar intermediarios, lo que derivó en el Renacimiento, que introdujo ideas más liberales en todas las sociedades occidentales y con ello el libre mercado y el capitalismo.
El blockchain hoy está cuestionando el rol del Estado-nación como ente regulador de las sociedades, dándoles herramientas a los individuos para interactuar sin la necesidad de pasar por puntos centralizados de confianza.
Uno de los mayores aportes de la tecnología en la historia es evidenciar qué pone cada uno de los jugadores en la cadena de valor y, con la aparición de modelos descentralizados como el blockchain, se empieza a ver que muchos actores reciben más de lo que aportan. La moneda, a través de los bancos centrales, ha sido una de las herramientas más poderosas de los estados para centralizar poder. Por eso el bitcoin es una amenaza para el statu quo y para el Estado.
Hay tres eras de las monedas: basadas en bienes, como la sal y el oro; basadas en la política, y ahora estamos entrando en una nueva que está basada en las matemáticas. Monedas como el bitcoin, que representa una forma casi perfecta de anarquía —dado que nadie manda y por ende no se pueden cambiar las reglas sino con el concurso de la mayoría—, son un aperitivo de la transformación que vamos a ver en los próximos años.
En 2017 se emitieron US$3,8 billones en ICO (Initial Coin Offering) lo que representó una disrupción enorme en el mercado de capitales. Las desintermediadas en este caso fueron las bolsas de valores del mundo, dado que estas colocaciones se dieron directamente entre los emisores y los compradores.
Lo mismo está pasando con el mercado de remesas: sólo en Europa, el 40 % se hace a través de plataformas independientes basadas en blockchain, sin utilizar el sistema financiero. Se pueden encontrar muchos ejemplos de iniciativas que utilizan esta tecnología en titulación de tierras, emisión de deuda pública, agricultura, logística y muchas más.
Estamos en el comienzo de una nueva revolución industrial y esta vez trae consigo el empoderamiento de los individuos por encima de los entes centralizados. La pregunta para todos será: ¿en qué punto del camino nos montamos en esta nueva ola que apenas comienza, pero que seguirá creciendo con más fuerza? El bitcoin es para el blockchain lo que era el email para internet en los años 90, cuando la mayoría de personas pensaban que sólo servía para mandar correos.
Mi pronóstico es que más temprano que tarde la sociedad tendrá que adaptarse a una nueva realidad en la cual el blockchain no sólo servirá para registrar los intercambios de criptomonedas, sino para facilitar todo tipo de transacciones, y esto llevará a que el precio de las criptomonedas suba.
*Presidente de Data IFX.
Durante 2017 vimos cómo la capitalización de todas las criptomonedas pasó de US$17,7 billones a US$607,7 billones, lo que representó una valorización del 3.333 %. Esto ha llevado a la mayoría de personas a interesarse en el tema: ahora es común dentro de las conversaciones sociales oír hablar de minería de monedas, del valor del bitcoin, de si es una pirámide o una burbuja, y un sinnúmero de temas relacionados.
Pronosticar a cuánto estará el bitcoin o cualquier otra criptomoneda a finales de este año no es fácil, ni lo voy a hacer, pues su comportamiento es altamente volátil. Según Noah Jessop, en un artículo en Forbes, en los próximos cinco años el precio del bitcoin alcanzará los US$100.000 y en 2018 podría llegar a US$400.000. Lo que sí creo que va a pasar es que el blockchain va a cambiar la forma de relacionarnos en un mundo en donde la tecnología ha derribado fronteras.
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En 1520, Martín Lutero fue excomulgado por la Iglesia católica debido a sus críticas a la venta de indulgencias. La revolución que causó es muy similar a lo que está sucediendo hoy con el blockchain. Por una parte, la fuerza de sus argumentos se viralizaron desde la base de la sociedad en contra de la poderosa Iglesia, utilizando los nuevos medios de la época, que eran los panfletos. Por otra parte, le permitió a un gran número de personas entender que podían establecer una relación directa con Dios sin utilizar intermediarios, lo que derivó en el Renacimiento, que introdujo ideas más liberales en todas las sociedades occidentales y con ello el libre mercado y el capitalismo.
El blockchain hoy está cuestionando el rol del Estado-nación como ente regulador de las sociedades, dándoles herramientas a los individuos para interactuar sin la necesidad de pasar por puntos centralizados de confianza.
Uno de los mayores aportes de la tecnología en la historia es evidenciar qué pone cada uno de los jugadores en la cadena de valor y, con la aparición de modelos descentralizados como el blockchain, se empieza a ver que muchos actores reciben más de lo que aportan. La moneda, a través de los bancos centrales, ha sido una de las herramientas más poderosas de los estados para centralizar poder. Por eso el bitcoin es una amenaza para el statu quo y para el Estado.
Hay tres eras de las monedas: basadas en bienes, como la sal y el oro; basadas en la política, y ahora estamos entrando en una nueva que está basada en las matemáticas. Monedas como el bitcoin, que representa una forma casi perfecta de anarquía —dado que nadie manda y por ende no se pueden cambiar las reglas sino con el concurso de la mayoría—, son un aperitivo de la transformación que vamos a ver en los próximos años.
En 2017 se emitieron US$3,8 billones en ICO (Initial Coin Offering) lo que representó una disrupción enorme en el mercado de capitales. Las desintermediadas en este caso fueron las bolsas de valores del mundo, dado que estas colocaciones se dieron directamente entre los emisores y los compradores.
Lo mismo está pasando con el mercado de remesas: sólo en Europa, el 40 % se hace a través de plataformas independientes basadas en blockchain, sin utilizar el sistema financiero. Se pueden encontrar muchos ejemplos de iniciativas que utilizan esta tecnología en titulación de tierras, emisión de deuda pública, agricultura, logística y muchas más.
Estamos en el comienzo de una nueva revolución industrial y esta vez trae consigo el empoderamiento de los individuos por encima de los entes centralizados. La pregunta para todos será: ¿en qué punto del camino nos montamos en esta nueva ola que apenas comienza, pero que seguirá creciendo con más fuerza? El bitcoin es para el blockchain lo que era el email para internet en los años 90, cuando la mayoría de personas pensaban que sólo servía para mandar correos.
Mi pronóstico es que más temprano que tarde la sociedad tendrá que adaptarse a una nueva realidad en la cual el blockchain no sólo servirá para registrar los intercambios de criptomonedas, sino para facilitar todo tipo de transacciones, y esto llevará a que el precio de las criptomonedas suba.
*Presidente de Data IFX.