Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi podría tener no solo implicaciones diplomáticas sino también económicas. Este martes es la fecha de inicio del evento denominado Future Investment Initiative (FII), en Riad, capital de Arabia Saudí, conocido por algunos como el “foro de Davos del desierto”, pese a que no tiene vínculo con el Foro Económico Mundial.
Se trata de un encuentro de empresarios y líderes mundiales, del que se esperan anuncios de multimillonarias inversiones, pero que ocurre en medio de la crisis que desató la desaparición y posterior confirmación de la muerte del periodista Khashoggi, crítico del gobierno saudí, en el consulado de ese país en Estambul, el pasado 2 de octubre.
Le puede interesar: El presunto doble con el que se quiso ocultar la muerte del periodista Jamal Khashoggi
Días antes del evento, participantes de renombre habían cancelado su asistencia, como la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde; el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim; y ministros de países como Francia, Reino Unido, Holanda, Japón y Estados Unidos. La oleada de cancelaciones se ha interpretado como un boicot al evento tan esperado por el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán.
Según la AFP, estaban anunciados 150 oradores, pero durante el fin de semana pasado la lista ya se había reducido a 120 personas. Entre las últimas figuras que dieron reversa a su participación está el presidente del grupo alemán Siemens, Joe Kaeser. El gobierno alemán anunció la suspensión de la venta de armas a Arabia y pidió una “posición europea” sobre el asunto.
Lea también: Arabia Saudita, en la mira por muerte de Khashoggi
Ziad Daoud, economista jefe para Oriente Medio de Bloomberg Economics, le dijo a ese medio de comunicación que “las compañías que invierten en Arabia Saudita podrían terminar expuestas a una reacción pública adversa si las acusaciones sobre la desaparición de Khashoggi resultan ciertas”. Sin embargo, para otros, no asistir al evento también es un riesgo, teniendo en cuenta todas las inversiones que están de por medio.
La inestabilidad que este “boicot” podría generar en el primer exportador de petróleo ha abierto interrogantes sobre el futuro de los precios del crudo. Por lo pronto, según replicó la AFP, Jaled al Faleh, ministro saudí de Energía, afirmó que el país no tiene “la menor intención” de imponer un embargo petrolero como en 1973, que generó en ese momento una disparada de los precios.
El “Davos del desierto”, que durará hasta el próximo jueves, en definitiva, pinta muy diferente a su edición anterior. En esa ocasión, el príncipe heredero, delegado por su padre para los asuntos del reino, salió con una imagen de moderno y visionario. Ahora, es señalado por la represión a la oposición que parece haber llegado a un punto de inflexión con la muerte de Khashoggi.
El evento arranca con un manto de incertidumbre sobre las relaciones diplomáticas de Arabia Saudí y, en consecuencia, sobre su futuro económico en tiempos en que la inversión extranjera directa en ese país ha tocado niveles mínimos en 14 años.