Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Es común que en un templo se reúnan personas para pedirle a Dios un poco de tranquilidad para las almas perturbadas, para fortalecer la fe o, simplemente, para agradecer por las bendiciones recibidas. Pero, por lo sucedido el sábado pasado en Bucaramanga, ese espectro se está ampliando y la comunidad cristiana ha encomendado al altísimo un tema muy polémico en Colombia: la minería.
La escena pareció sacada de un versículo de la sagrada escritura. Sucedió en la iglesia Casa sobre la Roca de la capital de Santander, donde se organizó un evento llamado “Cristianismo y minería”. Según rezaba la invitación, se buscaba generar “espacios de reflexión acerca de temas económicos que pueden significar el desarrollo y futuro para cientos de comunidades”.
Invitados, como a cada encuentro de este tipo, hubo muchos, entre ellos personalidades como el gerente de la Andi en Santander, Juan Diego Méndez; el procurador ambiental y de restitución de tierras, Jorge Eduardo Camargo Carvajal; el presidente y CEO de Eco Oro (antes Greystar), Joao Carrelo, y el gerente general de esa compañía en Colombia, Hernán Linares. No todos confesos cristianos en un evento cristiano. Leer entrevista completa a Hernán Linares
Y aunque no hubo un sermón que revelara peticiones privadas en público, la sensación que quedó en muchos de los otros invitados fue que, ante tanta negativa por parte de las autoridades ambientales, la comunidad de la zona y uno que otro líder social, habrá que pedir a Dios para que sea él quien efectivamente determine el futuro de la extracción minera en Santurbán, el páramo que al ser declarado Parque Regional Natural en enero pasado significó frenar las esperanzas empresariales de obtener los recursos (oro) que allí se encuentran.
Tras una hora de retraso, pues el seminario debía empezar a las 3 p.m, el pastor Luis Enrique Cerón hizo una corta introducción en la que presentó el tema y, consciente de la polémica que genera la minería, no sólo en Bucaramanga sino en el país, optó por “asegurar que Dios iluminará a las autoridades para que acierten sobre la decisión que tomen sobre el futuro de esta actividad en el departamento”. Leer entrevista completa a Pastor Luis Enrique Cerón
A su turno el procurador ambiental y de restitución de tierras de Santander, Jorge Eduardo Camargo Carvajal, manifestó su impedimento para referirse al tema y recordó que el Ministerio Público “está solamente para hacerles seguimiento a las decisiones que toman las autoridades”.
Los líos por la exploración y explotación en el páramo de Santurbán, ubicado en límites de Santander, Norte de Santander y Boyacá comenzó hace unos tres años, cuando los ambientalistas hicieron públicos los posibles problemas que ocasionaría a esta reserva natural los efectos de la minería. La explotación se haría por tajos a la montaña, pues se dice que la multinacional Eco-oro (Greystar) buscaba inicialmente obtener 531.000 onzas troy por año, y cada una de esas onzas se paga actualmente en el mercado internacional a cerca de los US$ 1.400.
El tema cobró aún más importancia con la llegada del actual gobierno, que le dio especial importancia a la minería en Colombia, a tal punto que la asignó como una de las locomotoras del desarrollo económico. Pero la presión ciudadana hizo que el proyecto se detuviera alegando que se afectaría a uno de los ecosistemas más frágiles y estratégicos del país en materia de garantía de agua. Y Santurbán, en esa medida, es determinante, pues es la reserva de agua de todo Bucaramanga.
Las intervenciones se fueron haciendo cada vez más precisas. Los más de ochenta asistentes escuchaban detenidamente a los expositores, uno tras otro, en una mezcla de discurso religioso y minería. Y como todo un iluminado, apareció el gerente regional de la Andi, Juan Diego Méndez, quien empezó contando la historia de cómo Dios había llegado a su vida tras una época de crisis laboral.
Contradijo todo lo que, según él, son tergiversaciones de la prensa en materia de oro. La minería no genera daños colaterales en el ecosistema y trae desarrollo para las comunidades, dijo una y otra vez. También hizo cuestionamientos acerca de la explotación de otros minerales que, de acuerdo con sus conocimientos, sí afectan al medio ambiente.
Finalmente, utilizando a una foto en la que aparecía la cantante Shakira, le preguntó al auditorio sobre las impresiones que les generaba la imagen. A falta de una persona con aptitudes para visionar, Méndez se encargo de describir, en detalle, lo que veía: elementos como el micrófono y la guitarra se componían de minerales. La conclusión, grosso modo, fue que todos esos minerales eran determinantes para la sociedad.
Tras un corto receso, el pastor dio la palabra a Joao Carrelo, quien además de ser cristiano manifestó su afinidad por el equipo lisboeta Benfica, para después, con la autorización expresa del líder religioso, exclamar un ¡aleluya! Y con otros tantos ¡aleluya!, le respondió el auditorio.
Apoyado en diapositivas, Carrelo argumentó con versículos bíblicos la explotación minera. Y como si Bucaramanga recordara al paraíso, citó Génesis 2:10-12: “Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice”.
No es la primera vez que el CEO de Eco Oro intenta persuadir a un auditorio con tesis de este calado. Hace unos días, durante el Congreso de Cinmipetrol en Cartagena, la figura del papa Francisco sirvió de fondo con este mismo objetivo. Los asistentes veían una foto del sumo pontífice acompañada de una supuesta declaración del mismo: “El día del juicio final ante Dios, nos contaremos entre los que enterraron el talento dado y no lo hicieron fructificar. No sólo en agricultura y ganadería, sino también en minería”.
Luego de una corta pero contundente intervención concluyó con lo que para muchos de los asistentes fue interpretado como un condicionamiento a los seguidores de su religión: “Los cristianos deben apoyar la minería legal y responsable”.
En la rueda de preguntas una de las asistentes cuestionó todo lo que se había dicho durante el seminario. La mujer aseguró ser hija de mineros en California, uno de los municipios con recursos auríferos en el páramo de Santurbán, en donde, alegó, la presencia de las grandes empresas mineras no ha dejado más que pobreza y deterioro.
Como si se tratara del arcángel Miguel, Linares acudió en defensa de Correlo y de Eco Oro, asegurando que la multinacional, a pesar de haber invertido más de US$230 millones, aún no había extraído un solo gramo de oro.
Así, después de tres horas en que la gracia del Señor iluminó a los ponentes del seminario promovido por la iglesia Casa sobre la Roca, finalizó el que parece ser un nuevo capítulo de la explotación minera en el páramo de Santurbán, en el que aparecieron muchos santos y para el cual los demonios podrían ser los ambientalistas, quienes se oponen a un proyecto que, según ellos, puede acabar con una de las fuentes hídricas más importantes del país.
‘Nuestro objetivo es pedagógico’: Eco Oro
Hernán Linares, presidente de Eco Oro en Colombia, dejó en claro que las intenciones del seminario fueron pedagógicas y que de ninguna manera se estaba usando la fe con fines económicos. “Hemos venido adelantando actividades con el arzobispo, con otras iglesias, partidos políticos, juntas de acción comunal, universidades. Esto no es nuevo, hace parte de una campaña de socialización de lo que hace la actividad minera en la región y particularmente Eco Oro en Sotonorte”. Recalcó que “decir no a la minería es negar la evolución del ser humano”.