El Espectador le explica el mal trago de un dólar a $5.000
No hay un techo más seguro en este turbulento aguacero económico mundial que el dólar, pero los mensajes confusos del Gobierno tampoco han ayudado mucho.
Thomas Blanco
Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Tal vez el último antes de que tengamos un dólar a $5.000? No lo sabemos, pero tal vez sí. Y en Colombia, como es normal, todos quieren levantar el dedo para señalar culpables. ¿Qué tanta responsabilidad tiene el gobierno de Gustavo Petro? ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Qué tanto nos afecta esta situación?
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. ¿Tal vez el último antes de que tengamos un dólar a $5.000? No lo sabemos, pero tal vez sí. Y en Colombia, como es normal, todos quieren levantar el dedo para señalar culpables. ¿Qué tanta responsabilidad tiene el gobierno de Gustavo Petro? ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Qué tanto nos afecta esta situación?
Todos los caminos van a Estados Unidos
Primero que todo: hay un posible escenario de recesión en la economía de Estados Unidos. Y al hablar de recesión también hay que hacerlo de inflación. Ante el alza de los precios, los bancos centrales han entrado en una misión de subir sus tasas de interés (incluyendo Colombia), lo que a su vez comienza a ponerle más presión a las economías, pues la medida termina por encarecer el crédito. La idea: desestimular el consumo y, así, frenar -o más bien tratar- el impulso de la inflación.
El crecimiento de este indicador lo que único que augura, casi con certeza, es que la Reserva Federal (el banco central estadounidense) subirá sus tasas de interés. Y estas son malas noticias para todo el mundo. El rápido aumento de las tasas de EE. UU. —la Fed ya ha elevado su tasa de referencia al 3,25 %, desde un nivel cercano a cero en marzo—, ha llevado al dólar a un máximo de dos décadas. De hecho, el pasado 22 de septiembre pasó lo impensado: un euro ya valía menos que un dólar.
Las maniobras en Estados Unidos han obligado a otros bancos centrales a entrar a una disyuntiva: seguirles el ritmo o arriesgarse a una mayor devaluación. Esta coreografía en las tasas de interés de todos los países amenaza con llevar a la economía mundial a una caída en 2023, de acuerdo a advertencias del Banco Mundial.
Ahora, aquí vamos al núcleo del asunto: el miedo de la recesión, potenciado por el crecimiento de la inflación y las tasas de interés, nos lleva a una grave tentación: los activos de refugio. Como el oro. Y, obvio, como el dólar…
Es decir, cuando hay crisis -o incertidumbre por una posible crisis- la divisa estadounidense suele convertirse en un activo refugio. Es decir, los inversionistas venden los activos riesgosos, como los activos de las economías emergentes, para comprar títulos más seguros como el dólar. No hay un techo más seguro en este turbulento aguacero mundial que el dólar.
Si en Europa se están devaluando, es natural que a nivel local también suba el dólar. Y es particularmente grave en términos cambiarios que Colombia sea la economía de la región en donde más ha subido el riesgo país (Embi) en lo corrido del 2022. Esta situación pone a la economía colombiana, y sus activos, en una situación de repudio por parte de los inversionistas que buscan evitar inversiones riesgosas.
La cuota de responsabilidad de Petro
Y ahora, la pregunta que todos quieren despejar: ¿tiene responsabilidad de Gustavo Petro en esta alza del dólar? La respuesta es sí. No es el culpable del grueso de la situación, pero sus posturas o declaraciones de sus funcionarios sí han generado un grado de incertidumbre en los mercados.
El valor del dólar está atado a una serie de factores macroeconómicos nacionales e internacionales, que van desde el efecto de la inflación en Colombia en los bonos de deuda, pasando por las tasas de interés del Banco de la República y la Reserva Federal, hasta los precios del petróleo y el desempeño de la economía global. Por eso, el papel del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, bautizado como el “adulto responsable” de este Gobierno ha sido vital.
El ministro, desde el comienzo, ha recalcado que “vamos a tener una política macroeconómica responsable, vamos a cumplir la Regla Fiscal, no va a haber control de cambios, vamos a diversificar exportaciones”. Lo que intenta es mandar un mensaje de tranquilidad y responsabilidad a los mercados.
Los bonos en moneda local de Colombia han perdido casi un 24% en términos de dólares desde que Petro fue elegido en junio, el peor desempeño en el índice de deuda de mercados emergentes de Bloomberg, que perdió cerca de un 6% durante ese período. Y el peso se ha debilitado un 20%, la mayor caída entre los principales mercados emergentes. Lo que ya deja ver una conflictiva relación entre lo que dice el Gobierno y la reacción de los mercados.
Los inversionistas ya descuentan una “prima de riesgo de Petro” por temor a que el Gobierno intente adoptar medidas como un impuesto a las salidas de capital, fuertes restricciones a los productores de energía y gastos que superen los límites de déficit de la nación, según Benito Berber, economista jefe para América Latina de Natixis.
Las maniobras en Colombia
En este caso, la tendencia al alza de la inflación en Colombia ha llevado a que el Banco de la República ajuste sus tasas de interés en nueve ocasiones desde septiembre de 2021; actualmente se encuentran en 10 %.
Lo que se espera es que la junta directiva del banco central colombiano continúe por esta senda de alzas en lo que resta de este año: la próxima reunión es el 28 de octubre.
Con mayores tasas de interés, el crédito se vuelve más caro, de cierta forma, lo que no es buena noticia para quienes tienen bonos de deuda colombianos, los llamados TES. Se estima que un 25 % de los bonos están en manos de inversionistas extranjeros. Esto quiere decir que el dólar es especialmente sensible al mercado de deuda. Y cuando hay momentos de incertidumbre, los inversionistas suelen sacar sus dólares del país, y eso eleva la tasa de cambio.
Sin embargo, en el caso colombiano la devaluación de la moneda ha sido mayor: “En lo corrido de este segundo semestre del año la depreciación promedio en la región ha sido del 5,4 %, mientras que la de Colombia es del 12,8 %. Esto quiere decir que, si bien hay factores internacionales que explican el fortalecimiento del dólar, también hay temas locales que están influyendo, porque registramos una devaluación más marcada. Esto tiene que ver con varios asuntos, incluyendo el riesgo fiscal, que no es algo nuevo, pues viene desde hace más de un año. También impactan algunos anuncios del Gobierno Nacional, como los relacionados con el sector minero-energético, que genera incertidumbre sobre el financiamiento del déficit externo”, indicó Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
Lo que afecta el dólar a $5.000
Uno de los peores tragos por el precio del dólar en Colombia es el de la deuda externa. Las cifras del Ministerio de Hacienda revelan que, con corte al pasado 15 de octubre, el Gobierno registraba una deuda externa de US$73.361 millones, equivalente al 40 % de la deuda total de la nación. Se trata de bonos (el 55 %), préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (el 16 %) y otras obligaciones que registra el país entre 2022 y 2061.
Como es natural, cada año el Gobierno debe destinar recursos para el pago del servicio de esta deuda externa; es decir, pagar amortizaciones (abonos a capital) y los respectivos intereses de cada una de estas deudas. Para el 2022 todavía quedan por pagar US$946 millones por este concepto. Pero los compromisos son considerables en el próximo cuatrienio.
En 2023, los servicios de la deuda externa colombiana suman US$5.276 millones, en 2024 son de US$9.000 millones, en 2025, US$7.225 millones y en 2026 se deben pagar otros US$6.880 millones. Es decir, Colombia debe pagarles a sus acreedores más de US$29.336 millones en los próximos cuatro años. La situación para el Gobierno se complica cuando se hace la conversión de estos pagos a pesos colombianos y, peor aún, cuando se analiza con respecto al cambio del dólar frente a las proyecciones.
Pero ahora la tasa de cambio se encuentra casi $1.000 arriba de lo que se había presupuestado. Lo que significa un fuerte cambio en las arcas del Gobierno. Si el dólar se mantiene cerca de los $5.000 en los próximos cuatro años, los pagos de amortizaciones e intereses se elevan hasta los $146 billones. Eso implica que los servicios de la deuda externa se estarían encareciendo en más de $29 billones (entre 2022 y 2026).
Se trata de una cifra que es comparable con lo que el Gobierno busca recaudar con la reforma tributaria que se tramita en el Congreso: $22 billones en su primer año de vigencia y hasta $25 billones en el último año de la administración Petro. Tal es el peso del dólar a $5.000 en las finanzas públicas.
¿Hay algo bueno de todo esto? José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, explica que “cada $100 más en la tasa de cambio aumentan en cerca de $1 billón los ingresos de Ecopetrol: dividendos, regalías, rentas, etc. Y también es cierto que el alza del dólar aumenta los ingresos por concepto de aranceles, pero este es más difícil de estimar porque puede ser no lineal, ya que la alta devaluación también podría reducir el volumen de las importaciones”.
De esta manera, la tasa de cambio será una variable protagonista en las finanzas del Gobierno y los colombianos. Pero los efectos concretos dependerán de cuánto suba y en qué nivel se mantenga el dólar en Colombia. Los vientos de recesión global golpean con fuerza en todo el mundo, pero con más fuerza que en otras regiones a Colombia. Mientras tanto, el dólar será el refugio de algunos en medio del suplicio de las economías emergentes de otros.