EE le explica lo que se dice de la recesión en EE. UU. y los impactos en Colombia
Una inflación disparada, un aumento de las tasas de interes como estrategia para atajarla, una economía globalizada y una capacidad adquisitiva reducida es el escenario que estamos viviendo.
Edwin Bohórquez Aya
Es miércoles, día de El Espectador le explica. Incertidumbre. Mientras unos se lanzan a opinar que Estados Unidos entrará en recesión y con ello, se van a desencadenar consecuencias que afectarían a países como Colombia, hay quienes hablan a mayor escala y creen que vamos camino a una recesión global, cumpliendo esa máxima de que la economía, cada tanto, en su línea circular, va repitiendo ciclos y el que sigue no es el de los números verdes. Claro, también aparecen aquellos que siempre ven oportunidades donde otros solo viven crisis. Por eso, este boletín de noticias está enfocado en ese análisis que busca tratar de explicar qué es lo que estamos viviendo en materia inflacionaria, qué ha venido sucediendo con el dólar, qué con el peso colombiano, por qué las empresas dicen que el crédito se está poniendo cada vez más caro y qué es lo que, de acuerdo con los analistas, podríamos esperar para lo que resta de año. Recuerden entrar a los enlaces que dejaremos a continuación, muchos de ellos escritos por nuestros colegas de la sección de Negocios y también por las agencias internacionales de prensa. Comencemos.
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Es miércoles, día de El Espectador le explica. Incertidumbre. Mientras unos se lanzan a opinar que Estados Unidos entrará en recesión y con ello, se van a desencadenar consecuencias que afectarían a países como Colombia, hay quienes hablan a mayor escala y creen que vamos camino a una recesión global, cumpliendo esa máxima de que la economía, cada tanto, en su línea circular, va repitiendo ciclos y el que sigue no es el de los números verdes. Claro, también aparecen aquellos que siempre ven oportunidades donde otros solo viven crisis. Por eso, este boletín de noticias está enfocado en ese análisis que busca tratar de explicar qué es lo que estamos viviendo en materia inflacionaria, qué ha venido sucediendo con el dólar, qué con el peso colombiano, por qué las empresas dicen que el crédito se está poniendo cada vez más caro y qué es lo que, de acuerdo con los analistas, podríamos esperar para lo que resta de año. Recuerden entrar a los enlaces que dejaremos a continuación, muchos de ellos escritos por nuestros colegas de la sección de Negocios y también por las agencias internacionales de prensa. Comencemos.
Como siempre, un poco de contexto. El 12 de abril, Bloomberg, la agencia de noticias económicas, nos contaba que el “riesgo de recesión global para fin de año aumenta con la inflación”. Allí nos decían que “el crecimiento global se desacelerará a 3,3% este año y el próximo, en comparación con el 5,8% de 2021″, haciendo referencia a un estudio del Peterson Institute. Eso, en otras palabras, ¿cómo se podía leer? “Una combinación de factores –como el vertiginoso aumento de los precios del petróleo tras el inicio de la guerra en Europa, un repliegue de los consumidores en medio de los precios más altos en cuatro décadas y la desaceleración del crecimiento de China– aumentan las posibilidades de una contracción”, decía el grupo de expertos con sede en Washington. Escenario complicado si se tiene en cuenta que, en términos generales, la mayoría de las economías vienen de transitar una crisis por cuenta de la pandemia, luego una reactivación acelerada y ahora se mueven en la preocupación de vivir una inflación creciente que, al final, está reduciendo el poder adquisitivo del ciudadano de a pie. Justo veíamos de un aumento en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (que es el banco central de Estados Unidos) y se le advertía al mundo que vendrían “siete aumentos más para este año”.
La Reserva Federal mantuvo durante dos años la tasa de interés de referencia entre el 0 % y el 0,25 % buscando estimular la economía. Pero en mayo de 2022 ya se contaban dos subidas consecutivas.
Un mes y medio pasó y se confirmó lo que ya analistas financieros proyectaban: el “Gobierno de Joe Biden confirmó el retroceso de la economía durante los primeros tres meses del año (2022), que cayó un 0,4 % con respecto al trimestre anterior”, nos contaron los colegas de Negocios. Leímos, entonces, expresiones de este tipo: “El frenazo de la economía en Estados Unidos”, “amenaza con una recesión en 2023″, “estas cifras se dan después de que en 2021 se registrase un crecimiento de la economía del 5,7 %, el mayor desde 1984″, “la caída registrada en los tres primeros meses de 2022 responde a factores tanto de oferta como de demanda”. La preocupación radica, sin entrar en detalles de cada renglón de la economía, en que, si se mantiene la tendencia, la desaceleración llevaría a una recesión, pues en la teoría se define como “dos trimestres consecutivos de caída de la actividad económica”. O, en otras palabras, que la economía, en vez de crecer, comienza a encogerse, afectada por un bajo o inexistente crecimiento del Producto Interno Bruto y una subida en el desempleo, la producción industrial se reduce, el comercio vende menos y la gente también consume menos.
El 15 de junio contamos, como ya se está volviendo frecuente, que la Reserva Federal había vuelto a subir las tasas de interés de referencia. ¿Por qué alarmaba la noticia? Porque fueron “0,75 puntos porcentuales, la mayor alza desde 1994, llevándolas a un rango de 1,5-1,75 %”. Era, entonces, la tercera alza del año. Y consecutiva. El objetivo, de acuerdo con las autoridades económicas de ese país, es que se logre moderar la inflación y frenar la demanda. Una palanca de esas que se acciona cuando es necesario pues a decir verdad y con cifras en mano, el costo de vida no para de crecer y “en mayo la inflación en ese país se disparó hasta llegar a su máximo desde 1981″. ¿Cómo puede afectar esta realidad económica que vive Estados Unidos a países como Colombia? De varias formas: el Banco de la República se podría ver tentado a seguir la misma tendencia (elevando el costo de los créditos), conseguir financiación no solo sería más difícil y escaso sino más caro, y muchos de los dineros de grandes inversionistas buscarían llevarlos a donde tengan tasas que les paguen mejores rendimientos, como las que ofrece Estados Unidos.
Incluso ya veíamos consecuencias en las compañías jóvenes, pero con alto potencial de crecimiento: “El alza de las tasas de interés a escala global implica el fin de un largo período de desbordante liquidez que permitió el crecimiento de las “startups”, especialmente las del espectro de tecnología. Ya hay miles de despidos en todo el planeta como respuesta a las nuevas limitaciones para acceder al capital”, nos contaba Juan Camilo Vega es este analítico texto que comenzaba con una reflexión aparentemente básica pero muy profunda a la hora de hacer negocios: “Cuando el dinero no cuesta nada, es más fácil realizar inversiones riesgosas, pero no pasa lo mismo cuando sí existe un costo por el capital”.
La Fed habló, explicó por qué viene subiendo las tasas y argumentó sus decisiones en la estrategia para enfrentar la “presión para frenar la subida de los precios de la gasolina, los alimentos y la vivienda”, un asunto tan delicado en ese país que incluso, nos decía la agencia AFP, “ha dejado a millones de estadounidenses con dificultades para llegar a fin de mes”. La discusión, técnica para ser sinceros, se divide entre los que esperan una recesión y los que creen que no se va a llegar a tanto, pero sí será una desaceleración.
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El 30 de junio la noticia venía desde el Emisor, desde el Banco de la República de Colombia. “La junta directiva del Banco de la República tomó la decisión este viernes de incrementar sus tasas de interés en 150 puntos básicos, llevando el indicador hasta 7,5 %, un incremento que no tiene antecedentes en la historia reciente en Colombia, como lo dijo el gerente del Banco, Leonardo Villar. Esto refleja el rol central, y peligroso, que la inflación ha tomado en la política macroeconómica del país”, escribieron los colegas de Negocios. Se cumplía la proyección aquella de que el banco central local seguiría la tendencia de la FED y que, como en el resto del mundo, era necesario tomar acciones para frenar la inflación.
La alarma, para sumar, era la creciente fuerza que venía tomando el dólar y la evidente caída del peso. “La incertidumbre internacional está pesando más sobre la tasa de cambio, pero analistas aseguran que la política interna seguirá influyendo sobre ella”, escribía Juan Camilo Vega analizando la situación, no sin antes advertir que el electo presidente, Gustavo Petro, ya había anunciado a José Antonio Ocampo como ministro de Hacienda, nombramiento que daba tranquilidad en los mercados; como también la decisión de ese mismo día del Emisor y el alza de las tasas. En ese contexto, la Tasa Representativa del Mercado, TRM, marcaba máximos históricos. Entonces surgió la pregunta: ¿La confianza interna ya no basta para bajar el dólar? Las respuestas consignadas en este texto.
Dos días pasaron, también se marcó el cierre del semestre y desde Wall Street, la bolsa de valores de Nueva York, llegaban noticias basadas en datos: quedaba “atrás el peor primer semestre desde 1970″, “un segundo trimestre negativo” y un junio también negativo, con un adicional: el S&P 500 cerraba también con “una espiral a la baja”. Por este lado del mundo, en Colombia, el peso seguía perdiendo valor, y el viernes de esa semana el dólar había cerrado en $4.205, después de negociarse a un promedio de $4.198. La TRM fijada por la Superintendencia Financiera había quedado en $4.198, “también un valor récord”, escribieron en la sección de Negocios. ¿Cómo se explicaba que el dólar siguiera ganando valor y monedas como el peso colombiano lo perdieran? “Los inversionistas están viendo mayores riesgos de recesión en Estados Unidos y, como consecuencia de este miedo, están moviendo flujos de capital hacia activos refugio, como el dólar”, explicaron en este artículo.
Ante tanta zozobra, volvimos hacia la explicación necesaria para entender la situación, indagamos sobre el campo de maniobra de la Reserva Federal, el comportamiento de las monedas en América Latina y lo que dice el mercado laboral en Estados Unidos:
Economía
¿Qué son las recesiones económicas y cuánto duran?
Economía
La Reserva Federal aún puede evitar una recesión, pero no será fácil
Economía
¿Qué está pasando con el dólar en Latinoamérica?
Economía
¿Qué dicen los datos del mercado laboral de EE.UU. sobre el riesgo de recesión?
En Colombia el dólar seguía subiendo. Rompía un nuevo techo y subía $70, cerrando en $4.395. “Este es el tercer máximo histórico consecutivo, pues ha subido más de $200 en las últimas cinco jornadas. ¿Qué implica esto? En El Espectador consultamos con dos analistas financieros que nos explican las razones de esta subida histórica”, nos contaba la unidad de video de este medio de comunicación. Juan David Ballén, analista financiero de la firma Casa de Bolsa, nos decía que “el dólar está subiendo en todos los países: México, Brasil, Chile, Perú”, como también sucede en Colombia, y junto con Diego Franco, de Franco Capital Management, dicho aumento se debe a factores externos, empezando por la guerra que se vive en Ucrania, la crisis que ha dejado la pandemia, el aumento en las materias primas por la crisis de los contenedores, los cierres de algunos puertos que generaron problemas en las cadenas logísticas internacionales encareciendo el producto final transportado.
Un efecto dominó que evidencia las consecuencias de una economía globalizada, conectada y dependiente de materias primas que se van moviendo desde distintos países. Por eso escribimos este análisis de cómo entender, precisamente, el efecto dominó de la inflación en EE.UU. en la economía global. “El alza en los precios para los consumidores estadounidenses es parte de una cadena de indicadores y decisiones que bien podrían por volver reales los temores de una recesión en la economía de ese país”, nos decían los colegas de Negocios. Si las cosas que se compran están más costosas, pues la gente pierde capacidad y entra en la obligación de comprar menos por la misma plata. No hay que ser analista financiero o economista para entender cómo manejar el bolsillo de la casa cuando vamos a hacer el mercado. Sea en Estados Unidos o en Colombia.
Ahora, traigamos a este boletín esta sencilla explicación que escribieron en la sección de Negocios: “el dato de inflación es importante per se, pero lo es aún más por su relación con las tasas de interés de la Reserva Federal: a mayor inflación, más acciones tomará el banco central de EE.UU. y esto puede terminar por enviar a la mayor economía del mundo a una recesión”.
Diego Ojeda se hizo la pregunta: ¿Si Estados Unidos entra en recesión, sería fuerte el coletazo para Colombia? Y lo hizo con todos estos datos de inflación en Estados Unidos y las decisiones de la Reserva Federal en ese país, además de los de las tasas de interés en Colombia. Un adelanto: “Analistas anticipan muchos efectos en el país. Todos coinciden en que tal escenario necesitará un acertado manejo del Gobierno Nacional”. En casos concretos, están , por ejemplo, las exportaciones: “El economista principal de Scotiabank Colpatria, Sergio Olarte, cree que el impacto más evidente se vería en la caída de las exportaciones de Colombia hacia Estados Unidos, pues en tiempos de recesión la capacidad de gasto de esta última nación se vería seriamente afectada”. Y si hay problemas en las exportaciones, el empleo en esas empresas tendería a reducirse, una implicación directa en la tasa de desempleo en Colombia. El dólar seguirá subiendo y los grandes inversionistas buscarán mejores rendimientos frente a lo que puedan recibir en nuestro país. Y con dólar más caro, pues todos los productos importados también se encarecen, como los tecnológicos, tan necesarios hoy para trabajar.
Estados Unidos es el principal comprador internacional de los productos colombianos, representando el 25,6 % de las exportaciones del país, seguido de Panamá (11,8 %), India (5,6 %), China (4,6 %) y Brasil (4,3 %).
El 20 de julio, justo cuando en Colombia se celebraba la fiesta patria por la Independencia, escribimos otro de esos análisis para saber cómo estaba la temperatura: allí nos decían que la cosa estaba dividida y que, de acuerdo con una encuesta hecha por Bloomberg, “50 % de los encuestados (economistas y operadores del mercado)” creen que sí se va camino a una recesión en Estados Unidos mientras que el otro 50% cree que no. ¿Y por qué está así de dividida la cosa? Porque en ese país “el mercado laboral estadounidense se ve inusualmente fuerte para estar hablando tanto de una recesión” y que “para mayo hubo alrededor de 1,9 puestos de trabajo por cada persona desempleada”. Desde las altas esferas habló Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de EE. UU., quien dijo que estimaba que los consumidores se podrían mantener en buena forma gracias a un mercado laboral fuerte, lo que podría ayudar a superar una recesión en medio de las alzas de las tasas de interés de la Fed, en declaraciones con la emisora NPR.
Para el 21 de julio llegaron noticias desde Europa nada alentadoras, el precio internacional del petróleo bajaba porque varios campos petroleros de Libia retomaron actividades y aquí el dólar mantenía su tendencia creciente:
Macroeconomía
El Banco Central Europeo subió sus tasas de interés por primera vez en once años
Economía
Dólar en Colombia vuelve a subir y cierra por encima de los $4.400
Economía
El petróleo baja por debilidad en demanda de combustible
Economía
La economía en la zona euro se contrae, jalonada por la inflación
Esta semana fue el mismo presidente Joe Biden quien se aventuró a hablar del crecimiento de la economía del país que lidera: “No digo que evitaremos definitivamente una recesión, pero creo que existe una vía para mantener el vigor del mercado laboral y bajar la inflación”. Y lo dijo justo cuando los analistas esperaban el inicio de la nueva reunión de la Reserva Federal en donde, ya no es sorpresa, se esperaba una nueva alza de tasas. “En un escenario en el que la inflación ha registrado ritmos de crecimiento que no se veían desde principios de los años 80, la Fed está llamada no solo a seguir aumentando sus tasas de interés, sino a hacerlo quizás a un ritmo mayor del que ya espera el mercado”.
A la par, era el Fondo Monetario Internacional en que también se lanzaba al agua para escribir un dictamen de la economía y advirtió, sin muchas largas, que el mundo puede estar al borde de una recesión global: redujo sus proyecciones de crecimiento económico para 2022 en medio de la desaceleración que ha tenido la economía de Estados Unidos y China. “El mundo puede pronto tambalearse al borde de una recesión global, solo dos años después de la última”, dijo el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas. “Las tres economías más grandes del mundo, Estados Unidos, China y la zona euro, se están estancando con consecuencias importantes para el panorama global”, agregó. Y lanzaron una advertencia: “Controlar la inflación debería ser la principal prioridad” de los gobiernos, porque a consideración del equipo de analistas, “una política monetaria más estricta inevitablemente tendrá costos económicos reales, pero la demora no hará más que exacerbarlos”.
Y sobre los impactos globales: Latinoamérica resistirá mejor en 2022, pero no escapará al freno económico en 2023
Paul Krugman, el ganador del Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2008 por su trabajo sobre comercio internacional y geografía económica, escribió un análisis interesante en el que fue más atrás: “A principios de 2021 se dio un intenso debate entre los economistas sobre las posibles consecuencias del Plan de Rescate Estadounidense, el paquete de 1,9 billones de dólares promulgado por un presidente demócrata recién llegado y un Congreso (apenas) demócrata. Hubo quienes advirtieron que el paquete sería peligrosamente inflacionario; otros especialistas estaban bastante tranquilos. Yo era del Equipo Tranquilo. Al final resultó que, claro, era una mala apreciación”. Y el título del texto fue: Me equivoqué sobre la inflación. Directo. Al punto.
Y como en la economía global todo está conectado, Santiago La Rotta, editor de Negocios, también se lanzó a escribir este análisis sobre la economía colombiana y la posible realidad de que la inflación local llegue a dos dígitos y se mantenga allí. Esto “puede volverse una espiral: con inflaciones de dos dígitos será natural para muchos que los salarios suban dos dígitos y el mínimo terminará en discusiones cercanas al 20 %”, le decía Marc Hofstetter, economista y profesor de la Universidad de los Andes a La Rotta en su texto. “No es descabellado estimar que durante el año se acabe el invicto de la inflación de un dígito que hemos mantenido todo el siglo”, agregó. Y, como ya lo hemos visto, todas las consecuencias que un costo de vida alto trae consigo.
Al cierre de este boletín, el mundo se enteraba de que la Reserva Federal volvía a subir sus tasas de interés. Lo hicieron “75 puntos básicos por segundo mes consecutivo, en lo que representa el ajuste más agresivo en más de una generación para frenar la creciente inflación, pero arriesgándose a dar un fuerte golpe a la economía”, escribían periodistas económicos que cubrieron la noticia. De nuevo, la misión está clara: “El comité está fuertemente comprometido con el objetivo de devolver la inflación al 2 %”, indicó el banco central estadounidense, siempre manteniendo “niveles de empleo máximos”.
Y en Colombia, de acuerdo con la encuesta de opinión financiera, de Fedesarrollo, se espera que la tasa de referencia suba hasta 9 %, desde el 7,5 % en el que está ahora. Eso quiere decir que los analistas prevén que el Banco de la República, que se reúne esta semana, suba un 1,5 de nuevo, como la vez pasada, cuando pasó de 6 % a 7,5 % de un solo golpe. De llegar al 9 %, se espera que se mantenga así hasta finales de 2022. La realidad, que la dan los datos, es que la vida está más costosa, que el fenómeno de la inflación no es un asunto menor ni de pocos países, que los bancos centrales están tomando acciones para tratar de frenarla y controlarla, que se nos vienen meses de ajustes porque con tasas de interés más altas, todo tiende a ser más caro, como un crédito de para casa, carro o para estudiar. Para libre inversión, por supuesto. Tan solo hay que pensar en que, si la inflación supera el 10%, ya el colombiano que gana el mínimo habrá perdido el aumento que le hicieron a comienzo de año y, como lo escribimos más arriba, el mismo salario que hoy está recibiendo le alcanza para menos cosas que antes. Y ahí, cuando nos tocan el bolsillo a todos, es que entendemos que la política monetaria sí es con todos y que necesitamos tomar decisiones con inteligencia financiera, desde la básica como gastar menos de lo que ganamos o buscar bienes sustitutos para consumir, pero que sean más baratos, porque ahora el reto es llegar al fin de mes sin pedir prestado. Seguimos atentos y con toda la información económica aquí.
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