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Desde que el pasado miércoles 28 de abril se iniciaron las movilizaciones en Cali, ningún día es similar al anterior. Con el paso de las horas se incrementa el número de barricadas instaladas en diferentes puntos de la ciudad y movilizarse en carro o moto sin encontrarse alguna es casi una utopía.
Cali es por estos días una ciudad que está fraccionada.
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La situación es similar hacia las afueras de la capital del Valle del Cauca. Salir de la ciudad vía terrestre por el norte, sur, oriente u occidente, sin la autorización de los líderes de las barricadas es imposible. Esta particularidad empieza a generar desabastecimiento de alimentos, gas y gasolina.
Cecilia Awakon, directora ejecutiva de la Asociación de Distribuidores de Gasolina y otros Derivados del Petróleo (Sodicom), señaló que aunque desde el lunes hay problemas para reabastecer las estaciones de servicio, “desde ayer no hay combustible en Cali ni en el resto del Valle del Cauca”, dice.
El combustible que abastece la ciudad está represado en la planta ubicada en el corregimiento de Mulaló, en el municipio de Yumbo. Estas plantas abastecen a Cali, el sur del Valle, todo el departamento del Cauca y el departamento de Nariño”, explica Awakon.
Según el Ministerio de Minas y Energía, “la situación de orden público no ha permitido que se realice el abastecimiento desde las plantas de Mulaló y Yumbo, sin embargo, todos los agentes de la cadena están listos para, cuando las condiciones de bloqueos y protestas en las vías lo permitan, hacer el traslado de los combustibles para abastecer al Valle del Cauca y Cauca”.
A su vez, Juan Carlos Vélez, presidente de Fendipetróleo, que agrupa a unas 2.600 estaciones de servicio a escala nacional, indicó que en todo el país el abastecimiento de gasolina se ha visto afectado en un 30 %. Los mayores inconvenientes se han visto en Risaralda, Quindío, Valle, Cauca, Nariño, Putumayo, Huila, Tolima, Cundinamarca, Boyacá, Meta y Casanare.
De acuerdo con Awakon, “aquí necesitamos urgentemente revisar qué va a pasar con el tema de orden público. Necesitamos tener una garantía para poder reanudar el abastecimiento y recuperar las vías de acceso a las plantas”.
Sobre la situación de seguridad alrededor de las plantas, la funcionaria advierte: “Hay manifestantes afuera de las mismas. Ha habido acompañamiento en algunos momentos y lugares de la Fuerza Pública. Sin embargo, el tema de orden público hace que todo se modifique en cualquier momento”.
Hay otra dificultad que tiene que ver con un pedazo de la torta de los puestos de trabajo que dependen del combustible y que están en riesgo por cuenta de los bloqueos. “En el Valle del Cauca hay más de 5.000 empleos que dependen de esta actividad, mientras que en el Cauca son más de 1.500. Todos esos puestos están en riesgo si no se resuelve pronto la situación”.
Por su parte, el coordinador de información de precios y mercados de la Central de Abastos del Valle del Cauca (Cavasa), Óliver Medina, dice que desde el inicio del paro se han dejado de comercializar un aproximado de 4.000 toneladas de alimentos entre cárnicos, granos procesados, leche y productos perecederos.
“En estos momentos la capital del Valle y en todos los municipios de la región ya hay síntomas de desabastecimiento. La solicitud es que se desbloqueen las vías que conducen a la central de abastos y las diferentes regiones del Valle del Cauca, porque en este momento hay desabastecimiento en la mayoría de los municipios”, dijo Medina.
Los gremios también hablan de problemas de abastecimiento de productos como el oxígeno. Según la Cámara de Gases Industriales y Medicinales de la Andi, el consumo de oxígeno creció un 74 % en el país durante abril, paralelo al tercer pico de la pandemia. El gremio asegura que las mayores afectaciones se han dado en Valle del Cauca, Cauca, Quindío, Nariño, Antioquia y la Costa Caribe. Las cifras de los industriales afirman que cerca del 45 % de los vehículos que transportan oxígeno están detenidos por bloqueos en las vías nacionales. Esto representa, a su vez, el 50 % de la producción diaria.
De acuerdo con Clara Luz Roldán, gobernadora del Valle del Cauca, este martes tres municipios ya no tenían suministro de este gas.
Solo el martes fueron ubicados seis puntos de bloqueo entre Cali y la sede de Cavasa, que está al nororiente de la ciudad.
En Juanchito, a la altura del puente sobre el río Cauca, hay una barricada. La segunda se encuentra en el Poblado Campestre, Café Águila Roja, sobre la vía Cali-Candelaria, la entrada del municipio de El Carmelo, y la entrada a Cavasa, en el municipio de Candelaria, son los otros tres puntos sobre los cuales se han ubicado barricadas.
La imposibilidad para que los productos puedan llegar a los mercados ya se ve reflejada en la trepada en los precios de los alimentos. Así lo evidenció El Espectador en un recorrido por la galería La Alameda, en el sur de Cali. En este mercado hay unos 550 puestos de venta de alimentos, en los que trabajan más de 1.000 personas.
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Por ejemplo, la libra de plátano verde pasó de costar $1.200 a $5.000. La libra de tomate subió de $2.000 a $5.000, el limón de $2.000 a $4.000, la cebolla cabezona pasó de costar $2.000 a $4.000. Todo esto en solo una semana.
Por otro lado, en Corabastos, la mayor central de abastos de Bogotá, también se comienzan a evidenciar las dificultades en el transporte nacional. Para este martes, lo normal es que arriben al lugar entre 9.000 a 12.000 toneladas de productos: lo hicieron 6.347. Esta es la cifra más baja, en comparación con el promedio normal, que se registra desde el pasado sábado.
A escala nacional, Colfecar, uno de los mayores gremios de transporte de carga, estima que hay unas 589.000 toneladas de carga represadas desde y hacia el Valle del Cauca por las complicaciones logísticas derivadas de las manifestaciones del paro nacional. En promedio, cada día se transportan 51.000 toneladas de carga hacia esta región y desde allí entran hacia el centro del país otras 66.000 toneladas.
En el corredor se mueven bienes como maíz, abonos, azúcar, trigo, cementos, mercancías importadas en contendedores y productos de industrias de alimentos, aseo, medicamentos e insumos hospitalarios.
La complejidad de la situación se evidencia en la calle. Por ejemplo, en los locales que quedan adentro y alrededor de la galería La Alameda, en Cali. Miguel Gómez, quien administra un negocio de comidas rápidas, dice que “hay que resistir el momento porque aunque esté empleando más dinero para conseguir los insumos de los productos que vendo, no puedo subirle el precio de la noche a la mañana porque los clientes no me van a volver a comprar”.
Este martes, la gente madrugó a comprar las existencias de producto porque, de alguna forma, los habitantes de la ciudad se están acostumbrado a la nueva situación de zozobra y entienden que después de las 5:00 p.m. empiezan a recrudecerse los choques entre los miembros del Esmad y los manifestantes.
Alberto González, uno de los vendedores y fundadores de La Alameda, y quien lleva 50 años con su puesto de frutas, dice que nunca en cinco décadas vivió una situación siquiera parecida. “La cosa está grave y hay que encontrarle una solución. Llevamos ocho días de marchas y muchos vendedores ya colapsaron”.
Óliver Medina, de Cavasa, afirma que “muchos alimentos se pudrieron en la bodega porque no pudieron ser transportados (...). ni siquiera el personal de aseo ha podido llegar allí para poder limpiar. La situación es compleja. Ojalá se encuentren los caminos para levantar los bloqueos”.
El levantamiento de los taponamientos dentro y fuera de Cali aún parece lejano. La violencia en el manejo de la Fuerza Pública, la respuesta de los manifestantes y los números crecientes de muertos y denuncias hacen pensar que este paro no está cerca de terminar.
“Llevamos varios días intentando un acuerdo con los manifestantes y se habilite un corredor humanitario para facilitar el ingreso de alimentos, pero ha sido difícil. Hay 750 vehículos esperando a ser cargados con alimentos”, finaliza Medina.