El impacto económico que ha dejado un año de conflicto en Ucrania
La guerra se llevó por delante los mercados energético y de insumos agrícolas. Ambas cosas se han traducido, a nivel global, en subidas de inflación, con especial énfasis en los precios de los alimentos. Y, a su vez, los problemas de suministros generados por la invasión le han pegado más duro a economías vulnerables en lugares como África y Asia.
Diego Ojeda
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Aunque las tensiones bélicas entre Rusia y Ucrania llevan más de una década, la situación escaló considerablemente el 24 de febrero de 2022, cuando las tropas rusas emprendieron su invasión al territorio ucraniano (más allá de Crimea). Además del coletazo económico que ha generado este conflicto, las cifras que más impactan son las de las muertes y la crisis humanitaria que ha desatado en la región y en Europa en general.
Según el más reciente reporte entregado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al menos 8.000 civiles han muerto en medio de esta guerra, además de ocho millones de refugiados que han salido de Ucrania y otros seis millones de desplazados internos.
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Medios de comunicación internacionales relatan cómo en lo que alguna vez fueron ciudades sofisticadas de millones de habitantes, muchos hoy salen a las calles para recolectar agua de lluvia, otros se las ingenian para mantenerse calientes en medio del invierno con temperaturas bajo cero y se estima el hambre es una realidad en cientos de miles de hogares.
Los ecos que ha generado la crisis en este territorio también retumban en la macroeconomía global, pues no hay que perder de vista que tanto Rusia como Ucrania han sido protagonistas en sectores como el energético y el de alimentos.
Una crisis que presiona la inflación
Hay que recordar que la invasión rusa llegó en un momento en el que la mayoría de las economías se recuperaban del coletazo económico que implicó la pandemia que, a grandes rasgos, se tradujo en una caída considerable de la producción (por los cierres que causó el confinamiento), el aumento en el desempleo y el considerable incremento en gasto social de los gobiernos.
El rebote económico que implicó esa recuperación fue tan pronunciado que el mismo estuvo acompañado de altísimos niveles de inflación, a lo que se sumaron otros componentes importantes para esa fecha, como lo fue la crisis de los contenedores.
En suma, la guerra en Ucrania vino a ser contrapeso a los esfuerzos de recuperación de la economía, pues las exportaciones de granos en Ucrania cayeron cerca de un 40 % en 2022. Esto se tradujo en aumentos de precios por escasez en muchas naciones, pues dicho país es uno de los principales productores y exportadores de maíz, entre otros productos alimenticios.
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A este panorama se sumaron las sanciones económicas que comenzaron a imponerse a Rusia. Parte de estas incluyen restricciones a importaciones y exportaciones, así como la prohibición de ciertas inversiones, lo cual estuvo acompañado de la exclusión de los bancos rusos del sistema Swift.
En otras palabras, se ha buscado aislar a Rusia del mercado internacional, por lo que muchas marcas y fábricas también decidieron, en el transcurso del año pasado, salir de ese país. La lista es amplia, y parte de esta la componen marcas como McDonald ‘s, Coca Cola, Amazon, Microsoft, Netflix, Spotify, Mastercard, Visa, American Express, Ikea, Unilever, Renault, Ford, Toyota y Volkswagen.
Sin embargo, el impacto más importante es el que tiene que ver con el sector energético, pues gran parte del petróleo y gas que se consumía en Europa provenía de Rusia.
Y este es un punto crítico, no solo porque compromete la movilidad de gran parte del parque automotor en dicho continente, sino porque los hogares necesitan de ese gas para cocinar sus alimentos y calentarse en el invierno.
Para inicios del año pasado, se estimaba que la dependencia de combustibles fósiles rusos de la Unión Europea era de un 27 % en petróleo, 41 % de gas y 47 % de carbón.
Con todo esto, la eurozona cerró su último trimestre del año pasado con un crecimiento de su economía del 0,1 %, por lo que logró esquivar la recesión técnica, es decir, dos trimestres consecutivos con su PIB en terreno negativo.
Entre los países que más impulsaron el aumento del PIB estuvieron Irlanda (3,5 %), Dinamarca, Chipre y Rumanía (1,1 %), Eslovenia (0,8 %), Países Bajos (0,6 %), Letonia y Eslovaquia (0,3 %), España y Portugal (0,2 %). En contraste, se observaron caídas en economías como la de Polonia (-2,4 %), Lituania (-1,7 %), Austria (-0,7 %) y Suecia (-0,6 %).
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El resultado para la economía rusa fue una caída en su PIB del 2,1 en 2022, una cifra menor a las estimaciones que hacían organismos como el Banco Mundial, que esperaban una contracción del 2,5 %.
Por su parte, la caída del PIB ucraniano ha sido la más estrepitosa, pues cerró el año pasado con una contracción del 30,4 %. No obstante, también se esperaba que la caída fuera mayor, pues se vaticinaba indicadores que variaba entre el 40 % y el 50 %.
El impacto en la economía colombiana
En Colombia, el eco de la guerra en Ucrania se ha sentido principalmente en el precio de los alimentos, lo que se traduce en una presión inflacionaria adicional al complejo panorama que ya se vivía en el país tras el impacto de la pandemia.
Hay que recordar que la inflación en Colombia cerró 2022 en 13,25 %, de los cuales, 4,69 puntos porcentuales (la mayoría) fueron aportados por el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas.
Parte de lo que generó el aumento en los precios de estos productos se debe a factores nacionales, como el coletazo de la ola invernal (que obstruyó vías por deslizamientos e inundó cultivos), pero otra parte también obedece a variables internacionales, como el conflicto en Ucrania y la crisis de los contenedores.
Las cuentas indican que la economía colombiana manifiesta una alta dependencia de las importaciones, y se cree que al menos el 20 % de los insumos agrícolas importados provenían de Ucrania.
Datos registrados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) indican que, de diciembre de 2021 al mismo mes del año anterior, las importaciones colombianas desde Rusia disminuyeron en un 60,2 %, al pasar de los US$72,9 millones a US$29 millones.
Una mirada más granular muestra que las importaciones de abonos minerales o químicos nitrogenados llegaron a cero, mientras que grandes caídas se experimentaron en otros abonos y varillas de hierro.
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Por el lado de Ucrania, en diciembre del año pasado las importaciones cayeron en un 83,8 %, al pasar de los US$9,1 millones a los US$1,5 millones. Casi que todos los grupos de productos registraron caídas que rodean el 100 % como aceros, minerales y trigos.
Las exportaciones también se han visto castigadas, aunque no al mismo punto de las importaciones. En diciembre de 2022 las ventas exteriores de Colombia a Rusia y Ucrania cayeron un 1 %, lo que se traduce en disminuciones que rodean los US$92 millones.
Lo cierto es que después de la invasión a Ucrania el panorama macroeconómico del mundo no es igual. Algunas economías, incluyendo la colombiana, han tenido que hacer ajustes para aceptar la nueva realidad que ha implicado el cierre y la disminución de estos mercados, aspecto que recuerda, una vez más, lo nefastas que son las guerras en todo aspecto.
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