¿El nuevo norte de la minería en Colombia?
Para diversificar la canasta minera y hacerle el quite a la caída del carbón, el país debería centrarse en productos como el oro y el cobre, dicen analistas. Este último mineral es altamente demandado para tecnologías de generación de energía limpia, lo que podría impulsar el aporte de este sector al PIB y las exportaciones.
Jorge Sáenz
La minería colombiana busca dar un salto de calidad hacia modelos de explotación como los que se encuentran en países como Canadá, Suecia o Australia. En este último lugar, por ejemplo, a pesar de tener un desarrollo económico avanzado, este sector productivo es una de las principales fuentes de divisas vía exportaciones.
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La minería colombiana busca dar un salto de calidad hacia modelos de explotación como los que se encuentran en países como Canadá, Suecia o Australia. En este último lugar, por ejemplo, a pesar de tener un desarrollo económico avanzado, este sector productivo es una de las principales fuentes de divisas vía exportaciones.
En estos países, además de una institucionalidad fuerte que exige altos estándares en asuntos como el manejo ambiental, no hay pequeñas minerías, porque “estas no tienen los recursos para proteger el medio ambiente”, según palabras de Alberto Calderón, CEO de AngloGold Ashanti, en el programa radial Primera Página.
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Hacia allá buscan ir los grandes proyectos mineros en oro y cobre que esperan desarrollo en Colombia, como lo han hecho las minas de carbón en La Guajira y el Cesar y el níquel en Córdoba.
Para el país resulta estratégico ajustar el foco de esta actividad hacia productos como el oro, níquel o cobre, debido, entre otros factores, al futuro sombrío del carbón: según la Agencia Internacional de Energía, la demanda mundial de este producto muestra un estancamiento a futuro, después de haber registrado el peor descenso en medio siglo en 2020 (por cuenta de la pandemia, claro está).
“Apenas estamos empezando a arañar el potencial del oro y en cobre no hemos explorado”, dice Calderón. El escenario del cobre es interesante, pues según las primeras exploraciones, la presencia de este mineral se ubicaría en Córdoba, Chocó, Nariño y Antioquia, así como en La Guajira y Cesar. Este material es altamente demandado para impulsar tecnologías de generación de energía limpia. Por ejemplo, una turbina eólica requiere entre tres y cuatro toneladas de cobre para generar un megavatio de electricidad.
Esto lo reconoce Juan Miguel Durán, presidente de la Agencia Nacional de Minería (ANM), al decir que “el país tiene potencial para la extracción y la exportación de minerales demandados por la transición energética, lo que brinda oportunidades de diversificar la canasta minera y aportar en el desarrollo y la reactivación de la economía nacional”.
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La opinión de empresarios del sector es que el país debe acelerar su desarrollo en este camino. En los últimos veinte años, Perú y Chile han desarrollado más de veinte minas, mientras en Colombia hay dos proyectos: Antioquia Gold Inc., en Cisneros, con una producción anual estimada de 15.000 onzas, y Zijin-Continental Gold, en Buriticá, con una estimación de 280.000 onzas por año; ambas son explotaciones de oro. “En minería formal, grande, de esas dimensiones solo esas”, dijo Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM).
Chile tiene 25 grandes proyectos mineros en construcción, Perú cuenta con 48 iniciativas y en Panamá ha comenzado el desarrollo de una explotación grande de cobre; descubrimiento posterior a los yacimientos de Quebradona (Urrao) y Murindó, ambos en Antioquia, que se mantienen en trámites. En el vecino país ya existe producción de cobre, que aporta el 3,5 % del PIB, con una inversión de US$6 millones.
“Para alcanzar el desarrollo de Perú y Chile se requiere mucha exploración, generar confianza a los inversionistas de que en nuestro país se puede hacer minería y aprovechar el reconocido potencial geológico para desarrollar nuevas minas en el país”, señaló el presidente de la Asociación Colombiana de Minería.
Según Nariño, es fundamental desarrollar nuevos proyectos mineros, en especial para incrementar su participación en el PIB, además de mandar un mensaje de confianza a los inversionistas.
En los últimos años la minería ha tenido una participación en el PIB que ha pasado del 1,5 % al 2 %. El carbón ha sido el principal mineral y el que más contribuye a las exportaciones y regalías de este sector, sostiene Fedesarrollo. La ACM mantiene una estimación de crecimiento del PIB minero nacional en 15 % para este año, con proyección de inversión de US$2.700 millones.
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De acuerdo con Fedesarrollo, “esta composición del PIB minero cambiará en los próximos años debido a la transición energética mundial, que reduce la demanda de carbón, y a la emergencia de minerales como el cobre y el oro (…), que serán demandados en medio de la electrificación, la digitalización y la descentralización de la demanda de energía, así como la descarbonización de las economías”.
Y toda esta conversación se enmarca en la crisis climática global, que representa la amenaza más grande para todas las especies que habitan el planeta, incluyendo al hombre y sus actividades económicas. De acuerdo con el más reciente informe del IPCC, “es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”. Una gran parte de esta influencia está relacionada con la extracción y el uso de combustibles fósiles y elementos de las industrias extractivas.
Es en esta discusión que han ganado relevancia términos como transición energética, descarbonización y economía verde. Colombia se comprometió a reducir en 51 % de sus emisiones para 2030.
Por su parte, las empresas mineras que operan en el país resaltan sus inversiones en temas ambientales y sociales en el país, además de sus contribuciones a las finanzas nacionales, que en 2020 (para el caso de compañías como Drummond, Cerrejón y Cerro Matoso) se acercan a los $13 billones (incluyendo regalías, impuestos y compensaciones).