El potencial ecológico del fique, la guadua y el aguacate
Cueros veganos, combustibles, madera que evita la deforestación y hasta cubiertos biodegradables son algunos de los potenciales usos de estas plantaciones colombianas.
Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092.
El fique, la guadua y el aguacate parecen productos agrícolas normales, pero lo que no todos saben es que también representan una gran oportunidad de negocio ecológico. Con ellos se pueden fabricar alternativas amigables con el ambiente en algunas categorías famosas por sus impactos en el entorno: cueros veganos, madera que evita la deforestación y hasta cubiertos biodegradables son algunos de los potenciales usos de estas plantaciones colombianas.
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El fique, la guadua y el aguacate parecen productos agrícolas normales, pero lo que no todos saben es que también representan una gran oportunidad de negocio ecológico. Con ellos se pueden fabricar alternativas amigables con el ambiente en algunas categorías famosas por sus impactos en el entorno: cueros veganos, madera que evita la deforestación y hasta cubiertos biodegradables son algunos de los potenciales usos de estas plantaciones colombianas.
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El subutilizado fique
Colombia es el principal productor de fibra de fique del mundo, con más de 20.000 toneladas al año. Aunque sus cultivos están concentrados en la región andina, sobre todo en Antioquia, también se le encuentra en diferentes zonas del país. Incluso hay plantaciones en La Guajira, lo que demuestra que es un cultivo que se adapta a diferentes tipos de terreno y ambientes, y, según los agrónomos, no es difícil de mantener.
El fique tarda alrededor de 36 meses para empezar a producir, pero puede servirle al agricultor por varias décadas (hay registros de plantas de más de 70 años). Dado a que es un estipe, no hay necesidad de matar la planta para obtener la fibra, simplemente se cortan las hojas que van saliendo. Y una hoja nueva demora alrededor de dos semanas. Pero a pesar de estas propiedades, se trata de un cultivo subutilizado.
Carlos Alberto Álvarez Correa, ingeniero agrónomo y experto en fibras naturales, explica que “en Colombia sólo se aprovecha el 4 % de la planta de fique: por lo general sólo se toman las fibras largas, las cuales se destinan principalmente para la producción de sacos de café. Por eso estamos trabajando en un programa para aprovechar el 100 %. Por ejemplo, del jugo estamos desarrollando fertilizantes orgánicos, y existe la posibilidad de hacer etanol por medio de un proceso de fermentación, lo que daría pie para hacer licores o combustibles. Asimismo, las fibras cortas de la planta pueden tener aplicaciones en el campo de los textiles”.
El fique representa una alternativa ecológica interesante para el sector de la moda, que según la ONU es la segunda actividad que más contamina del mundo (después de la explotación petrolera). A diferencia del algodón, que es un monocultivo, y de los que más agua requieren del mundo (está en el cuarto puesto junto con el maíz), el fique podría mantenerse con irrigación natural.
De hecho, ya hay colombianos innovando por medio del fique. El pasado 18 de octubre, El Espectador contó la historia de Alejandro Moreno, un colombiano que inventó un cuero vegano por medio de fibras cortas de fique y con caucho natural. Luego de conseguir los US$1,5 millones de la inversión que necesita para escalar su negocio, Moreno espera comprar cada año 2.000 toneladas de fique y 1.000 de caucho natural.
También sobresale el caso del Grupo de Investigación sobre Nuevos Materiales (Ginuma), de la Universidad Pontificia Bolivariana, que logró crear una fibra a base de fique con la cual se puede fabricar denim, es decir, tiene el potencial de ser usado en la fabricación de jeans, un invento que llamó la atención de marcas de moda del país.
Álvarez explica que, aunque Colombia es el principal productor de fibras de fique, este cultivo todavía no cuenta con grandes plantaciones y es manejado principalmente con pequeños agricultores. Es una industria que, potencialmente, puede ir mucho más allá de la fabricación de sacos para el transporte del café.
La versátil guadua
El bambú es uno de los mejores materiales de la naturaleza y es famoso por su flexibilidad, resistencia y versatilidad. El género de esta planta en América es la guadua. Y en Colombia abunda la angustifolia, presente en la región andina colombiana, sobre todo en el Eje Cafetero, debido al clima, ideal para el crecimiento.
Las características y propiedades del bambú lo vuelven un cultivo muy rentable. Por un lado, no ocupa mucho espacio, lo que permite una mayor densidad por hectárea. Y si se corta bien, esta se regenera naturalmente, creciendo más de 10 cm por día (incluso superando los 15 cm en buenas condiciones). Es decir, es una opción viable para reducir o incluso acabar con la deforestación de la industria maderera.
De hecho, en el Congreso de la República se encuentra un proyecto de ley de la autoría de la senadora María del Rosario Guerra, del Centro Democrático, que busca precisamente impulsar la industria de este cultivo y su sostenibilidad. Según el documento, el país tiene cerca de 56.000 hectáreas de guaduales, donde los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y Tolima representan el 62,5 % del área cultivada. Pero advierte que “Colombia a nivel mundial participa únicamente con un 0,10 % de la producción, a pesar del potencial que tiene”.
La exposición de motivos del proyecto destaca que la guadua tiene fibras naturales muy fuertes que permiten desarrollar productos industrializados, como aglomerados, laminados, pisos, paneles, esteras, pulpa y papel. También sobresalen los beneficios ambientales que generan estos cultivos, como la recuperación de las áreas degradadas, el control de la erosión y la captura de CO2.
El proyecto de ley incluye propuestas como categorizar los diferentes tipos de plantaciones para diferenciar las que son explotables comercialmente de las que deben ser protegidas para asegurar la conservación de la planta. Además, propone que las entidades financieras incluyan en sus planes de crédito y fomento proyectos “de siembra, manejo, aprovechamiento y uso en los diferentes sectores económicos de guaduales y bambusales”.
Otro uso para el aguacate
Segúnel portal Datos Abiertos, Colombia tiene una producción de más de 235.000 toneladas de aguacate, y desde hace dos años el tipo hass ha sido el cultivo estrella y uno de los más consentidos por el Gobierno. Desde que logró entrar el primer cargamento a Estados Unidos, en noviembre de 2017, este fruto no ha parado de marcar hitos y de abrir nuevos mercados, como el de Japón; y ya se adelantan labores para entrar a Corea del Sur. Estas buenas noticias parecen señalar que el buen comportamiento de este cultivo se mantendrá.
El crecimiento de esta industria deja bien parado a Colombia para aprovechar las oportunidades ecológicas que dan las nuevas tecnologías. Una empresa mexicana, llamada Biofase, desarrolló un material a base de la pepa del aguacate, que permite fabricar pitillos y cubiertos que se biodegradan en el basurero de forma natural. De hecho, este material es tan versátil que con él se pueden hacer platos, vasos y hasta cepillos de dientes, lo que representa una alternativa a los plásticos de consumo masivo.
Biosoluciones de Colombia, el distribuidor exclusivo de Biofase Colombia, le dijo a El Espectador que por ahora no hay un proyecto concreto para crear una planta de transformación en el país, pero sí es uno de los objetivos que se consideran en el mediano plazo. Pero ya sea con esta tecnología u otra, ahora el país sabe que los cultivos de aguacate también tienen el potencial para desarrollar un nuevo mercado ecológico.