El reto de conseguir empleo para una persona trans en Colombia
Aunque la discriminación y la falta de escolaridad suelen conducir a esta población a la informalidad, hay una serie de iniciativas públicas y privadas que facilitan su inclusión en el mercado laboral nacional.
Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_v
Durante trece años, Mateo Vergara, un hombre trans, trabajó en una empresa de mensajería que lo discriminaba por su identidad de género. Para evitar perder su empleo, solía tolerar que sus jefes y compañeros se refirieran a él como mujer o lo tildaran de “machorro”.
Lidió también con las miradas incómodas en los baños de hombres o con que lo obligaran a trabajar hasta 16 horas bajo la amenaza de que ninguna otra compañía lo recibiría por ser trans. “Yo tenía una doble vida. Una en el mundo trans y otra en la empresa”, recuerda a sus 35 años.
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Vergara se enfrentó a una de las principales barreras que encuentra esta población en casi todas las áreas de su vida: la falta de reconocimiento de su identidad. A esta forma de discriminación se le suman otros obstáculos cuando se trata de buscar empleo. Desde el limbo en que se encuentran los hombres trans respecto a su libreta militar, hasta las vacantes discriminatorias por razón de sexo que ofrecen algunas pequeñas y medianas empresas, situaciones que conducen a esta población a ocuparse en trabajos informales.
Según un estudio del Centro Nacional de Consultoría y la Cámara de Comerciantes LGBT, en 2016 apenas cuatro de cada cien personas trans en Colombia tenían un contrato laboral formal. Laura Weinstein, directora del Grupo Acción y Apoyo a Personas Trans (GAAT), afirma que esta población se suele emplear en oficios impuestos socialmente o “transexualizados” como la prostitución o la peluquería.
“Esto no está mal, puede ayudar a nuestra economía y productividad, pero no estamos en igualdad de condiciones (para otras labores). Muchas personas trans no logran acceder a la educación formal y eso implica una dificultad a la hora de competir con el resto”, señala.
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¿Cómo puede conseguir empleo un trans en Colombia?
A pesar de los grandes obstáculos en materia de discriminación, actualmente hay una serie de iniciativas públicas y privadas que pretenden facilitar la incursión de esta población al trabajo formal. Pride Connection, por ejemplo, es una red conformada por 25 empresas que se comprometen a garantizar espacios laborales seguros para la población LGBT e incentivar su contratación. La red incluye organizaciones como Procolombia, Discovery e IBM.
Una de las compañías más referenciadas en la red es Sodexo, pues fue pionera a la hora de desarrollar una ruta de empleabilidad solo para personas trans. Algunas de sus estrategias incluyen otorgar formación en temas de diversidad de género a los equipos de trabajo, ser flexibles con los antecedentes judiciales de quienes se presentan y facilitar temas de papeleo y contratación. De hecho, tienen una división de diversidad e inclusión en la que acompañan los procesos de sus empleados trans y una fundación para facilitar su formalización.
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Fue en Sodexo donde Mateo Vergara encontró una vacante en febrero de 2019, luego de que tomó la decisión de dejar la empresa para la que trabajaba, a pesar del miedo de no saber si encontraría algo mejor. “Aquí me siento libre. No me piden mil papeles ni tengo que llevar esa doble vida. Me tratan como yo quiero que me traten”, asegura. Actualmente, Mateo trabaja como auxiliar de servicios generales y consiguió formarse como bachiller. Su pareja, un hombre trans, también trabaja en la compañía.
Otra alternativa es Talento Diverso, un programa de la Cámara de Comerciantes LGBT de Colombia, que cuenta con un portal web en el que unen a personas de la comunidad con empresas que tienen ambientes laborales libres de discriminación. El sitio, que comenzó a funcionar en 2016, genera filtros de búsqueda contemplando tipos de escolaridad, especialidades y todos los niveles de experiencia. Hasta el momento se han vinculado cerca de trescientas organizaciones en más de cien ciudades y de las 1.500 personas que han hecho sus búsquedas, alrededor de doscientas se identifican como trans.
Para Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, el verdadero cambio debe provenir de una política nacional clara en materia laboral. “Se ha entendido que el acceso al empleo es abrir convocatorias para las personas trans. Ese es un punto de llegada, pero no puede ser el punto de partida”, asegura. Para Castañeda, la escolarización de las personas trans y la intervención estatal para quebrar la discriminación en las organizaciones debería ser una prioridad para no repetir ciclos de violencia y exclusión.
Aun así, varios miembros de la comunidad en Bogotá destacan los avances que han surgido desde frentes como la Dirección de Diversidad Sexual, de la Secretaría Distrital de Planeación, que hace seguimiento a las políticas LGBTI en el distrito, o la estrategia de empleabilidad de la Subdirección de Asuntos LGBT, de la Secretaría de Integración Social, que también hace una articulación laboral con ciertas empresas y ofrece programas de validación de educación para personas de la comunidad que se acerquen a sus centros.
Aunque los retos en materia de inclusión a escala nacional todavía son muchos, Vergara y Weinstein insisten en la necesidad de transgredir y aspirar a cargos altos. Incluso, cuando esto pueda generar rechazo o molestia en ciertos sectores. “A pesar de buscar nuestra seguridad, no podemos limitarnos a los lugares en los que nos sentimos cómodos. De cierta forma, hay que incomodar”, indica Weinstein. “Tenemos que mostrarle al mundo que existimos. Y en la medida en que nos acerquemos, los otros o las otras se tendrán que acostumbrar”.
Durante trece años, Mateo Vergara, un hombre trans, trabajó en una empresa de mensajería que lo discriminaba por su identidad de género. Para evitar perder su empleo, solía tolerar que sus jefes y compañeros se refirieran a él como mujer o lo tildaran de “machorro”.
Lidió también con las miradas incómodas en los baños de hombres o con que lo obligaran a trabajar hasta 16 horas bajo la amenaza de que ninguna otra compañía lo recibiría por ser trans. “Yo tenía una doble vida. Una en el mundo trans y otra en la empresa”, recuerda a sus 35 años.
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Vergara se enfrentó a una de las principales barreras que encuentra esta población en casi todas las áreas de su vida: la falta de reconocimiento de su identidad. A esta forma de discriminación se le suman otros obstáculos cuando se trata de buscar empleo. Desde el limbo en que se encuentran los hombres trans respecto a su libreta militar, hasta las vacantes discriminatorias por razón de sexo que ofrecen algunas pequeñas y medianas empresas, situaciones que conducen a esta población a ocuparse en trabajos informales.
Según un estudio del Centro Nacional de Consultoría y la Cámara de Comerciantes LGBT, en 2016 apenas cuatro de cada cien personas trans en Colombia tenían un contrato laboral formal. Laura Weinstein, directora del Grupo Acción y Apoyo a Personas Trans (GAAT), afirma que esta población se suele emplear en oficios impuestos socialmente o “transexualizados” como la prostitución o la peluquería.
“Esto no está mal, puede ayudar a nuestra economía y productividad, pero no estamos en igualdad de condiciones (para otras labores). Muchas personas trans no logran acceder a la educación formal y eso implica una dificultad a la hora de competir con el resto”, señala.
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A pesar de los grandes obstáculos en materia de discriminación, actualmente hay una serie de iniciativas públicas y privadas que pretenden facilitar la incursión de esta población al trabajo formal. Pride Connection, por ejemplo, es una red conformada por 25 empresas que se comprometen a garantizar espacios laborales seguros para la población LGBT e incentivar su contratación. La red incluye organizaciones como Procolombia, Discovery e IBM.
Una de las compañías más referenciadas en la red es Sodexo, pues fue pionera a la hora de desarrollar una ruta de empleabilidad solo para personas trans. Algunas de sus estrategias incluyen otorgar formación en temas de diversidad de género a los equipos de trabajo, ser flexibles con los antecedentes judiciales de quienes se presentan y facilitar temas de papeleo y contratación. De hecho, tienen una división de diversidad e inclusión en la que acompañan los procesos de sus empleados trans y una fundación para facilitar su formalización.
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Fue en Sodexo donde Mateo Vergara encontró una vacante en febrero de 2019, luego de que tomó la decisión de dejar la empresa para la que trabajaba, a pesar del miedo de no saber si encontraría algo mejor. “Aquí me siento libre. No me piden mil papeles ni tengo que llevar esa doble vida. Me tratan como yo quiero que me traten”, asegura. Actualmente, Mateo trabaja como auxiliar de servicios generales y consiguió formarse como bachiller. Su pareja, un hombre trans, también trabaja en la compañía.
Otra alternativa es Talento Diverso, un programa de la Cámara de Comerciantes LGBT de Colombia, que cuenta con un portal web en el que unen a personas de la comunidad con empresas que tienen ambientes laborales libres de discriminación. El sitio, que comenzó a funcionar en 2016, genera filtros de búsqueda contemplando tipos de escolaridad, especialidades y todos los niveles de experiencia. Hasta el momento se han vinculado cerca de trescientas organizaciones en más de cien ciudades y de las 1.500 personas que han hecho sus búsquedas, alrededor de doscientas se identifican como trans.
Para Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, el verdadero cambio debe provenir de una política nacional clara en materia laboral. “Se ha entendido que el acceso al empleo es abrir convocatorias para las personas trans. Ese es un punto de llegada, pero no puede ser el punto de partida”, asegura. Para Castañeda, la escolarización de las personas trans y la intervención estatal para quebrar la discriminación en las organizaciones debería ser una prioridad para no repetir ciclos de violencia y exclusión.
Aun así, varios miembros de la comunidad en Bogotá destacan los avances que han surgido desde frentes como la Dirección de Diversidad Sexual, de la Secretaría Distrital de Planeación, que hace seguimiento a las políticas LGBTI en el distrito, o la estrategia de empleabilidad de la Subdirección de Asuntos LGBT, de la Secretaría de Integración Social, que también hace una articulación laboral con ciertas empresas y ofrece programas de validación de educación para personas de la comunidad que se acerquen a sus centros.
Aunque los retos en materia de inclusión a escala nacional todavía son muchos, Vergara y Weinstein insisten en la necesidad de transgredir y aspirar a cargos altos. Incluso, cuando esto pueda generar rechazo o molestia en ciertos sectores. “A pesar de buscar nuestra seguridad, no podemos limitarnos a los lugares en los que nos sentimos cómodos. De cierta forma, hay que incomodar”, indica Weinstein. “Tenemos que mostrarle al mundo que existimos. Y en la medida en que nos acerquemos, los otros o las otras se tendrán que acostumbrar”.