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La pandemia del COVID-19 no solo aumentó el desempleo, también desmejoró la calidad del mismo. En Colombia, entre diciembre de 2020 y febrero de 2021, la proporción de ocupados informales en las 13 ciudades y áreas metropolitanas más importantes del país fue 48,1 %.
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Incluso para el total de las 23 ciudades y áreas metropolitanas la proporción de informalidad fue 49,2 %, lo que representó un aumento de 1,3 puntos porcentuales comparado con el periodo que va de diciembre de 2019 y febrero de 2020 (47,9 %).
Según Nelson Montoya, country manager de Gi Group, multinacional italiana en soluciones de recursos humanos, “la informalidad laboral se entiende como el estado en el que se encuentran las personas que están parcial o totalmente desvinculadas a las normas de protección social laboral, ya sea por decisión propia, es decir, aquellas que deciden voluntariamente excluirse de los beneficios que otorga el estado, o a las que por falta de oportunidades laborales o rechazo por no tener la experiencia requerida, no logra obtener un empleo digno”.
De hecho, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtieron este lunes que muchos trabajadores, principalmente informales, no pudieron continuar con sus labores productivas y debieron retirarse del mercado, por lo que urge que los países implementen políticas que estimulen la generación de empleos, particularmente en los grupos más vulnerables, como los jóvenes y las mujeres.
Las iniciativas para disminuir la informalidad deben basarse en la combinación de políticas que fomenten el trabajo decente y el desarrollo inclusivo. “Esta secuela que ha dejado y sigue impactando la crisis sanitaria, debe ser atendida inmediatamente por los diferentes sectores de la economía que, desde ya, deben impulsar el crecimiento laboral inclusivo para poder controlar y disminuir la informalidad. Si hoy se le ofrece a los colombianos oportunidades laborales formales, podríamos ver en un corto plazo, una mayor productividad e inversión en el país y una paulatina pero significativa disminución en la pobreza”, asegura Montoya.
Finalmente, para fomentar la formalización a gran escala, Gi Group recomienda analizar factores como bajar sustancialmente la carga a las empresas que se formalicen. “Hay que crear las condiciones regulatorias, económicas y disuasivas para que sea mucho más atractivo ser formal. La generación de alianzas estratégicas con compañías que desarrollen opciones de empleabilidad, tal como los servicios temporales y de outsourcing, puede ser una excelente vía para promover el trabajo formal”.