El reto de regular la publicidad alrededor de las criptomonedas
La participación de celebridades o influenciadores que poco o nada tienen que ver con el mundo financiero o los criptoactivos ha enturbiado las aguas para los inversionistas en un mundo que ya de por sí puede tener aspectos complejos o engañosos. Autoridades comienzan a tomar acciones para proteger a los usuarios.
Hace unos días, la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España (CNMV) se puso a la vanguardia en Europa en regulación de criptomonedas.
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Hace unos días, la Comisión Nacional del Mercado de Valores de España (CNMV) se puso a la vanguardia en Europa en regulación de criptomonedas.
En concreto, la Comisión emitió una circular para regular y ponerle límites a la publicidad alrededor de las criptodivisas. Entre otros aspectos, las compañías que quieran publicitar estos instrumentos financieros, y que quieran llegar a una audiencia de más de 1000.000 personas, deben solicitar autorización de su campaña al menos 10 días antes de su ejecución. El objetivo es que, según la entidad, la información sea “clara, equilibrada, imparcial y no engañosa”. La medida de la CNMV cobija también a los llamados influenciadores.
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¿Por qué se tomó esta decisión? Principalmente, porque para todos sus beneficios y potencialidades, el mundo de las criptomonedas continúa siendo altamente especulativo y, sin el conocimiento adecuado, puede resultar siendo algo azaroso para los inversionistas.
Pero estos vacíos de información no suelen ser suplidos con mejores datos para invertir, sino con consejos de Kim Kardashian o Floyd Mayweather, que poco o nada saben de criptoactivos o de finanzas.
El punto de la Comisión va al corazón de uno de los problemas del mundo de criptoactivos: no todas las inversiones son del todo sensatas y los riesgos pueden no ser tan conocidos por muchos usuarios que llegan atraídos por ganancias espectaculares o por publicidad hecha por su futbolista favorito.
El año pasado, la CNMV le recordó a Andrés Iniesta, futbolista español, que “hay que informarse a fondo antes de invertir en ellos o recomendar a otros que lo hagan”, luego de que el jugador publicara un tweet promocionando una plataforma de intercambio de criptodivisas.
Las palabras de algunas autoridades pueden ser un poco más duras en otros casos, como las de Charles Randell, cabeza del regulador financiero del Reino Unido, quien en 2021 dijo en una conferencia que “No hay escasez de historias de personas que han perdido sus ahorros al haber sido atraídos a la burbuja cripto bajo delirios de riqueza inmediata, muchas veces después de haber escuchado a sus influenciadores favoritos, que están listos para traicionar a sus seguidores por una cuota”.
La circular de la CNMV tiene aspectos interesantes al someter a su control a los influenciadores que hagan publicidad de criptodivisas, tan sólo cuando sean remunerados, pues los comentarios no pagos entran en la categoría de discurso protegido por libertad de expresión, según el regulador.
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Así mismo, todas las comunicaciones comerciales que promuevan inversiones en criptoactivos deben llevar una etiqueta de advertencia, un poco imitando el modelo con alimentos con grasas saturadas o bebidas azucaradas en otros países. En este caso, las campañas deben decir: “La inversión en criptoactivos no está regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas y perderse la totalidad del importe invertido”.
La participación de celebridades en el mundo cripto no es, en justicia, un asunto nuevo. Como tampoco lo son los líos que devienen de este cruce entre un mundo que resulta complejo de entender y el aire caliente que insertan estas personalidades en el espacio de criptomonedas.
Matt Damon, por ejemplo, ha prestado su imagen para impulsar un sitio de venta de criptomonedas con sede en Singapur. El jugador de fútbol americano Tom Brady es un portavoz de otro mercado de criptomonedas, así como también lo es Charli D’Amelio, una personalidad de redes sociales.
Y con la participación de algunas estrellas del cine o deportistas han llegado, casi que inevitablemente, los problemas legales. Por ejemplo, el boxeador Floyd Mayweather tuvo que pagar US$600.000 por cuenta de una investigación del órgano de regulación financiera de Estados Unidos (la SEC), que lo acusaba de inflar la salida pública de una criptomoneda.
Y el mes pasado fue instaurada una demanda colectiva en una corte de California contra una serie de celebridades que estuvieron promoviendo el año pasado un token basado en blockchain llamado Ethereum Max. Los demandados incluyen a Kim Kardashian, el propio Mayweather y el exjugador de baloncesto Paul Pierce.
En junio del año pasado, Kardashian hizo una publicación en Instagram en la que promocionaba el token. En ese mismo mes, el token fue admitido como forma de pago para una pelea entre Mayweather y el youtuber Logan Paul. Pierce, por su lado, publicó sobre Ethereum Max en Twitter.
Sólo en los días anteriores al encuentro entre Mayweather y Logan Paul, el volumen de transacciones del token se duplicó.
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Siete meses después, Ethereum Max ha perdido 97 % de su valor, lo que llevó a que varios inversionistas interpusieran la demanda, alegando que el token fue inflado por las publicaciones de estas celebridades, quienes vendieron sus participaciones mientras estaba alto el valor, según dice la demanda.
Aquí hay que aclarar que Ethereum Max no tiene nada que ver con Ethereum, la segunda mayor criptomoneda. Los demandantes aseguran que la marca del token es un esfuerzo deliberado para confundir a los inversionistas y hacerlos pensar que están relacionados con la red de Ethereum.