El salario mínimo en 2023 será de $1.160.000: ¿incremento histórico?
Empresarios y trabajadores concertaron un incremento del salario mínimo para 2023. Este será del 16 % para el salario mínimo, y del 20 % para el auxilio de transporte. ¿Cómo proteger el poder adquisitivo de los trabajadores?
Diego Ojeda
¿En cuánto quedó el incremento del salario mínimo 2023?
El salario mínimo en 2023 se concertó en $1.160.000, lo que implica un aumento del 16 %. También se acordó que el auxilio de transporte (que es el mismo auxilio de energía e internet para quienes hacen trabajo en casa y devengan hasta dos salarios mínimos) quedará en $140.606 lo que implica un aumento del 20 %. En total queda en $1.300.606.
Lea también: Los efectos del salario mínimo sobre el mercado laboral
En medio de su intervención, el presidente Gustavo Petro manifestó el interés de que este incremento se traduzca en una real recuperación del poder de compra de los trabajadores, el cual se ha perdido en los últimos meses por cuenta de la inflación.
“También espero que se recupere el incremento de la productividad promedio de la economía nacional, y que podamos también hacer saltar la demanda interna en Colombia en sus sectores más vulnerables, de tal manera que no solo podamos corregir una situación de crecimiento del hambre, sino también que se convierta en motor del crecimiento económico. Si la demanda interna crece en Colombia el año entrante, estoy convencido que crecerá la economía mucho más allá del pronóstico optimista que las condiciones internacionales están imponiendo para el país”, afirmó el presidente.
A su turno el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés, celebró que el aumento se hubiera alcanzado mediante la concertación. “Este acuerdo refleja que los colombianos podrán mejorar su poder adquisitivo el próximo año”, puntualizó.
Hay que tener en cuenta que este año los empresarios no presentaron una propuesta sobre la mesa, sino que quisieron cambiar la metodología y dialogar, junto con las centrales obreras, sobre la que estas apostaron, que fue el 20 %. Para el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, fue importante para esta concertación que se les haya respetado esa ‘forma de juego’, porque al final fue el modelo que les permitió analizar las diversas variables macroeconómicas que los llevaron a concertar el 16 %.
“Nos vamos contentos con la concertación, con el hecho de que podemos llegar a acuerdos y con la posibilidad de dialogar con personas racionales y bien intencionadas que están queriendo tomar la mejor decisión posible”, dijo Mac Master.
Esta fue una concertación que se hizo a pulso, pues las partes que integran la mesa se tomaron hasta el último día para concertar la cifra, siendo la preservación del poder adquisitivo de los trabajadores el tema de discusión.
A decir verdad, esa siempre ha sido preocupación que reúne año tras año al Gobierno Nacional (representado por el Ministerio del Trabajo), a las Centrales Obreras (CUT, CGT, CTU y confederaciones de pensionados) y a los empresarios (representados por agremiaciones como la ANDI, la SAC y Fenalco); solo que en 2022 la amenaza de la inflación encendió alertas sobre el riesgo de que el aumento acordado se pierda como agua en las manos en 2023.
Es por esto que, más que acordar una cifra, este año la mesa trabajó en diseñar un paquete de medidas que mitiguen el crecimiento del precio de los productos y servicios que conforman la canasta básica familiar de los colombianos.
Le puede interesar: Empresarios no presentaron una cifra para el incremento del salario mínimo
La más influyente de estas es la desindexación del salario mínimo de más de 200 pagos, en rubros como transporte, trabajo, hacienda, justicia, TIC, agricultura y vivienda. Ejemplo de esto es el cobro de los peajes en las carreteras, y las cuotas moderadoras en las entidades prestadoras de salud. Hace una semana el Ministerio de Hacienda publicó la primera lista de desindexación, en donde figuran, entre otras obligaciones, el pago de las multas de tránsito. Desde el primero de enero estas dejarán de calcularse en salarios mínimos y pasarán a hacerlo en Unidades de Valor Tributario (UVT, que varían anualmente con base en la inflación).
“Con esto vamos a tener un impacto directo en los productos que componen la canasta básica. Mañana saldrá un primer decreto donde tendremos 50 actividades y elementos de esta desindexación. Antes de que termine el año vamos a trabajar con el resto de productos y elementos y llevaremos los 34 finales al Plan de Desarrollo para un total de 204, entre elementos, bienes y servicios”, detalló la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.
También se acordó solicitarle al Ministerio de Hacienda influir en la reducción de la tasa de usura, pues esta ya es de casi tres veces la inflación. Con esto se busca aliviar el peso en los bolsillos de los hogares que tienen productos crediticios, amén de incentivar el consumo. Esta propuesta sería contraria a las movidas que ha estado haciendo el Banco de la República en los últimos meses (siguiendo la tendencia de la Reserva Federal de Estados Unidos), con la teoría de que elevando las tasas se baja el consumo y con eso se mitiga la inflación.
Le sugerimos leer: Desindexación: ¿Qué es y por qué es importante para el salario mínimo?
Las centrales obreras también lograron incluir en el acuerdo la revisión de los precios de los medicamentos, pues en el último año han habido algunos que han registrado un incremento de hasta el 500 %, como los que tienen que ver con la salud sexual y reproductiva, por ejemplo.
El cuarto acuerdo para preservar el poder adquisitivo de los trabajadores tiene que ver con el servicio de energía eléctrica. La propuesta invita a que revise la fórmula con la que se calcula las facturas, pues las centrales obreras aseguran que en la actual se incluyen pérdidas de las centrales productoras y transmisoras, lo que al final del día termina transmitiendo al usuario final.
Finalmente está la promoción de apuestas gubernamentales que subsidian a los pequeños productores rurales del país, quienes se han visto afectados por el impacto de la ola invernal (que ha inundado sus cosechas), así como el encarecimiento de insumos como los fertilizantes. Hace un mes el Ministerio de Agricultura anunció un paquete de medidas con el que se busca auxiliar con el 20 % del valor de estos insumos. Con esto se espera que, al ayudar con los costos de la producción, el precio de los alimentos registre una disminución, algo que sería clave, pues hay que recordar que los alimentos han sido los que más han jalonado la inflación en el último año.
¿Fue un aumento histórico?
En su intervención la ministra de Trabajo calificó al resultado de esta concertación como un “acuerdo histórico”, porque “por primera vez en la historia de esta negociación nos hemos centrado en las políticas y medidas para proteger el poder adquisitivo del salario. También por los grandes esfuerzos y la rigurosidad con que todas las partes hemos venido trabajando para construir no solamente las soluciones y medidas, sino la cifra única de concertación del salario como tal”, detalló.
Ramírez también calificó como histórico el haber tomado como base “la inflación de los pobres”, es decir, pidieron al DANE que les ayudara a discriminar el impacto de la inflación según el ingreso salarial de los hogares (esto arrojó un 14,4 % para quienes presentan mayores niveles de pobreza monetaria).
¿Pero este también fue un aumento histórico? Para responder a esta pregunta no basta con mirar el solo porcentaje del incremento (16 %), porque si fuera así podríamos remontarnos a 1989, cuando el incremento fue del 27 %. También se debe tener en cuenta la variable de la inflación, que en Colombia es dada a conocer por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que calcula el DANE.
A esa diferencia de factores, es decir, el porcentaje de incremento del salario mínimo menos la inflación, se le conoce como incremento real (que es lo que refleja la recuperación de poder adquisitivo de los trabajadores). Desde este punto de vista sí se puede decir que fue un aumento histórico, por lo menos en lo que va del siglo, pues la diferencia es de 3,47 puntos porcentuales, los cuales están por encima de los 2,82 puntos porcentuales (que es el segundo más alto) que registró el aumento del salario mínimo para 2019.
Aunque hay que tener en cuenta que la economía global también atravesó por un panorama histórico, con ingredientes como la guerra en Ucrania, el alza del dólar, la inflación en los Estados Unidos, la crisis de los contenedores y el fuerte impacto de la ola invernal en Colombia. Con este reconocimiento a la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, se busca nivelar la balanza tras un año complejo, con la esperanza de que en 2023 la economía se dinamice y la inflación comience a dar tregua.
Aumento del salario mínimo en Colombia:
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¿En cuánto quedó el incremento del salario mínimo 2023?
El salario mínimo en 2023 se concertó en $1.160.000, lo que implica un aumento del 16 %. También se acordó que el auxilio de transporte (que es el mismo auxilio de energía e internet para quienes hacen trabajo en casa y devengan hasta dos salarios mínimos) quedará en $140.606 lo que implica un aumento del 20 %. En total queda en $1.300.606.
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En medio de su intervención, el presidente Gustavo Petro manifestó el interés de que este incremento se traduzca en una real recuperación del poder de compra de los trabajadores, el cual se ha perdido en los últimos meses por cuenta de la inflación.
“También espero que se recupere el incremento de la productividad promedio de la economía nacional, y que podamos también hacer saltar la demanda interna en Colombia en sus sectores más vulnerables, de tal manera que no solo podamos corregir una situación de crecimiento del hambre, sino también que se convierta en motor del crecimiento económico. Si la demanda interna crece en Colombia el año entrante, estoy convencido que crecerá la economía mucho más allá del pronóstico optimista que las condiciones internacionales están imponiendo para el país”, afirmó el presidente.
A su turno el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Francisco Maltés, celebró que el aumento se hubiera alcanzado mediante la concertación. “Este acuerdo refleja que los colombianos podrán mejorar su poder adquisitivo el próximo año”, puntualizó.
Hay que tener en cuenta que este año los empresarios no presentaron una propuesta sobre la mesa, sino que quisieron cambiar la metodología y dialogar, junto con las centrales obreras, sobre la que estas apostaron, que fue el 20 %. Para el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, fue importante para esta concertación que se les haya respetado esa ‘forma de juego’, porque al final fue el modelo que les permitió analizar las diversas variables macroeconómicas que los llevaron a concertar el 16 %.
“Nos vamos contentos con la concertación, con el hecho de que podemos llegar a acuerdos y con la posibilidad de dialogar con personas racionales y bien intencionadas que están queriendo tomar la mejor decisión posible”, dijo Mac Master.
Esta fue una concertación que se hizo a pulso, pues las partes que integran la mesa se tomaron hasta el último día para concertar la cifra, siendo la preservación del poder adquisitivo de los trabajadores el tema de discusión.
A decir verdad, esa siempre ha sido preocupación que reúne año tras año al Gobierno Nacional (representado por el Ministerio del Trabajo), a las Centrales Obreras (CUT, CGT, CTU y confederaciones de pensionados) y a los empresarios (representados por agremiaciones como la ANDI, la SAC y Fenalco); solo que en 2022 la amenaza de la inflación encendió alertas sobre el riesgo de que el aumento acordado se pierda como agua en las manos en 2023.
Es por esto que, más que acordar una cifra, este año la mesa trabajó en diseñar un paquete de medidas que mitiguen el crecimiento del precio de los productos y servicios que conforman la canasta básica familiar de los colombianos.
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La más influyente de estas es la desindexación del salario mínimo de más de 200 pagos, en rubros como transporte, trabajo, hacienda, justicia, TIC, agricultura y vivienda. Ejemplo de esto es el cobro de los peajes en las carreteras, y las cuotas moderadoras en las entidades prestadoras de salud. Hace una semana el Ministerio de Hacienda publicó la primera lista de desindexación, en donde figuran, entre otras obligaciones, el pago de las multas de tránsito. Desde el primero de enero estas dejarán de calcularse en salarios mínimos y pasarán a hacerlo en Unidades de Valor Tributario (UVT, que varían anualmente con base en la inflación).
“Con esto vamos a tener un impacto directo en los productos que componen la canasta básica. Mañana saldrá un primer decreto donde tendremos 50 actividades y elementos de esta desindexación. Antes de que termine el año vamos a trabajar con el resto de productos y elementos y llevaremos los 34 finales al Plan de Desarrollo para un total de 204, entre elementos, bienes y servicios”, detalló la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.
También se acordó solicitarle al Ministerio de Hacienda influir en la reducción de la tasa de usura, pues esta ya es de casi tres veces la inflación. Con esto se busca aliviar el peso en los bolsillos de los hogares que tienen productos crediticios, amén de incentivar el consumo. Esta propuesta sería contraria a las movidas que ha estado haciendo el Banco de la República en los últimos meses (siguiendo la tendencia de la Reserva Federal de Estados Unidos), con la teoría de que elevando las tasas se baja el consumo y con eso se mitiga la inflación.
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Las centrales obreras también lograron incluir en el acuerdo la revisión de los precios de los medicamentos, pues en el último año han habido algunos que han registrado un incremento de hasta el 500 %, como los que tienen que ver con la salud sexual y reproductiva, por ejemplo.
El cuarto acuerdo para preservar el poder adquisitivo de los trabajadores tiene que ver con el servicio de energía eléctrica. La propuesta invita a que revise la fórmula con la que se calcula las facturas, pues las centrales obreras aseguran que en la actual se incluyen pérdidas de las centrales productoras y transmisoras, lo que al final del día termina transmitiendo al usuario final.
Finalmente está la promoción de apuestas gubernamentales que subsidian a los pequeños productores rurales del país, quienes se han visto afectados por el impacto de la ola invernal (que ha inundado sus cosechas), así como el encarecimiento de insumos como los fertilizantes. Hace un mes el Ministerio de Agricultura anunció un paquete de medidas con el que se busca auxiliar con el 20 % del valor de estos insumos. Con esto se espera que, al ayudar con los costos de la producción, el precio de los alimentos registre una disminución, algo que sería clave, pues hay que recordar que los alimentos han sido los que más han jalonado la inflación en el último año.
¿Fue un aumento histórico?
En su intervención la ministra de Trabajo calificó al resultado de esta concertación como un “acuerdo histórico”, porque “por primera vez en la historia de esta negociación nos hemos centrado en las políticas y medidas para proteger el poder adquisitivo del salario. También por los grandes esfuerzos y la rigurosidad con que todas las partes hemos venido trabajando para construir no solamente las soluciones y medidas, sino la cifra única de concertación del salario como tal”, detalló.
Ramírez también calificó como histórico el haber tomado como base “la inflación de los pobres”, es decir, pidieron al DANE que les ayudara a discriminar el impacto de la inflación según el ingreso salarial de los hogares (esto arrojó un 14,4 % para quienes presentan mayores niveles de pobreza monetaria).
¿Pero este también fue un aumento histórico? Para responder a esta pregunta no basta con mirar el solo porcentaje del incremento (16 %), porque si fuera así podríamos remontarnos a 1989, cuando el incremento fue del 27 %. También se debe tener en cuenta la variable de la inflación, que en Colombia es dada a conocer por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que calcula el DANE.
A esa diferencia de factores, es decir, el porcentaje de incremento del salario mínimo menos la inflación, se le conoce como incremento real (que es lo que refleja la recuperación de poder adquisitivo de los trabajadores). Desde este punto de vista sí se puede decir que fue un aumento histórico, por lo menos en lo que va del siglo, pues la diferencia es de 3,47 puntos porcentuales, los cuales están por encima de los 2,82 puntos porcentuales (que es el segundo más alto) que registró el aumento del salario mínimo para 2019.
Aunque hay que tener en cuenta que la economía global también atravesó por un panorama histórico, con ingredientes como la guerra en Ucrania, el alza del dólar, la inflación en los Estados Unidos, la crisis de los contenedores y el fuerte impacto de la ola invernal en Colombia. Con este reconocimiento a la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, se busca nivelar la balanza tras un año complejo, con la esperanza de que en 2023 la economía se dinamice y la inflación comience a dar tregua.
Aumento del salario mínimo en Colombia:
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