El salario mínimo no es puerta para escapar de la pobreza, sostiene ONG
Casi la mitad de la fuerza laboral del país permanece vinculada a un puesto de trabajo formal tan sólo entre siete y 11 meses. De ahí que también sean necesarios estímulos para lograr la permanencia en el mercado laboral formal, dice el informe.
Redacción Economía.
El salario mínimo no es un incentivo para que la población trabajadora informal dé el paso hacia un empleo formal, y no es una puerta para escapar de la trampa de la pobreza y avanzar hacia mejores condiciones de vida, señala informe de Cuso International una ONG que realiza estudios sobre este tema.
Un documento del Ministero de Trabajo sostiene que para mejorar la formalización laboral "se ha propuesto generar escenarios que permitan el alcance de un mercado laboral incluyente, más justo y equitativo, donde los trabajadores tengan acceso a trabajos dignos, decentes y de calidad, potenciando así mayores oportunidades laborales para su bienestar y desarrollo". (Le puede interesar: En 2017 cayó levemente la informalidad en el país).
La ONG sostiene que la precariedad laboral se evidencia en la insuficiencia del salario mínimo para cubrir sus necesidades básicas. Usualmente las personas que ganan esta remuneración logran asumir los gastos de alimentación y vivienda cuando cuentan con redes familiares de apoyo así como estatales básicas de protección como el Sisbén.
El estudio elaborado por Cuso International y apoyado por el Gobierno de Canadá, arrojó que los ingresos promedio de un jefe de hogar en 2007 disminuyeron el doble frente a 2017, mientras que los de uno con ganancias iguales o inferiores a un salario mínimo se redujeron cuatro veces durante el mismo periodo. (De contexto: Salario mínimo en Colombia será de $828.116 en 2019).
El salario mínimo modifica el ingreso mensual de por lo menos 2,5 millones de trabajadores y pensionados que tienen que ver con la asignación de cada mes.
"Dadas las limitaciones del salario mínimo para cubrir los gastos diarios, los y las investigadoras de la investigación enfatizaron en que las personas trabajadoras que ganan esta remuneración afrontan grandes dificultades en momentos críticos marcados por enfermedades y accidentes que incluso, en algunos casos, son de carácter laboral. Aunque los asalariados deben contar con seguridad social para sobrellevar estas situaciones, en algunas ocasiones el salario mínimo no les permite cubrir los gastos adicionales resultantes de estos episodios", sostiene el informe de Cuso International.
“Es cierto, las personas trabajadoras que ganan un salario mínimo no están abocados a la inanición. Pero es alarmante que la probabilidad de que esta remuneración realmente les permita salir de la pobreza sea inexistente”, explicó Alejandro Matos, director de Cuso International en Colombia.
Casi la mitad de la fuerza laboral dura vinculada a un trabajo formal tan solo entre siete y 11 meses, por lo cual un gran reto para el país es la estabilidad en el mercado laboral formal, dice el estudio con base datos de la gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH). Cuso International recomendó que se tomen disposiciones no sólo para incentivar el acceso a un empleo formal, sino también para identificar y abordar aquellas que permiten la permanencia en la formalidad.
"En Colombia como en otros países en desarrollo, el salario mínimo legal (SML) se utiliza como una política de ayuda a los pobres", precisa un informe del Banco de la República.
“En términos realistas, una buena parte de la población trabajadora se encuentra en la informalidad y, por ende, es muy difícil que el control y la vigilancia alcance a abarcar a estos trabajadores/as. Lo más pertinente es concebir cómo ellos y ellas pueden realizar una transición al mercado laboral formal, mediante políticas de productividad con una perspectiva regional, que incluyan eficazamente iniciativas de generación de empleo formal que realmente apunten a la disminución de las condiciones de pobreza de la población colombiana”, indicó el directivo de Cuso International.
De acuerdo con la ONG que realizó el informe laboral, la edad de las personas juega un papel determinante en la informalidad. Al iniciar el ciclo laboral, la juventud registra una tasa de informalidad de cerca de 61,4%. Precisamente, este fenómeno se explica porque las personas jóvenes usualmente encuentran una puerta de entrada al mercado de trabajo en las actividades informales.
En la siguiente etapa, de los 29 y 40 años, la tasa de informalidad desciende (56,3%), pues los trabajadores/as alcanzan mayores niveles de experiencia y educación, es decir, se trata de su fase más productiva. Ya entre los 41 y 50 años empieza a subir la informalidad (67,8%), incluso por encima de la tasa presentada entre los jóvenes.
El periodo en que este fenómeno se agrava aún más es después de los 61 años (92%), pues es cuando los adultos mayores buscan cualquier fuente de ingresos con tal de lograr su sobrevivencia y enfrentar los riesgos asociados con su vejez. De ahí que la informalidad laboral sea una constante que afecta a una gran proporción de la población trabajadora a lo largo de todo su ciclo de vida.
De acuerdo con el sexo, no hay grandes diferencias entre hombres y mujeres, pues la tasa de informalidad alcanza 66% y 65%, respectivamente. Aunque cabe aclarar que la participación de los hombres sigue siendo más alta tanto en el mercado laboral formal e informal.
La educación definitivamente marca la pauta a la hora de conseguir un empleo formal. El estudio encontró que la educación primaria aumenta en 50 puntos porcentuales la tasa de informalidad laboral frente a la educación superior.
En cuanto a los sectores económicos, el agropecuario y el minero presentan las tasas de informalidad laboral más altas en el país (88,7%), seguido por el comercio (78,2%) y la construcción (74,1%). Por su parte, los renglones industrial (54,3%) y de servicios (48,5%) presentan las menores tasas de informalidad en Colombia, destaca el informe realizado por la ONG Cuso International.
El salario mínimo no es un incentivo para que la población trabajadora informal dé el paso hacia un empleo formal, y no es una puerta para escapar de la trampa de la pobreza y avanzar hacia mejores condiciones de vida, señala informe de Cuso International una ONG que realiza estudios sobre este tema.
Un documento del Ministero de Trabajo sostiene que para mejorar la formalización laboral "se ha propuesto generar escenarios que permitan el alcance de un mercado laboral incluyente, más justo y equitativo, donde los trabajadores tengan acceso a trabajos dignos, decentes y de calidad, potenciando así mayores oportunidades laborales para su bienestar y desarrollo". (Le puede interesar: En 2017 cayó levemente la informalidad en el país).
La ONG sostiene que la precariedad laboral se evidencia en la insuficiencia del salario mínimo para cubrir sus necesidades básicas. Usualmente las personas que ganan esta remuneración logran asumir los gastos de alimentación y vivienda cuando cuentan con redes familiares de apoyo así como estatales básicas de protección como el Sisbén.
El estudio elaborado por Cuso International y apoyado por el Gobierno de Canadá, arrojó que los ingresos promedio de un jefe de hogar en 2007 disminuyeron el doble frente a 2017, mientras que los de uno con ganancias iguales o inferiores a un salario mínimo se redujeron cuatro veces durante el mismo periodo. (De contexto: Salario mínimo en Colombia será de $828.116 en 2019).
El salario mínimo modifica el ingreso mensual de por lo menos 2,5 millones de trabajadores y pensionados que tienen que ver con la asignación de cada mes.
"Dadas las limitaciones del salario mínimo para cubrir los gastos diarios, los y las investigadoras de la investigación enfatizaron en que las personas trabajadoras que ganan esta remuneración afrontan grandes dificultades en momentos críticos marcados por enfermedades y accidentes que incluso, en algunos casos, son de carácter laboral. Aunque los asalariados deben contar con seguridad social para sobrellevar estas situaciones, en algunas ocasiones el salario mínimo no les permite cubrir los gastos adicionales resultantes de estos episodios", sostiene el informe de Cuso International.
“Es cierto, las personas trabajadoras que ganan un salario mínimo no están abocados a la inanición. Pero es alarmante que la probabilidad de que esta remuneración realmente les permita salir de la pobreza sea inexistente”, explicó Alejandro Matos, director de Cuso International en Colombia.
Casi la mitad de la fuerza laboral dura vinculada a un trabajo formal tan solo entre siete y 11 meses, por lo cual un gran reto para el país es la estabilidad en el mercado laboral formal, dice el estudio con base datos de la gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH). Cuso International recomendó que se tomen disposiciones no sólo para incentivar el acceso a un empleo formal, sino también para identificar y abordar aquellas que permiten la permanencia en la formalidad.
"En Colombia como en otros países en desarrollo, el salario mínimo legal (SML) se utiliza como una política de ayuda a los pobres", precisa un informe del Banco de la República.
“En términos realistas, una buena parte de la población trabajadora se encuentra en la informalidad y, por ende, es muy difícil que el control y la vigilancia alcance a abarcar a estos trabajadores/as. Lo más pertinente es concebir cómo ellos y ellas pueden realizar una transición al mercado laboral formal, mediante políticas de productividad con una perspectiva regional, que incluyan eficazamente iniciativas de generación de empleo formal que realmente apunten a la disminución de las condiciones de pobreza de la población colombiana”, indicó el directivo de Cuso International.
De acuerdo con la ONG que realizó el informe laboral, la edad de las personas juega un papel determinante en la informalidad. Al iniciar el ciclo laboral, la juventud registra una tasa de informalidad de cerca de 61,4%. Precisamente, este fenómeno se explica porque las personas jóvenes usualmente encuentran una puerta de entrada al mercado de trabajo en las actividades informales.
En la siguiente etapa, de los 29 y 40 años, la tasa de informalidad desciende (56,3%), pues los trabajadores/as alcanzan mayores niveles de experiencia y educación, es decir, se trata de su fase más productiva. Ya entre los 41 y 50 años empieza a subir la informalidad (67,8%), incluso por encima de la tasa presentada entre los jóvenes.
El periodo en que este fenómeno se agrava aún más es después de los 61 años (92%), pues es cuando los adultos mayores buscan cualquier fuente de ingresos con tal de lograr su sobrevivencia y enfrentar los riesgos asociados con su vejez. De ahí que la informalidad laboral sea una constante que afecta a una gran proporción de la población trabajadora a lo largo de todo su ciclo de vida.
De acuerdo con el sexo, no hay grandes diferencias entre hombres y mujeres, pues la tasa de informalidad alcanza 66% y 65%, respectivamente. Aunque cabe aclarar que la participación de los hombres sigue siendo más alta tanto en el mercado laboral formal e informal.
La educación definitivamente marca la pauta a la hora de conseguir un empleo formal. El estudio encontró que la educación primaria aumenta en 50 puntos porcentuales la tasa de informalidad laboral frente a la educación superior.
En cuanto a los sectores económicos, el agropecuario y el minero presentan las tasas de informalidad laboral más altas en el país (88,7%), seguido por el comercio (78,2%) y la construcción (74,1%). Por su parte, los renglones industrial (54,3%) y de servicios (48,5%) presentan las menores tasas de informalidad en Colombia, destaca el informe realizado por la ONG Cuso International.