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El Niño podría prolongarse hasta el segundo trimestre de 2024, de acuerdo con las proyecciones del IDEAM. Este fenómeno climatológico viene ejerciendo una presión significativa sobre el servicio de energía, porque un 66 % de la energía que se produce en Colombia es a través de hidroeléctricas que, como su nombre lo indica, dependen de embalses para la generación y estos, a su vez, dependen de las lluvias para tener niveles acordes a la demanda del país.
De acuerdo con el ministro de Minas, Andrés Camacho, febrero significará el periodo de mayor estrés para el sistema eléctrico nacional. Se espera la llegada de lluvias hacia marzo, lo cual podría aplacar las altas temperaturas que se están sintiendo en todo el país.
En periodos de sequía, como el actual, la capacidad de generación del sistema eléctrico baja; al mismo tiempo, la demanda de los usuarios aumenta, especialmente en los climas cálidos, donde los habitantes deben prender por más tiempo los ventiladores o los aires acondicionados.
Esta ecuación lleva a que los precios del recibo de la luz puedan incrementarse y, si la situación se agrava, podrían presentarse racionamientos de energía. Eso sí, los rumores de racionamientos han sido desestimados por el Gobierno como por los diferentes actores del sistema eléctrico.
Con corte al 28 de enero de 2024, las reservas hídricas están en el 57,8 % de su capacidad, según cifras de XM (administrador del mercado eléctrico). ¿Es esto una señal de alarma? Para responder a esta pregunta hay que mirar la cifra en contexto. En diciembre de 2023, el inicio de la temporada de verano 2023-2024, el país contaba con niveles de embalses del 74,53 %, es decir, en los últimos meses el nivel de los embales ha caído un 16,73 %.
En un reciente comunicado, XM señaló que “en lo corrido de enero de 2024, los aportes hídricos se encuentran en el 56,69 % de la media histórica, déficits coherentes con la presencia de un fenómeno de El Niño fuerte como el que atraviesa el país”.
Ahora bien, si se comparan los niveles de embalses actuales con la misma fecha del pasado fenómeno de El Niño (en 2015 y 2016), la cifra es un 4,9 % superior.
“Coherente con la presencia de un fenómeno de El Niño fuerte como el que atraviesa el país, en diciembre los aportes hídricos del sistema fueron deficitarios, ubicándose en un 57,97 % de la media histórica y en lo corrido de enero de 2024, esta condición se mantiene, ubicándose en un 56,69 % de la media histórica”, indicó XM.
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¿Hay que alarmarse por los embalses?
XM insiste en que, si no ocurre nada extraño que afecte la infraestructura eléctrica del país y si el fenómeno de El Niño no se alarga más allá de los pronósticos de las agencias internacionales, el sistema eléctrico del país superaría la temporada de sequías sin mayores afectaciones.
“Los análisis de XM indican que, de mantenerse hidrologías deficitarias como las históricas en fenómenos de El Niño pasados, sin presentarse eventos extraordinarios que afecten la infraestructura del sector y con la finalización del fenómeno de El Niño dentro de los pronósticos hechos por las agencias internacionales, el país cuenta con los recursos suficientes de generación de energía y sus recursos primarios (principalmente agua, gas, carbón y combustibles líquidos) para atender la demanda de energía en el verano 2023 2024″, explicó Juan Carlos Morales, gerente del Centro Nacional de Despacho de XM.
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No obstante, Diego Mesa, exministro de Minas y Energía, opina que la situación de los embalses es preocupante. “Preocupa que la capacidad agregada de los embalses del país ya es inferior al 58 % y está muy por debajo de promedios históricos para esta fecha”, indicó el exministro a través de cuenta de X.
Igualmente, Mesa agregó que unos aportes hídricos del 43 % (con corte al 28 de enero) están “muy por debajo” de la demanda de energía. “En otras palabras, estamos desembalsando acelerademente”, agregó.
Los más recientes pronósticos de las agencias meteorológicas prevén el fin del fenómeno de El Niño a partir del trimestre marzo-abril-mayo de 2024. Por su parte, el IDEAM ha indicado que se espera que los meses más deficitarios en términos de aportes hídricos sean enero y febrero de 2024 y que, si bien es probable que en marzo se presenten aportes deficitarios en algunas regiones del país, este déficit sería inferior a los esperados en enero y febrero, iniciando así la transición a un periodo de normalidad climática.
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