Arme su plan de juego con el método de LeBron James
Fragmento de “Game Plan”, el libro de autoayuda del coach personal del famoso basquetbolista como “método para vivir, trabajar y competir al máximo nivel durante el mayor tiempo posible”. En Colombia con el sello Ediciones B.
Mike Mancias * / Especial para El Espectador
Prólogo
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Prólogo
Por: LeBron James
Cuando conocí a Mike, yo no tenía más que dieciocho años, acababa de incorporarme a la liga y él estaba haciendo prácticas de verano con los Cavaliers. No volví a verlo hasta mi segundo año en la NBA, cuando los Cavs le contrataron como entrenador auxiliar. Por aquel entonces, lo que enseguida te llamaba la atención de él eran su porte y su puntualidad. Todos los días llegaba con ganas, superentusiasmado y listo para trabajar, igual que yo. Y lo más importante: comprendía el valor de la longevidad.
Desde que iba al instituto, siempre he tenido en mente seguir en el juego todo el tiempo posible. Recuerdo que, cuando tenía trece años, un amigo me dijo que jugara a tope y lo pasara bien, pero que nunca olvidara estirar. En todos y cada uno de los partidos.
Estiraba dos o tres veces al día, no solo antes de los partidos, sino en cuanto me levantaba y justo antes de acostarme. De modo que daba igual lo listo que estuviera para jugar ese día, estaría igual de listo al día siguiente, y al siguiente, y todos los días después de ese. Porque siempre he sido de los que se daban cuenta de que, independientemente del talento que puedas tener, en lo que se refiere a tus habilidades solo pueden llevarte hasta cierto punto. De que si quieres tener una carrera larga y sostenible —si quieres llegar a ser legendario—, tienes que estar disponible para tu equipo. Para hacerlo, siempre debes esforzarte. Sea como sea, sin excusas.
Oí que Mike había hecho prácticas con Tim Grover, entrenador de fama mundial, y había colaborado ayudando a Michael Jordan durante su regreso al básquet profesional. No me lo asignaron cuando se abrió el campo de entrenamiento en octubre, pero cuando lo vi en el calentamiento con algunos de los veteranos del equipo, le dije: «¡Eh! ¿Puedo unirme un rato?».
Según Mike, ese día puso nerviosos a sus superiores al trabajar conmigo cuando no era más que «el novato». Pero yo vi algo en Mike enseguida e hicimos buenas migas desde el principio. No solo éramos dos chicos jóvenes que llegaban a las filas de la NBA. Éramos dos chicos con metas, principios y una ética de trabajo en absoluta sincronía. Y yo necesitaba a alguien que no solo me desafiara, sino que no tuviera miedo de hacerlo. Alguien con quien me sintiera cómodo y que siempre dedicara trabajo a mi salud, entrenamiento y recuperación. Todos y cada uno de los días, pasase lo que pasase, sin excusas.
Siempre he sentido que Mike era el indicado para mí porque creía tanto como yo en que la longevidad empieza siendo consecuentes tanto en la cancha como fuera de ella. Es cuestión de centrarte aun cuando tienes otras cosas en mente, presentarte preparado y afrontar cada momento al máximo nivel posible. Es cuestión de saber cómo aprender del fracaso porque, te guste o no, fracasarás. Y, dos décadas más tarde, seguimos mejorando juntos, aprendiendo sobre la marcha, confiando el uno en el otro para probar cosas nuevas que podrían funcionar y, si no lo hacen, pasar a otras sin más. Pero, lo que es más importante, nos preguntamos qué podemos aprender de la derrota. De esa forma, cuando cruzamos ese umbral de nuevo, abordamos las cosas de un modo distinto y aumentamos al máximo la probabilidad de éxito.
Incluso cuando deje de jugar al baloncesto, tengo intención de mantener mi cuerpo lo más funcional posible haciendo lo correcto. Pienso seguir en el juego todo lo que pueda siendo consecuente con mi entrenamiento, mi recuperación y comiendo lo mejor que pueda, y gran parte de esto se lo debo a Mike.
Vivimos en un mundo en el que todos tratan de averiguar cómo convertirse en una mejor versión de sí mismos, tanto física como espiritualmente. Pero no importa si eres deportista de élite o aspiras a serlo, si eres una madre, un padre, un hermano o una hermana que busca ser su mejor yo. Los movimientos, el ejercicio y la experiencia que aporta Mike realmente benefician a todo el mundo, porque no es solo cuestión de empoderamiento deportivo, es cuestión de empoderamiento humano.
Le confío mi carrera a Mike. Le confío mi amistad. Le confío mi cuerpo. Lo que hemos aprendido juntos ya forma parte de mi ADN, y no va a irse a ninguna parte.
Introducción
¿Qué necesitas de tu cuerpo hoy? ¿Y mañana? ¿Y al día, la semana, el mes o el año siguientes? ¿Necesitas que tu cuerpo sea más esbelto? ¿Más fuerte? ¿Más flexible y a prueba de lesiones? ¿Que esté en la mejor forma posible hoy, mañana y más allá para que puedas disfrutar de una vida larga y saludable? Cuando eres cliente mío, más te vale estar listo para escuchar estas preguntas con frecuencia.
Conocí a LeBron James en su segundo año en la NBA, durante la temporada 2004-2005, cuando buscaba ayuda con su entrenamiento. Resultaba fácil ver que era un deportista muy dotado y especial. Por aquel entonces, LeBron era capaz de alcanzar el éxito mediante la fuerza bruta, el entrenamiento tradicional y técnicas de levantamiento de pesas. Su entrenamiento no iba dirigido a moverse de manera más eficiente ni a incorporar ninguna medida para evitar las lesiones. No había estructura —ni régimen de estiramientos, ni plan nutricional, ni rutina pre/pospartido o medio tiempo— más allá de atarse los cordones de las zapatillas, salir a la cancha y correr a trescientos kilómetros por hora. Yo veía que era un lienzo en blanco con todos los colores disponibles, solo que no estaba organizado del modo correcto.
Nuestra charla inicial se convirtió en la primera de miles y, a lo largo de las dos últimas décadas, en calidad de entrenador y especialista en recuperación, he trabajado con él de manera individual prácticamente todos y cada uno de los días de su carrera para que siguiera jugando al máximo nivel posible. Pero ese primer día con LeBron, le formulé esa misma pregunta: «¿Qué necesitas de tu cuerpo hoy?».
Su respuesta ha evolucionado a lo largo de los años. Al principio, buscaba una forma mejor de entrenar y recuperarse. Luego quiso ser el mejor de la liga. Después el mejor de la historia. Luego seguir siendo el mejor jugador del mundo todo el tiempo posible. Y ahora quiere seguir manteniendo la salud suficiente para jugar en la NBA con su hijo.
Cuando reflexionas acerca de esa pregunta —no solo cada día, sino antes, durante y después de ciertos momentos de toma de decisiones cruciales en relación con tu dieta, tu actividad y tu recuperación a lo largo del día—, todas las piezas necesarias para que tu respuesta se convierta en una realidad empiezan a encajar por fin. Eso es lo que te impulsa en el camino hacia una responsabilidad, una consistencia y un éxito mayores.
Lo cierto es que no existe ninguna «pócima secreta» ni «remedio de santo» en lo que se refiere a la salud y el bienestar. Ya conocemos los elementos esenciales para permitir que el cuerpo esté en su mejor momento imaginable durante el mayor tiempo posible: comer más sano, hacer más ejercicio y descansar lo suficiente. Lo que separa a los mejores del resto consiste en averiguar la forma más inteligente de mantenerse consecuente con lo que se ha demostrado que funciona para que tengas menos probabilidades de dejarlo o desviarte del camino. Porque el crecimiento nunca termina y la recuperación nunca se detiene, a menos que tú lo decidas.
LeBron se incorporó a la NBA en 2003, junto con otros cincuenta y siete jugadores. Prácticamente la mitad no duraron cinco años en la liga. Al cabo de quince años, quedaban seis. Mientras escribo esto, LeBron está concluyendo su vigésimo primera temporada y es el único que queda. No solo sigue jugando, sino que sigue siendo uno de los mejores de la liga. Pero si piensas que tú no puedes cosechar la misma resiliencia, piénsalo mejor. Lo que mis clientes han necesitado física, nutricional y mentalmente para maximizar sus habilidades y prolongar su longevidad puede haber cambiado a lo largo de los años, lo que no ha cambiado es cómo los llevo yo a afrontar determinadas decisiones en la vida. Y ahora te toca a ti abordar las decisiones cruciales que afectan a tu propia vida del mismo modo.
Mira, la mayoría no vamos a convertirnos en deportistas profesionales, pero solo porque no te paguen por practicar un deporte no significa que no se espere que rindas. La gente habla de la longevidad de LeBron, pero hablemos de tu longevidad. Qué te empuja a ti a seguir jugando cuando otros se van. Por qué necesitas estar en tu mejor momento ahora mismo y todos los días después de este durante todo el tiempo posible.
Este programa es la culminación por escrito de dos décadas de trabajo con algunos de los mejores deportistas y artistas para maximizar su potencial, incluido LeBron James, Myles Garrett, dos veces seleccionado como All-Pro en la NFL, y la galardonada superestrella Usher. Es un programa que cubre todas las bases relacionadas tanto con el movimiento como con la fuerza funcionales, y permite hacer tu cuerpo más fuerte, más flexible y resistente a las lesiones para extender tu longevidad de forma rápida y fácil. Este sistema incorpora las mismas tácticas que utilizo con mis clientes, lo que permite que cualquiera —deportista o no— trabaje, viva y juegue a un nivel más alto de lo que nunca había creído posible, durante el máximo tiempo posible. El método exhaustivo, de cuatro pasos, combina las aplicaciones más inteligentes en el entrenamiento de movilidad, la nutrición de rendimiento y la recuperación activa, haciéndote responsable en ciertos momentos críticos de cada día para que por fin hagas las mejores elecciones para tu salud y bienestar sin falta y vivas la mejor vida posible. Es un plan que te enseña a ejecutar todas las decisiones relacionadas con tu longevidad en cuatro aspectos cruciales: PENSARÁS cada decisión, SEGUIRÁS cada decisión hasta el final, ANALIZARÁS lo que has hecho después y, finalmente, lo RECONSTRUIRÁS mejor. Este enfoque demostrado cambiará tu actitud hacia el fracaso para que entiendas y aceptes que cada pérdida es una oportunidad de ganar.
Entonces ¿qué necesitas de tu cuerpo hoy? Solo tú conoces la respuesta a esa pregunta, pero yo sé cómo puedes obtenerla.
* Se publica con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial.