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¿Por qué emprendemos? ¿Por qué crear un negocio? Hay varias razones y perfiles, pero estas pueden ser las principales: Porque la persona pierde el trabajo y le toca por obligación, porque el mercado laboral no le ofrece una vacante, debido a que no tiene la formación para postularse a un cargo puntual; porque en su familia no alcanzan los ingresos y se ve obligada a buscar algo informal para ayudar en el hogar. Y están los que tienen buenos trabajos, pero identificaron problemas y también creen tener soluciones, cuentan con dinero familiar o ahorros propios y logran no solo crear compañías sino escalarlas rápido. Pues en este texto periodístico nos vamos a referir al primer grupo.
De acuerdo con el Informe de Desempeño Social de la Fundación Microfinanzas BBVA y Bancamía, que acaba de ser presentado en Colombia, el emprendimiento se ha convertido en una salida de la pobreza y, citando cifras del Dane, para el más reciente trimestre, recordaron que “la tasa de informalidad laboral en Colombia fue del 55,5%”, lo que significa “que más de la mitad de la fuerza laboral del país se encontraba empleada en el sector informal”.
Que esta realidad lleva a que el llamado “rebusque” o empleo informal y por cuenta propia sean un tipo de “trabajo” que “suele caracterizarse por la falta de contratos formales, seguridad laboral y acceso a prestaciones como seguro médico, pensiones y vacaciones pagadas”. Que esos “trabajadores informales a menudo se encuentran en sectores como la construcción, el comercio ambulante, la agricultura informal, el trabajo doméstico, entre otros”.
¿Qué más encontraron en la investigación? Que todas esas personas que han venido creando micronegocios para poder sobrevivir y que han logrado tener acceso al sistema financiero, de entre todas ellas se identificó “un nivel de educación que no supera la educación primaria para el 23% de los emprendedores”, que se dedican mayoritariamente al comercio (36%), agro (26%) y servicios (26%). Identificaron que el 63% de los hogares de esos emprendedores “tienen ingresos inestables con una alta estacionalidad: durante 9 meses obtienen la mayor parte de los ingresos anuales”. Y que “si bien los ingresos son pequeños e inestables, la mayoría de los hogares (88%) dice gastar menos de lo que ingresa y un 60% dice gastar mucho menos de lo que ingresa”.
Y, para sumar, se identificaron carencias sociales: “Los hogares de los emprendedores se enfrentan, además de la carencia de ingresos, a otras carencias (en vivienda, educación y salud) que son un reflejo estructural de la pobreza”.
Así que para entender un poco más el documento presentado, entrevistamos a Stephanie García Van Gool, directora de Medición de Impacto y Desarrollo Estratégico de la Fundación Microfinanzas BBVA, grupo al que pertenece Bancamía, y quien lideró el estudio y explica el por qué, cuando uno de estos emprendedores logra acceder al sistema financiero, se hace visible para el resto de la sociedad:
¿Qué tanto acceden los microempresarios de Colombia al sistema financiero?
Según Banca de las Oportunidades, el acceso a un producto financiero en Colombia es casi pleno si incluimos depósitos. En Bancamía, cuando vemos el crédito formal únicamente, encontramos que bancarizamos un 43% de los nuevos clientes en 2023. Es decir, todavía tenemos un recorrido. Dicho esto, queremos ir más allá del acceso y pasar al uso adecuado de los recursos financieros: de esto trata el Informe de Desempeño Social de la Fundación Microfinanzas BBVA y Bancamía que presentamos.
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¿Cómo es el perfil financiero de un microempresario en el país?
Tienden a empezar con un crédito. A medida que los emprendedores son capaces de estabilizarse, e incluso de hacer crecer sus negocios, sus necesidades financieras aumentan. Este mayor apalancamiento está directamente relacionado con sus capacidades financieras y, por ende, con su bienestar económico. Empiezan con montos pequeños (aproximadamente $2′500.000) y al cabo de 5 años pueden alcanzar los $7′000.000 aproximadamente. Esto va acompañado de productos de ahorro y seguros, según sus necesidades.
Los emprendedores están haciendo un gran esfuerzo por pagar los créditos, pero evidentemente, las reprogramaciones, periodos de gracia y reestructuraciones que se alargaron tras la pandemia han distorsionado ese comportamiento de pago.
Con una informalidad que supera el 50 % en Colombia, ¿qué papel ha venido jugando el emprendimiento en este segmento de la población? ¿Ha servido como una ruta hacia la formalidad?
La formalización es todavía un reto. Le devolvería la pregunta: ¿Qué beneficio tiene para un microempresario que vela por sus ingresos diarios, formalizarse? Creemos que es una labor pendiente, pero no del sector microfinanciero, sino de la administración del país. Es importante pensar en sus necesidades y realidades.
¿En qué emprenden las personas que ustedes lograron mapear en el estudio? ¿Eso es un reflejo del resto del país?
Bancamía atiende a un perfil de emprendedores muy diverso en términos de actividad que, en efecto, es un reflejo del país. Se destacan aquellas del segmento de comercio (36%), seguidas el agropecuario (26%) y las de servicios (26%). El agropecuario incluye actividades relacionadas con la ganadería o el cultivo, estas son mayoritarias. Los márgenes no son muy elevados debido a la especialización que exigen, por lo que requieren apoyo continuo, más allá del financiero. Como es de esperar, presentan el mayor nivel de activos medios.
La mayoría de los clientes del sector comercio al por menor se dedica a actividades relacionadas con supermercados, tiendas de barrio o alimentación. Se trata de un sector que genera márgenes elevados, pero tampoco demanda grandes inversiones iniciales, de allí que los perfiles más vulnerables tienden a elegir este tipo de actividad.
La mayoría de los emprendedores en servicios se dedican a peluquería y temas relacionados con comidas, ambas actividades con unos márgenes más elevados que en el resto de los sectores. El textil (confección) es el segmento de menor inversión de activos y márgenes relativamente altos, al proveer un servicio de alto valor entre las comunidades en las que opera.
¿Endeudarse es una salida de la pobreza?
Endeudarse no es ni bueno ni malo, es una herramienta, que si se utiliza adecuadamente, permite generar activos y, por tanto, un patrimonio, que efectivamente puede romper un ciclo de pobreza, como lo hemos demostrado.
Le pondré un ejemplo: si usted mañana compra un televisor con un crédito, está renunciando a un consumo hoy (pago de deuda), para poder disfrutar de un bien en el futuro (ver la TV). Si usted, en cambio, pone esa TV en un bar, y por cada partido (¡que gane Colombia!) cobra algo, ese bien, se convierte en un bien productivo. Así, no solo paga la deuda antes, sino que puede seguir generando ingresos futuros de ese bien. Por eso nuestra misión es esa: el promover el emprendimiento, financiando esas iniciativas, esos sueños de pequeños emprendedores que tienen grandes ideas.
¿Qué pasa cuando un emprendedor (a) de base accede al sistema financiero? ¿Qué lograron observar en su entorno, en su negocio y, por supuesto, en su vida misma?
Cuando un emprendedor entra al sistema financiero genera un hábito de pago, generalmente de crédito (que es nuestro caso particular). Eso genera un valor, intangible, que es reconocido por el sistema: deja de ser “invisible” y se reconoce como un “buen pagador” y se abren otras oportunidades en otras entidades también. A medida que el emprendedor crece, consigue generar unos ingresos, suavizar el consumo, enfrentar imprevistos y construir capital a mediano plazo. Ese es nuestro objetivo: un crecimiento sostenible.
El emprendimiento genera, en primera instancia, un autoempleo, pero: ¿qué tantos empleos están generando estos microempresarios más allá del propio?
El principal motivo para emprender es la voluntad de ganarse la vida ante la falta de trabajo o precariedad del mercado laboral. Esto explica por qué la mayoría son autoempleados (83%) y que a medida que crecen, tienen capacidad de contratar a personas. En total, los emprendedores con crédito vigente en Bancamía contratan, a través de sus negocios, a 73.836 personas.
¿Qué es un emprendedor vulnerable y cómo superar esa condición?
Existen distintos tipos de vulnerabilidad: la económica, la pobreza multidimensional (carencias en vivienda, educación, salud) y, sobre todo, la inestabilidad de ingresos. Nosotros medimos estas dimensiones de distintas maneras. La primera, viendo cuánto contribuye ese ingreso del negocio al hogar (es decir, cuántas canastas básicas de alimentos podría alimentar ese negocio). Vemos así, que un 89% de los nuevos emprendedores que atendemos son vulnerables económicamente y un 38% son pobres.
Aunque Colombia ha realizado avances en términos de infraestructura de telecomunicaciones y acceso a internet en los últimos años, aún existen disparidades en la distribución de estas tecnologías y en las habilidades digitales.
¿Cuáles son los ingresos, en promedio, del tipo de emprendedores que estudiaron en esta investigación y cuánto de ese ingreso es realmente una ganancia o utilidad?
En promedio, nuestros emprendedores generan entre 2-5 dólares al día para cada miembro del hogar. Este ingreso es fruto de las ventas-gastos /nº miembros del hogar. Es totalmente ganancia del negocio para su casa. De hecho, el 75% de los emprendedores de Bancamía son la principal fuente de ingresos del hogar.
En medio de esta difícil situación del país, ¿los emprendedores sí están pagando los créditos o están colgados?
Los emprendedores están haciendo un gran esfuerzo por pagar los créditos, pero evidentemente, las reprogramaciones, periodos de gracia y reestructuraciones que se alargaron tras la pandemia han distorsionado ese comportamiento de pago.
¿Qué es pobreza digital y qué encontraron sobre ella en este estudio?
La pobreza digital es un concepto que va más allá de la brecha digital y se refiere a la brecha entre aquellos que tienen acceso y habilidades para utilizar tecnologías de la información y comunicación de manera efectiva y aquellos que no lo tienen. Es un índice que desarrolló el área de Research de la Fundación Microfinanzas BBVA y se basa en 8 dimensiones que ponderan de distinta manera: el acceso a internet, disponibilidad de dispositivos, restricciones de uso, competencias digitales, tipos de uso de internet, infraestructura, impacto económico e impacto social. Aunque Colombia ha realizado avances en términos de infraestructura de telecomunicaciones y acceso a internet en los últimos años, aún existen disparidades en la distribución de estas tecnologías y en las habilidades digitales.
En Bancamía, el 58% de los microempresarios que atiende son pobres digitales y un 33% tienen pobreza digital extrema, es decir, no tienen dispositivos /equipos y/o ningún tipo de acceso a Internet.
La migración se convirtió en una variable de peso no solo en la economía como un todo, sino en el emprendimiento como forma de subsistencia. ¿Qué hallazgos encontraron en este capítulo del estudio?
Desafortunadamente, este año no hemos profundizado en este colectivo.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚