Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cuando hablamos la primera vez con Inés, ella estaba en una feria de emprendimiento, en Bogotá, contando la historia de lo que hacía con sus productos. Tenía varias cajas en su ‘stand’, invitaba a las personas que por allí pasamos a poner las manos en ellas, en unos orificios redondos, donde lo que buscaba era que la gente sintiera el caucho necesario para hacer llantas y cómo ese material también servía para hacer otros productos, como los zapatos. Entonces escuchamos con atención y por eso la invitamos a nuestra sección de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos. Su nombre completo es Inés Giovanna Quiñones Rubiano y aquí nos cuenta, completa, su historia y la de Basilisco, que bien podría ser un ejemplo a seguir para muchos, justo cuando necesitamos tomar acciones efectivas para tratar de reducir el impacto de la crisis climática que estamos viviendo:
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
35 años. Ingeniería civil.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Hacer botas de lluvia a partir de caucho reciclado de llantas en desuso. Nace hace 3 años. Llevamos investigando una forma de hacer maleable de nuevo el caucho de llanta una vez esta es desechada. El objetivo es reemplazar -como materia prima de las botas de lluvia- el uso del PVC (que demora 1000 años en degradar) por un material que demore menos (100 años para el caucho, se redujo al 10%), y que no genere más desecho. El plan post consumo incluye usar como materia prima de vuelta las mismas botas que ya son desechadas.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Todo empezó porque un día -cansada de mi cotidianidad- me fui a la biblioteca de la universidad donde estudié (FIU, Miami) a buscar papers de reciclaje de llantas. Ahí, entre tantas cosas, dí con uno hecho por ingenieros colombianos. Recuerdo muy bien que aparecían tres nombres en la lista de autores, los busqué en LinkedIn y encontré a dos de ellos. Por un par de semanas les mande mensajes como loca diciendo que quería hacer una investigación en sus laboratorios. Por fin un día uno de ellos me responde. Honestamente creo que cuando uno quiere hacer las cosas de verdad verdad, el mundo se encarga de ponerte en frente lo que buscas. El único que me respondió fue precisamente el director de los proyectos de investigación en el mejor laboratorio de materiales especializados para calzado. Ese nombre no podría ser más ajustado a lo que yo necesitaba. Es ahí donde empieza esta locura de viaje llamada Basilisco. Haciendo un fast-forward, y muchos viajes a Medellín (ciudad donde se encuentra el laboratorio), renuncié a mi trabajo, dejé mi casa y mi carro, y cambié las playas de Miami por las montañas de Bogotá. Llevamos ya tres años en el desarrollo de todo el emprendimiento. Descubrimos que sí es posible hacer la transformación del material. Y que sí se puede emprender en Colombia. Hay tecnología y hay mucho conocimiento. Hoy, ya nos faltan ultimar detalles de estética y de producción en masa.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
De mis ahorros y mi trabajo de freelance como ingeniera. De “family, friends and fools”. De una cuenta de GoFundMe. De mis papás. Fuimos ganadores de una convocatoria del SENA con el que obtuvimos recursos en especie para el uso de laboratorios. Y fuimos ganadores de otra convocatoria de la Secretaría de Desarrollo de Bogotá, donde se nos donó capital semilla para la etapa de prototipado.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Estoy dándole un nuevo uso a un material que se reutiliza muy poco y que ocupa mucho espacio en los rellenos sanitarios, que demora 100 años en comenzar a degradar y cuya quema es ilegal por la emisión de gases cancerígenos: las llantas. De una sola llanta podemos sacar material para hacer 12 pares de botas tamaño adulto.
6. ¿Soy feliz?
Sí, necesitaba salir del trabajo de 8 a 5 al que parecía estar atada hasta el día que me pensionara. Decidí que esa no iba a ser mi historia. Quise hacer empresa, tener algo propio y desarrollar esta pasión personal por el cuidado del medio ambiente. Además, este proyecto me permitía explorar una parte poco visitada pero muy deseada de mis intereses personales: el diseño. Alguna vez de mi vida quise ser diseñadora de modas, pero terminé siento ingeniera, lo cual agradezco infinitamente por que me estructuró el pensamiento, la forma en que llevo procesos y ahora me siento con total libertad de ser creativa y efectivamente explorar esa área. Se abren muchas puertas ahora. Tengo muchas ganas de estudiar estos temas de diseño y desarrollo de producto.
No deje de leer: Ella inmortaliza dibujos de niños y niñas a través de productos textiles
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
En un 100% no creo. Si es para diluirme un poco y darle cabida a otros socios estratégicos que efectivamente traigan progreso y crecimiento, entones sí. Siempre hay campo para la negociación.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Cuesta lágrimas, no voy a negarlo. Hay momentos en que te preguntas para qué lo haces. Pero luego recuerdas dónde estabas y hasta dónde has logrado llegar, especialmente cuando lo haces solo, como yo lo he hecho, y te salen lagrimas otra vez, pero de orgullo y de alegría. Y haces siempre ese análisis de “es solo por el inicio”, “lo mejor está por venir” …. Y es cierto. Hoy mirando hacia atrás, tres años en el tiempo, pues recuerdo el día que le expliqué a un amigo esta idea con rayones sobre una servilleta sentados en un restaurante, cuando solo era eso, una simple idea loca, y hoy ver lo que he logrado… pues de verdad que es ahí cuando sabes que sí hay que soñar en grande. Emprender te hace enfrentar a todos tus demonios, te hace escoger entre muchas cosas, sacrificios personales, tiempo con tu pareja, etc., la forma en que ya no puedes destinar dinero para vacaciones. Hay un estilo de vida que yo tuve y aun estoy sacrificando. Yo vivía en Miami, con la casa que quería, el carro que quería, etc., pero al final del día me faltaba algo y es ese significado de lo que haces y de la satisfacción y sonrisa con la que terminas al final del día lo que te hace mover. Además, lo mejor esta por venir. Y no es por mucho tiempo que el emprendimiento no es lucrativo. Eso ya se ve venir. Hay que tener mucha paciencia y persistencia.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
Aun no. Vamos por buen camino. Muy buen camino. Repito, todo lo que he logrado hacer sola me enorgullece enormemente, ¡y solo veo en el futuro las metas propuestas para hacer de esta marca algo gigante!
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Recibir inversión para aumentar capacidad de producción. Para rediseñar con un toque mucho más chic la marca, su imagen. Terminar el prototipo final y hacerlo escalable. Empezar a hablar de internacionalización y distribuidores.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, totalmente. Es replicable y el sueño es que sea una marca tan común que el mundo reconozca su logo, sus colores y sus valores de sostenibilidad.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Sí, claro que sí. ¿Si sola he logrado esto, imagínate con el apoyo económico y trabajo estratégico de otros? Sería de otro planeta esto. Eso es lo que deseo para Basilisco.
Esta historia le puede interesar: Esta es la empresa que desarrolla “softwares” para pymes y “start-ups” en el mundo
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Gastar tanto en el prototipado, por ejemplo, no mandaría hacer de a 10 muestras, haría 1 o 2 primero, y así se van ajustando las cosas. Uno quiere hacerlo todo ya y uno jura que a la primera todo sale bien, y no es así. Es un ejercicio de ensayo y error.
Además, recomiendo mucho hacerse un curso de finanzas y administración de empresas. Al menos saber qué es un informe de ganancias y perdidas. Las redes te las puede administrar cualquiera, pero tu debes tener control de tu dinero y tus finanzas.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
No se si suena un poco cerrada mi respuesta, pero lo que me hizo mover fue mi propio sentimiento de frustración de trabajar en algo que no me llenaba. Imaginarme haciendo el mismo tipo de trabajo hasta el día que me pensionara no era para mi un incentivo en lo mas mínimo. Es verdad que los títulos cambian y las responsabilidades cambian a medida que avanzas en tu carrera, pero al final del día estabas ligado a un horario, a unos días exactos de vacaciones, a un jefe, a un estilo de una empresa, etc. Yo solo quise diseñar mi vida a mi manera. Ahora bien, alguien a quien admire por lo que logró como empresaria y como marca personal es Coco Chanel. Y alguien a quien admire por su visión de país y de desarrollo de economía es Mario Hernández.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
No, jamás. No he sentido eso. Tal vez no obtuve resultados que quería, pero de verdad que se aprende mucho, siempre de esas situaciones es de donde salen las mejores ideas después. Y que si pensé en tirar la toalla, un par de veces, especialmente cuando me afecta el cambio en estilo de vida. Debo admitir que factores como el gobierno, las protestas y las leyes para empresas, una taza de declaración de renta del 35%, y la inseguridad de Colombia me hacen a veces la jugada de querer volver a un lugar donde puedo salir a trotar a las 10 pm sola y con mi celular en el brazo tranquilamente, donde hay más beneficios tributarios para los empresarios y donde haya más estabilidad política. Pero eso me dura 24 horas y de vuelta estoy en el ruedo. Lo que quiero decir es que más que “tirar la toalla” es el hecho de tal vez mover la empresa a otro país. Pero siempre vuelve esa voz que me dice que debo dar empleo aquí. La empresa privada es lo que hace crecer el país.
16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Me he metido en cuanto curso, foro, charla y demás que encuentre. Escucho muchos podcasts de emprendimiento y de sostenibilidad. Cualquier evento de networking sirve, hasta en un club de lectura me metí. Y hay que internacionalizarse mucho, hay incubadoras muy buenas en otros países. Estar muy conectado con ese mundo, en redes, cursos dirigidos por entidades extranjeras. La Cámara de Comercio es un lugar muy bueno para empezar, ahí he estado en comités consultivos, donde te orientan mucho sobre tu plan de negocio. Ojo con quien escogen para que les llene el feed de sus redes, ¿a quien están siguiendo?, ¿puros influencers haciendo bailes o es información de calidad? Y lo más importante es rodearse de personas que estén en la misma vibra de emprendimiento y de progreso que tú. Si tu circulo social son personas que no hablan de cambio, de formas disruptivas, de emprendimiento, de salud mental, de buenos hábitos, de buenos libros, de buenos viajes, de ejercicio físico y solo piensan en gastarse la quincena en rumba, por favor ¡cambia de grupo! Uno se diseña la vida que quiere.
Esta historia le puede interesar: El emprendimiento “made in Colombia” que ya tiene presencia en más de 60 países
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
¡Totalmente! Aquí hay más que comprar un par de zapatos, esto se trata de educarnos en sostenibilidad, en conciencia ecológica, en responsabilidad como consumidores de saber de dónde viene lo que compro, con qué lo hicieron, qué impacto tiene, qué hago con ese elemento una vez sea basura. Tiene una parte de responsabilidad como productor o vendedor de educar a mi consumidor e informarlo del plan post consumo, por ejemplo.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
Como la CEO de dos empresas, ya tengo ideas de cómo separar mi negocio, de hecho en dos ramas diferentes. Me veo con un círculo social de apoyo y en el que entre todos nos inspiramos por nuestros logros. Quiero estudiar diseño. Deseo tener locales físicos que sean centros de arte, no una simple tienda. Mi empresa será reconocida como un ejemplo de sostenibilidad y creatividad.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Me han aguantado en esos momentos de lágrimas y me han ayudado con ideas, con sugerencias, con dinero, con mano de obra. Son muy importantes, representan ayuda simplemente. Pero quiero reiterar, busca el circulo social donde encuentres ese apoyo.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Si, total. Mientras escribo esto realmente deseo que sea publicado y que muchos lo lean, no porque me sienta una eminencia en el tema, para nada. Al contrario, apenas llevo tres años en esto. Me falta el resto de la vida. Tan solo espero que esto que escribo aquí impulse a muchos a diseñar esa vida que quieren.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
No tengo un equipo en sí. En verdad soy la única que trabaja para Basilisco. Ahora, debo reconocer el trabajo de los proveedores y de las personas que me han colaborado con los temas de desarrollo de producto en el papel de consultores pues son absolutamente necesarias. Eso es parte de ser emprendedor y es reconocer que no eres bueno para todo, que de hecho eres muy malo para muchas cosas y que solo tienes dos manos, que tienes que dormir. Aprender a delegar y a confiar es toda una terapia. Eso si que es un soft skill que debemos desarrollar. Aun me cuesta. Para los ojos de un emprendedor, estás entregando a tu “bebé” a alguien desconocido cada vez que trabajas con una persona y solo esperas que te lean la mente y amen a tu proyecto como tú, y eso obviamente en la realidad no pasa. Creo que hay mucho de instintivo en esto, pero también uno va ganando experiencia en como escoger ese grupo de colaboradores.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Siento que ser una ingeniera en un campo de diseño hace que esto tenga un toque especial. Me ayudó a involucrar dos mundos, el de la investigación del material y lo técnico de un laboratorio, con el despliegue de lo creativo y el diseño. Además, los materiales sostenibles, los planes post consumo, y el factor estrella de poder dibujar sobre tus propias botas y hacer sus diseños totalmente personalizados, considero son elementos muy representativos de la marca.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
Que hay que soñar en grande, pero trabajando día y noche por el sueño. Las cosas no aparecen mágicamente, pero la suerte si acompaña al que lucha. Y que uno diseña su propia vida y eso incluye ser muy selectivo con su círculo.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚