Emprender no es nada fácil, pero sí es una de las decisiones más importantes que toman muchas personas como estilo de vida. Y aunque generalmente se habla sobre retos en este proceso, como la disposición de capital, la situación macroeconómica de un país, la gestión de flujo de caja o los registros y licencias, poco se habla de un reto de suma relevancia: el cuidado de la salud mental.
De acuerdo con un estudio del BID Lab en América Latina, un 64% de los/las emprendedores de alto impacto participantes presenta niveles moderados de ‘burnout’ o ‘desgaste profesional’; un 20% tiene claros síntomas de burnout severo y 3 de cada 10 emprendedores exhiben síntomas de malestar psicológico.
Los síntomas de malestar psicológico incluyen estrés, inseguridad, apatía, sentirse abrumado/a, con dificultad para hacer frente a tareas cotidianas, dificultades para detenerse o poner límites a las horas de trabajo y bajo nivel de energía, entre otros.
Asimismo, y entre las causas más destacadas de estrés, se encuentran, en primer lugar, la presión financiera o el levantamiento de capital (73%), seguidos de la presión para innovar en modelos de negocios, financiación y crecimiento (61%), la situación económica del entorno (61%), el aprovechamiento de las largas horas de trabajo (53%) y la presión para el éxito en ventas o la escalabilidad a nuevos mercados (50%).
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¿Qué hacer para cuidar su salud mental durante este proceso?
La estrategia más común que utilizan los emprendedores de alto impacto para atender su bienestar tiene que ver con el estilo de vida empleado. A muchos les ayuda hacer ejercicio, escuchar música, dormir más, comer sano y distribuir sus tiempos ordenadamente para compartir con familia, pareja y amigos.
Otros siguen prácticas de espiritualidad y religiosidad, o incluyen yoga y ejercicio en su día a día; mientras que otros emprendedores deciden acudir a terapias psicológicas con especialistas.
Por su parte, los expertos de Not Alone, compañía especializada en ofrecer grupos de apoyo y orientación psicológica a emprendedores, destacan tres puntos clave para el bienestar emocional:
- El autocuidado, tener buenos hábitos de sueño y de alimentación.
- Pedir ayuda, ya que es importante acudir a una red de apoyo para enfrentar el proceso de emprender.
- Permitirse ser vulnerables y sensibles.
En un texto que publicamos en El Espectador sobre este tema, el del cansancio y la salud mental, detallaban, por ejemplo, lo que pensaban muchos de los y las emprendedoras. Allí leímos testimoniales de este tipo: “La soledad de emprender es un gran desafío. Todos quieren ser parte de los logros, pero muy pocos quieren estar en el desafío diario”, “Inseguridad financiera”, “Exigencia por parte de los clientes”, “Intereses de socios y toma de decisiones frente a las renuncias”, “Tener que estudiar una carrera terciaria (Ingeniería en sistemas) a la vez que hago mi emprendimiento, por presión familiar y económica”, “Alto nivel de cambio en reglas de juego fiscal e incertidumbre. Personal poco flexible y poco consciente de las situaciones del entorno. Situaciones laborales, incapacidades, cambio de la virtualidad a la presencialidad”, “Problemas dentro de la empresa con la línea de servicio. Falta de tiempo para lograr todo”. A eso se suma: “Presión por los resultados, la gente siempre tiene las agendas explotadas y no tienen tiempo, es alienante, la gente lo sabe, pero sigue haciendo esfuerzos en adaptarse en lugar de empezar a cuestionar las formas de hacer las cosas que no están ni hacen bien a las personas”, “Incertidumbre sobre cuáles son los siguientes pasos a dar en la empresa”.
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En el mismo estudio del BID se hablaba de posibles caminos basados en respuestas de los mismos emprendedores. En general, hablaban de afrontar el estrés y la ansiedad: “La estrategia más común identificada que utilizan los/las EAI participantes tiene que ver con estilos de vida (84%). Especialmente los ayuda hacer ejercicio, escuchar música, leer, caminar, dormir más y mejor, comer más sano y reducir el café, el alcohol o el tabaco. La segunda estrategia más utilizada es la conexión social (32%), que incluye el pasar tiempo con la familia, la pareja, amigos/as, realizar actividades grupales online o presenciales, participar en grupos de interés temáticos o hobbies. Le siguen prácticas de espiritualidad y religiosidad (30%), incluyendo hacer yoga, meditación, rezar o asistir a ceremonias religiosas, y algunos hacen terapias y trabajo psicoterapeútico con especialistas para reconocer sus emociones (27%)”.
La realidad es que cada caso es único y debe tener un manejo propio, pues al final, mientras unos disfrutan la presión, a otros les acaba las familias. “Jairo, de Colombia, soltó una realidad más que sensata: “Cuando eres CEO nadie piensa en ti. Tú eres quien piensa en los otros. Siento que nadie piensa en mí. Sería bueno que alguien piense en nosotros los emprendedores”.
*** ** Texto publicado originalmente en BBVA, replicado en El Espectador con autorización de BBVA Colombia.
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