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“Bricko Pizza Bar surgió en 2019 con la misión de ofrecer una pizza auténtica, usando ingredientes de la mejor calidad y a precios accesibles. Su intención es que todos en Bogotá puedan comer pizzas napolitanas, respetando la receta y los ingredientes tradicionales. Hoy, cinco años después, la propuesta sigue vigente y busca expandirse de manera calculada. La marca acaba de abrir su segundo punto de venta. Gracias a la conexión de una de sus socias con la industria de los lácteos, especialmente a la producción de quesos de búfala colombiana, a través de Dibúfala, es que la marca ha logrado uno de sus mayores diferenciadores: el uso de mozzarella de búfala colombiana en libre pastoreo”.
Aquí está la historia de Bricko Pizza Bar en nuestro espacio de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos, contada por Laura Gutiérrez, una de las emprendedoras detrás de esta marca gastronómica colombiana.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
36 años, Administración de Empresas y Gastronomía.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Bricko Pizza Bar nació en noviembre de 2019, justo antes de la pandemia, en un pequeño local de 20 metros cuadrados. La idea surgió de una de nuestras socias, cuya familia ha estado muy involucrada en la industria de los lácteos, especialmente en la producción de quesos derivados de la leche de búfala.
Después de investigar mucho sobre la mozzarella e incluso viajar a Italia, decidieron aprovechar la materia prima disponible, aprovechando la calidad de la mozzarella de búfala producida en Colombia. Con toda esa información, incursionaron en el sector gastronómico, sin tener experiencia previa en la cocina, aunque sí con mucha dedicación. El producto tuvo una gran acogida desde el principio, porque se trataba de una oferta especial basada en calidad, cuyo objetivo siempre fue el de democratizar la pizza al estilo napolitano, respetando la receta y los ingredientes tradicionales. Hoy, cinco años después, esta propuesta sigue vigente y busca expandirse de manera calculada. Este año, la marca acaba de abrir su segundo punto de venta.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Paula comenzó investigando a fondo el ADN de la pizza napolitana y fue muy acertada en buscar asesoría de un mentor Italiano, quien fue el que le transmitió todos sus conocimientos sobre el manejo de la materia prima, los procesos de maduración, las técnicas de producción y el almacenamiento, entre otros detalles que marcan la diferencia en este producto.
Luego, construyó un prototipo básico y fue muy valiente al lanzarse al mercado. Su producto fue tan ganador que inmediatamente una de las cadenas de restaurantes más importantes del país la buscaron para asociarse y abrir el primer punto, así nació la marca.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
La inversión inicial fueron todos los ahorros personales de la fundadora, pero algo importante fue lograr asociarse con un equipo de trabajo que se complementaba muy bien desde varios frentes: operativo, administrativo y de diseño.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Con Bricko Pizza Bar estamos cambiando la forma en que las personas se alimentan por fuera de casa y, sobre todo, la interacción que tienen con productos de calidad a precios accesibles. Entendemos que una gran pizza no tiene que ser un lujo exclusivo al que pocos pueden acceder. Sabemos que la industria de restaurantes está pasando por un momento muy delicado en varios frentes y cada vez más está volviendo más difícil para el consumidor acceder a propuestas gastronómicas de calidad sin afectar demasiado su bolsillo.
Por eso, nos esmeramos en planear y monitorear cuidadosamente los procesos de producción, aprovechando las economías de escala para poder ofrecer una oferta más que justa en la relación de precio vs. calidad del mercado.
6. ¿Soy feliz?
Absolutamente. Aunque es un camino lleno de retos, ver el impacto positivo y sentir que vamos avanzando me llena de satisfacción y motivación para seguir adelante. Los aprendizajes llegan a diario y las tormentas en esta industria no cesan. Pero creo que es parte del aprendizaje entender que sin resiliencia y persistencia no se puede ir lejos. A veces también tenemos que aprender que no podemos controlarlo todo.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
Solo si la venta asegura que los valores y la misión se mantendrán intactos. No quisiéramos que el propósito se pierda y que las raíces de nuestro producto se industrialicen o pierdan esa frescura que nos caracteriza.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Muy duro. Hemos tenido momentos de incertidumbre económica y emprender implica sacrificar mucha estabilidad. Al emprender, tenía dudas y experimenté cambios en mi dinámica familiar. Es paradójico que al emprender uno ya no tiene jefe, pero tampoco se puede desconectar. Aunque reconozco que no ha sido fácil, siempre me aferré a mi propósito y a mi vocación por crear empresa y eso ayuda.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
Sí, pero aún hay mucho por hacer. Crear empresa tiene muchos frentes, ya tenemos un producto aceptado en el mercado, una operación estandarizada, los procesos administrativos andando, los procesos creativos de mercadeo más estructurados y siempre surgen nuevos retos. Pero formar un equipo de trabajo sólido, comprometido con el dar el 110 % y con la capacidad de tener la resiliencia que se necesita para sobrepasar las limitaciones es un desafío enorme y es ahí donde me sueño poder construir algo que pueda generar un impacto grande en sus vidas, dándoles herramientas, capacitación y un plan de carrera que les permita crecer a nivel profesional.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Seguir estandarizando procesos, desarrollar nuevos productos, seguir trabajando para mejorar la experiencia del usuario y ser muy acertados a la hora de elegir las zonas a donde vamos a llegar.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, es un modelo escalable que además puede replicarse en diferentes regiones con las adaptaciones locales necesarias. Ahí, el reto es ser muy estratégico y disciplinado para controlar al máximo las variables que están a nuestro alcance. Seguir trabajando por mantener el control de calidad, los costos y la gestión de inventarios, contratar de manera acertada (y formar), ubicarse estratégicamente y encontrar un modelo de financiamiento sano es una ardua tarea de todos los días. Un empresario es como un arquero: así tape 10 goles, si le meten uno, se pierde el partido.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Sí, y ojalá que sean inversionistas que compartan los mismos valores y visión que nosotros. Pienso que es ideal que mantengamos la dinámica de colaboración y esfuerzo colectivo como el que venimos manejando. El capital es muy bueno e importante, pero socios que aporten capital y también sus conocimientos valen oro.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Por un lado, tercerizar servicios que comprometan la operación. Por otro lado, ignorar el feedback inicial de los clientes. Perdí tiempo corrigiendo errores que pude haber previsto.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Mis socios que con su otro emprendimiento han logrado llegar a varias ciudades de Colombia y posicionarse en la industria gastronómica como una reconocida cadena.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Uno sí lo piensa en días malos, pero en la práctica, jamás. Esto es como la familia. Uno nunca se rinde.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Aún no, más allá de amigos y familiares.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sí, estamos educando a los consumidores y creando un sistema más justo y sostenible.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
En 10 años, me veo entrenando a alguien para que sea mi reemplazo y pueda dedicarle más tiempo a mi familia. Proyecto Bricko como una cadena que tenga pocos, pero muy buenos puntos, en vez de muchos puntos poco rentables. Quiero que sigamos innovando sin perder el foco de nuestro ADN y mantener la sencillez que nos caracteriza: “pizza de calidad, sin pretensiones, sin manteles, ni precios inflados”.
19. ¿Qué papel han jugado mis familiares y mis amigos?
Han sido mi soporte emocional y, en muchos casos, mis primeros clientes y promotores.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Por supuesto, sobre todo ayudándoles a evaluar si saben en lo que se están metiendo y si tienen el perfil que se requiere. Hay muchos sacrificios personales y laborales que se deben tener en cuenta.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Mi equipo es clave: desde los operarios a los socios. Sin ellos, nada de esto sería posible.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Mi capacidad para hacer que las cosas pasen y se ejecuten rápidamente.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
Uno de los mayores aprendizajes ha sido cómo enfrentar los desafíos del incremento de los costos de la materia prima. En la industria de alimentos y restaurantes, muchos negocios optan por aumentar los precios, pero nosotros tratamos de optimizar costos sin afectar la calidad. Esto se logra mediante una gestión eficiente, el uso de software especializado, y renegociando con proveedores.
Lo importante siempre es tener claro cómo gestionamos los márgenes y qué productos ofrecen mejor rentabilidad, lo que nos permite mantener precios competitivos sin comprometer la calidad. Sin embargo, mi mayor aprendizaje es que la resiliencia y la pasión son las mayores fortalezas de un emprendedor.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚