El hombre que pasó de piloto a chef por la pandemia

“Emprender implica ser constante, tener disciplina y entender que, así como hay días buenos, también hay días donde perdemos todas las esperanzas”. Estas palabras las dice Nicolás Camacho, un hombre de 36 años, amante de los aviones y de la cocina. Las mismas palabras que no se ha sacado de su cabeza durante los últimos diez meses, tiempo que lleva la pandemia de coronavirus en Colombia y el mismo que ha permanecido en su casa como parte de una licencia no remunerada que le dieron en la aerolínea para la que trabaja desde 2012. Es piloto.

Él es parte del alto porcentaje de personal que fue enviado por las aerolíneas a casa como medida a la suspensión de vuelos por cierre de fronteras. “A partir de marzo, cuando llegó la pandemia a Colombia, enviaron a un gran grupo de empleados a licencia no remunerada. Cuando paré en mi trabajo estaba en vuelos hacia Europa, en los aviones grandes. Si no hubiera sido por el coronavirus en este momento estaría en la transición de ascender a comandante de aviones más pequeños”, asegura Nicolás. La pandemia frenó su ascenso, paró completamente su vida profesional.

Luego de que el coronavirus entrara a Colombia, el sector laboral empezó a sentir los efectos, la cuarentena, el cierre de empresas y la crisis económica provocó el aumento en las cifras de desempleo. Según el DANE, abril y mayo son dos meses que reflejan la etapa más fuerte del confinamiento de los hogares y la cuarentena para el aparato productivo. Mientras que en abril el porcentaje de desempleo se ubicaba en 19,8 %, en mayo fue del 21,4 %.

Para Daniel Oviedo, director del DANE, el 43,5 % de los desempleados que registró el mercado laboral en mayo, es decir, 4’694.000, perdieron su empleo por la pandemia. Por rangos de edad, los colombianos entre los 25 y los 54 años fueron los más afectados en términos de desempleo, en particular las mujeres. “Las brechas de género en esta materia siguen siendo significativas con respecto el promedio histórico”, afirma Oviedo.

“Pero las crisis pueden ser oportunidades”, este ha sido el lema para muchos durante la pandemia, y Nicolás es uno de ellos. Los primeros meses en casa sirvieron para compartir con su esposa e hijo, a quienes por su labor como piloto no podía dedicarles tanto tiempo, “pero con el paso de los días me desesperé, soy una persona que está acostumbrada a trabajar, a estar en movimiento, entonces, en compañía de un amigo decidí darle vida a una hamburguesa que tiempo atrás había pensado”. Le dio vida a Bieri Good Burger, un emprendimiento de comida rápida.

“Mi pasión por la cocina nació en Europa, tenía 18 años, mi mamá es de nacionalidad suiza, entonces viví en este país, fui parte del ejército suizo, en donde por más de dos meses tuve un rol en la cocina. Ahí se me abrió el gusto por cocinar. Estuve trabajando en Suiza por casi dos años en cocina, luego viajé a España a estudiar gastronomía y a poner en práctica todas mis habilidades”, explica Camacho.

En su llegada a Colombia decidió trabajar en el restaurante Te encantaré, en donde durante seis meses aprendió más sobre esta practica de cocinar. “Luego decidí montar, en compañía de un socio, una cocina que se llamaba El taller de la pasta, donde dábamos clases de cocina. Desafortunadamente solo duró año y medio este proyecto. Definitivamente me desligué del tema de la cocina y decidí seguir mi segunda pasión: la aviación, pasión que me nació por mi padre, quien fue piloto por más de 30 años”. Su formación la recibió en Estados Unidos.

Pero en mayo de este 2020 la pasión por este arte de cocinar volvió a su mente, que más allá de un gusto, fue una necesidad. Con la ayuda de su esposa logró montar una cocina oculta en su apartamento, en donde al principio vendía una o dos hamburguesas al día. “Compré unas planchas y empecé con el proyecto. Al principio les vendía a mis amigos, mis primos, a amigos de mis amigos. Empecé con ocho hamburguesas vendidas por semana, el siguiente mes cerré con 200 por semana”, comenta Nicolás.

Para él la clave estuvo en mantener la calma, entender que emprender requería disciplina y constancia, pues no siempre lograba vender, había días en que pasaba en limpio. “Hace un mes, en noviembre, decidimos abrir la cocina en Usaquén, con una terraza para que las personas puedan encontrar más fácilmente a Biere Good Burguer”. Actualmente cuenta con tres colaboradores, una familia que desde el principio estuvo trabajando con él en la entrega de domicilios y que había perdido el empleo por la pandemia.

“Lucho es quien está 100 % en la cocina, aprendió la receta de las hamburguesas y es como si estuviera cocinando yo. Luz Dary, esposa de Lucho, es la administradora del lugar, y Camilo, el hijo de ellos dos, es el domiciliario”, explica Nicolás, quien ha reconocido la importancia de los emprendimientos en la sociedad, pues nos solo benefician a quien está al timón, sino también a quienes se logran montar en el barco.

Para Camila Salamanca, directora ejecutiva de Endeavor, las microempresas o emprendimientos son una fuente relevante de generación de empleo, más que todo de gente joven, recién graduada y personas de difícil empleabilidad. Además, son atractores de inversión extranjera al país que de otra manera quizá no llegaría. En general, los emprendimientos permiten dinamizar las economías y generar empleo. Por su parte, los emprendedores son personas que por lo general quieren darle una vuelta a esta sociedad y motivar a que otras personas también emprendan”.

En cifras de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), durante la cuarentena, en la capital colombiana y algunos territorios de Cundinamarca registrados ante la entidad el número de empresas creadas ascendió a 10.201, de las cuales 10.106 son micro, 76 pequeñas, 11 medianas y 8 grandes. Por su parte, la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras) asegura que 84.724 empresas nacieron entre julio y septiembre de 2020 2,9 % más que un año atrás.

Los expertos en economía aseguran que, aunque emprender no es para todo el mundo, es la mejor manera de sobrevivir a las crisis que enfrenta el mundo.

“Emprender implica ser constante, tener disciplina y entender que, así como hay días buenos, también hay días donde perdemos todas las esperanzas”. Estas palabras las dice Nicolás Camacho, un hombre de 36 años, amante de los aviones y de la cocina. Las mismas palabras que no se ha sacado de su cabeza durante los últimos diez meses, tiempo que lleva la pandemia de coronavirus en Colombia y el mismo que ha permanecido en su casa como parte de una licencia no remunerada que le dieron en la aerolínea para la que trabaja desde 2012. Es piloto.

Él es parte del alto porcentaje de personal que fue enviado por las aerolíneas a casa como medida a la suspensión de vuelos por cierre de fronteras. “A partir de marzo, cuando llegó la pandemia a Colombia, enviaron a un gran grupo de empleados a licencia no remunerada. Cuando paré en mi trabajo estaba en vuelos hacia Europa, en los aviones grandes. Si no hubiera sido por el coronavirus en este momento estaría en la transición de ascender a comandante de aviones más pequeños”, asegura Nicolás. La pandemia frenó su ascenso, paró completamente su vida profesional.

Luego de que el coronavirus entrara a Colombia, el sector laboral empezó a sentir los efectos, la cuarentena, el cierre de empresas y la crisis económica provocó el aumento en las cifras de desempleo. Según el DANE, abril y mayo son dos meses que reflejan la etapa más fuerte del confinamiento de los hogares y la cuarentena para el aparato productivo. Mientras que en abril el porcentaje de desempleo se ubicaba en 19,8 %, en mayo fue del 21,4 %.

Para Daniel Oviedo, director del DANE, el 43,5 % de los desempleados que registró el mercado laboral en mayo, es decir, 4’694.000, perdieron su empleo por la pandemia. Por rangos de edad, los colombianos entre los 25 y los 54 años fueron los más afectados en términos de desempleo, en particular las mujeres. “Las brechas de género en esta materia siguen siendo significativas con respecto el promedio histórico”, afirma Oviedo.

“Pero las crisis pueden ser oportunidades”, este ha sido el lema para muchos durante la pandemia, y Nicolás es uno de ellos. Los primeros meses en casa sirvieron para compartir con su esposa e hijo, a quienes por su labor como piloto no podía dedicarles tanto tiempo, “pero con el paso de los días me desesperé, soy una persona que está acostumbrada a trabajar, a estar en movimiento, entonces, en compañía de un amigo decidí darle vida a una hamburguesa que tiempo atrás había pensado”. Le dio vida a Bieri Good Burger, un emprendimiento de comida rápida.

“Mi pasión por la cocina nació en Europa, tenía 18 años, mi mamá es de nacionalidad suiza, entonces viví en este país, fui parte del ejército suizo, en donde por más de dos meses tuve un rol en la cocina. Ahí se me abrió el gusto por cocinar. Estuve trabajando en Suiza por casi dos años en cocina, luego viajé a España a estudiar gastronomía y a poner en práctica todas mis habilidades”, explica Camacho.

En su llegada a Colombia decidió trabajar en el restaurante Te encantaré, en donde durante seis meses aprendió más sobre esta practica de cocinar. “Luego decidí montar, en compañía de un socio, una cocina que se llamaba El taller de la pasta, donde dábamos clases de cocina. Desafortunadamente solo duró año y medio este proyecto. Definitivamente me desligué del tema de la cocina y decidí seguir mi segunda pasión: la aviación, pasión que me nació por mi padre, quien fue piloto por más de 30 años”. Su formación la recibió en Estados Unidos.

Pero en mayo de este 2020 la pasión por este arte de cocinar volvió a su mente, que más allá de un gusto, fue una necesidad. Con la ayuda de su esposa logró montar una cocina oculta en su apartamento, en donde al principio vendía una o dos hamburguesas al día. “Compré unas planchas y empecé con el proyecto. Al principio les vendía a mis amigos, mis primos, a amigos de mis amigos. Empecé con ocho hamburguesas vendidas por semana, el siguiente mes cerré con 200 por semana”, comenta Nicolás.

Para él la clave estuvo en mantener la calma, entender que emprender requería disciplina y constancia, pues no siempre lograba vender, había días en que pasaba en limpio. “Hace un mes, en noviembre, decidimos abrir la cocina en Usaquén, con una terraza para que las personas puedan encontrar más fácilmente a Biere Good Burguer”. Actualmente cuenta con tres colaboradores, una familia que desde el principio estuvo trabajando con él en la entrega de domicilios y que había perdido el empleo por la pandemia.

“Lucho es quien está 100 % en la cocina, aprendió la receta de las hamburguesas y es como si estuviera cocinando yo. Luz Dary, esposa de Lucho, es la administradora del lugar, y Camilo, el hijo de ellos dos, es el domiciliario”, explica Nicolás, quien ha reconocido la importancia de los emprendimientos en la sociedad, pues nos solo benefician a quien está al timón, sino también a quienes se logran montar en el barco.

Para Camila Salamanca, directora ejecutiva de Endeavor, las microempresas o emprendimientos son una fuente relevante de generación de empleo, más que todo de gente joven, recién graduada y personas de difícil empleabilidad. Además, son atractores de inversión extranjera al país que de otra manera quizá no llegaría. En general, los emprendimientos permiten dinamizar las economías y generar empleo. Por su parte, los emprendedores son personas que por lo general quieren darle una vuelta a esta sociedad y motivar a que otras personas también emprendan”.

En cifras de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), durante la cuarentena, en la capital colombiana y algunos territorios de Cundinamarca registrados ante la entidad el número de empresas creadas ascendió a 10.201, de las cuales 10.106 son micro, 76 pequeñas, 11 medianas y 8 grandes. Por su parte, la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras) asegura que 84.724 empresas nacieron entre julio y septiembre de 2020 2,9 % más que un año atrás.

Los expertos en economía aseguran que, aunque emprender no es para todo el mundo, es la mejor manera de sobrevivir a las crisis que enfrenta el mundo.