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El negocio de las copas menstruales amigables con el medio ambiente

Pasaron de vender un producto al día a 1.200 unidades al mes. ¿Cuál es el valor agregado? Están hechas de silicona médica, es decir, son antibacterianas, libres de látex y de toxinas, lo que les permite a las mujeres sentirse más cómodas, seguras y sin irritabilidad.

05 de octubre de 2021 - 04:00 p. m.
Copas mestruales que tienen una vida útil de hasta 10 años, sin generar residuos contaminantes.
Copas mestruales que tienen una vida útil de hasta 10 años, sin generar residuos contaminantes.
Foto: Cortesía
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Kimberly Camelo y Camilo Ordóñez son socios, pareja, comparten afinidades, objetivos y también ideas. Así fue como crearon un emprendimiento que le apuesta a la sostenibilidad del medio ambiente, por medio de un producto creado para mejorar la calidad de vida de las mujeres durante sus ciclos menstruales. En 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos, nos cuentan cómo nació su idea de negocio, cómo han impactado el mercado nacional y cuáles son los desafíos a la hora de vender un producto con sello femenino.

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Kimberly Camelo Gómez, 28 años, Contaduría Pública

Camilo Ordóñez Caballero, 28 años, Administración de Empresas

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

La idea nació en el 2015 cuando vi un video informativo acerca de la copa menstrual, al ver tantos beneficios me pregunté: ¿Por qué no se comercializa este producto en el país, si es tan bueno? ¿Por qué no lo usan las mujeres habitualmente? En ese entonces, yo tenía poca (o más bien ninguna) idea acerca del periodo menstrual. Años después conocí a Kimberly y nos hicieron novios, en ese proceso me di cuenta de que ella tenía muchos inconvenientes cuando estaba en sus días, así que decidí contarle acerca de la copa para que la probara.

Cuando Kimberly comenzó a usarla, nos dimos cuenta de que había una buena oportunidad de negocio para poner en marcha, no solo porque era un producto que beneficiaria a las mujeres, sino porque era algo que no se conocía mucho en el país y podía aportarle a la conservación del medio ambiente.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Un día me inscribí a una charla con uno de los jefes de más alto rango de mi trabajo. Allí, escuché su historia de vida y la forma cómo había empezado desde cero, en un familia de clase media. Durante la conversación nos invitó a emprender, a no “quedarnos quietos”, a ahorrar y a salir adelante. Eso me motivó mucho y fue en ese momento cuando decidí pensar en el nombre, el logo de la empresa y en crear las páginas en redes sociales, para ofertar el producto.

En 2018 la idea se materializó, empezamos a pautar en redes sociales y a hacer las primeras ventas, eran 1 ó 2 copas diarias, esto nos llenaba de felicidad, cada uno se encargaba de cosas diferentes para sacar a flote el negocio, contestábamos mensajes y luego hacíamos la respectiva distribución.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Empezamos con nuestros ahorros, cada uno puso un 50% de inversión. También recurrimos a un adelanto de la tarjeta de crédito.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Estamos llegando a miles de mujeres que asocian el ciclo menstrual con incomodidad y limitaciones para realizar sus actividades. Estamos invitándolas a reconciliarse con este proceso, para que conozcan que hay otras alternativas, además de las toallas y tampones. Así mismo, estamos rompiendo tabúes del cuerpo femenino y estamos contribuyendo al medio ambiente con la disminución de desechos , al no generar tantos residuos contaminantes.

Otro factor importante aquí es el económico, al usar la copa menstrual se ahorra dinero por 5 ó 10 años, este es un monto considerable que las mujeres podrían destinar para otros fines.

6. ¿Soy feliz?

Si, somos muy felices. Gracias a nuestro emprendimiento llevamos una vida más tranquila. Es muy satisfactorio trabajar por tus propios objetivos y crecimiento.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

No, lo consideremos una parte importante de nuestra vida, es nuestra fuente de empleo.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Lo más difícil es dejar el miedo a empezar. Esto se da porque hay experiencias alrededor de emprendimientos que suelen fracasar, y no tienen una buena salida. En nuestro caso pudimos aterrizar nuestra idea por nuestras profesiones y por los trabajos que teníamos en ese momento.

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9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Sí, siempre soñamos tener una empresa propia.

10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Queremos diversificar, tener más opciones de productos para nuestras clientas, más y mejores opciones en torno al mercado sostenible y ecológico.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Si, puede crecer a través de distribuidoras en Colombia y países cercanos.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Ya nos han ofrecido esta posibilidad personas conocidas, sin embargo, preferiríamos ahorrar y reinvertir para lograr crecer.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

Dudar en empezar, no tener fe en nosotros mismos y en nuestras capacidades.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Nuestras carreras y el antiguo jefe de Camilo, también personas conocidas que tienen sus propios negocios y empresas.

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15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Afortunadamente desde el comienzo tuvimos buenos resultados que fueron creciendo, esto nos impidió pensar en rendirnos.

16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

Actualmente no. Sí lo hemos pensado, nos falta conocer más emprendedores que se dediquen a actividades similares, y con los que se puedan compartir ideas.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Si, estamos cambiando la forma en que nuestras clientas ven el ciclo menstrual, hemos contribuido al medio ambiente y esperamos que para el futuro se unan más clientas, entendiendo que este proceso puede ser más llevadero.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Nos vemos teniendo distribuidoras en todo el país, siendo líderes en el mercado, generando empleo y ayudando a comunidades apartadas, a quienes no les es fácil conseguir este tipo de productos.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Solo nos apoyábamos el uno al otro, en pareja, cumpliendo nuestras funciones dentro de la empresa.

20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Si, hemos sido fuente de inspiración para algunos conocidos. Si nosotros pudimos, ellos también, es cuestión de dedicación y esfuerzo.

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21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Inicialmente solo éramos los dos, así duramos alrededor de dos años, luego, cuando empezó la pandemia pudimos contratar un mensajero para Bogotá, una amiga que nos ayuda con la contabilidad y otra que nos ayuda con el contenido en las redes sociales.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Nuestro servicio al cliente y honestidad. La forma que nos relacionamos con las mujeres que quieren adquirir nuestro producto, y las entregas eficientes del mismo. Todo esto lo aprendimos del trabajo anterior de Camilo, esa fue la base para salir adelante con el proyecto.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

A que no debemos esperar a que las cosas pasen, si tenemos un sueño debemos ir tras él, hacerlo posible, siempre manteniéndonos enfocados y positivos.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com).

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