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El papel de la tecnología en los objetivos ESG

Estamos hablando de protección de la biodiversidad y la reducción del impacto climático hasta la paridad de género de la plantilla o la transparencia de los informes financieros.

*Albert Plugge
08 de mayo de 2024 - 02:21 p. m.
Las empresas deberían fijarse en dos escenarios: el primero evalúa el impacto de la empresa en las personas y el medio ambiente y el segundo, los riesgos y oportunidades que los factores ESG plantean a la propia empresa, como el daño reputacional y los casos de corrupción.
Las empresas deberían fijarse en dos escenarios: el primero evalúa el impacto de la empresa en las personas y el medio ambiente y el segundo, los riesgos y oportunidades que los factores ESG plantean a la propia empresa, como el daño reputacional y los casos de corrupción.
Foto: Kenny Salamanca
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(Sostenibilidad y gerencia) La planificación de gran parte de las empresas incluye ya ambiciosos objetivos ESG (siglas en inglés de medioambientales, sociales y de gobernanza), que abarcan desde la protección de la biodiversidad y la reducción del impacto climático hasta la paridad de género de la plantilla o la transparencia de los informes financieros.

Los esfuerzos en esta materia están dando sus frutos. Según un estudio de la consultora McKinsey, las empresas que mejoran sus resultados ESG, junto con las ganancias y el crecimiento, obtienen una mayor rentabilidad para el accionista que aquellas que solo destacan en indicadores financieros. Por tanto, es esencial que las empresas creen una forma fácil y eficaz de medir sus avances, no solo para converger con las tendencias mundiales en sostenibilidad, sino también para llevar a buen puerto su negocio.

Normas como la Directiva de Presentación de Información sobre Sostenibilidad por parte de las Empresas de la Unión Europea o las Sustainability Disclosure Standards del Reino Unido ponen de manifiesto la demanda cada vez mayor por parte de los analistas financieros de datos ESG más completos a fin de evaluar los informes con mayor precisión. Según la directiva europea, las empresas deben evaluar la «doble significatividad» de sus actividades, esto es, desde dos perspectivas ESG críticas: la primera evalúa el impacto de la empresa en las personas y el medio ambiente y la segunda, los riesgos y oportunidades que los factores ESG plantean a la propia empresa, como el daño reputacional y los casos de corrupción.

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Un ejemplo reciente de la importancia de que las evaluaciones de impacto de los riesgos medioambientales sean adecuadas son los fenómenos meteorológicos adversos observados en el Reino Unido últimamente, en concreto tres tormentas que tuvieron lugar entre octubre y noviembre de 2023 y que causaron pérdidas a las aseguradoras por valor de más de 560 millones de libras. En el marco de la evaluación de la doble significatividad, las compañías de seguros deben informar sobre las repercusiones económicas que estas tormentas pueden tener en su negocio. Además, para hacer frente a un incremento de la frecuencia y la gravedad de las tormentas, pueden optar por aumentar las primas de los seguros personales, corporativos y de edificios. Este caso, pues, ilustra las consecuencias financieras que tales sucesos pueden tener en las empresas y, por consiguiente, la necesidad de contar con una información y un sistema de evaluación de las cuestiones ESG adecuados.

Para cumplir los objetivos ESG, las empresas a menudo deben transformarse

A las dificultades que plantean los criterios ESG se les suele denominar «problemas diabólicos», es decir, en apariencia son imposibles de resolver; pero no es así, simplemente exigen cambios. Para cumplir los objetivos ESG, las empresas a menudo deben transformarse y, gracias a las tecnologías digitales, pueden —junto con sus socios comerciales— superar esos retos.

Para cumplir sus objetivos en materia de sostenibilidad, las empresas pueden utilizar la tecnología básicamente de dos formas: en la primera, la alta dirección debe mejorar su competencia para gestionar los retos ESG, lo que implica adquirir un mayor conocimiento normativo para evaluar con precisión su impacto en la organización y, en consecuencia, las empresas también han de ampliar sus capacidades digitales; en la segunda, la concreción de las directivas de la UE en sistemas operativos para el intercambio fluido de la información con los socios comerciales conlleva elaborar procesos detallados que exigen una innovación digital y una supervisión constantes.

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La segunda forma de utilizar la tecnología requiere una mayor colaboración, ya que los conocimientos sobre cuestiones ESG varían en función del departamento de la empresa o la parte interesada de que se trate. De ahí la importancia de poner en valor las sinergias entre distintas áreas. También debe tenerse en cuenta que las herramientas para gestionar los criterios ESG, como las plataformas digitales, aún no son de uso común, por lo que su diseño y gestión a menudo requieren un acercamiento exploratorio. Esta limitación impone trabajar de forma colaborativa y ágil para, de esta manera, integrar mejor las tecnologías digitales, en un principio fragmentadas, y ello a su vez favorecerá el intercambio de datos ESG entre las empresas y sus socios comerciales.

La recopilación manual de datos ESG requiere mucho tiempo y trabajo, y en numerosas ocasiones no refleja con exactitud la realidad de la empresa en este campo. Suele abordarse con métodos como encuestas a la plantilla y auditorías internas, pero estas, además de depender de un análisis y una revisión exhaustivos, también generan datos fragmentados entre las diversas partes interesadas internas y externas.

Se diría que un desafío como este requiere la transformación integral de las estructuras y los flujos de trabajo existentes. Sin embargo, esto entraña sus riesgos en la medida en que precisa un replanteamiento completo por parte de la alta dirección y los empleados de sus procedimientos operativos vigentes. En su lugar, una solución más eficaz podría ser la adopción de tecnologías digitales para agilizar la recopilación y el análisis de los datos ESG y mejorar la precisión de su información.

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Las herramientas digitales suelen ser gestionadas internamente por el departamento informático de la empresa, pero una buena opción es que las empresas colaboren con proveedores externos, ya que estos pueden brindar soluciones para lograr los objetivos de presentación de información ESG; por ejemplo, con respecto a las emisiones de dióxido de carbono de los viajes o el consumo de energía y residuos. Hablamos, entre otros, de IBM, SAP, Oracle, Workiva y proveedores especializados como Carbon Cloud y Supplyshift, cuyos servicios incluyen indicadores, cálculos, gestión de datos o elaboración de informes.

La recopilación y el análisis de los datos son solo dos de los numerosos ámbitos en que una empresa puede utilizar la tecnología en su estrategia ESG; otro son las predicciones sobre biodiversidad. Esta, que se define como la riqueza de seres vivos de nuestro planeta, ha disminuido rápidamente en los últimos años. En un informe de la ONU publicado en 2019, un grupo de científicos advertía de que un millón de especies estarían amenazadas de extinción en pocas décadas, principalmente a causa de actividades humanas, como la contaminación y el cambio climático.

Para favorecer el restablecimiento de la biodiversidad en Europa, los diputados del Parlamento Europeo respaldaron en febrero de 2024 una nueva ley que obliga a todos los países de la UE a trabajar en la recuperación de los hábitats naturales. Los Estados miembros deben restaurar al menos el 30 % de los hábitats en mal estado protegidos por la nueva ley —desde bosques, praderas y humedales hasta ríos, lagos y lechos de coral— antes de 2030. La cifra asciende al 60 % para 2040 y el 90 % para 2050.

Las tecnologías digitales pueden proporcionar información a los organismos públicos sobre los riesgos ambientales que puedan derivarse de las medidas de biodiversidad, por ejemplo, para garantizar que el agua enviada a tierras áridas para mejorar su biodiversidad no dañe viviendas. Estas predicciones y escenarios pueden aportar perspectivas interesantes para acometer estos esfuerzos.

Otro tema en el que puede ayudar es el almacenamiento de gases de efecto invernadero —como el dióxido de carbono, el metano, el ozono y el óxido nitroso—, pues uno de los principales retos actualmente es cómo capturarlos y almacenarlos. Las tecnologías digitales, como los sensores conectados a internet, pueden tener un papel útil a la hora de medir el almacenamiento subterráneo de emisiones de estos gases; incluso permitirían a los expertos determinar la temperatura óptima para almacenar las emisiones y hacer un seguimiento de su efecto en la subsidencia, es decir, el hundimiento del suelo bajo los edificios que provoca su colapso.

Para informar eficazmente sobre los objetivos ESG, las empresas deben ser capaces de recopilar datos no solo de los departamentos internos (Contabilidad, Recursos Humanos, Informática, etcétera), sino también de otras partes (proveedores de energía, contratistas o contables), para lo cual es imperativa una estrecha colaboración en toda la cadena de valor para que la empresa pueda finalmente informar sobre un asunto ESG.

Si atendemos al importante problema medioambiental de la deforestación, las empresas están obligadas a revelar en qué medida otras partes de la cadena de valor aplican estrategias e iniciativas para reducirla y a supervisar la eficacia de estas. Dicho planteamiento concede una singular importancia a la transparencia y la responsabilidad en la gestión —y mitigación— del impacto ambiental de la actividad de una empresa.

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Por último, otro ejemplo de cómo la tecnología puede contribuir a alcanzar las metas ESG son los controles automatizados. Innovaciones como el aprendizaje automático son capaces de asimilar y procesar información relacionada, comparar fuentes de datos y tomar decisiones. Se pueden encontrar aplicaciones en el sector de la construcción, en el que se usan para determinar qué edificios requieren mantenimiento adicional, lo que se traduce tanto en una mejora de la eficacia como en una reducción de las actividades de transporte y, a su vez, redunda en la disminución del consumo de energía y de los gases de efecto invernadero.

En definitiva, las tecnologías digitales dotan a las empresas con la capacidad de aplicar controles automatizados sofisticados, facilitando así una toma de decisiones consciente de las cuestiones ESG y subrayando el poder transformador de las innovaciones en el cumplimiento de los compromisos en esta materia.

*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en IE INSIGHTS el portal de conocimiento de IE UNIVERSITY. https://www.ie.edu/insights/articles/technologys-role-in-the-esg-evolution/

Por *Albert Plugge

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