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Ella creó una marca de ropa femenina bajo el concepto de moda lenta y consciente

Una idea de negocio que se caracteriza por sus estampados exclusivos, ilustrados a mano y el uso de algunos textiles eco-amigables en bases de PET reciclado y algodón recuperado, llevando un mensaje de consumo responsable, libertad y empoderamiento femenino.

15 de marzo de 2022 - 02:52 p. m.
Isabel Vargas es la creadora de Olimba, una marca de moda colombiana amigable con el planeta.
Isabel Vargas es la creadora de Olimba, una marca de moda colombiana amigable con el planeta.
Foto: Cortesía
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“La mayoría de la gente no conoce lo que hay detrás del mundo de la moda, la realidad tan fuerte e injusta que viven las personas que hacen su ropa, muchas veces de manera masiva, al otro lado del mundo y en las peores condiciones. Nosotros a través de un lenguaje amable buscamos visibilizar esa problemática y crear consciencia, aprendiendo juntos, buscando alternativas, cambiando la mentalidad de comprar por comprar o porque es más barato, promoviendo el consumo responsable de prendas hechas en Colombia, con mejor calidad y a precio justo”, así lo va contando Isabel Vargas en nuestra sección de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos. Hablamos con ella sobre su marca y los objetivos que tiene trazados para impactar el mundo de la moda desde la consciencia y la responsabilidad ambiental:

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Isabel Vargas, 30 años. Estudié Diseño de moda en Medellín y asesoría de imagen y maquillaje en Buenos aires, Argentina.

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Olimba nació en mi mente durante la pandemia. Después de 8 años trabajando como diseñadora en empresas de indumentaria, siempre había soñando con lanzar un proyecto de ropa femenina, pero no me atrevía. Quería ser más libre usando mi creatividad, pero quería también tener un propósito que lo hiciera especial.

Olimba es una marca de ropa femenina que se crea bajo el concepto de moda lenta, consciente y local con colecciones en unidades limitadas, evitando así la sobreproducción y combatiendo el dañino Fast Fashion ó consumo masivo. Se caracteriza por sus estampados exclusivos, ilustrados a mano y utiliza algunos textiles eco-amigables en bases de PET reciclado y algodón recuperado. Lleva un mensaje de consumo responsable, libertad y empoderamiento femenino.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Todo parte del entusiasmo y la confianza en uno mismo, empezar a estudiar e informarse de lo que no se está tan seguro, pulir la idea, los valores de la marca, el público objetivo, etc... Luego de tener claro qué tipo de prendas quería hacer y a quién se las iba a vender, lancé mi primera colección. Desde cero, busqué las opciones de textiles y estampación más sostenibles, le pedí a mi hermana ilustrar los estampados para que fueran únicos, empecé a producir todo lo que podía desde casa y a baja escala y así logré sacar adelante mi idea.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4.  ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Hice unos buenos ahorros en mi trabajo anterior antes de tomar la decisión de independizarme, con estos y la ayuda de mi familia y amigos puse la marca a la venta en redes sociales y todos comenzamos a compartir. Ha tenido una aceptación muy bonita. Al principio hay que ir conociendo a tu cliente y lo que se vende mejor y seguir reinvirtiendo el dinero estratégicamente para no dejar de crecer.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

La mayoría de la gente no conoce lo que hay detrás del mundo de la moda, la realidad tan fuerte e injusta que viven las personas que hacen su ropa, muchas veces de manera masiva, al otro lado del mundo y en las peores condiciones. Nosotros a través de un lenguaje amable buscamos visibilizar esa problemática y crear consciencia, aprendiendo juntos, buscando alternativas, cambiando la mentalidad de comprar por comprar o porque es más barato, promoviendo el consumo responsable de prendas hechas en Colombia, con mejor calidad y a precio justo.

6.  ¿Soy feliz?

Sí, aunque la felicidad es un estado fluctuante. He obtenido mucho bienestar trabajando de manera independiente, expresando mi creatividad libremente y con propósito. Definitivamente soy mucho más feliz que antes como empleada.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

No, no entregaría completamente mi sueño.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Bastante. Me tomó muchísimos años dar ese salto de lo seguro y la estabilidad económica, a creer en mi y luchar por lo que verdaderamente quería hacer con mi carrera. No es sólo dar un salto de fe, sino también tener un buen plan armado y mucha perseverancia.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Creo que los sueños son un camino que va cambiando conforme se conquistan y el mío apenas está comenzando. Tengo muchas ideas, ganas de crecer, de llegar a más personas y crear consciencia.

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10.  ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Me gustaría mucho poder entrar a ciertas tiendas de diseño local con un enfoque similar al de Olimba, también hacer colaboraciones con colegas que admiro, definitivamente pienso que la unión hace la fuerza y esa sería una buena forma de llegar a más personas.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Se puede crecer y generar un cambio de mentalidad en cuanto a producción y consumo consciente, para eso es importante mantener el foco en los valores de la marca, crecer haciendo moda justa, buscando aliados comprometidos con el reciclaje, el cuidado de los recursos, la calidad de los productos, el pago justo.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Sí, hay que estar abierto a una ayuda estratégica cuando no se tiene un músculo financiero. Todo lo que me permita crecer manteniendo mi idea inicial será de gran ayuda.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

En lo personal comprar por comprar o sólo porque algo está de moda.

Como emprendedora no atreverme a preguntar o a pedir ayuda, no cuidar mis finanzas y no creer en mi, trabajar en todas estas cosas me ha servido mucho.

14.  ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

El despertar de muchas personas en general, ver a los demás cumplir sus sueños me inspiró a crear una marca con un propósito que me llenara más allá de vender. Al ver tantas marcas haciendo las cosas mejor, entendí que aunque la moda no puede ser 100% sostenible, puede ser consciente y sustentable, por eso hay que pasar de la queja y la crítica a ser parte del cambio.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Emprender no ha sido fácil, hay momentos donde se venden mucho unos productos y otros no, hay semanas más estancadas que otras y obviamente hay miedo e incertidumbre, pero la gente te escribe que le encanta la marca, que recibió sus prendas y que todo está hermoso, que qué bonito el concepto de moda lenta, que les transmite empoderamiento o les enseña algo de lo que no sabían.. todo eso se convierte en motivación, cada palabra te impulsa a seguir adelante.

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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

Por ahora no.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Totalmente, y si logro que mi proyecto crezca mi más, así será.

La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta, pero confío en que las generaciones venideras tendrán cada vez más consciencia sobre la importancia de preservar los recursos de nuestro planeta. Seguramente no dejaremos de vestirnos, pero si transmitimos el mensaje sabremos quién hizo nuestra ropa, cómo, dónde y cuidaremos su impacto.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Con una tienda física, varias lineas de producto como “hogar” o “niños”, más emprendimiento local en ella, todos encaminados a un mismo propósito… eso sí con mucho color, la moda consciente no tiene que ser aburrida.

19.  ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Un soporte y una motivación importante, cuando miras a tu alrededor y te atreves a pedir ayuda descubres que todo es más fácil. Tengo una hermana ilustradora, amigos fotógrafos, amigas dispuestas a modelar, colegas que me han dado los mejores consejos y una familia que cree en mi.

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20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

100%. Soy cero egoísta con mis conocimientos, me he comprometido mucho con el consumo local, con la importancia de mover la economía a mi alrededor y elegir primero lo de acá. Siempre estoy apoyando y trabajando con colegas. #LocalApoyaLocal ese es uno de nuestros lemas en Olimba.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Hacer ropa es una cadena larga de trabajo, siempre opto por elegir personas en la misma escala que yo, pequeños trabajadores de la industria en busca de oportunidades que amen lo que hacen. Empresas de textiles colombianas que cuidan el impacto ambiental, nuestra confeccionista es una mujer cabeza de familia que conocemos de toda la vida, nuestros estampados los hace un taller de serigrafía de un amigo en casa, le encargamos las ilustraciones para los estampados a mi hermana, todo es un proceso cercano, a pequeña escala, de mucha colaboración.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Mi idea de negocio es moda hecha en Colombia, lenta, consciente, y feminista.

23.   ¿Qué he aprendido de todo esto?

Que todo es un proceso que toma tiempo y lo importante es empezar, como dice el refrán: “Es mejor hecho que perfecto”… No nos podemos quedar comparándonos con las grandes marcas o personas que llevan muchos años en su proceso, que tienen un capital gigante o que contaron con ciertos golpes de suerte. Hay que disfrutar del camino propio mientras llegan los resultados soñados.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com).

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