Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Los juguetes Hatúa son juguetes desestructurados que no tienen instrucciones ni sonidos y que en cambio tienen posibilidades de creación ilimitadas según la creatividad de cada chiqui, de pronto alguien puede pensar y qué tiene que ver un juguete de la niñez con la forma de ser de un adulto... la respuesta es: tiene todo que ver. El juego es una actividad central en la vida de las niñas y niños, ellos imitan lo que ven alrededor suyo y lo recrean, así sus cualidades particulares se ponen de manifiesto, va de la mano con la dinámica en el hogar, que es su entorno primario”. Con mucha certeza, información y estudio alrededor del tema, Marisabel Jaramillo vuelve a pisar cada uno de los caminos que tuvo que recorrer para sacar su idea de negocio adelante, hablamos con ella en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos y esto fue lo que nos contó:
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
36 años, Psicología.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Nuestro emprendimiento es acerca de juguetes en madera inspirados en las pedagogías Waldorf, Pikler y Montessori.
En junio del 2016 hice una formación en pedagogía Waldorf, siempre tuve un interés particular en la educación infantil y en cómo la educación tradicional limita capacidades y habilidades potenciales. En septiembre de ese mismo año quedé en embarazo y en abril de 2017 nació mi hijo. Empecé a buscar juguetes para él bajo esa pedagogía y no pude encontrar nada en Colombia, así que mandé a hacer un juguete (sonajero de piso, que es para gateadores). Una amiga de mi mamá lo vio y me preguntó si lo vendía, yo le dije que sí, y con ese dinero mandé a hacer 4 juguetes más. Empecé vendiendo los juguetes en Facebook en mayo de 2017 y no fue sino hasta agosto que decidí abrir Instagram por sugerencia de mi esposo, Frederick (yo no sabía nada de la aplicación). En septiembre mi esposo renunció a su trabajo y desde ese momento trabajamos juntos en Hatúa.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Esto empezó cuando mi hijo tenía alrededor de 2 semanas. Claro, tenía un recién nacido que demandaba mucho tiempo pero al mismo también tenía toda la motivación para este nuevo proyecto, me pasaba horas lijando y pintando, a veces hasta la madrugada para despertarme con mi bebé a las 7 a.m. Logré llevarla a los hechos con mucho esfuerzo y por supuesto con el apoyo de mi esposo que se empezó a encargar de temas del taller, producción, insumos, etc., mientras yo me dedicaba a redes sociales, atención, envíos; así cada uno fue tomando el rumbo de sus responsabilidades.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
Empecé con $35.000 y a partir de ahí han crecido los ingresos.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Que la educación de los niños y niñas de Colombia venga desde una mirada más consciente e individual; donde las mamitas, papitos, cuidadores, maestros, abuelas y abuelos estén más al tanto del acompañamiento que se le debe dar a los niños y niñas en su exploración del mundo, la importancia de dejarlos ser, crear y equivocarse para que aprendan y aprehendan en libertad y autoconfianza.
En nuestra época no teníamos esa opción y si nos equivocábamos inmediatamente nos sentíamos menos (por no decir brutos), así era en el colegio, la casa, o practicando algún deporte. No teníamos espacio para volver a empezar abrazando nuestra frustración y por esa razón es que se nos hace tan difícil decidir hacer algo que tiene algún riesgo, nos sentimos señalados y juzgados antes de intentarlo. Esta nueva generación viene siendo criada con mucho potencial emocional del que el juego hace parte fundamental.
Los juguetes Hatúa son juguetes desestructurados que no tienen instrucciones ni sonidos y que en cambio tienen posibilidades de creación ilimitadas según la creatividad de cada chiqui, de pronto alguien puede pensar ¿y qué tiene que ver un juguete de la niñez con la forma de ser de un adulto?
La respuesta es: tiene todo que ver. El juego es una actividad central en la vida de las niñas y niños, ellos imitan lo que ven alrededor suyo y lo recrean, así sus cualidades particulares se ponen de manifiesto, y van de la mano con la dinámica en el hogar, que es su entorno primario.
Así mismo, la capacidad de los cuidadores de sembrar y regar el sentimiento de independencia y autonomía para que ellos mismos descubran, por ensayo y “error”, aceptando con facilidad que está bien equivocarse y que siempre se puede volver a empezar. Con los juguetes Hatúa, juguetes desestructurados y de juego libre se descubren involuntariamente leyes de la física, matemática, juegos de creación abierta, juegos de roles, entre otros, Promueven el desarrollo integral de los chiquis, pues tienen en cuenta habilidades cognitivas, emocionales, motrices, interpersonales e intrapersonales, entre otras.
6. ¿Soy feliz?
Infinitamente feliz.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
En este momento no. Pero la vida da muchas vueltas y uno nunca sabe.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Ha sido muy muy difícil, todo el trabajo que está detrás de fabricar juguetes hechos a mano es inmenso, porque además de manejar la página, los clientes, videos, fotos y redes sociales en general, también hay un movimiento interno que es incluso mucho mayor y que nos mantiene activos física, social y emocionalmente; proveedores, transportes, insumos, colaboradores, que son cuatro palabras pero llenan los días 24/7, nadie se imagina en realidad lo que significa esto, hasta que lo vive.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
Si lo estoy cumpliendo. Nos hace falta poder exportar, es supremamente difícil y costoso. También nos hace falta poder mejorar nuestros tiempos de entrega, es algo que nos quita el sueño, pero estamos siempre trabajando para mejorarlo.
Lea también: Él creó un negocio gastronómico que resalta la cultura y los sabores de México
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Sigue seguir trabajando, mirar qué juguetes nuevos podemos hacer para diciembre de este año, la verdad es que nuestro tiempo es muy limitado pero de a pasitos lo vamos logrando. Y lo que dije ahora, exportar sería para nosotros la cereza del pastel en este momento.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Totalmente.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
En este momento no, tenemos el potencial para crecer solos y queremos intentarlo. Sabemos que es retador pero tenemos fe y confianza, sin embargo, la vida da muchas vueltas.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Todo lo volvería a hacer. De los errores sólo hemos tenido aprendizajes.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Me inspiró mi hijo, me gustaría seguir nuestro propio camino ya que todas las historias son distintas. Admiro a las personas que no se rinden.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Si he pensado en tirar la toalla pero no necesariamente lo veo como fracaso, a veces el trabajo es tanto que uno se abruma y es válido sentirse cansado, así uno ame mucho lo que hace.
Visite la sección de Emprendimiento y Liderazgo de El Espectador
16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Quienes siempre nos han apoyado han sido muestras familias: papás, hermanos, tías, tíos, primas, primos, abuelas y abuelos. Todos nos han dado la mano de alguna manera y estaremos infinitamente agradecidos por el amor y el apoyo.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Definitivamente, los juguetes en madera Hatúa son atemporales y pueden pasar de generación en generación, de la misma forma que la filosofía detrás de ellos, que consiste en darle a los chiquis las oportunidades para que se desarrollen en libertad, autonomía, autoconfianza y por consiguiente, autoestima. Las nuevas generaciones están creciendo con más amor, acompañamiento, los padres de ahora los estamos tratando como nuestros iguales, escuchando y observando para también aprender de ellos.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
Me veo trabajando aún de la mano de mi socio principal que es mi esposo Frederick, como una marca conocida no solamente en Tuluá y Colombia sino también en el mundo. Siendo el recuerdo de infancia de todos los chiquis que en ese momento tienen jugueticos Hatúa en sus casas, al igual que estar llegando a nuevos hogares a acompañar el crecimiento y experiencias de los nuevos bebés.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Un papel muy importante, todas las personas a nuestro alrededor han tenido que ver con nuestro emprendimiento, y nos han ayudado de la forma en que pueden para hacernos las cosas más fáciles. Creen en nosotros, tienen paciencia y nos alientan siempre a seguir.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Absolutamente.
Lea también: Crearon una marca de medias que apoya a personas con síndrome de Down
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Nuestra Familia Hatúa, nuestros colaboradores son vitales para la historia del emprendimiento, nos apoyan, los apoyamos, tienen amor por la marca y nosotros amor por ellos, les gusta el trabajo, siempre están dispuestos a mejorar. Nuestro objetivo principal cuando iniciamos fue la educación infantil y cuando empezamos a reclutar personas del pueblo y el corregimiento nos dimos cuenta que otro objetivo especial de nuestra empresa es poder generar empleo. Estamos infinitamente agradecidos con ellos por escoger trabajar con nosotros.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Buscamos todo el tiempo contar con madera de la mejor calidad, a veces nos ha tocado devolver todo un lote y esperar a que llegue el siguiente, generando retrasos en la producción, así nos aseguramos que todos los juguetes tengan durabilidad y puedan ser disfrutados por mucho tiempo, ya tenemos clientecitos que le han heredado juguetes a su nuevo hermanito o hermanita y apenas llevamos 5 años en el mercado, eso nos da mucha esperanza. Usamos las mejores pinturas a base de agua, sellador ecológico y cera de abejas. Todo está pensado para el bienestar de los chiquis, nuestro sello personal es la minuciosidad, la dedicación, la atención al detalle, además de una paleta de colores que se reconoce. Y por supuesto el amor hacia el proceso.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
A tener paciencia (risas), a que no todo sale como uno quiere ni en el momento en que uno desea, que uno nunca sabe que hay detrás de un emprendimiento, uno ve las fotos de un producto listo y no hay forma de comprender todo lo que el emprendedor debe hacer para sacarlo adelante.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com).