Emprendimiento, universidades, industria y gobierno en un solo escenario
La academia podría proponer las soluciones a los problemas sociales y las empresas junto con el Estado trabajar para sacarlas adelante.
Edwin Bohórquez Aya
Unos le llaman las tres hélices, representadas por la academia, la industria y el gobierno. Otras hablan de cuatro, integrando allí a la sociedad, a los ciudadanos de pie, que al final somos todos los consumidores. Pero más allá de si son cuatro o no, hay tres estructuras sociales que, si trabajaran unidas, no solo conformarían ese anhelado ecosistema productivo, emprendedor y de desarrollo, sino que, como ya está probado en otras economías como las llamadas tigres asiáticos que lo pusieron en marcha, con la unión de las universidades, las empresas y el Estado lograron avances significativos, tanto como para ser catalogados durante una década los mayores impulsores de las economías modernas. Y en Colombia, ¿qué se puede hacer?
“Hay sectores que se han modernizado, pero lo han hecho a través de la compra de equipos internacionales de maquinaria. Tenemos la misma productividad fabril que México y Brasil, pero nos matan los costos logísticos por estar en Bogotá o Medellín. Yo llego a Impulsa y veo muchos nodos fuertes pero poca circulación entre esos nodos. Los actores fundamentales son las universidades y las empresas, y eso es posible hacerlo. Hay que tener en cuenta las características sociales: no somos Silicon Valley, sino Soacha Valley”, dijo Hernán Ceballos, gerente de Innpulsa, en medio de un encuentro organizado por la universidad Javeriana que buscaba proyectar a Colombia a 2040.
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Ceballos recordó su paso por la universidad Nacional, en donde fue docente: “Si no hemos logrado articularnos como universidad, mucho menos como país, y eso me pasaba en la Universidad Nacional. Entonces falta mucha comunicación y trabajar sobre los problemas colombianos”. Se refiere a que lo primero que hay que hacer es identificar los problemas que tenemos como sociedad y es allí donde deben entrar los equipos de investigación de las universidades para proponer soluciones. Justo después, la puesta en marcha debería ser por cuenta de las empresas, y el gobierno como representante del Estado debería ofrecer todas las garantías y, si es necesario, parte de los recursos para que funcione.
“Los subsidios son para las pymes, no para las grandes. Las grandes piden estabilidad jurídica y que exista recurso humano. Estados Unidos está abriendo plantas de producción. Aquí en Colombia hay nodos muy fuertes y por eso Innpulsa debe articular e integrar ese ecosistema, aquí tengo socios. Está Airbus para que invierta en Colombia. Vamos a trabajar con Cotecmar y con Indumil, son industrias fuertes y por la guerra son avanzadas; estamos hablando con la Fuerza Aérea porque aquí se construyó un satétile, así que podemos hacerlo y hay cosas por hacer. No somos tan atrasados como pensamos”, agregó Ceballos.
Guido Saracco, rector del politécnico del Torino y quien estuvo presente en el encuentro, habló del trabajo que debe hacer la academia en “proyectar a los estudiantes en encontrar solucionar. Ese el rol de la universidad en la sociedad”, y recordó la construcción de estrategias para fortalecer las condiciones en donde todos estos protagonistas trabajen de manera articulada y se facilite la innovación.
Pero, más allá de las recomendaciones, ¿cómo hacerlo de manera concreta? César Ferrari, asesor económico de la presidencia de la República y exdocente de la Universidad Javeriana, se lanzó al agua con una: “Este país necesita cambiar su estructura productiva porque la que tenemos no produce suficiente empleo, es ahí donde hay mucho trabajo, eso implica buscar una nueva estructura productiva, y la universidad puede ayudar a gestionar y desarrollar proyectos, en eso tiene éxito. Eso debe involucrar a las empresas, pero la Universidad debe ayudar con los proyectos, las empresas los desarrollan y el Estado los apalanca”.
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Y agregó: “Nuestras empresas no son competitivas, no venden aquí y menos exportan. El déficit comercial es muy alto. No somos competitivos porque la estructura de precios no lo permite. En el pasado eso se resolvía subiendo aranceles, pero hemos bajado aranceles y las empresas se quebraron porque seguimos con las mismas ineficiencias, como las altas tasas de las tarjetas de crédito, que es con lo que se financian los emprendedores”. “El rol de la universidad es dar su voz, no solo aportar los proyectos, la universidad debería decir con claridad: “Así pensamos y esto podemos hacer”; así tendríamos una alianza clara entre las necesidades del país y lo que puede hacer la empresa y el Estado; que el rol del Estado sea hacer competitivas y rentables a las empresas”.
A su turno, Diana Gaviria, directora ejecutiva de Connect Bogotá Región, hizo especial énfasis en que “el emprendimiento es el modo fundamental de generación de empleo. Se ha hecho una labor fuerte de generar un tejido empresarial de alto impacto en las ciudades. Muchos de ellos trabajan en democratizar sectores, en el agro están eliminando la intermediación para que lleguen los alimentos a las ciudades de manera directa. Lo mismo con las Fintech, somos el segundo ecosistema más fuerte de América Latina. Hay un elemento fundamental y se debe trabajar más en la relación universidad - emprendimiento. Sin embargo, la gran deuda de las capitales y de los emprendedores de alto impacto es generar emprendimiento social en las regiones, eso no lo hemos hecho y eso hay que trabajarlo”.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚
Unos le llaman las tres hélices, representadas por la academia, la industria y el gobierno. Otras hablan de cuatro, integrando allí a la sociedad, a los ciudadanos de pie, que al final somos todos los consumidores. Pero más allá de si son cuatro o no, hay tres estructuras sociales que, si trabajaran unidas, no solo conformarían ese anhelado ecosistema productivo, emprendedor y de desarrollo, sino que, como ya está probado en otras economías como las llamadas tigres asiáticos que lo pusieron en marcha, con la unión de las universidades, las empresas y el Estado lograron avances significativos, tanto como para ser catalogados durante una década los mayores impulsores de las economías modernas. Y en Colombia, ¿qué se puede hacer?
“Hay sectores que se han modernizado, pero lo han hecho a través de la compra de equipos internacionales de maquinaria. Tenemos la misma productividad fabril que México y Brasil, pero nos matan los costos logísticos por estar en Bogotá o Medellín. Yo llego a Impulsa y veo muchos nodos fuertes pero poca circulación entre esos nodos. Los actores fundamentales son las universidades y las empresas, y eso es posible hacerlo. Hay que tener en cuenta las características sociales: no somos Silicon Valley, sino Soacha Valley”, dijo Hernán Ceballos, gerente de Innpulsa, en medio de un encuentro organizado por la universidad Javeriana que buscaba proyectar a Colombia a 2040.
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Ceballos recordó su paso por la universidad Nacional, en donde fue docente: “Si no hemos logrado articularnos como universidad, mucho menos como país, y eso me pasaba en la Universidad Nacional. Entonces falta mucha comunicación y trabajar sobre los problemas colombianos”. Se refiere a que lo primero que hay que hacer es identificar los problemas que tenemos como sociedad y es allí donde deben entrar los equipos de investigación de las universidades para proponer soluciones. Justo después, la puesta en marcha debería ser por cuenta de las empresas, y el gobierno como representante del Estado debería ofrecer todas las garantías y, si es necesario, parte de los recursos para que funcione.
“Los subsidios son para las pymes, no para las grandes. Las grandes piden estabilidad jurídica y que exista recurso humano. Estados Unidos está abriendo plantas de producción. Aquí en Colombia hay nodos muy fuertes y por eso Innpulsa debe articular e integrar ese ecosistema, aquí tengo socios. Está Airbus para que invierta en Colombia. Vamos a trabajar con Cotecmar y con Indumil, son industrias fuertes y por la guerra son avanzadas; estamos hablando con la Fuerza Aérea porque aquí se construyó un satétile, así que podemos hacerlo y hay cosas por hacer. No somos tan atrasados como pensamos”, agregó Ceballos.
Guido Saracco, rector del politécnico del Torino y quien estuvo presente en el encuentro, habló del trabajo que debe hacer la academia en “proyectar a los estudiantes en encontrar solucionar. Ese el rol de la universidad en la sociedad”, y recordó la construcción de estrategias para fortalecer las condiciones en donde todos estos protagonistas trabajen de manera articulada y se facilite la innovación.
Pero, más allá de las recomendaciones, ¿cómo hacerlo de manera concreta? César Ferrari, asesor económico de la presidencia de la República y exdocente de la Universidad Javeriana, se lanzó al agua con una: “Este país necesita cambiar su estructura productiva porque la que tenemos no produce suficiente empleo, es ahí donde hay mucho trabajo, eso implica buscar una nueva estructura productiva, y la universidad puede ayudar a gestionar y desarrollar proyectos, en eso tiene éxito. Eso debe involucrar a las empresas, pero la Universidad debe ayudar con los proyectos, las empresas los desarrollan y el Estado los apalanca”.
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Y agregó: “Nuestras empresas no son competitivas, no venden aquí y menos exportan. El déficit comercial es muy alto. No somos competitivos porque la estructura de precios no lo permite. En el pasado eso se resolvía subiendo aranceles, pero hemos bajado aranceles y las empresas se quebraron porque seguimos con las mismas ineficiencias, como las altas tasas de las tarjetas de crédito, que es con lo que se financian los emprendedores”. “El rol de la universidad es dar su voz, no solo aportar los proyectos, la universidad debería decir con claridad: “Así pensamos y esto podemos hacer”; así tendríamos una alianza clara entre las necesidades del país y lo que puede hacer la empresa y el Estado; que el rol del Estado sea hacer competitivas y rentables a las empresas”.
A su turno, Diana Gaviria, directora ejecutiva de Connect Bogotá Región, hizo especial énfasis en que “el emprendimiento es el modo fundamental de generación de empleo. Se ha hecho una labor fuerte de generar un tejido empresarial de alto impacto en las ciudades. Muchos de ellos trabajan en democratizar sectores, en el agro están eliminando la intermediación para que lleguen los alimentos a las ciudades de manera directa. Lo mismo con las Fintech, somos el segundo ecosistema más fuerte de América Latina. Hay un elemento fundamental y se debe trabajar más en la relación universidad - emprendimiento. Sin embargo, la gran deuda de las capitales y de los emprendedores de alto impacto es generar emprendimiento social en las regiones, eso no lo hemos hecho y eso hay que trabajarlo”.
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