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Aquí estás. Puede que para ti hoy sea un día como cualquier otro o que te resulte distinto por algún motivo. Quizá te encuentras en una situación que te es familiar o estás en una circunstancia totalmente nueva haciendo algo que no has hecho antes. En cualquier caso, aquí estás: una parte viva del mundo que todos compartimos.
Sea cual sea tu situación, el entorno que te rodea y las cosas que puedes ver, oler y tocar se diferencian de las que experimentaron las generaciones anteriores a ti. Aunque estuvieses en un hogar que ha pertenecido a tu familia durante cientos de años, las circunstancias de tu entorno serían irreconocibles para tus predecesores.
Tus antepasados más lejanos habrían sido incapaces de entender un libro y no digamos de leerlo. A sus descendientes los habría dejado pasmados el concepto de producción y publicación a gran escala. A sus hijos y a los hijos de sus hijos, y así hasta tus bisabuelos, les habrían impresionado profundamente los conceptos de lector de libros electrónicos, ordenador portátil o teléfono inteligente.
Ya te haces a la idea: durante toda la historia de la humanidad, el mundo se ha desarrollado, evolucionado y avanzado. Sigue haciéndolo cada vez más rápido, y nosotros somos los responsables. En las siguientes páginas revisaremos qué hace tan especiales a los seres humanos en comparación con otros animales de la Tierra. Destacaremos algunos de los motivos por los que el mundo que te rodea es como es y cómo llegó a ser así.
Y analizaremos cuántos de los sistemas de los que formamos parte ya no cumplen su propósito. La educación es uno de esos sistemas. La educación tiene el potencial de cambiar radicalmente el curso de la vida de un niño a mejor. Esto es aplicable a los niños de toda extracción social. Pero no se produce de un modo automático ni tampoco con la suficiente frecuencia.
El sector de la docencia está lleno de profesionales maravillosos, entregados a su oficio y a los que les apasiona su trabajo, pero que la mayoría de las veces son infravalorados. Trabajan dentro de un sistema que reprime la libertad que necesitan para tomar decisiones independientes y crear el impacto positivo del que son capaces.
El efecto de la educación en la vida de una persona depende de la escuela a la que asiste y los profesores que tiene. Muchas veces la educación desmoraliza a los jóvenes en lugar de estimularlos, y les niega las oportunidades que necesitan para tener éxito en la vida. Esto se explica por el modo en que han evolucionado los actuales sistemas educativos. Durante generaciones, la educación ha favorecido formas limitadas de competencia académica y por eso desatiende la maravillosa diversidad de aptitudes e intereses de los jóvenes.
Además, los gobiernos de todo el mundo han gastado fortunas en “reformar” la educación para “subir el nivel”. En la mayoría de los casos, esos esfuerzos han implicado un gasto enorme de energía, tiempo y dinero. Se trata de iniciativas basadas en presunciones erróneas sobre los niños, el aprendizaje y el mundo en el que vivimos.
Han marginado las capacidades que los niños necesitan para crear un mundo más equitativo y sostenible, como la creatividad, el pensamiento crítico, el civismo, la colaboración y la solidaridad. Ante un futuro cada vez más febril, la solución no está en hacer mejor lo que hemos hecho antes; tenemos que hacer otra cosa. Debemos estudiar la situación en la que todos nos encontramos y reconsiderar sin complejos cómo avanzar.
Es imperativo que nos replanteemos la educación y los centros escolares. La vida siempre ha sido turbulenta. Aun así, se mire como se mire, las dificultades a las que nos enfrentamos hoy son de otra índole. La educación no es la única causa de esas crisis, pero ha tenido un importante papel en ellas.
En 1934, el psicólogo Jean Piaget dijo: “Solo la educación puede salvar a nuestras sociedades de un posible colapso, ya sea violento o gradual”. La historia nos ofrece muchos ejemplos a este respecto. El visionario novelista H. G. Wells planteó este punto con más agudeza cuando declaró: “La historia humana es una carrera entre la educación y la catástrofe”. Las pruebas hacen pensar que él y Piaget estaban en lo cierto.
Como ya habrás advertido, este libro es breve. Yo lo concibo más como una carta larga. Un libro breve, o una carta larga, se caracteriza por abarcar muchos asuntos en una cantidad reducida de tiempo. Si conoces mi obra, puede que te suenen algunos de los argumentos presentados en las próximas páginas.
Si no la conoces y te surgen preguntas, te recomiendo que eches un vistazo a mis otros libros, pues profundizan en muchos de los temas y ofrecen ejemplos de los cambios por los que abogamos. Lo que te dispones a leer es una petición urgente para que nos detengamos, estudiemos la situación y corrijamos el curso que estamos siguiendo.
Nuestros actos nos han llevado a un punto crítico en el que hacemos más daño que bien. Estamos despojando sistemáticamente a la Tierra de sus recursos naturales y al ser humano de los suyos. Si seguimos comportándonos como hasta ahora, nos privaremos a nosotros y a nuestros hijos de un planeta sano en el que vivir y de las aptitudes que necesitamos desarrollar si queremos tener un futuro. La buena noticia es que las soluciones están a nuestro alcance. No podría haber más en juego, pero tenemos todo lo necesario para hacer las cosas como es debido.
* Se publica con autorización de Penguin Random House Grupo Editorial, sello editorial Grijalbo. Ken Robinson cambió la vida de millones de personas; sus famosas charlas TED han recibido millones de visitas y sus libros han sido traducidos a veinticuatro idiomas.