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Egresos e ingresos son dos términos opuestos que, sin embargo, están íntimamente relacionados. Los ingresos representan cualquier cantidad de dinero que entre a formar parte de la economía de una persona (o de su emprendimiento) y los egresos son las cantidades que salen y suponen un incremento (inversiones) o una reducción de dicho patrimonio (gastos). Controlar ambos conceptos es esencial para planificar las finanzas y mantener una buena salud financiera.
El presupuesto personal y empresarial es un plan financiero en el que hay que determinar qué parte de los ingresos está destinada a satisfacer los egresos o salidas de dinero, ya sean gastos, el pago de una deuda o el ahorro. La clasificación que se suele hacer de estos dos conceptos fundamentales para hacer un buen plan financiero es la siguiente:
¿Qué tipos de ingresos existen?
En el caso de los ingresos, según explica un estudio del Instituto de Estudios Financieros (IEF), se puede distinguir entre:
- Por un lado, los ingresos fijos: “Los ingresos fijos son aquellos que se repiten de forma periódica o regular, como pueden ser: salario, pensión, subsidio, alquiler cobrado, etc.”. El seguimiento de los mismos es sencillo, ya que suelen abonarse en el banco, por lo que siempre será posible acceder al extracto correspondiente para realizar las comprobaciones necesarias.
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- Por otro lado, están los ingresos variables que “se repiten, pero de forma irregular, motivo por el cual presentan mayor dificultad para poder controlarlos y presupuestarlos”, explica el informe de IEF. “Estos ingresos son los propios de los independientes, pequeños empresarios y trabajadores temporales o con trabajos a comisión”.
¿Cuáles son los tipos de egresos?
En las finanzas personales, los egresos son salidas de recursos que podrían dividirse, de forma sencilla, en:
- Inversiones: Se consideran egresos de los que se espera obtener un ingreso en el futuro, como ocurre, por ejemplo, cuando se adquieren acciones de una empresa o se hace un desembolso con vistas a un negocio o cuando se compra una casa. Se adquieren bienes que pasan a formar parte de nuestro patrimonio, con la intención de que se revaloricen en el futuro.
- Gastos: Se caracterizan por no ofrecer un retorno monetario en el futuro. Son recursos que consumimos y no pasan a formar parte de nuestro patrimonio. “El consumo ‘per se’ no es malo, gran parte de nuestro bienestar se debe al consumo de alimentos, vestido, libros o vivienda”, explica Rolando Arellano, profesor de Centrum Católica Business School de Perú. “El problema es el consumo exagerado, que genera perjuicio al individuo”.
Pensar que las personas con más ingresos cuentan con una mejor salud financiera podría parecer obvio, pero no siempre es así. “En todos los contextos, los ingresos de una persona tienen un gran efecto en la salud financiera: pueden ser el factor más importante”, explica Elisabeth Rhyne, consultora independiente especializada en inclusión y salud financiera. Rhyne añade, sin embargo, una paradoja interesante: “Las personas pueden ser financieramente sanas con ingresos sorprendentemente bajos, y las personas de mayores ingresos pueden tener una salud financiera pobre”.
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La contradicción que supone tener un buen nivel de ingresos y, sin embargo, no contar con unas finanzas saludables se debe, según Rhyne, a “las estrategias de administración del dinero de una persona”. Por ello, una de las principales vías para mantener la entrada de dinero bajo control es procurar siempre que el dinero fluya por los cauces de la economía formal para mantener un control óptimo del mismo. Cuando se guarda dinero en casa, explica esta experta, “es más difícil medir la salud financiera de una persona porque hay pocos números verificables, como el saldo de una cuenta bancaria”.
Son los gastos menos necesarios los que conviene controlar, especialmente para detectar cualquier posible salida de dinero superflua, y mentalizarse de la necesidad de eliminarla. No es una tarea sencilla, por lo que es necesario tener muy claros los beneficios de hacerlo. “Mostrar las ventajas del ahorro frente al gasto excesivo es una forma de ayudar en ese sentido”, señala Arellano. “Esto pasa por la motivación (mostrar las ventajas de hacerlo) y también por la educación (enseñar cómo hacerlo). Parece demasiado simple y evidente, pero no necesariamente aparece de manera natural en la sociedad”. Elisabeth Rhyne coincide plenamente en este punto: “El ahorro es un pilar de la salud financiera”, señala. Para conseguirlo, esta especialista remarca la importancia de buscar apoyos que hagan la tarea más fácil. “Los productos que facilitan o fomentan el ahorro son muy importantes, incluidos aquellos que requieren un compromiso por parte del cliente”.
Y de la misma manera que los relojes inteligentes o las aplicaciones móviles pueden ser un buen aliado para llevar una dieta saludable o hacer más ejercicio, existen herramientas digitales que ayudan a cuidar de la salud financiera. BBVA, por ejemplo, pone a disposición la calculadora 50/30/20, de esta forma se puede conocer rápidamente las principales categorías a las que se destinan los recursos: Simula tu presupuesto de gasto y ahorro con la calculadora 50/30/20
*** ** Texto publicado originalmente en BBVA, replicado en El Espectador con autorización de BBVA Colombia.