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Geoingeniería solar para enfriar el planeta: ideas para políticos y emprendedores

Entrevista con David Keith, catedrático de física aplicada en la escuela de ingeniería de Harvard y de política pública en la escuela Kennedy.

BBVA Open Mind*
23 de mayo de 2024 - 02:38 p. m.
Fotografía de un halo solar, en la ciudad de La Paz (Bolivia). El halo solar es un fenómeno colorido óptico natural creado cuando la luz solar atraviesa grandes nubes llenas de cristales de hielo. EFE/ Esteban Biba
Fotografía de un halo solar, en la ciudad de La Paz (Bolivia). El halo solar es un fenómeno colorido óptico natural creado cuando la luz solar atraviesa grandes nubes llenas de cristales de hielo. EFE/ Esteban Biba
Foto: EFE - Esteban Biba
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(Liderazgo - Innovación - Sostenibilidad) Estamos viviendo en días más calientes. En ciudades regularmente frías salimos en camisas cortas, llevamos más bloqueador solar que de costumbre y bebemos más agua que antes. Pero, más allá de lo que sentimos los ciudadanos de a pie, ¿qué oportunidad innovadora con base tecnológica hay para la sociedad? ¿Qué hay para los emprendedores? ¿Qué hay para los que viven buscando el camino de los negocios en bien de la sociedad? En esta entrevista con David Keith, catedrático de física aplicada en la escuela de ingeniería de Harvard, catedrático de política pública en la escuela Kennedy de esa misma universidad, y socio fundador de la empresa Carbon Engineering, por parte de David Keith nos da algunas luces, sobre todo “solares”.

¿Qué es la geoingeniería solar? ¿Qué papel podría tener en la lucha contra el cambio climático?

La geoingeniería solar es un conjunto de propuestas para alterar el equilibrio radiativo de la Tierra reflejando más luz solar hacia el espacio, con el objetivo de reducir los riesgos a largo plazo de la acumulación de dióxido de carbono.

Existen muchos enfoques distintos de geoingeniería solar. Una primera idea, por ejemplo, sería construir un escudo en el espacio entre la Tierra y el Sol para bloquear la luz solar. Puede parecer ridículo, pero este es un problema de hace ya 100 años y no creo que sea absurdo pensar en solucionarlo, aunque claramente no es algo que haremos en las próximas décadas.

Otra propuesta, que ha recibido la mayor atención y comprensión entre la comunidad de investigación científica, es inyectar aerosoles en la estratosfera. Hay muchos tipos de aerosoles que, en principio, podrían inyectarse. El que mejor entendemos es el ácido sulfúrico. También hay varias formas de hacerlo. Creo que es el único enfoque que podría implementarse pronto, comenzando tal vez en una década, y podría reducir las temperaturas y muchos otros riesgos climáticos de una manera bastante uniforme.

Una propuesta, que ha recibido la mayor atención y comprensión entre la comunidad científica, es inyectar aerosoles en la estratosfera. Hay muchos tipos de aerosoles que, en principio, podrían inyectarse. El que mejor entendemos es el ácido sulfúrico.

Luego hay ideas para hacer que los cirros delgados, un tipo de nube que tiende a calentar el planeta, sean menos frecuentes, así como ideas para sembrar cirros que no se han explorado mucho.

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Las dos últimas categorías serían aumentar el brillo de las nubes marinas o hacer que la superficie terrestre sea más brillante añadiéndole reflectividad: por ejemplo, pintando los techos de blanco.

Eres uno de los fundadores del programa de investigación de geoingeniería solar de Harvard. ¿Cuál es el objetivo de este programa?

El objetivo es lograr una comprensión más amplia de estas tecnologías, entender sus prestaciones y sus riesgos ambientales y ver cómo se pueden gestionar.

Es un programa muy extenso mediante el cual financiamos una amplia gama de investigadores, personas con gran diversidad de puntos de vista. Algunas personas se oponen incluso a investigar estas tecnologías, por lo que queríamos involucrar a una gran variedad de perspectivas distintas.

El concepto del programa es mejorar el conocimiento de estas tecnologías para que los responsables políticos puedan tomar las decisiones más adecuadas.

El año pasado, el programa se planteó lanzar una prueba real denominada “experimento de perturbación estratosférica controlada”. ¿En qué consistía el experimento y por qué finalmente no se realizó?

Se trataba de un pequeño experimento, dirigido por el catedrático de Harvard Frank Keutsch y yo mismo y diseñado para entender mejor cómo se comportan los aerosoles y cómo se forman sus columnas en la estratosfera. Estábamos a punto de hacer un vuelo de una góndola de globo en Suecia. Esto ni siquiera constituía el experimento en sí, pero finalmente el gobierno sueco lo prohibió.

¿No es peligroso “jugar” con la temperatura de nuestro planeta? ¿Cuáles son los riesgos?

Nadie debe jugar con la temperatura del planeta porque, obviamente, alterar el clima es peligroso, y precisamente por eso estamos preocupados por el cambio climático. Estamos tratando de lidiar con los peligros del dióxido de carbono acumulado en la atmósfera. Vamos a poner algo más de dióxido de carbono en la atmósfera, desde luego, porque no podemos dejar de emitir de la noche a la mañana.

La geoingeniería solar es un conjunto de propuestas para alterar el equilibrio radiativo de la Tierra reflejando más luz solar hacia el espacio, con el objetivo de reducir los riesgos a largo plazo de la acumulación de dióxido de carbono.

La cuestión es cómo gestionar esos riesgos. Es cierto que la geoingeniería solar, que constituye una de las formas de limitar esos riesgos, conlleva una larga lista de riesgos propios, por lo que la respuesta es sí, es peligroso. Pero para un problema complicado como el cambio climático buscar una solución sin riesgos resulta ingenuo.

Si finalmente fuéramos a seguir adelante con la geoingeniería solar, ¿quién debería estar a cargo de vigilar los efectos? ¿Cómo nos aseguraríamos de una gobernanza responsable?

No podemos asegurarnos de que se gestione responsablemente. Después de todo, no podemos asegurarnos de que Internet se gobierne de manera responsable y hay muchas cosas que no hemos sido capaces de gobernar de manera responsable: por ejemplo, no hemos gestionado bien la distribución de vacunas ni la reducción de emisiones. No existe una soberanía global.

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Lo que pueden hacer los individuos es tratar de hacer lo mejor que puedan, abogar por formas en que esto podría hacerse con justicia y equidad, de modo consultivo y orientado a la práctica. Eso es lo que trato de hacer. No existe una respuesta mágica con la que se pueda garantizar que se hará correctamente, pero lo importante es ser transparente sobre la eficacia y los riesgos, y abordar de manera práctica la toma de decisiones.

También es importante ver las dos caras de la moneda del riesgo. Es cierto que existen riesgos en la geoingeniería solar y que los humanos podrían arrepentirse, de modo que terminaría siendo peor que si no lo hubiéramos hecho. Pero también existe lo contrario. Hay el riesgo de que, si no lo hacemos, perderemos la oportunidad de salvar vidas y reducir los riesgos climáticos en el próximo medio siglo. Ambos riesgos son reales.

La geoingeniería solar es muy controvertida. En enero de este año, un grupo de 60 científicos firmó una carta abierta en la que pedía a los gobiernos que impusieran límites a la investigación en geoingeniería solar para que no pueda ser implementada unilateralmente por países, empresas o particulares. ¿Qué opinas de ello?

La geoingeniería solar en sí misma es solo una idea, realmente no se puede estar ni a favor ni en contra. Se puede estar en contra o a favor de ciertos tipos de investigación o su implementación en determinadas circunstancias. Pero no se puede estar a favor o en contra de la idea misma.

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Yo, por ejemplo, no estoy ni a favor ni en contra de la geoingeniería solar. Estoy a favor de aprender más, mientras hay gente que está en contra y tienen sus razones. Por otra parte, estoy en contra de algunas propuestas de despliegue de la tecnología.

La parte controvertida de esta carta era que el grupo está muy cerca de pedir una prohibición permanente de la investigación, argumentando que no debería haber ni siquiera una evaluación por parte del IPCC, ni financiación pública para la investigación ni investigación que sea empírica: por lo que están en contra de la investigación, punto.

Lo que pueden hacer los individuos es tratar de hacer lo mejor que puedan, abogar por formas en que esto podría hacerse con justicia y equidad, de modo consultivo y orientado a la práctica.

En mi opinión, para empezar, es una postura ética difícil de entender porque, en todo caso, las personas que firman esta carta son en su mayoría personas del mundo rico, en países más fríos, aislados de los riesgos climáticos. Exigen que investiguemos menos sobre algo que, al menos en vista de la evidencia actual, es más útil para reducir el riesgo climático, particularmente para los más vulnerables, personas pobres que viven en países más cálidos.

Es muy fuerte decir que deberíamos saber menos, que no deberíamos aprender más sobre las cosas, ni aprender más sobre sus riesgos. Para decir eso, hay que estar muy seguro de que algo no vale nada, pero no han ofrecido ningún fundamento en este sentido. El argumento que dieron fue que no se podía gobernar con justicia, donde se define la justicia como una suerte de cosa colaborativa en la que todo el mundo puede ser consultado. Y tienen razón, no se puede gobernar de esa manera, porque así no funciona el mundo ahora.

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Pero si no debemos implantar tecnologías sin ese tipo de gobernanza, tampoco deberíamos haber implementado las vacunas contra el COVID, ya que las vacunas contra el COVID tienen un posible uso indebido. La tecnología subyacente se puede usar para crear armas, y las vacunas no se usaron con total justicia. No cumplían con esos criterios de buen gobierno. Entonces, si realmente se cree que no se debe implementar ni investigar nada que no cumpla con esos criterios, entonces básicamente se cierra toda investigación sobre cualquier cosa. Se trata de una exigencia muy fuerte y de difícil justificación.

¿Nuestra generación será testigo del despliegue de la geoingeniería solar?

No lo sé, y no creo que la gente esté capacitada para predecir estas cosas. Incluso si la tecnología ya existe en potencia, muchas tecnologías que son posibles nunca se han implementado, por lo que es muy difícil adivinar qué tecnologías terminarán llevándose a la práctica. Yo, al menos, no puedo predecirlo.

*BBVA Open Mind.

** ** Texto publicado originalmente en Open Mind del BBVA, replicado en El Espectador con autorización de BBVA Colombia, y con la entrada escrita por la sección de Emprendimiento y Liderazgo.

Por BBVA Open Mind*

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