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¿Qué tiene uno que el otro anhela? ¿Por qué se cree que el emprendimiento está de moda cuando todos los que hoy son grandes alguna vez fueron emprendedores, sin tanto ruido y rimbombancia? ¿Qué pasa cuando uno, que antes era competidor, toma la decisión de trabajar en nuestro mismo equipo en busca de soluciones a problemáticas sociales que no hemos podido gestionar y, por supuesto, acabar? ¿Puede un caso de éxito servirnos para que todos los demás lo tomemos como luz en medio de la oscuridad y con ello lo pongamos en práctica al interior de nuestras propias organizaciones? Pues hablamos, en una conversación muy rápida, con Juan David Correa, presidente de Protección, la compañía de pensiones que hace unos años tomó la decisión de abrir la puerta a startups capaces de ayudarles en la construcción de un ecosistema donde los ahorradores, más que una consignación mensual, vieran en su organización todo un espacio de conocimiento, información y guía a la hora de tomar decisiones tan importantes como iniciar una carrera universitaria o cumplir ese sueño de todos: tener casa propia.
¿Y por qué Correa y no los demás que han probado modelos similares? Porque ha sido Correa quien lideró el equipo de trabajo que junto con la Andi, creó una metodología a la que le llamaron “Startup friendly”, con la que lograron establecer las pautas que deberían seguir las grandes empresas para poner de su lado el talento de las startups y, en la misma ruta, para que los emprendedores sepan cómo entrar a trabajar, sin tantos obstáculos y trabas, a desarrollar proyectos con las compañías más grandes del país. Esto es, como se dice en el mundo de los negocios, un gana-gana.
Juan David, ustedes construyeron un modelo y se lo van a donar al país. Eso fue lo que entendí durante la presentación, entonces hablemos del modelo: ¿Cómo lo construyeron y sobre todo, por qué?
Sí, así es, y felices de poder compartir con todo el país aquello que más que un modelo, son buenas prácticas que resultan de una conversación de hace años en la cual decidimos construir una plataforma para el bienestar de los ahorradores, cambiando a esta que es un fondo de pensiones, pero la construcción de futuro no solo es el ahorro pensional, sino que es ese ahorro permanente para construir ese futuro tan anhelado que tenemos todo es bienestar, el bienestar financiero. Y en ese orden de ideas, la forma de hacerlo obviamente incorporaba un cambio desde el punto de vista cultural, un cambio de liderazgo que nos permitiera construir y pensar que todas las soluciones no las teníamos al interior de Protección, sino que el país tenía una gran cantidad de talento y emprendedores que, a través de las startups, estaban entregando soluciones. Y esas soluciones se acomodaban a aquello que queríamos hacer.
Un ejemplo...
Para ponerte un ejemplo, uno de los sueños de los colombianos con la utilización de sus cesantías es la compra de vivienda. Y había un mundo de emprendedores y talentos en Colombia que tenían startups que lo que hacían era asesorar en la compra de vivienda, y entonces dijimos: Y por qué no, en vez de hablar de cesantías, hablamos de un ecosistema de vivienda. E incorporamos y cocreamos con estos emprendedores una solución que no solo te diga dónde están las cesantías, sino que además te asesore, te muestre cuál es el proyecto de vivienda y que inclusive hasta te ofrezca posibilidades de menores precios al adquirir esa vivienda por hacer parte de este ecosistema. Eso lo empezamos a experimentar y a pilotear hace algunos años y que finalizó en una convicción clara alrededor de crear una metodología que nos permitiera darle posibilidad a esos emprendedores y a esas compañías para ser parte de la oferta de valor. Y eso se convirtió hoy en una realidad que nos permite regalarle al país con todo entusiasmo y emoción esa metodología y que, conjuntamente con la Andi, desarrollaremos para que las compañías puedan observarla, utilizarla, incorporarla y ojalá hacer esa transformación cultural y de liderazgo para que generemos un mayor impacto económico, para que sigamos ampliando en ese deseo de empleabilidad del país y para que esa conversación de sostenibilidad que pasa por esta misma, obviamente genere mucho más valor. Esa es la convicción que tenemos y sí, regalar, le estamos regalando esas experiencias a todos los colombianos.
Siempre hay un concepto ahí medio complicado, y es que cuando una startup, un emprendimiento pequeño, toca las puertas de un corporativo y una empresa grande, la verdad es que es difícil que se las abra y cuando se las abren, de pronto quedan en el de compras y la cosa no funciona. Ustedes hablan de un cambio de liderazgo, un cambio cultural, eso, eso sí que es difícil. ¿Cómo llegar a eso, a que de verdad las grandes compañías abran la cabeza y para poder mover ese gran barco y tener la agilidad de la lancha, esto sí se dé?
Lo primero que hay que hacer es entender cómo se está transformando el mundo, que cambió su conversación hace ya muchísimos años. Los modelos tradicionales de desarrollo de productos que demoraban años, porque tenían que ser perfectamente desarrollados y tenían que tener una validación previa, hoy ya inclusive los usuarios finales y los clientes entendemos que puede haber pilotos alrededor de nuevos productos. Entonces creo que esa es una convicción que tiene que ser parte de esa conversación. El mundo se transformó y está incorporando la tecnología de manera importante alrededor de una velocidad mayor en entregarle valor. Las personas están buscando facilidad, soluciones amplias, están buscando resolver parte de sus problemas y esta es una forma de hacerlo, abriendo un poco una conversación que permita tener mente abierta alrededor de la transformación y empezar a pensar de manera diferente esos procesos que han sido tradicionales en todas las compañías. Esa es un poco la conversación alrededor.
Aquí hay algo interesante y es que están integrando empresarios grandes con empresarios pequeños, pero estamos en una sociedad en donde el desarrollo empresarial, la tecnología, va muchísimo más rápido que la regulación. Y ahí es donde deberían entrar los hacedores de política, de política pública. ¿Cómo integrar a los hacedores de política política pública en este escenario, en esta conversación, de la que habla Juan David?
Bien, muy buena pregunta, yo creo que aquí no solo los hacedores de política pública, sino la academia. Creo que esta conversación de emprendimiento es una conversación que tenemos que ir escalando por todos lados. Esto es una semilla, esto es simplemente la oportunidad de compartir unas experiencias que han resultado favorables para lo que estamos haciendo, pero yo creo la conversación grande es una conversación de articulación empresa-Estado-academia, que nos permita seguir avanzando para liberar todas las barreras. Tú lo dices muy bien, la tecnología va más adelante, muchas veces que la regulación, pero hoy en el país, inclusive, hay entidades reguladoras que tienen sandbox de innovación y que empieza uno con mucho optimismo a ver que esas conversaciones abren un poco la posibilidad a cambio de mentalidad en el regulador. La academia hoy incorpora inclusive en sus programas conversaciones de innovación, hoy es una conversación clara en las mayores, en todas las universidades de este país; así que yo creo que es un trabajo en el cual tenemos que contagiar, elevar conciencia y yo espero que la conversación de hoy simplemente sea una semilla para seguir motivando al país a que avancemos en un potencial que tiene este país alrededor del emprendimiento. Hoy Colombia es líder en América Latina en emprendimiento, más de 1200 startups en Colombia generan hoy ya más de 26000 a 27000 empleos. Tenemos una oportunidad gigante en nuestras manos y ojalá esta conversación sea una semilla para seguir avanzando.
Le quiero hacer esta pregunta un empresario de primer nivel de un grupo muy fuerte en Colombia. Contemplando lo que nos decía hace un segundo Bruce Mac Máster, que Colombia es, paradójicamente y es sorpresa para muchos periodistas, no es un país de grandes empresas, sino más bien de mediana si se comparan con las de México y Brasil, y es que en este país se castiga mucho el fracaso. Después de haber conocido modelos como el de Israel, en donde, al contrario, se le dice a la gente listo, fracasó, aprendió y siga, ¿Cómo hacemos para que, culturalmente en Colombia, no se siga castigando el fracaso, cómo se castiga hoy en día?
Mira, vuelvo a la respuesta, esta respuesta me sirve para un mundo de preguntas: cultura y liderazgo. Porque al final del día, si una compañía decide entrar en esa conversación y quiere ser innovadora, lo primero que tiene que aceptar es el riesgo de equivocarse, de desaprender, y yo digo permanentemente: la única forma de avanzar en la vida es equivocándose. Si no intentamos cosas, pues nos quedaríamos absolutamente paralizados y el mundo, el país y nosotros mismos no avanzamos. Entonces, la apertura al riesgo, sí, controlado, por supuesto, con todos los protocolos que se quieran, tiene que hacer parte de una conversación de innovación, de transformación y el liderazgo.
Y una última, para dejarlo ir. ¿Cuánto debería invertir una gran compañía, de sus utilidades o de sus ingresos o de sus ventas, en el apoyo a emprendimientos, de startups y de modelos como los que ustedes trabajaron acá y hoy en día le están entregando al país?
Yo más que un porcentaje de cuánto debería invertir lo que te diría es: qué convicción corresponde al apetito de entregarle valor a los clientes que tiene una organización. Y ese el que te define, prácticamente, cuál es el porcentaje. Puede ser cualquiera. Tiene que estar asociado a esa ambición de generar valor para poder cumplir con el propósito de ampliar esas posibilidades para todos los clientes.
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