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La abogada que creó una floristería con impacto social y ambiental

Se llama Les Roses y es un ecommerce que tiene como objetivo canalizar el trabajo artesanal hacia la presencial digital, creando una identidad que representa no solo la tradición, sino también el valor y la dedicación de las mujeres en el sector floricultor.

Tatiana Gómez Fuentes
12 de noviembre de 2024 - 04:35 p. m.
Ella es Giuliana Valentina Rodríguez Chica, la emprendedora detrás de Les Roses.
Ella es Giuliana Valentina Rodríguez Chica, la emprendedora detrás de Les Roses.
Foto: Les Roses
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Les Roses nació en medio de la pandemia, un momento de grandes desafíos para el sector floricultor, al que mi familia ha dedicado más de 60 años. Las condiciones laborales de las mujeres en el sector floricultor son particularmente complejas. A pesar de su dedicación y de ser el pilar de esta industria, muchos trabajan en condiciones precarias, con jornadas extensas, contratos inestables y remuneraciones bajas que no reflejan el esfuerzo físico y la precisión que exige su trabajo.

Además, suelen enfrentar dificultades adicionales como la exposición a productos químicos sin la protección adecuada, todo en un entorno donde las oportunidades de crecimiento son limitadas. A menudo, son mujeres cabeza de familia, quienes, además de su rol laboral, llevan sobre sus hombros la responsabilidad económica y familiar, y toda la carga de cuidado en sus familias. Con esto sobre la mesa le di paso a crear Les Roses, una marca que surgió no solo como un proyecto de ecommerce para adaptarse a la digitalización y a los nuevos desafíos del mercado, sino también como una estrategia de renovación y resiliencia familiar”.

Sin más preámbulo, aquí está la historia de Giuliana Valentina Rodríguez Chica, la emprendedora colombiana detrás de una idea de negocio que le apuesta al sector floricultor en Colombia. Hablamos con ella en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos, y aquí está su historia.

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

26 años, Derecho.

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Les Roses nació en medio de la pandemia, un momento de grandes desafíos para el sector floricultor, al que mi familia ha dedicado más de 60 años. Durante ese tiempo, la industria de las flores, considerada un bien de lujo, sufrió una baja significativa en su comercialización. Aunque este sector ocupa un lugar relevante en la balanza comercial de nuestro país, enfrenta retos únicos, ya que emplea principalmente a mujeres, muchas de ellas cabeza de familia, en ocasiones de edad avanzada y en condiciones laborales complejas.

Con este contexto, Les Roses surgió no solo como un proyecto de e-commerce para adaptarse a la digitalización y a los nuevos desafíos del mercado, sino también como una estrategia de renovación y resiliencia familiar. La marca se propuso canalizar el trabajo artesanal hacia la presencial digital, creando una identidad que hoy representa no solo la tradición, sino también el valor y la dedicación de las mujeres que son el corazón de este sector.

Entendemos que cada ocasión es única, por eso ofrecemos una amplia variedad de opciones para adaptarnos a los gustos de nuestros clientes. Desde románticos ramos de rosas hasta elegantes cajas florales y bonitos bonsáis. En Flores Le Roses, somos más que una simple floristería; somos un compañero en la búsqueda de emociones y momentos especiales.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

El proceso fue complejo, pues implicó armonizar sueños y desafíos diversos. De un lado, estaba el legado de más de 60 años de trabajo de mi familia, de mi abuela y mis tías, quienes habían dedicado años a este sector con una dedicación artesanal. Por otro lado, afrontamos las dificultades de modernizar un negocio físico y artesanal, adaptándolo a los canales digitales.

A esto se sumaron las complicadas condiciones económicas que afectaban al país, exacerbadas por la pandemia y por el deterioro de los indicadores macroeconómicos. Materializar esta visión requirió de múltiples alianzas, entre ellas Rappi, que desde el inicio apoyó nuestro proyecto, permitiendo construir una relación comercial donde las expectativas de la marca se hicieron realidad mediante el desarrollo y el asesoramiento comercial.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Al principio, comenzamos con un capital muy limitado que mi pareja y yo logramos reunir, y con él lanzamos nuestra primera temporada en el mes de mayo. En pocos días, el crecimiento fue tan acelerado que tuvimos que solicitar un préstamo de libre inversión para poder mantenernos al ritmo de la demanda. Con dedicación, y enfrentando desafíos como la contratación formal del equipo, la formalización de procesos, y las elevadas cargas tributarias, logramos avanzar y cubrir los costos necesarios para el desarrollo del negocio.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Creo que la idea de cambiar el mundo a gran escala suele distraernos de lo verdaderamente importante: generar un impacto transformador desde nuestras acciones individuales y cercanas. No se trata solo de creer en que “mucha gente en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo,” sino de asumir la responsabilidad de contribuir a soluciones estructurales desde nuestro entorno inmediato.

Esto implica, por ejemplo, garantizar condiciones laborales justas y dignas para quienes trabajan con nosotros, así como impulsar la equidad de género en sectores que históricamente han ignorado los derechos laborales y han sostenido malas condiciones para sus trabajadores. También es crucial que, desde la empresa privada, establezcamos un compromiso real para enfrentar sesgos de género y desarrollar prácticas que protejan el medio ambiente. Solo a partir de estas acciones concretas y conscientes podemos aspirar a un cambio duradero que logre transformar el mundo en conjunto.

6. ¿Soy feliz?

Creo que sí, realmente feliz. En un mundo que se satura constantemente y avanza a una velocidad incontrolable, poder realizar algo que se aleja de los cánones y estándares impuestos por la sociedad tiene un valor agregado invaluable. Veo al mundo en una profunda crisis, donde muchas personas estudian y trabajan sin encontrar la felicidad. Esta pregunta me recuerda a Raymond Carver cuando reflexionaba: “¿De qué hablamos cuando hablamos del amor?” Y, en este caso, podríamos preguntarnos: ¿de qué hablamos cuando hablamos de ser felices? Vivimos en una sociedad acelerada donde títulos y cargos se vuelven el centro de atención, pero al mismo tiempo son los principales generadores de ansiedad, estrés laboral y depresión, lo que nos lleva a cuestionarnos profundamente sobre el significado de la felicidad.

Creo que soy feliz al perseguir este sueño, que quizás no cumple con las expectativas comunes de desarrollo personal, pero que ofrece una gran satisfacción en esas pequeñas cosas que, aunque sutiles, terminan siendo esenciales en la vida.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

No, no lo consideraría.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Emprender en Colombia es un sueño que, en muchos casos, enfrenta grandes obstáculos, especialmente en términos de formalización laboral y las altas cargas tributarias y prestacionales. Para mí, el reto comenzó desde el primer momento en que tuve que enfrentarme a la nómina y entender la carga laboral que conlleva, y se intensificó al cumplir el primer año de impuestos.

Siempre busqué las mejores alternativas en materia tributaria, pero lograrlo requería una inversión significativa en asesoría técnica y tributaria, lo cual terminó afectando la situación económica del negocio en sus primeras etapas. Con el tiempo, y a medida que uno alcanza una velocidad crucero, los procesos se vuelven algo más manejables. Sin embargo, creo que muchos empresarios compartirán esta percepción: emprender en Colombia sigue siendo un sueño difícil, con obstáculos que a veces superan la expectativa inicial.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Creo que la respuesta a esta pregunta no puede ser perentoria; este es un sueño en desarrollo, con muchísimas metas por conquistar. Entre ellas, alcanzar una cobertura total a nivel nacional y lograr la inclusión de más mujeres en nuestras distintas sedes. Ese es el reto que tengo, tanto a corto como a largo plazo, y representa el camino que deseo seguir construyendo.

10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

La mayoría de las cosas continúan. Entre ellas, seguir trabajando con nuestro principal aliado comercial y apostar a una cobertura nacional a través de sus diversos canales digitales en todo el territorio. También me entusiasma mucho la idea de conectar con un público internacional, ya que una parte importante de nuestro portafolio de clientes son extranjeros enamorados de este país: de sus mujeres, de sus paisajes, de su gente. Creo que ahí hay un campo con muchísimo por explorar y trabajar.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Como ocurre en la mayoría de los sectores económicos, el sector floricultor enfrenta la presencia de grandes caciques comerciales que dominan el mercado de importaciones y exportaciones, y monopolizan buena parte del escenario comercial. Sin embargo, pese a los retos, creo que este emprendimiento tiene un largo camino por recorrer y un gran aporte que hacerle al país. Hay mucho espacio para crecer y marcar una diferencia en la industria.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Creo que para cualquier emprendedor, enfrentarse a la posibilidad de recibir inversión de un desconocido o de ceder una parte de su empresa es un desafío inevitable en el camino hacia el crecimiento. Este paso permite no solo expandir el negocio, sino mejorar las condiciones comerciales y laborales para el equipo. Iniciativas como Shark Tank reflejan esta realidad, ya que buscan esquemas de asociación que permitan a las ideas innovadoras, muchas veces limitadas en recursos financieros o tecnológicos, alcanzar un nuevo nivel de desarrollo. Bajo la premisa de un crecimiento sostenible y ambicioso, aceptar estas oportunidades puede ser la clave para escalar y hacer realidad los sueños del emprendimiento. No me cierro a la idea de que Les Roses pueda crecer a través del apoyo de agentes externos.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

No volvería a intentar hacerlo todo yo. Creo que el trabajo en equipo es necesario para sacar cualquier proyecto adelante.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Mi inspiración viene de mujeres que han dejado huella en diferentes áreas y que aportan algo único a mi visión de lo que significa construir un emprendimiento. Por ejemplo, Gabriela Mistral, con su amor por la naturaleza y las flores en su poesía, me recuerda la belleza en lo simple y cotidiano. También admiro a Simone de Beauvoir, quien, con su independencia y fuerza, me inspira a crear un negocio que empodere y celebre el trabajo femenino. En el mundo empresarial, Martha Debayle y Sara Blakely me inspiran con su visión y determinación para construir marcas fuertes y auténticas. Estas mujeres me motivan a darle a mi emprendimiento un propósito que vaya más allá de lo comercial.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Sí, la marca tuvo momentos muy difíciles por la falta de experiencia y falta de asesoría a nivel contable.

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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

No, no hago parte de ninguna comunidad.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Creo firmemente que cada acción que emprendemos tiene un propósito y un valor, no solo para quienes lo hacemos, sino también para nuestras familias. Más allá de los logros individuales, existe un legado que construimos en cada paso, reflejado en el ejemplo de trabajo, dedicación y resiliencia que dejamos a quienes nos rodean. Aunque es difícil predecir si mi trabajo impactará a nuevas generaciones, tengo la esperanza de que el esfuerzo, los valores y la visión de Les Roses sean un mensaje que inspire a otros a seguir sus propias pasiones, a desafiar las normas y a valorar sus raíces en un mundo cada vez más industrializado.

Este proyecto busca trascender más allá de la rentabilidad o el éxito inmediato; apunta a consolidar un cambio de perspectiva en torno al valor de la riqueza y biodiversidad de nuestro país, la importancia del trabajo en familia y la fuerza de la tradición. A propósito de la COP en donde este año fuimos el escenario internacional, creo que debemos sentirnos orgullosos de que Colombia sea el país más biodiverso por metro cuadrado en el mundo y, en particular, me siento orgullosa de que Les Roses pueda, a través de su sello personal, mostrar al mundo esa riqueza.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Creo que seremos una de las marcas más importantes de floristerías a nivel nacional y regional.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Mi familia ha sido el corazón de este proyecto, dándole identidad y propósito desde el primer día. Les Roses es un negocio familiar con un fuerte sello de género, donde cada miembro ha aportado su esfuerzo y dedicación. Mi madre, por ejemplo, trabaja conmigo codo a codo en el día a día, aportando su experiencia y cuidado en cada detalle. Mis familiares también han sumado su talento y apoyo incondicional, convirtiendo a Les Roses en una extensión de nuestra historia familiar y en un espacio donde todos contribuimos a la visión compartida.

20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Debemos empezar por reconocer que emprender es muy difícil; requiere esfuerzo, constancia y superar muchos retos. Pero, una vez que lo logramos, creo que nuestro deber, como miembros de una sociedad, es apoyar el crecimiento personal y colectivo de quienes nos rodean. Al compartir nuestro conocimiento, crear oportunidades y abrir puertas a otros, contribuimos a construir un entorno donde más personas pueden desarrollarse y aportar positivamente a una visión de país.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Mi equipo lo es todo. Está compuesto por mi mamá y seis mujeres increíbles que trabajan con nosotras en nuestras tiendas en Medellín, Bogotá y Chía. Ellas son el corazón del negocio, y gracias a su esfuerzo y dedicación hemos logrado hacer crecer la floristería y ofrecer una experiencia única en cada una de nuestras sedes.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Les Roses se distingue como un emprendimiento con un fuerte sello de género, donde se promueve y valora el papel de las mujeres en cada aspecto del negocio.

En lo individual, creo que me autopercibo como feminista, convencida de que el feminismo es una herramienta esencial para construir un mundo más equitativo. Aunque algunas personas aún lo ven como algo negativo, considero fundamental reconocer que las mujeres, debido a condiciones históricas y sociales, han sido especialmente afectadas, enfrentando limitaciones en sus oportunidades, barreras como los techos de cristal y expectativas que las atan al rol de cuidadoras. En Les Roses, ese compromiso se traduce en un sello de género que va más allá de lo comercial, buscando impulsar, desde lo cotidiano, una visión de respeto y apoyo a las mujeres en cada aspecto del negocio.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

He aprendido que, a veces, la vida te lleva por caminos inesperados, lugares en los que nunca imaginaste estar, pero en los que descubres que tienes que dar lo mejor de ti, no solo por ti mismo, sino también por tu familia y por el equipo que confía en ti. Este proceso me ha enseñado el valor de la adaptación, el compromiso y la responsabilidad compartida, y me ha demostrado que en cada desafío hay una oportunidad para crecer y fortalecer los lazos que realmente importan.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻‍💻 🤓📚

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