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“Lo que estoy haciendo, trasciente sin duda, por un lado, realmente estamos ayudando a las personas a sentirse mejor en muchos niveles, de una forma que conmueve y se siente bondadosa y sincera. Por otro lado, la economía del bienestar está creciendo y cada día va a determinar más la forma como vivimos, trabajamos, viajamos, nos alimentamos y nuestros hábitos. Para las nuevas generaciones, muchos de los hábitos y proceso que, se promueven hoy como bienestar físico, emocional y mental, serán un estilo de vida, más allá de las tendencias”. Les dimos la bienvenida a nuestro espacio de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos a Angela Sotomonte, la emprendedora detrás de Bayi Welleness Retreat y aquí está su historia:.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
47 años, Administración de Empresas.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
La idea nació cuando estaba haciendo la maestría en Italia; el programa incluía un intercambio temporal con una escuela de negocios en China. Durante esa estadía, conocí el concepto de los spas holísticos; para ese entonces, los spas para mí, se limitaban a tratamientos estéticos y a la zona húmeda de algunos hoteles, así que, encontrarme con estas experiencias que reunían la herencia de la medicina y hábitos de origen asiático, enmarcadas en una ritualística donde cada detalle, desde los espacios y su ambientación, hasta las maneras de los terapeutas, estaban pensadas para generar bienestar, me pareció impactante y realmente diferente.
Por otro lado, esta experiencia y propuesta de negocio, alineaba en un solo concepto las premisas más representativas del máster que estaba estudiando: marcas y experiencias deseables, con una esencia y personalidad que se conectara con las audiencias y que permeara cada aspecto de la marca y la propuesta.
En ese momento, decidí que quería implementar ese concepto para crear una marca estilo de vida, orientada al bienestar, que conectara con las necesidades humanas actuales (contacto bondadoso, cuidado personal, atención a la prevención de la enfermedad, entretenimiento saludable), con la suficiente simbología como para hacerla deseable y relevante, el resultado, fue la creación de Bayi Welleness Retreat.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Como muchos emprendedores, con la idea ya en mente, tomé la decisión de renunciar al “mundo corporativo” y a mi trabajo como jefe de mercadeo de Lafayette y dedicarme a hacer realidad este proyecto. Contraté a la que, en su momento, fue la monitora de mi cátedra sobre gestión de proyectos de moda y diseño en la Universidad De Los Andes y empezamos a trabajar en el plan de negocios, al cual le incluimos un viaje de exploración a Bangkok (Tailandia) para entender, de primera mano, que es lo que hace que los masajes, los spas y las experiencias de wellness, de este origen, sean tan deseables para el mundo entero.
Alquilamos un Airbnb y nos dedicamos a visitar spas de diferentes categorías (desde los masivos, hasta los más exclusivos y lujosos), centros de bienestar, escuelas y academias, templos, mercados, hoteles, restaurantes y diferentes tipos de experiencias para comprender e interiorizar aspectos culturales y técnicos que, nos dieran información sobre el servicio y la herencia en esta zona de Asia. Cada vez que conocíamos un lugar y vivíamos una experiencia, hacíamos un recuento del paso a paso que habíamos vivido y anotábamos lo que más nos había gustado, a todo nivel.
Cuando volvimos a Bogotá, diseñamos el tipo de experiencia y los servicios que queríamos ofrecer, bajo el método de “design thinking”, no con el tradicional método de Plan De Negocios, esto, para poder reflejar “en el papel” la experiencia y concepto que queríamos crear. Construimos el manual del negocio, como un libro de diseño y empezamos a compartirlo con los posibles inversionistas y proveedores. Una vez tuvimos el dinero (a través de un préstamo con un fondo de inversión familiar) empezamos a ejecutar y a actuar.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
La plata salió y ha salido de diversas fuentes: de la inversión Inicial de un préstamo del fondo de inversión de una empresa familiar; los recursos que, en su momento necesitamos para sobrevivir loas años de pandemia, de créditos bancarios, préstamos de familiares y de aportes propios (resultado de los proyectos de la consultora bajo la cual funciona Bayi Retreat: una firma de consultoría en gestión de negocios de industrias Creativaa llamada Gean & Duffy).
La verdad es que, algunos créditos se han pagado, otros no. El negocio (Bayi Wellness Retreat), abrió unos meses antes de pandemia y eso nos retrasó en crecimiento y desarrollo, por lo menos tres años, lo que, sin duda, hizo que la proyección que se tenía de caja y ventas para el pago de los créditos, se haya tenido que replantear.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Se está creando una cultura y estilo de vida alrededor del cuidado personal y el entretenimiento saludable, con un programa profundo y técnico, en el marco de un servicio enfocado en el deleite, la bondad y amabilidad, algo que, aunque pareciera lo obvio y esperado, hoy en día no es tan fácil de vivir.
Estamos ayudando a comprender que, procesos como los masajes o vivencias como la de este estilo de espacios y experiencias, no deberían ser eventuales o de ocasión. Son hábitos que hacen parte de ese “mantenimiento” integral que necesitamos para un día a día saludable y con bienestar.
Sharma argumenta que al programar y priorizar estos momentos de autocuidado, se fortalece la capacidad de manejar el estrés, se aumenta la creatividad y se mejora la productividad en todas las áreas de la vida. De igual forma, defiende que, el masaje no se trata solo de un lujo indulgente, sino de una inversión en uno mismo para mantener un equilibrio emocional y físico óptimo y yo resueno y promuevo esto mismo.
6. ¿Soy feliz?
Sí, soy feliz. Ser feliz no significa que no sienta miedo (es una sensación permanente), que el día a día no sea abrumante, que muchas veces haya frustración, sensación de derrota, agotamiento absoluto e inseguridad; he aprendido que, sentirme así, no sígnica ser infeliz, simplemente es parte del proceso.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
Sí lo vendería. Los proyectos/negocios tienen etapas, constantemente están necesitando inversión y recursos para alcanzar su potencial. Quisiera que Bayi llegara a desarrollar todas sus posibilidades y si para esto hay que vender, lo haría.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Muy duro, es casi imposible dimensionar todas las implicaciones, ajenas a la idea de negocio, que vienen con el camino de emprender. Me atrevería a decir que, tener una idea y ponerla en marcha es la parte “fácil”, mientras que, resolver las situaciones del día a día del emprendimiento, lo hace realmente difícil.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
No lo he cumplido, lo estoy cumpliendo. Falta mucho, quisiera que Bayi desarrollara todas sus posibilidades y tuviera mucho más alcance del que tiene hoy.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Estamos preparando nuestro pitch para buscar inversión. Como seres humanos, estamos pasando por un momento de cambio que, incluye la manera como se conciben los hogares, nuestros espacios de trabajo y de desarrollo profesional, el tipo de experiencias que queremos vivir cuando vamos a hoteles, restaurantes, rentals. Quisiéramos que Bayi pueda hacer parte de este cambio y llevar los conceptos y experiencias de bienestar a permear espacios y estilos de vida.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Totalmente, no solo se puede replicar el espacio y modelo de negocio actual, hasta convertirse en una cadena, sino que además, se puede extender a formatos de servicios estratégicos y de gestión (conceptualizar y operar la oferta de bienestar de hoteles y proyectos de vivienda), formatos efímeros e incluso tecnología, con plataformas que conecten a los “expertos del bienestar” con las necesidades puntuales de las personas, cuidado personal, vestuario y hasta Home Collection.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Lo haría, sin duda, en la medida en que las visiones estén alineadas y los acuerdos sean claros y coherentes.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Los aprendizajes en el proceso son muchos. En mi caso, diría que no volvería a esperar a que todo esté “perfecto”, la parálisis por análisis puede ser muy peligrosa. Quisiera no volver a caer nunca en el “micromanagement”, quedarme “solo mirando hacia adentro”, perfeccionando antes de “salir” a contar lo que somos.
Algo que es muy delicado, pero que realmente no querría volver a hacer, es conservar personas en el equipo, que le hacen daño al proyecto y al mismo equipo, por miedo a que no “haya nadie más” hoy en día el talento humano es una de las áreas o situaciones más difíciles de solucionar en un negocio; tampoco volvería a contratar a nadie sin los respectivos contratos y cláusulas de cumplimiento, una orden de compra o aprobar una cotización, no es suficiente.
Estamos en una economía y sistema que, todavía es muy informal, sin muchos estándares y todavía se cobran aleatoriamente los servicios y la seriedad y cumplimiento, especialmente en asuntos relacionados con remodelaciones, adecuaciones, mantenimientos y otros, de espacios físicos, es muy poca.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Más que un quién como tal, a mí me han inspirado las marcas y las experiencias que he tenido oportunidad de vivir en los viajes que he hecho a Asia. Desde esas experiencias asociadas con su historia y cultura, las que se podrían considerar masivas y populares, hasta las más lujosas, con sus restaurantes, bares, centros comerciales, mercados, condominios. En países como Tailandia, Malasia, Singapur, se vive un nivel de variedad, abundancia y diversidad que me llega a cada célula y me inspiran a querer hacer y proponer.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Sí, en muchos momentos, especialmente durante pandemia, la verdad no creí que fuéramos a resistir (el proyecto se lanzó unos meses antes de los cierres). “Tirar la toalla” es una opción que siempre está, ser emprendedor implica el manejo de muchas variables que, generalmente te juegan en contra y siempre está el cuestionamiento si es mejor “dejar así” o seguir adelante, pero al final, si uno logra resistir lo suficiente y toma decisiones con valentía, los logros se empiezan a volver más fuertes que los fracasos.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
No en este momento, pero creo que sería valioso.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sin duda, por un lado, realmente estamos ayudando a las personas a sentirse mejor en muchos niveles, de una forma que conmueve y se siente bondadosa y sincera. Por otro lado, la economía del bienestar está creciendo y cada día va a determinar más la forma como vivimos, trabajamos, viajamos, nos alimentamos y nuestros hábitos. Para las nuevas generaciones, muchos de los hábitos y proceso que, se promueven hoy como bienestar físico, emocional y mental, serán un estilo de vida, más allá de las tendencias.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
En 10 años, me visualizo dirigiendo un conglomerado de experiencias enfocadas en bienestar con una oferta 360: para finca raíz, hoteles, restaurantes, empresas, en diferentes formatos, físicos y digitales que trasciendan Bogotá y ojalá Colombia. Me encantaría poder hacerlo de la mano de un aliado con suficiente alcance global y que comparta esta visión.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Esta frase es muy cliché, pero es totalmente real, sin el apoyo de la familia y los amigos es imposible. Por un lado, mis papás que nunca me dijeron “no lo hagas”, a pesar de que sabían y conocen de cerca la dificultad de emprender, siempre han estado ahí, sin críticas, ni juicios, acompañando a ayudando a construir. Mi esposo ha sido paciente y receptivo, asumiendo todo el sostenimiento de la casa, sin reclamos, ni expectativas. Es muy claro para mí que, de otra forma, esto hubiera sido impensable.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Claro que sí, ahora, no quiere decir con esto que, esté totalmente de acuerdo con que “todos” seamos emprendedores/empresarios. También necesitamos volver a vibrar con la idea de hacer parte de marcas y proyectos y ayudar a que se desarrollen, mientras nosotros también crecemos como personas y en las actividades que nos apasionen.
Estamos necesitando volver a construir equipos, reinventar la forma en la que trabajamos para que sea coherente con las necesidades humanas y el estilo de vida de las nuevas generaciones. Los horarios de “oficina”, el exceso de tareas y responsabilidades, los esquemas cerrados, las leyes impositivas que no conciben diversas formas de contratación, están haciendo mucho daño y se sienten como medidas del pasado que, nadie quiere acoger. Así, es muy difícil que, el resultado de los emprendimientos sean exitosos.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
En cada etapa del proceso, he recibido el apoyo de personas que han hecho parte de la construcción y sostenimiento del proyecto, como Alejandra Diaz, creadora y Directora de The Black Bean, quien en su momento construyó conmigo el plan de negocios de Bayi, con el compromiso y pasión de una persona que lo siente propio.
Neydy Hernández, hoy a la cabeza de dirección de experiencia de una empresa en Austin quien durante pandemia me apoyó en varios temas del negocio, sobre todo en servicio al cliente que es un proceso muy demandante, y sin duda quien es hoy mi mano derecha, Diana Cortes, Experience Expert de Bayi, el nivel de compromiso, integridad y las ganas, han sido un bastón para el proyecto determinante.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Yo diría que la capacidad de conceptualizar, todo para mí tiene simbología y debe representar una experiencia, incluso las rutinas más sencillas, por eso mi equipo siempre me dice: “ya lo hicimos, pero le falta tu sello”; ese sello puede representar un sentimiento o sensación que hay que transmitir, un detalle, algo asociado al espacio o incluso a una pieza de comunicación, es esa “milla extra”, ese ojo que percibe más allá de lo obvio y que hace que algo sea diferente, especial.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
Que nunca se llega a un punto específico, todo está en constante cambio, siempre hay algo que mejorar o adaptar o modificar, a todo nivel, los procesos, los protocolos, las finanzas, los equipos, el mercadeo, la comunicación. Si uno, como emprendedor, no llega a ese nivel de comprensión y adapta su modo de trabajo y habilidades a esa realidad, las frustraciones van a ser permanentes.
A hoy, Bayi es una empresa que vende, en promedio 35 millones de pesos al mes con un equipo de 12 personas. La verdad, está todo por hacer y las posibilidades son muchas.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚