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“Somos una familia santandereana que está trabajando en pro del calzado de la región. Diseñamos, fabricamos y comercializamos zapatos cómodos y con estilo para hombres y mujeres, hechos con todo el cariño por artesanos de nuestra tierra. Además, son 100 % colombianos, desde los materiales con los que los elaboramos hasta el último detalle en su proceso. Nuestro sueño es que nuestros clientes se identifiquen y se enamoren de nuestra marca, para poner el nombre de Colombia en alto, y en cualquier parte del mundo”.
Aquí está para ustedes la historia de Alfonso Santamaria, el emprendedor detrás de la marca de calzado que lleva su mismo nombre y que “pisa fuerte” el mercado colombiano. Hablamos con él en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos y aquí está su relato.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
56 años, Diseño en Calzado y Marroquinería.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
La idea de diseñar calzado surgió hace aproximadamente diez años. Era vendedor de una empresa y debía ofrecer zapatos con diseños que hacían los modelistas, por lo general, copiados de internet.
Entonces, en una feria, le cambié a un diseño la manera en la que iba la cordonera del zapato, y me di cuenta de que en la siguiente feria ya había tres o cuatro estilos de zapatos similares al que yo había hecho. Ahí tomé la decisión de aprender a diseñar. El Sena me brindó las bases del aprendizaje, y luego, empíricamente, fui mejorando, leyendo, investigando, viendo videos de diseñadores italianos y españoles.
Después, las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS) nos brindaron la oportunidad de hacer un diplomado en diseño de modas a varios empresarios de la región, donde terminé de aprender cosas del mundo de la moda que desconocía.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Después de un episodio muy fuerte y doloroso, de padecer la tragedia del cáncer de cerca y la muerte de alguien muy importante, le propuse a la compañía en la que trabajaba crear una empresa de calzado de niño en sociedad, pero no fue posible. Creí que todo estaba perdido y que el sueño de emprender estaba muy lejano.
Fue entonces cuando hablé con mi esposa y decidí arriesgarme. Renuncié y empezamos a trabajar por nuestra cuenta en las ideas que tenía en mi cabeza, teniendo presente que mi hija Isabella, recién finalizaba su carrera de ingeniería industrial y podía ser una pieza importante de confianza en el camino que íbamos a empezar.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
A raíz de las deudas que genera sobrellevar todo un proceso oncológico, no podía contar con ninguna ayuda bancaria. Seis años después, a mi esposa le aprobaron un préstamo, y con eso pudimos comprar maquinaria, materiales y contratar a las primeras personas que nos ayudaron a iniciar este proyecto.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Estoy fabricando calzado con diseños exclusivos, priorizando la comodidad, la calidad e innovación constante. A su vez, trato de cambiar el pensamiento de que sí somos capaces de elaborar nuestros propios diseños, productos y posicionar nuevas marcas a nivel nacional e internacional.
6. ¿Soy feliz?
Soy un hombre muy feliz porque, aparte de trabajar de la mano de las personas que amo, sé que con nuestra empresa y la forma de trabajar estamos generando un engranaje en el que nos ayudamos entre todos, incluyendo a nuestros trabajadores que han sido importantísimos, proveedores y, por supuesto, nuestros clientes.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
No, no se me pasa por la cabeza. La empresa tiene un sello muy personal y una forma linda de hacer las cosas que quisiera que se mantuvieran durante muchos años más.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Muy duro. Iniciamos labores en octubre del 2019. En marzo de 2020 llegó la pandemia, tuvimos que parar nuestra producción cinco meses y en bodega quedaron más o menos 3.000 pares de zapatos que no pudieron ser despachados. Por lo tanto, el dinero de la venta nunca ingresó, y los gastos nunca pararon. Luego, un alza incontrolable en los precios de los insumos también tuvo que ser afrontada. Queríamos llorar.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
Está en proceso. Desde pequeño fui un hombre muy visionario; me gusta exigirme y no conformarme, seguir mejorando día a día, poder seguir ayudando a más personas y que la empresa tenga una responsabilidad social más amplia. Brindar bienestar a la sociedad en mayor proporción es lo que hace falta.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Este año lanzamos la línea femenina Isabella Santamaría, que está a cargo de mi hija, quien se preparó y también diseña. Evidentemente, tenemos un gran reto; les invito a que vean su trabajo, las mujeres han quedado encantadas. Por otro lado, nuestro objetivo inicial fue la venta al por mayor, que hasta el día de hoy sigue siendo la base principal.
Gracias a las redes sociales, ferias y eventos, nos hemos acercado a las personas que de muy buena manera han calificado nuestro producto y han pedido tenerlo. Isabella es quien está trabajando en el reconocimiento de las marcas por medio de las ventas al detalle, para poder estar más cerca de todos ustedes. En resumen, nuestro plan a corto plazo es inaugurar la primera tienda abierta al público y posicionar nuestra nueva marca Isabella Santamaría a nivel nacional e internacional.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
La empresa se considera sostenible a lo largo del tiempo, dado que al ser nuestro producto un bien de primera necesidad, siempre va a tener una demanda establecida en el mercado. Y, teniendo en cuenta nuestros avances en la tecnología, sabemos que tenemos un sinfín de posibilidades para optimizar nuestros procesos y llevar nuestros productos a cualquier parte del mundo.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Sí, creo que siempre debemos tener la mente abierta a recibir nuevas ideas y una mano amiga que aporte conocimientos y liquidez. Para mí, es la base de la mejora continua; eso sí, siempre siguiendo la línea ética de la empresa.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
A veces, en el afán de vender, mantener el flujo de producción continuo y ser “competitivos” con los precios del mercado, se sacrificaron los porcentajes de utilidad, acción que muestra sus consecuencias negativas a largo plazo. Eso sin duda alguna sería algo que no volvería a hacer.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Me inspira Salvatore Ferragamo, un hombre que empezó a diseñar zapatos en el año 1920 y logró posicionar su nombre y su marca sin las herramientas que ahora tenemos, haciendo espectaculares diseños, dedicando tiempo y toda su magia a cada par.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Sí, considero que la mayoría de los emprendedores en algún momento lo pensamos. Emprender no es fácil, pero es un reto que día a día saca lo mejor de nosotros y nos demuestra que podemos dar mucho más de lo que pensamos.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Sí, en esta industria del calzado nos conocemos todos. Constantemente hemos recibido apoyo y asesoramiento continuo de la gobernación de Santander, la alcaldía de la ciudad, la Cámara de Comercio, Asoinducals y universidades como las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS), que nos han abierto las puertas por medio del programa de diseño de modas, compartiendo con los profesores, administrativos y estudiantes.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Por los convenios con las universidades, hemos recibido practicantes que son estudiantes de programas de diseño de modas y negocios internacionales, quienes han podido ver de primera mano todo el proceso creativo y de producción. El aprendizaje ha sido notorio, inclusive, mi esposa está trabajando de la mano de María José (estudiante de diseño de modas) en la creación de una línea de bolsos artesanales con detalles en cuero. En conclusión, los estudiantes han quedado motivados para continuar el legado generación tras generación. Entonces sí, siento que estamos impactando positivamente a los jóvenes de hoy en día.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
En 10 años quiero ver una marca reconocida de zapatos de excelente calidad, con diseños exclusivos, que la gente disfrute comprar y tener en sus pies. Qué lindo sería ir por la calle y ver muchas personas usando nuestros productos, no solo en Colombia, sino fuera del país. Esa es la mejor recompensa que un emprendedor puede tener.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Mi familia es mi sustento. Después de Dios, ha sido mi fortaleza, mi fuerza, mi apoyo, tanto emocional como financieramente. Sin ellos, no estaría donde estoy en este instante.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Por supuesto que sí. Creo que el conocimiento y las relaciones interpersonales nunca pueden ser limitadas. Tenemos que estar fuertes entre emprendedores; es la forma de aportar un grano de arena al país. Estamos dispuestos, como empresa, a abrir nuestras puertas, intercambiar ideas y brindar apoyo a quien lo necesite.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Mi equipo son mi esposa Marium, mi hija Isabella, los trabajadores que nos ayudan diariamente y dejan todo para que este proyecto se lleve a cabo, nuestros proveedores que desde un comienzo nos dieron su voto de confianza. En fin, las personas que nos ayudan diariamente juegan el rol más importante y de los cuales estoy inmensamente agradecido.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Mi sello personal es el diseño. Cada diseño es único, ya que le dedico gran parte de mi tiempo. Siempre el lienzo, que es la horma, está listo para cuando surgen las ideas, sin importar el momento. Cada diseño exclusivo es mi sello personal, además de que siempre busco que sea un zapato cómodo y de muy buena calidad.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
Emprender definitivamente es un camino difícil, pero muy satisfactorio. No hay cabida para la impaciencia, ya que todos los resultados se consiguen por la suma de fracasos y éxitos. Sí, por momentos llega la desmotivación, pero es ahí cuando la constancia y disciplina deben actuar.
Por otro lado, he confirmado que siempre que pones tus sueños en manos de Dios y con ese sueño bendices a otras personas, Él te respalda en gran manera y más aún cuando tu familia te acompaña en ese sueño.
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