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(Liderazgo - sostenibilidad) El reciclaje puede parecer un concepto y un movimiento moderno, pero el ser humano lo lleva practicando desde siempre para paliar la escasez de recursos. Reciclar es “someter a un material usado a un proceso para que se pueda volver utilizar”. Una práctica que desempeñó un papel vital en los años de las Guerras Mundiales, cuando la interrupción de las rutas comerciales y el racionamiento de materias primas y de productos de primera necesidad obligó a buscar alternativas.
En esa época aparecieron los primeros ejemplos de reciclaje organizado a gran escala, con la creación de comités, organizaciones y campañas gubernamentales. Pero la historia del reciclaje empieza mucho antes. A continuación se recogen algunos de los principales hitos en la evolución de esta práctica atemporal hasta su concepción actual.
Primeras evidencias
1031. Hay evidencias que documentan la existencia de reciclaje de papel en Japón, aunque se asume que sus vecinos chinos —inventores del papel— ya lo practicaban antes y que el procedimiento para su tratamiento viajó a Japón desde China. Ante la escasez de fibras vegetales, el papel usado se machacaba hasta conseguir una pulpa con la que se elaboraba el reciclado, de color grisáceo, al estar elaborado con papel ya teñido con tinta.
Plantas de reciclaje de papel
1690. Al poco de establecerse en la recién creada población de Germantown, en Filadelfia, el emigrante alemán y fabricante de papel William Rittenhouse adquiría 20 acres de terreno para construir la primera planta de reciclaje de papel del Nuevo Mundo, apenas dos años después de que entrasen en funcionamiento las primeras plantas análogas en Inglaterra. Los viejos trapos y restos de lino —la fibra que constituía la principal materia prima para la elaboración de papel en Inglaterra y sus colonias norteamericanas— eran recogidos en carros y trasladados a la planta. Allí se sumergían en tanques de agua y luego se batían en molinos hasta conseguir una pulpa o masa que se colocaba en los soportes y se dejaba secar para obtener las tiras de papel. Estas se destinaban a las imprentas locales y a las de ciudades vecinas como Nueva York. Durante los siguientes 40 años, la planta de Rittenhouse fue la única que operó en Norteamérica.
Primera patente de un proceso de reciclaje
1800. El fabricante de papel inglés Matthias Koops patenta un novedoso procedimiento para “extraer la tinta del papel y convertir este papel en pulpa”. El método ideado por Koops ofrecía, por primera vez, la posibilidad de obtener un papel reciclado de alta calidad a partir de papel usado. Para demostrarlo, ese mismo año Koops publicaba el primer libro impreso en papel reciclado. Y un año después, el emprendedor fabricante obtenía una licencia gubernamental para construir una factoría en la localidad de Millbank.
Primeros pasos del reciclaje selectivo
1874-1904. Más de dos milenios después de que Atenas se convirtiese en la primera ciudad del mundo occidental en implantar un “programa” de tratamiento de residuos domésticos —consistente en depositar los desechos lejos de los límites de la urbe—, la ciudad estadounidense de Baltimore ponía en marcha el primer programa organizado de reciclaje selectivo, con contenedores diferenciados para los principales tipos de residuos. Ese mismo año de 1874, en Nottingham (Inglaterra), entraba en funcionamiento la primera planta incineradora de residuos domésticos. Tres años más tarde, en 1897, la ciudad de Nueva York establecía el primer centro de reciclaje de materiales. Los desechos eran recogidos, transportados y depositados en grandes extensiones donde se procedía a separar papel, metal, alfombras y telas, bolsas de arpillera y otros tejidos, cordeles, caucho e incluso pelo de caballo para su posterior reciclaje y reutilización. Y en 1904 se inauguraron en Chicago y Cleveland las dos primeras plantas de reciclaje de latas y envases de aluminio.
Reciclaje de guerra
1941-1942. El reciclaje también estuvo muy presente en episodios más penosos, como la Segunda Guerra Mundial. En 1941, el Gobierno británico impuso el racionamiento de prendas entre su población, con un sistema de puntos que asignaba un valor a cada prenda. Durante esa época, todo podía tener un segundo uso e incluso los encajes que antes se utilizaban de adorno ahora servían de vendas. En EE.UU., el enorme esfuerzo bélico que supuso la entrada en la Guerra, llevó al Gobierno de Roosevelt a iniciar una campaña para instar a la población a almacenar aceites, chatarra, metales o cualquier material que pudiera servir para elaborar explosivos y armas. Hasta los personajes de Disney Pluto y Minnie pusieron su granito de arena con el corto “De la sartén a la línea del frente”, en la que una voz en off decía “una sartén de grasa es una mini fábrica de municiones”.
En EE.UU., el enorme esfuerzo bélico que supuso la entrada en la Guerra, llevó al Gobierno de Roosevelt a iniciar una campaña para instar a la población a almacenar aceites, chatarra, metales o cualquier material que pudiera servir para elaborar explosivos y armas.
Las 3 R
1970. Se conmemoraba por primera vez el Día de la Tierra, dedicado a concienciar sobre el problema medioambiental propiciado por la acumulación de desechos y para poner en valor la importancia del reciclaje. Esta celebración marca el nacimiento oficial del reciclaje moderno (tal y como lo entendemos hoy en día): como un movimiento para la defensa y la protección del medioambiente y en pro de la sostenibilidad. Surgió en respuesta a la creciente cultura del usar y tirar instaurada en el primer mundo desde comienzos del s. XX y como consecuencia de la revolución industrial y la producción en masa y con ello la accesibilidad a todo tipo de bienes y productos.
Es también a partir de este momento cuando se introduce y comienza a popularizarse el logo con el que actualmente se identifica el reciclaje; inspirado en la cinta de Moebius y constituido por tres flechas convertidas en los vértices de un triángulo que conecta los tres principios que definen el movimiento: Reducir, Reutilizar, Reciclar. La imagen fue diseñada por Guy Anderson y originalmente creada para un concurso organizado por una compañía de reciclaje de Chicago.
Bacterias come-plásticos
2016. Investigadores japoneses descubren en vertederos una nueva especie de bacteria —bautizada como Ideonella sakainesis— que se alimenta del plástico de las botellas y envases al secretar un par de enzimas capaces de descomponer en solo 6 semanas el tereftalato de polietileno (PET) (el polímero con el que se fabrican la mayoría de estos envases plásticos). Dos años más tarde, científicos británicos y estadounidenses consiguen modificar una de las enzimas originales obteniendo una versión más eficaz y rápida —descompone el PET en unos pocos días. También es capaz de degradar otro tipo de material, el furanoato de polietileno (PEF), utilizado como alternativa en la producción de envases.
Ambos descubrimientos abren la puerta a disponer a corto plazo de un método para el tratamiento y eliminación de los residuos plásticos. A día de hoy constituyen uno de los principales problemas medioambientales para el planeta, debido a su perdurabilidad y masiva acumulación en el medio. El desafío ahora es convertir este tratamiento de laboratorio en un proceso industrial y a gran escala económicamente rentable.
** ** Texto publicado originalmente en Open Mind del BBVA, replicado en El Espectador con autorización de BBVA Colombia.