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La marca que cosecha y transforma el cacao honrando tradiciones familiares

Sus productos son entregados en empaques biodegradables elaborados en bagazo de caña de azúcar, y su propósito es impactar a las generaciones venideras con buenas prácticas agrícolas que les permitan crear empresa a futuro manteniendo sus raíces.

Tatiana Gómez Fuentes
22 de octubre de 2024 - 08:00 p. m.
Adriana Pérez Mañozca, la emprendedora detrás de Cacao del viento.
Adriana Pérez Mañozca, la emprendedora detrás de Cacao del viento.
Foto: Cacao del viento
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“Con mi emprendimiento Cacao del viento estamos logrando no solo la creación de un producto de calidad, sino también un impacto significativo en nuestra comunidad, al enfocarnos en el cultivo sostenible del cacao, promoviendo prácticas que respetan el medio ambiente y apoyan la biodiversidad. Esto no solo beneficia nuestra tierra, sino que también contribuye al bienestar nuestros colaboradores. A pequeña escala estamos generando oportunidades de empleo local y fortalecemos la economía de nuestra región, por medio de la comercialización, ayudando a visibilizar el talento y la riqueza agrícola de Paicol, y fomentando el consumo de productos locales, como economía circular”.

De esta forma llegó la historia de este emprendimiento a 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos. Hablamos con Andrea Pérez Mañozca, una de las emprendedoras detrás de la marca que busca cambiar la percepción del cacao en el mercado, mostrando que detrás de cada tableta hay una historia, esfuerzo y pasión familiar. Ella pasó por nuestra sección y esto fue lo que nos contó:

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

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2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

La idea de negocio de transformar cacao en chocolate y subproductos de buena calidad, libre de agroquímicos y sin preservantes, nace por una inconformidad, primero con un comercio que no ha sido el más justo para el agricultor y sus familias y segundo, por mejorar la alimentación de nuestras familias llevando bienestar y calidad de vida, regresando a nuestras costumbres y raíces.

Es así como en compañía de mi hermano menor, Carlos Eduardo Pérez, mi esposo, Luis Carlos Rojas, y mi hijo, Luis Felipe, quisimos tomar algunos kilos de cacao y procesarlos de manera artesanal, realizando pruebas de sabor y aceptación con nuestras amistades y familiares. Hicimos el ejercicio de conocer la rentabilidad de transformarlo en chocolate y subproductos, frente a la venta directa del grano. Luego de realizar un estudio de mercado decidimos cambiar esa realidad y nos dejamos seducir por la idea de crear una marca de chocolate y subproductos provenientes de la finca Alemania en Paicol, Huila, herencia de nuestros padres.

Así nació Cacao del viento, una marca que evoca “sabor a campo”, inspirada en nuestro querido pueblo, Paicol, en el sur occidente del Huila. Su nombre, en lengua aymara significa “puerta del viento” y refleja la esencia de nuestra tierra. El viento, ese hilo invisible, une a las familias, armoniza el entorno y transporta el polen de las flores de cacao para ser fecundado y generar vida.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Comenzó con la pasión y el compromiso de mi familia. Nos unimos como familia con un propósito común: hacer realidad nuestra visión. Distribuimos las tareas y nos asignamos roles, aprendiendo a trabajar juntos hacia una meta compartida.

La conexión que sentimos por el cacao, un legado de nuestros padres, ha sido fundamental en este viaje. Desde pequeños, el cacao y los recursos de nuestra finca han sido el corazón de nuestro sustento. Esa historia y tradición nos impulsaron a crear algo que no solo honrara nuestras costumbres, sino que también ofreciera un producto de calidad a los demás.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Inicialmente, utilizamos tarjetas de crédito para adquirir maquinaria, insumos y menaje. Aunque no contamos con grandes equipos, hemos trabajado con lo esencial, uniendo esfuerzos para conseguir lo necesario y satisfacer la demanda que hemos logrado en el mercado local y regional, así como en algunas ciudades del país a través de pequeños distribuidores. A medida que generamos ingresos, hemos destinado un porcentaje a la reinversión, asegurando así nuestra sostenibilidad a largo plazo. Actualmente, nos estamos preparando para participar en convocatorias en 2025 y acceder a capital semilla.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

He logrado a través del conocimiento del consumidor impactar vidas, llevando productos naturales, libres de agroquímicos y de preservantes, sin endulzantes artificiales y 100 % cacao. Destacando el proceso cuidadoso desde la semilla hasta la barra de chocolate artesanal, creando así una comunidad con fines comunes que comparten necesidades similares en el cuidado de la salud y el bienestar general.

6. ¿Soy feliz?

Sí, soy feliz, hasta hace dos años era empleada. Por casi 20 años trabajé en el área corporativa de una empresa dedicada a las telecomunicaciones. A pesar de recibir una buena remuneración como comercial; sentía la necesidad de crear algo propio e innovador, aprovechando los recursos que teníamos en la finca, con mayor autonomía.

Al regresar al campo y construir un proyecto propio y desarrollar una idea de negocio innovadora que a la vez me permitiera dedicar más tiempo de calidad a mi familia, involucrándolos en este proyecto, puedo decir que he ido alcanzando la felicidad.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

Por supuesto que no vendería mi emprendimiento. Cuando se construye con pasión y esfuerzo, el proyecto adquiere un valor que va más allá de lo tangible; se convierte en un verdadero proyecto de vida que involucra a muchas personas. Estoy profundamente comprometida con la misión de mi empresa y con el impacto que queremos generar en nuestra comunidad.

Sin embargo, estoy abierta a la idea de aceptar socios estratégicos que compartan nuestros mismos propósitos y objetivos. Colaborar con otros que estén alineados con nuestra visión puede potenciar nuestro crecimiento y permitirnos llevar nuestro mensaje aún más lejos, sin comprometer la esencia de lo que hemos construido.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Ha sido retador y lleno de desafíos. Es complejo, y no siempre jugar a la segura es fácil manteniendo unos ingresos fijos mensuales a iniciando un trabajo que depende 100 % de tu propio esfuerzo. Lograr la confianza en el consumidor, crear una comunidad con gustos similares, posicionarnos en la región como una marca seria, innovadora y honesta, ha sido titánico. Además, seguir sosteniendo una familia no ha sido fácil, pero lo anterior lo compensa el haberlo intentado y crecer de la mano de un equipo de trabajo que es tu propia familia, no tiene precio.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Todavía nos hace falta conocimiento en el área financiera. Nos hemos capacitado para conformarnos como empresa, pero el sueño aún no se cumple del todo.

10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Aplicar a convocatorias, acceder a mercados internacionales, encontrar aliados para articular las cadenas de distribución y capacitarnos para desarrollar nuevos productos a base de cacao donde se aproveche al 100 % el producto. Queremos crear un semillero de niños y jóvenes en nuestra región para fomentar el amor por el cacao, la sostenibilidad, e iniciar ese relevo generacional del que tanto se habla, en el cual debemos desarrollar nuevas estrategias para cautivar a las generaciones tempranas, logrando que su mirada se dirija también al campo y encuentren oportunidades lucrativas y de desarrollo personal en el agro.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Sí, es escalable. Desde el comienzo hemos construido una base sólida que nos permite expandirnos. Nuestro enfoque en la calidad del cacao y la sostenibilidad nos ha abierto puertas en el mercado local y regional, y ya hemos comenzado a establecer relaciones con pequeños distribuidores en diversas ciudades.

Además, hay un creciente interés en productos artesanales y sostenibles, lo que crea oportunidades para ampliar nuestra presencia. A medida que continuamos también estamos explorando nuevas líneas de productos que nos permitan diversificar aún más la marca. Nuestra visión es crecer sin perder la esencia.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Aún es difícil e incierta esa respuesta, sobre todo en la etapa de incubación en la que nos encontramos, sin embargo, no descartamos la idea de aceptar socios estratégicos, alianzas e inversionistas que nos ayuden a crecer. Lo pensaríamos.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

No volvería a emplearme en un negocio o empresa que no fuera mi propia invención. Creo que el ciclo de ser empleada culminó para mí. Esa etapa me dejó muchas cosas positivas la experiencia, las amistades, el bagaje y la formación que obtuve como empleada por muchos años en el sector corporativo de las telecomunicaciones hacen que no me arrepienta del camino que recorrí y en el nuevo proyecto que desarrollamos con mis propios colaboradores y socios que son mi familia.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Mi mayor inspiración proviene de mi familia, especialmente de mis padres, abuelos y bisabuelos que fueron cacaoteros y supieron complementar con otros oficios para sacar adelante a sus familias. El cacao siempre ha significado abundancia por todo lo que connota y esto se reflejó siempre en esas generaciones pasadas. Mis padres lograron con trabajo del agro, formarnos como profesionales a mis hermanos y a mí. Esta reflexión hizo que tomara la decisión de emprender con una marca propia.

En cuanto a quién me gustaría seguir, admiro a emprendedores que han logrado combinar sostenibilidad y éxito en sus negocios. Me inspiran aquellos que, como nosotros, tienen una conexión profunda con su comunidad y su entorno, y que buscan generar un impacto positivo en el mundo. Estoy especialmente interesada en seguir los pasos de marcas que priorizan la calidad y la responsabilidad social, ya que creo que ese es el camino hacia un futuro más sostenible.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Sí, hemos fracasado en pequeña escala, pero lo vemos más como una experiencia y la convertimos en oportunidades de mejora. Claro que se piensa en tirar la toalla cuando se cierran puertas, cuando no conseguimos resultados inmediatos, cuando nos damos cuenta de que el camino es más largo para los emprendimientos; y cuando hacen falta recursos, sobre todo económicos para ampliarnos. No obstante, nos sobreponemos porque transformamos esos desafíos en retos y oportunidades.

16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

Más que comunidad, hemos contado con apoyo de algunas entidades en la formación académica y práctica como la Cámara de Comercio del Huila que nos ha hecho partícipes de sus formaciones, acompañamiento y nos ha llevado como expositores a eventos nacionales. También la gobernación del Huila, Colcocoa, la Red Cacaotera, GIZ, Fedecacao, Agrosavia el Sena, entre otras.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Por supuesto, una de las formas de trascender e impactar las nuevas generaciones es la de desarrollar en nuestra finca semilleros de cacao en donde algunos niños y jóvenes de nuestro municipio intervengan voluntaria y activamente en el trabajo de campo, mi hermano Carlos se encarga de explicarles cómo se siembra una semilla, y cómo se organizan las plantas para tener los mejores patrones.

Hemos diseñado una bonita experiencia cacaotera que se llama Cacao Tour Paicol diseñada para niños, familias y adultos mayores para que conozcan el proceso de 0 a 100, el cual va desde la siembra de un árbol (apadrinándolo), el abono de la tierra, el proceso de fermentación y secado hasta terminar degustando una deliciosa merienda con chocolate; elaborando una chocolatina a partir de nuestro proceso de producción del cacao en chocolate y una mascarilla facial; es toda una experiencia sensorial donde intervienen todos los sentidos alrededor del cacao.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

En 10 años nos vemos traspasando fronteras, queremos que el mundo conozca el inmenso potencial que tenemos en el Huila y convertirnos en sus mejores embajadores.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Ha sido crucial el papel que ha desempeñado mi familia en el desarrollo de la marca porque cada integrante juega un papel importante para el buen funcionamiento y hacen parte de un todo. Por ejemplo, mi hermano Carlos realiza las buenas prácticas agrícolas en el proceso de mantenimiento, poda, fermentación, secado y tostado del cacao para estandarizar nuestras fórmulas, y lograr productos de calidad.

Mi esposo Luis Carlos maneja la parte de producción del chocolate, mi hermana Ángela Marcela se encarga en Bogotá de la distribución y comercialización. Mi hijo mayor Luis Felipe distribuye en Pereira y mis hijos Tomás y Carlos David participan los fines de semana en el cacao con los visitantes, sirviendo de guías y de apoyo. Todo permite que funcionemos y nos retroalimentemos para mejorar cada día. Nuestras amistades fueron nuestros mayores motivadores con sus primeras compras de los productos e hicieron también que creyéramos en nuestro emprendimiento.

20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Aunque estamos en el camino de conocimiento, en crecimiento y en “incubadora” y nos falta mucho camino; creemos que compartir conocimiento y experiencias con nuestros amigos emprendedores es enriquecedor para todas las partes. Desde mi profesión de publicista basada en conocimiento del consumidor me encanta aportar a la construcción de marca, entregar consejos, y aunque no somos expertos manejamos orgánicamente nuestras redes sociales, así que desde las plataformas también compartimos el día a día en la finca y en los procesos de la cadena productiva.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Mi equipo de trabajo está conformado por mis hermanos, mi esposo y mis tres hijos. Me fortalece cada día como mujer emprendedora, son mi motor para continuar desarrollando el negocio de la transformación de este fruto bendito del cacao. Tenemos unas metas claras, con objetivos y acciones definidas que se logran en conjunto. La pasión por el cacao es nuestra pasión.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Ser honesta, coherente y real con el propósito y misión de la marca con los productos que entregamos. Debo decir que más que un producto entregamos una solución en los hábitos alimenticios de las personas, nos concentramos en llevar un soplo de vida a personas que puedan padecer de diabetes, y trastornos alimenticios donde este ingrediente es recomendado como un superalimento que está lleno de propiedades.

Queremos que nuestros clientes reciban todo el ADN de una buena genética de cacao, llevar aquellas añoranzas y recuerdos de nuestras abuelas, madres e infancia, alrededor de la mesa compartiendo una buena taza de chocolate con pan y queso. Creo firmemente en la autenticidad y en la conexión con nuestras raíces.

Nos diferencia del resto, que nos preocupamos en conocer los deseos y necesidades de nuestros consumidores para entregar productos innovadores con nuestros empaques biodegradables elaborados en bagazo de caña de azúcar, un propósito claro en buenas prácticas agrícolas. Además, nuestra materia prima proviene de las semillas únicas de nuestra labranza. Nuestro cacao es de calidad, y somos respetuosos con el medio ambiente.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

He aprendido mucho a lo largo de este camino. En primer lugar, he descubierto la importancia de la resiliencia y la adaptabilidad. Emprender no siempre es fácil, pero enfrentarse a desafíos y contratiempos es parte del proceso. Cada obstáculo ha sido una oportunidad para aprender y crecer, tanto a nivel personal como profesional. Ahora soy más empática e inclusive he mejorado hábitos de bienestar con el conocimiento que hemos adquirido a través del cacao.

También he aprendido el valor del trabajo en equipo. La colaboración con mi familia ha sido fundamental. Esta experiencia me ha enseñado que el éxito es más gratificante cuando se comparte con quienes amas. Además, he entendido la relevancia de conectar con nuestros clientes y la comunidad. Escuchar sus opiniones y necesidades nos ha permitido ajustar nuestra oferta y crear un producto que realmente resuena con ellos. Finalmente, he aprendido a valorar el proceso tanto como el resultado, disfrutando cada momento y celebrando los logros, por pequeños que sean, siempre de la mano de Dios.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻‍💻 🤓📚

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