Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desde un almacén anónimo en el norte de Bogotá, una de las startups más valiosas de América Latina inicia una carrera.
Allí, Rappi Inc. recibe más de 200 pedidos cada hora, de 5:00 p.m. a 9:00 p.m., de cualquier cosa, desde vino blanco hasta papel higiénico. Es el equivalente al UberEats estadounidense o al europeo Delivery Hero, salvo que la oferta “Turbo” de Rappi promete entregar en menos de 10 minutos.
Eso deja a los llamados pickers —docenas de jóvenes trabajadores con camisas blancas, redecillas para el pelo y zapatos de goma— 90 segundos para seleccionar rápidamente los artículos de los pasillos hábilmente categorizados y subcategorizados del depósito de 305 metros cuadrados.
“¿Pasta de dientes?”, pregunta un trabajador desde un extremo de la tienda.
“Ya la tengo. ¿Arepas?”, pregunta otro, mientras le entregan un paquete de tortitas de maíz, alimento básico de los desayunos colombianos. Los artículos más solicitados —refrescos, cerveza y aguacates maduros— se colocan junto a la entrada para facilitar el acceso.
A continuación, los ‘pickers’ entregan los artículos a la fila de 110 repartidores que hacen llegar los pedidos a sus destinos en un máximo de ocho minutos. También los restaurantes se han preparado para participar en el programa Turbo, algo que, según Rappi, es una rareza.
“No solo somos los únicos en Latinoamérica, somos los únicos en el mundo haciendo eso”, dijo Simón Borrero, cofundador y CEO de Rappi, desde la sede de la empresa en Bogotá.
Esa comodidad ha ayudado a impulsar a Rappi hasta convertirla en una empresa de US$5.250 millones omnipresente desde México hasta Argentina. Los ejecutivos se están subiendo ahora a la ola de ofertas públicas vista entre empresas tecnológicas estadounidenses como Ibotta Inc, respaldada por Walmart, y la plataforma de redes sociales Reddit Inc, y podrían estar listos para salir a bolsa el año que viene, “muy probablemente” en Nueva York, dijo Borrero.
La oferta llegaría en un momento difícil para el segmento del comercio rápido, cuando actores como Gopuff en Estados Unidos y Getir en Europa recortan puestos de trabajo tras un auge impulsado por la pandemia. Pero Rappi apuesta a que América Latina es un lugar más fácil para hacerlo realidad.
“Gorillas, Gopuff, Getir no terminaron funcionando porque los economics no le cerraban”, dijo Paulo Rebolledo, vicepresidente sénior de retail y Turbo de Rappi. “Pero Latinoamérica es un gran mercado para nosotros. Si piensas solo en Turbo, el costo en Latinoamérica es mejor, desde la cadena de suministro, los locales, la tecnología, y sobre todo el real estate”.
En los mercados en desarrollo, el bajo costo de la mano de obra es otra ventaja. Pero por si el caso de India sirve de lección, el consumo de efectivo sigue planteando un reto. La velocidad necesaria para que las startups de allí puedan suministrar en el mismo estrecho margen de tiempo que Rappi requiere una importante inversión inicial para construir una densa red de las llamadas dark stores. Las promociones para atraer a los usuarios han demostrado ser insostenibles, ya que la gente salta de una aplicación a otra persiguiendo mejores ofertas. La creciente popularidad de estas empresas implica también una presión cada vez mayor sobre los repartidores.
“Todavía existe la expectativa por parte de algunos inversionistas e internamente de que estas empresas de reparto de comida a domicilio deben ser empresas en crecimiento, por lo que no pueden resistirse a entrar en nuevos territorios para impulsar las ventas, lo que significa que las ganancias se convierten en un objetivo más lejano”, afirma Tatiana Lisitsina, analista de Bloomberg Intelligence con sede en Milán, que sigue a Delivery Hero y Just Eat Takeaway. “Para Rappi, la cuestión clave es si puede ser dominante en sus mercados y no compartirlos con tres o más actores”.
La ubicación
Cuando Borrero, Sebastián Mejía y Felipe Villamarín lanzaron Rappi en 2015, se trataba principalmente de una app de entrega de comestibles y comidas preparadas en Colombia. El equipo, formado entonces por ocho personas, consiguió que la gente descargara la aplicación repartiendo donuts y descubrió una demanda inesperada al incluir una casilla en blanco en la aplicación para artículos no incluidos en la lista.
Los clientes empezaron a pedir lo que realmente querían, incluidos platos de restaurantes que no hacían entregas a domicilio, así como dinero de cajeros automáticos que luego se les cobra a través de la app.
Recibió una inyección de efectivo de US$1.000 millones del conglomerado japonés SoftBank Group Corp. en 2019, junto con otras inversiones de Sequoia Capital y T. Rowe Price. SoftBank dijo anteriormente que Rappi podría haber estado lista para salir a bolsa a finales de 2023.
Rappi operó con pérdidas para ganar cuota de mercado, adquirió a los competidores brasileños Box Delivery y Avocado, a la plataforma de pago mexicana Payit, y ahora ofrece de todo, desde paquetes de viaje hasta tarjetas de crédito. Tuvo que recortar personal durante la pandemia y alcanzó el punto de equilibrio por primera vez a finales de 2023. Planea expandirse a Centroamérica, y su oferta Turbo está ahora en siete países, entre ellos México, Brasil y Chile.
Es evidente que la demanda existe: en el almacén de Bogotá, donde se ofrecen 3.000 artículos vía Turbo, un banano no permanece en la estantería más de cuatro horas. La empresa espera ofrecer al menos 4.000 productos a finales de año, y 8.000 en 2025.
América Latina fue la zona de mayor crecimiento para el comercio electrónico el año pasado, representando unos US$272.000 millones en ingresos en 2023, según Valentina Meneses, analista de AMI con sede en Medellín. El comercio minorista de alimentos y las plataformas de entrega impulsaron el crecimiento en los mercados pequeños de la región, con un 70% de todas las ventas realizadas a través del móvil.
La capacidad de Rappi para expandirse a diferentes segmentos ha logrado nuevos niveles de conveniencia, costo y cobertura que ahora se profundizan con Turbo, lo que será clave para el éxito a largo plazo, aseveró Meneses.
La ubicación es una de las claves para que Turbo funcione.
Rappi tiene que identificar almacenes situados donde viven y trabajan sus clientes. Reabastecer los productos varias veces al día permite a la empresa seleccionar propiedades con espacios más reducidos, algo más fácil de conseguir en las zonas urbanas. Ahora posee este tipo de almacenes en 30 ciudades latinoamericanas.
Dominando la logística
Turbo presenta un reto diferente para los restaurantes.
Por ejemplo, la cadena de restaurantes de comida saludable Bacu de Bogotá fue el segundo restaurante después de McDonald’s en ofrecer un menú en Turbo a finales de 2022. Su cofundadora, Stephanie Gómez, dijo que quería desafiar la idea de que la velocidad solo podía aplicarse a las hamburguesas y las papas fritas.
“Queríamos entregar en Turbo desde el día uno, entonces probamos muchos platos que pudiesen ser preparados en menos de cinco minutos”, dijo Gómez, que calcula que el 40% de sus ventas proceden solo de las entregas.
Gómez, de 32 años, dice que sus 10 restaurantes entregan aproximadamente 10.000 pedidos a la semana en la capital colombiana, casi el 90% de ellos a través de Turbo. La clave para preparar a toda velocidad comidas como albóndigas griegas o pollo tailandés exige que los platos no tengan más de cuatro pasos, explica.
Para restaurantes como Bacu, “esto representa un reto operativo gigantesco, y es cómo le das prioridad a las ordenes que entran por Turbo”, dijo Santiago Franco, gerente global de Turbo Restaurantes.
Hay enormes ventajas para los restaurantes que lo hagan bien. En Barranquilla, David Ricardo, de 28 años, dijo que Rappi se puso en contacto con su cadena de hamburgueserías por sus rápidos plazos de entrega y le preguntó si quería empezar a ofrecer artículos del menú a través de Turbo. El cambio le permitió aumentar las entregas de sus cinco restaurantes en cerca de un 30%, dijo Ricardo.
Cada restaurante del segmento de Turbo recibe de Rappi información métrica sobre los artículos que cumplen los plazos de entrega exigidos. La comisión que Rappi cobra a cada establecimiento varía en función del volumen de ventas, la exclusividad y otros acuerdos, dijo Franco.
Casi el 70% de los usuarios de Turbo forman parte de Rappi Pro, un programa de suscripción mensual que cobra a los usuarios alrededor de 23.500 pesos colombianos (US$5,60) y permite descuentos en productos y entregas, agregó.
Bajo presión
El alcance de Rappi es ineludible en Bogotá, donde se ven mensajeros transportando las mochilas anaranjadas brillantes de la empresa en casi todas las cuadras. Son la pieza final para que Turbo funcione, y eso es mucha presión.
“Aquí hay mucho tráfico, y en la hora pico todo se pone muy complicado”, dijo el conductor Ángel Pulgar, de 31 años, desde una parada establecida por Rappi cerca del frecuentado Parque de la 93 de Bogotá. “Si un restaurante se tarda dos o tres minutos más en preparar la comida, me toca a mi compensar el resto”.
Rappi dice que, para mitigar esos retos, los pedidos de Turbo solo se entregan en un radio de 3 kilómetros, y tiene en cuenta aspectos como los semáforos, las intersecciones y el tráfico, para no fomentar el exceso de velocidad.
Rappi tiene alrededor de 70.000 repartidores activos en Colombia, que ganan un promedio de 11.000 pesos (US$2,65) la hora, dijo, Matías Laks, gerente general de Colombia para Rappi. Al igual que Pulgar, alrededor del 40% de ellos son inmigrantes, y un gran porcentaje proviene de la vecina Venezuela, donde casi tres millones de personas se han establecido en Colombia tras escapar de la crisis económica.
Pulgar, originario del estado venezolano de Zulia, es conductor de Rappi desde hace siete años. Dice que puede ganar hasta 500.000 pesos (US$119) a la semana trabajando turnos de 10 horas durante cinco o seis días en una moto.
Los ‘pickers’ de la tienda Turbo de Bogotá en Chicó, un barrio de lujo con la mayor densidad de usuarios de Rappi de la capital, ganan un promedio de 1,7 millones de pesos al mes.
Eso es un poco más que el salario mínimo en Colombia, aunque como en la mayor parte de América Latina, casi la mitad del mercado laboral está formado por trabajadores informales que pueden ganar incluso menos.
Amplio impacto
Los efectos del crecimiento explosivo de Rappi se pueden sentir en sectores más allá de las tiendas de comestibles y los restaurantes, e incluyen desde envases para alimentos hasta ventas de motocicletas.
Cada mes, la fábrica de Juan Carlos Díaz Tarud en las afueras de Barranquilla produce casi un millón de bolsas de papel para Rappi Turbo. Si bien su empresa fabrica bolsas para una amplia variedad de minoristas, desde Crocs hasta Target, dijo que el crecimiento exponencial de Rappi también ha impulsado su negocio.
“Nos motivó a mantener las máquinas produciendo a toda capacidad”, dijo Díaz Tarud desde los vastos almacenes de Ditar, donde grandes rollos de papel alimentan continuamente las máquinas que imprimen, cosen y doblan las bolsas.
En su afán de crecimiento, Rappi ha realizado importantes incursiones en el sector financiero, comenzando como monedero digital en 2019 hasta recibir la aprobación reglamentaria como entidad financiera en 2022. Desde entonces, ha entregado más de 215.000 tarjetas de crédito en toda Colombia y captado 300.000 clientes de cuentas de ahorro, a los que ofrece una tasa de interés del 14%, la más alta del país.
“Nosotros comenzamos entregando zanahorias y lechugas y hamburguesas, y hoy en Colombia las personas están depositando su nómina en nuestras cuentas. Eso habla mucho de la confianza que tienen los usuarios en nosotros”, dijo el cofundador Borrero. “La idea es que nosotros seamos el lugar donde van los usuarios a resolver todas las necesidades del día”.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚