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A (casi) nadie le gusta perder. Mucho menos, fracasar. Este verbo arrastra una serie de connotaciones a primera vista terribles: equivocarse, fallar, sentir frustración, a veces vergüenza incluso… No obstante, ¿qué es fracasar? El célebre Thomas Edison, de quien se cuenta que necesitó realizar cerca de mil intentos antes de inventar la bombilla incandescente, opinaba a este respecto: “No fracasé, solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”.
¿Qué optimismo, no? Pero es que Edison, igual que tantas otras figuras históricas responsables de grandes inventos (Henry Ford, Bill Gates, Alexander Graham Bell…), era un emprendedor. Aunque no deba considerarse una moda pasajera, sí se puede decir que hoy el término emprender se encuentra de plena actualidad, quizá con más vigencia que nunca. Aunque, ciertamente, a veces no queda muy claro qué es emprender.
En primer lugar, ser una persona emprendedora no resulta sencillo. Entre los atributos que se requieren, destacan el compromiso, la valentía y una fe inquebrantable en la innovación. ¿Y ya estaría? No, aún quedan otros valores y cualidades también imprescindibles en el equipaje de alguien decidido a emprender. Si este es tu caso, y para que no te dejes nada atrás, aquí verás recogidas las principales características compartidas por quienes apuestan por el emprendimiento, así como aquello que les diferencia del resto del empresariado. Pero, previo a ello, es momento de responder la gran pregunta: ¿qué es ser un emprendedor?
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Ser emprendedor, ¿qué es exactamente?
Las personas emprendedoras se hallan detrás de muchas de las grandes y pequeñas empresas cuyos bienes de consumo a diario compras o contratas. Pese a que existen diversos estilos y formas de emprender, hay bastante consenso a la hora de definir qué es ser emprendedor. Se entiende como tal a la persona que empieza su propio negocio. En esta línea es, por tanto, alguien que detecta una necesidad en un grupo de población y diseña, desarrolla y comercializa un producto o servicio que trata de satisfacerla.
Sin duda, aquella persona que decide ser emprendedor/a asume los riesgos que esta senda implica, pero, si salen airosas y logran obtener éxito, terminan percibiendo los beneficios fruto de haber emprendido con valentía. En este punto, las personas emprendedoras y empresarias coinciden, aunque también presentan ‘desemejanzas’ entre unas y otras.
Por ejemplo, la visión empresarial de ambos con frecuencia difiere, puesto que quienes emprenden se centran en llevar a cabo, y casi a cualquier precio, la idea que tienen de su modelo de negocio, y no les tiembla el pulso cuando han de sacrificar una ganancia puntual hoy y ahora si esta acción puede revertir más tarde en la consecución de los objetivos a largo plazo de la empresa. Sin embargo, alguien que es únicamente empresario, y no emprendedor, suele actuar con más cautela, priorizando siempre la viabilidad y salud financiera de su negocio, es decir, que los costes no se disparen y puedan acabar comprometiendo los márgenes de beneficio.
Como se apuntaba de Thomas Edison al comienzo de este post, las personas emprendedoras parecen ser optimistas, pero también son soñadoras, visionarias, constantes y sin miedo a la incertidumbre, según puede verse al ir analizando algunos de los atributos de quienes emprenden. En el siguiente apartado, se ahonda todavía más en estas características y los valores que las sustentan. ¡No dejes de leer!
¿Cuáles son los valores de un emprendedor?
Creativas, con iniciativa, innovadoras, activas, motivadas, planificadoras, que se esfuerzan e inspiran a los demás… Son varias las características y los valores (tesón, responsabilidad, determinación, resiliencia…) de un emprendedor en su rutina cotidiana. Y es que hablar de emprender conlleva hacer referencia a una fuerte dedicación, enormes dosis de convencimiento y horas y más horas de reloj. Porque el emprendimiento sobrepasa la esfera de lo estrictamente laboral y, a menudo, supone un modo o una filosofía de entender la vida.
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A continuación, se sintetizan en cinco puntos las cualidades que constituyen el núcleo del espíritu de estas personas emprendedoras:
- Innovación y liderazgo: las personas emprendedoras sirven de ejemplo y espejo en el que mirarse para otras. Además, se sienten profundamente vinculadas al factor innovación, ya que hacen de la disrupción y de lo nuevo una oportunidad de negocio a través de la posibilidad de ofrecer mejores artículos y servicios.
- Pasión y compromiso: quien es emprendedor lo es las 24 horas del día. El negocio es su gran proyecto y está decidido a ejecutarlo de forma exitosa.
- Curiosidad y optimismo infinitos: por supuesto, son optimistas y gente curiosa. Alguien que escoge el emprendimiento acepta que aprender y seguir formándose es un reto que jamás concluye, porque el conocimiento crece y crece y, si uno no se mantiene actualizado, termina quedando fuera de juego.
- Constancia y ganas de mejorar: la perseverancia es básica para poder emprender. Muy pocas cosas salen bien a la primera y siempre existe margen de mejora. Por ello, la persona emprendedora nunca se rinde.
- Independencia y no tener miedo a cometer errores: perder el temor a fallar resulta una exigencia para las personas emprendedoras. Estas también son altamente independientes, de modo que suelen liderar los retos en los que se involucran.
¿Por qué convertirse en una persona emprendedora?
Tanto a nivel personal como profesional, emprender puede revertirte un extenso conjunto de ventajas y beneficios, de los que resaltar:
- Un elevado grado de autorrealización: las personas emprendedoras participan únicamente en esos proyectos en los que creen y tratan de vivir haciendo lo que les apasiona.
- La ocasión de ser tu propio jefe: si estableces tu negocio, pasas a ser la persona al mando y, a consecuencia de ello, tú eliges qué camino tomar y cómo alcanzar las metas.
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- El retorno económico: el emprendimiento abre la puerta a conquistar la independencia financiera y la libertad para destinar el tiempo y esfuerzos a aquello que resulta relevante.
- Un aprendizaje continuo: la persona emprendedora aprende algo nuevo casi cada día. Los retos van sucediéndose y siempre hay novedosas maneras de hacerles frente.
- Crecimiento constante y posibilidad de trascender: alguien que emprende nunca deja de crear valor para él y las personas que lo rodean. De hecho, en los casos antes mencionados de Henry Ford, Bill Gates, Alexander Graham Bell o el propio Thomas Edison, sus inventos llegaron a trascender y revolucionaron por completo el mundo.
*** ** Texto publicado originalmente en BBVA, replicado en El Espectador con autorización de BBVA Colombia.
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