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¿Qué son los fondos de inversión? Aquí está todo lo que debe saber

Los fondos de inversión tienen un objetivo: agrupar el dinero de muchos ahorradores para invertirlo en los mercados financieros. Estos instrumentos colectivos destacan por su gestión profesionalizada, la diversificación de activos, la transparencia en su gestión y la no tributación por el traspaso de un fondo a otro.

BBVA
18 de marzo de 2024 - 08:20 p. m.
En cuanto a los fondos de gestión pasiva, hay mucha menos intervención de los gestores, ya que en este caso la estrategia es replicar la composición de determinado índice, de forma que la rentabilidad del fondo será la misma –menos las comisiones– lograda por el IBEX 35, el S&P 500 o cualquier índice que se elija. Los productos que siguen esta estrategia son los fondos indexados o los fondos cotizados, también llamados ETF.
En cuanto a los fondos de gestión pasiva, hay mucha menos intervención de los gestores, ya que en este caso la estrategia es replicar la composición de determinado índice, de forma que la rentabilidad del fondo será la misma –menos las comisiones– lograda por el IBEX 35, el S&P 500 o cualquier índice que se elija. Los productos que siguen esta estrategia son los fondos indexados o los fondos cotizados, también llamados ETF.
Foto: Pexels
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¿Qué ocurre cuando sales de tapas con un grupo de amigos y decidís hacer un bote común? Ese dinero conjunto lo administra uno del grupo, generalmente el que conoce más a fondo las especialidades de cada bar, para conseguir probar los mejores platos de cada establecimiento y satisfacer a todos. Así funciona, a grandes rasgos, un fondo de inversión.

En concreto, los fondos son instituciones de inversión colectiva en los que se agrupa el dinero de muchos ahorradores para invertirlo en una cesta de diferentes activos financieros. Un equipo de expertos con experiencia, pertenecientes a la sociedad gestora del fondo, son los encargados de tomar las decisiones más convenientes en función de los objetivos comunes de los partícipes, recogidos en la política de inversión específica de cada producto. A veces se busca la máxima rentabilidad asumiendo un mayor riesgo En otros casos, en fondos más conservadores, se sacrifica algo de rentabilidad en aras de una mayor seguridad.

Quienes realizan aportaciones a un fondo reciben un número de participaciones que representan la parte proporcional del patrimonio total correspondiente. El valor liquidativo, o precio de cada participación, se determina dividiendo el patrimonio del producto entre su número de participaciones.

Es un instrumento de ahorro muy utilizado entre inversores particulares y empresas. Las cifras así lo atesoran: el volumen de activos invertido en fondos nacionales supone cerca de un 23,1% del producto interior bruto (PIB) de España, según un informe de El Observatorio Inverco. Si hablamos en términos mundiales, el patrimonio global asciende a algo más de 64 billones de euros, a tenor de los datos que maneja la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (EFAMA, por sus siglas en inglés).

Sus ventajas son la gestión profesional, la diversificación, la transparencia y la fiscalidad:

  • Gestión profesional. Una de las principales características de los fondos de inversión es que en vez de hacerlo cada uno de manera individual, es un equipo de profesionales cualificados, con conocimiento y experiencia en el sector, el que gestiona el dinero de todos los partícipes. Los gestores toman las mejores decisiones para proteger el capital y tratar de obtener un rendimiento por encima del mercado, con el menor riesgo de pérdidas posible.
  • Diversificación. A través de un fondo se logra diversificar las compras mucho más que si se invirtiera de manera particular, ya que al hacerse de forma colectiva es más fácil acceder a varios mercados a la vez, diferentes clases de activos, a costes mucho menores y hacerlo con instrumentos financieros que normalmente no están disponibles para inversores individuales.
  • Transparencia. Los reguladores nacionales, la CNMV en España, la CNBV en México o la SMV en Perú, imponen numerosos requisitos para constituir un fondo y ejercen un control constante para que las entidades responsables cumplan la normativa establecida. Entre sus obligaciones está el ser transparentes ante el partícipe, que tiene derecho a acceder a un folleto informativo con todos los detalles antes de decidir suscribir un producto y recibir informes periódicos de la estrategia y rentabilidad del fondo del que es partícipe.
  • Fiscalidad. Es una de las grandes ventajas de estos instrumentos, ya que su tratamiento fiscal en España permite retrasar el pago de los rendimientos hasta el momento en el que se venden las participaciones. Es decir, el partícipe puede estar ganando sin que por ello tenga que pasar por Hacienda. Además, está permitido mover el dinero de un fondo a otro, sea de la clase que sea o incluso de una gestora a otra, cuantas veces se quiera, sin tener que tributar hasta que, como hemos dicho, se produzca el desembolso total o parcial.

Clases de fondos de inversión

Los productos más comunes entre los particulares se denominan Fondos de Inversión Mobiliaria (FIM) y tienen como objeto la compra, tenencia, disfrute y venta de valores cotizados y otros activos financieros, por ejemplo, acciones, deuda pública, renta fija privada o instrumentos derivados.

Así, la clasificación más general se basa en la vocación inversora del fondo. Si la cartera de inversión está compuesta básicamente por acciones de Bolsa, se llaman fondos de renta variable. Si son activos de deuda pública o privada, son de renta fija. Si hay una mezcla de esas dos clases, nos referimos a ellos como fondos mixtos. A esto le añadimos un apellido en función de la zona geográfica en la que se centran los activos: de renta variable internacional o de renta fija Euro, por ejemplo.

Los fondos que invierten en renta fija son habitualmente los más utilizados por el pequeño inversor. “El perfil del ahorrador español es muy conservador, por ello, estos son la categoría de fondos preferidos”, asegura Javier Niederleytner, profesor del IEB. En cualquier caso, este experto cree fundamental que nos dejemos asesorar por algún experto, que buscará cuáles son los fondos más ajustados a nuestro perfil inversor, “teniendo en cuenta fundamentalmente nuestra aversión al riesgo y el horizonte temporal de nuestra inversión”.

Además, encontramos fondos de gestión activa o pasiva. En el primer caso, los gestores están constantemente tomando decisiones respecto a qué activos son mejores para invertir, el peso que deben tener en la cartera o cuándo es el momento óptimo de vender para lograr el mejor resultado para el partícipe, lo que les obliga a desarrollar una gestión activa.

En cuanto a los fondos de gestión pasiva, hay mucha menos intervención de los gestores, ya que en este caso la estrategia es replicar la composición de determinado índice, de forma que la rentabilidad del fondo será la misma –menos las comisiones– lograda por el IBEX 35, el S&P 500 o cualquier índice que se elija. Los productos que siguen esta estrategia son los fondos indexados o los fondos cotizados, también llamados ETF.

Jordi Andreu, profesor de OBS Business School, de hecho, es partidario de incluir fondos indexados en la cartera de los inversores dadas sus bajas comisiones en comparación con los de gestión activa.

También es interesante saber que en función de qué se hace con los beneficios, encontramos fondos de reparto (se distribuye entre los partícipes los dividendos que reparten las empresas que forman parte de la cartera) y de capitalización (los beneficios se integran dentro del patrimonio del fondo para seguir rentando).

La importancia de las comisiones

Se puede comprar participaciones de un fondo de inversión desde pocos euros, pero antes es ineludible estudiar detalladamente el folleto y documentación que recibiremos al contratar el producto y asegurarse de entender la política de inversión que sigue y, muy importante, los gastos que nos aplicarán. “Las comisiones juegan un papel esencial en la rentabilidad que va a recibir un partícipe en el largo plazo; cambia sustancialmente el resultado el pagar una del 0,3 % o del 1,5 %”, resalta el profesor de OBS Business School.

Efectivamente, hay que tratar de contratar productos con comisiones que no desluzcan la rentabilidad de la estrategia, ya que, si mi fondo gana un 2 % y pago, por ejemplo, un 1 %, la ganancia queda reducida a la mitad.

En los fondos de inversión se pueden encontrar hasta cinco comisiones diferentes:

  • Comisión de suscripción: la que cobra la gestora a cada partícipe por invertir en el fondo. Máximo un 5 % del capital invertido.
  • Comisión de reembolso: cobrada por la gestora cuándo el inversor vende parte o la totalidad de sus participaciones. Como tope un 5 % del capital reembolsado.
  • Comisión de depósito: es la cantidad que cobra la entidad depositaria por la administración y custodia de los valores de la cartera. No puede superar el 2 por mil del patrimonio.
  • Comisión de gestión: la cobra la sociedad gestora por sus servicios. Como máximo, un 2,25 % del patrimonio.
  • Comisión de éxito: va vinculada a los resultados y el gestor únicamente recibe esta comisión cuando consigue superar la referencia establecida en el folleto del fondo. Como mucho, un 18 % del resultado.

No todos los fondos cobran todas y cada una de estas comisiones ni de la misma cuantía, de ahí la importancia de leer con detenimiento la documentación del producto para tener claros los gastos y poder así comparar las condiciones con otros.

*Este texto fue publicado originalmente en la plataforma de Innovación del BBVA.

La republicamos con autorización de BBVA Colombia en nuestra plataforma digital dedicada al Emprendimiento y Liderazgo.

Por BBVA

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