El colombiano que lidera el equipo de diseño mundial de Motorola Mobility
Estudió en la Universidad Javeriana, se fue a Italia por una práctica y se quedó allí 10 años para luego ir a EE. UU. con la tarea de posicionar la estética y la funcionalidad en los teléfonos celulares.
Edwin Bohórquez Aya
Rubén Castaño viste de jeans, un buzo negro y un blazer sobrepuesto que combina con el pañuelo del mismo color y, en la solapa, un pin de marca que lleva un mensaje corporativo: una letra M bordeada con un bisel brillante. Lleva un anillo en su dedo corazón de la mano derecha y el tradicional del dedo anular en la izquierda que le hace juego con el reloj de carátula azul, caja metálica de una corona y dos pulsadores. Habla con pausa, es prudente para narrar, pero se va de largo cuando explica cómo diseñar.
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Rubén Castaño viste de jeans, un buzo negro y un blazer sobrepuesto que combina con el pañuelo del mismo color y, en la solapa, un pin de marca que lleva un mensaje corporativo: una letra M bordeada con un bisel brillante. Lleva un anillo en su dedo corazón de la mano derecha y el tradicional del dedo anular en la izquierda que le hace juego con el reloj de carátula azul, caja metálica de una corona y dos pulsadores. Habla con pausa, es prudente para narrar, pero se va de largo cuando explica cómo diseñar.
En sus tiempos de estudio, se formó en el campus de la Universidad Javeriana, en Bogotá. En medio de ladrillos, cemento y concreto, del verde de los árboles que le daban vida a la universidad, estudió Diseño. “Me apasionó el arte, el entender cómo se hacen las cosas, cómo se construyen, cómo funcionan”, contó.
“Mi madre era italiana; mi padre, colombiano, por parte de ella y por oportunidades que tuve de viajar a Europa, crecí visitando museos. Se cruzó esta pasión por el arte con el cómo se hacen las cosas”. Minutos antes, de la mano de otro cúmulo de ejecutivos, Rubén presentaba la más nueva línea de teléfonos celulares que Motorola acaba de traer a Colombia. Rubén es el vicepresidente de diseño y experiencia del cliente Motorola Mobility; es decir, la cabeza de diseño mundial detrás de todos los teléfonos inteligentes. Le reporta directamente al presidente de la fabricante de tecnología. Un colombiano en las grandes ligas.
Si usted tiene un teléfono de esa marca o ha sido usuario de uno, por lo menos en los últimos 10 años, ese smartphone fue diseñado por el equipo que hoy lidera Rubén. ¿Pero cómo llegó hasta allá? “Cuando estaba en la universidad apliqué a un programa de prácticas a nivel global en Italia, teniendo a mi madre italiana y el pasaporte italiano, se me facilitó”. Se fue por seis meses, pero se terminó quedando 10 años en las oficinas de diseño de Phillips.
Recuerda que la vida estudiantil lo llevó a investigar sobre ingeniería, ergonomía, biomecánica y física. “Todos son elementos que un diseñador tiene que tener en su cabeza. Si crea algo solo porque le gusta cómo se ve y no entiende qué hay que hacer para en realidad traerlo a las manos del consumidor, eso no es diseño, eso es arte, y diseño es el paquete completo”.
Tuvo que terminar sus estudios en Italia, “en donde viví un enfoque mucho más claro hacia la parte artística, de diseño puro, de proporciones, de estética, pero ya traía una base bien redondeada de entender cómo se crean las cosas”. Allá, en Europa, entendió que la funcionalidad era una base primordial de la tecnología, del éxito mismo de un producto innovador.
Desde Italia se movió a Estados Unidos, cuando se lo llevaron para Motorola. En un negocio que crece a pasos agigantados, hay que trabajar duro en la estética, pero también en el para qué sirven y cómo les hacen la vida más sencilla a las personas. “Después de que me dieron el liderazgo global de Motorola de la parte de diseño, el siguiente paso para mí era que el diseño no fuera una función dentro del área de producto, en donde también estaba ingeniería de hardware, de software. El diseño tenía que ser parte del equipo de liderazgo”. Y lo logró.
Arrancó en Chicago, se movió a Beijing, regresó a la capital de los vientos, lo trasladaron a São Paulo, volvió a Chicago y desde allí gestiona reuniones con equipos de todo el mundo. En sus manos y de su gente está el secreto mejor guardado por estos días: la nueva generación del Razr, el teléfono más icónico y prémium de Motorola en el mundo, que será presentado a finales de junio en Nueva York. “Yo traigo visión de diseño, enfoque del consumidor, estrategia, para dónde queremos llevar el portafolio entero”, dijo, mientras habla de cómo construyeron el teléfono que tiene en sus manos con una porción de madera en la parte trasera.
Gracias a Rubén, Motorola ha logrado trabajos con Pantone, Corning, Bose y Firmenich. Contó, contrario a lo que muchos piensan, que se diseña de adentro hacia afuera —primero, todo en digital—, en materia de espacio y de distribución. Trabajan con ingeniería. Luego entra la parte ergonómica, la del peso y los acabados. Crear un producto desde el día uno, con varios trabajos en paralelo, puede tardar entre ocho y nueve meses. Rubén, con celular en mano, termina la conversación con una máxima: “Los colombianos tenemos pasión, vemos las cosas de una manera diferente”. Esa misma que lo llevó hasta la cima que cualquier diseñador quisiera acariciar.