Un taller de arte para promover la creatividad y el bienestar en sus estudiantes
“Este espacio es un entorno que promueve el bienestar emocional, permitiendo a los participantes conectar con sus emociones y percepciones”, cuenta Natalia Santacruz, su emprendedora.
Tatiana Gómez Fuentes
“En nuestro taller de arte dictamos clases de todo los tipos de artes plásticas, audiovisuales y gráficas, hemos creado un espacio acogedor y accesible donde los estudiantes pueden sumergirse en diversas técnicas artísticas, desde la copia de pinturas maestras hasta la exploración de estilos nuevos estilos contemporáneos. Nuestras sesiones son aptas para todo tipo de personas, desde los cinco años en adelante. Aquí, cada clase de arte se convierte en un viaje personal y creativo, donde se fomenta la expresión sino también una herramienta para el crecimiento personal y comunitario, en un ambiente donde la creatividad y la reflexión van de la mano”.
Sin más preámbulo aquí está la historia de Natalia Santacruz, la emprendedora detrás de Taller Santarte. Hablamos con ella en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos y aquí está su relato.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
Tengo 28 años y soy artista visual graduada de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en artes plásticas. Además, realicé un estudio especializado en la copia de pinturas maestras en Palette & Chisel, en la ciudad de Chicago, Estados Unidos.También cuento con un diplomado en Diseño de Interiores de la Escuela Colombiana de Artes.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Empecé a dictar clases durante la pandemia, después de regresar de mis estudios en Chicago. Estuve un año allí, durante el cual aprendí a copiar pinturas maestras, lo que me ayudó a entender las técnicas y los movimientos de los artistas que me interesaban y admiraba. Estando en Chicago, comencé a dar clases de arte tanto virtuales como presenciales.
Cuando comenzó la pandemia, volví a Colombia y continué con las clases virtuales a través de la plataforma Superprof, una plataforma francesa para maestros en línea. Me convertí en embajadora del sector del arte en Colombia y empecé a tener más estudiantes hasta que la “normalidad” volvió y los mismos empezaron a pedirme un espacio presencial. Así que habilité mi taller, un espacio pequeño en el cual tenía mis materiales de arte y procesos artísticos, y decidí comprar una mesa de trabajo más grande para poder recibir a uno o dos estudiantes a la vez, así nació Taller Santarte.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Fue un proceso complejo pero gratificante. Formar cualquier proyecto es difícil y da miedo; el fracaso es algo a lo que todos tememos. Creo que muchos de mis colegas, especialmente en este ámbito, lo saben y lo sienten. Emprender en este país con un proyecto que nace y vive del arte es complicado, y no muchos se lanzan a un proyecto así.
Empecé con las clases y también haciendo algunos eventos corporativos y, poco a poco, fui creciendo porque a la gente le llamaba la atención tener espacios de socialización basados en el arte, y mi espacio comenzó a crecer cada vez más. Las empresas empezaron a contactarme con mayor frecuencia y, así, pude crecer más rápido.
Varios de mis estudiantes provienen de eventos que realizamos con sus empresas y se enamoraron de las técnicas. De esta manera, también hemos crecido en la sección de las clases gracias al voz a voz.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
Saqué el dinero de mis clases virtuales, lo cual me ayudó bastante al no tener que pagar al principio por el alquiler de un espacio, materiales, mesas, caballetes, etc. Así que reinvertía todos esos ingresos. Recuerdo que cuando abrí mi primer espacio no tenía una mesa de trabajo adecuada, así que un familiar me regaló una. Luego, fui necesitando más cosas. Mi primer espacio estaba en mi casa, por lo que tampoco tenía que pagar alquiler cuando decidí abrirlo a mis estudiantes. Con los ahorros, fui comprando poco a poco todo lo necesario: caballetes, pinceles, paletas. Lo que iba necesitando lo pagaba con las clases que recibía y con los eventos.
Al principio, no ganaba nada de los ingresos de los eventos, pero cuando logré tener todos los materiales iniciales para ofrecer los eventos de la manera que quería, comenzó a generarse dinero. Ese dinero lo fui ahorrando e invirtiendo en más cosas que necesitaba. No tuve la necesidad de endeudarme, ya que guardaba todo lo que tenía de ingresos para poder crecer con mi propio dinero.
Son sacrificios que toman tiempo, pero como en todo negocio, hay ciertos riesgos y depende de cada persona cuáles tomar. Yo preferí invertir mi tiempo para tener tiempo libre hoy en día y dedicarme a mi obra, manteniendo mi taller en funcionamiento.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Con mi emprendimiento, estoy logrando crear un espacio accesible y acogedor donde las personas pueden aprender y explorar el arte desde sus emociones y percepciones individuales. Mi proyecto no solo fomenta el aprendizaje de técnicas artísticas, sino que también promueve el bienestar personal y la apreciación del arte como una forma de expresión que, de cierto modo, se vuelve terapéutica.
Estoy cambiando la percepción de que el arte es inaccesible o solo para unos pocos, demostrando que cualquier persona puede conectar con su creatividad y encontrar en el arte una vía de desarrollo personal y comunitario. No hay nada más enriquecedor que ver a mis estudiantes abriendo en su vida espacios donde su salud mental es muy importante y donde creamos redes de apoyo emocional.
Lo bello del arte es que permite hablar de la vida, de las experiencias, vivencias y pensamientos, sin ser juzgados. Así que el espacio que abrimos no es únicamente para crear, sino para crecer en comunidad. Además, estoy contribuyendo a la valorización del arte en Colombia, ofreciendo un espacio donde el arte es tanto una actividad educativa como una experiencia social enriquecedora.
6. ¿Soy feliz?
Soy muy feliz, vivo del y para el arte. Tengo una red y una comunidad que me apoya y crece conmigo. Mis estudiantes aportan día a día a mi vida en todos los sentidos, y eso, más allá de lo que he construido, me da fortaleza para avanzar en todos los proyectos que quiero. A pesar de los problemas que conlleva emprender, ya que no es fácil, tener una red de apoyo como la familia y las personas que creen en ti y en lo que construyes es algo que da vida.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
Sí, vendería mi emprendimiento si se presenta una buena oportunidad para crecer y si se alinea con mis proyectos de vida y futuros emprendimientos. No suelo aferrarme a las cosas; los cambios son símbolo de crecimiento.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
No siento que fuera “duro” en el sentido de construir; lo que fue difícil fue perder el miedo al fracaso. El mundo está lleno de oportunidades, aunque a veces no las vemos. He perdido muchas y también he tenido muchas, y aún sigo aprendiendo cómo hacer que no sea difícil seguir creciendo con mis proyectos.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
He cumplido muchos sueños y tengo mil más por los cuales seguir trabajando cada día. Mi sueño de tener un taller y vivir del arte lo estoy cumpliendo, y es gratificante verlo crecer y llenarse de más proyectos y sueños que van surgiendo.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Mi nuevo proyecto es una fundación de arte para llevar las experiencias de las diferentes técnicas artísticas a personas que no tienen los recursos económicos para este.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, es un negocio que puede crecer de diferentes maneras, no nos centramos únicamente en la clase. También tenemos eventos, exposiciones, mi obra y la fundación, que es mi nuevo objetivo.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Sí, recibiría inversionistas, ya he tenido un par de ofertas. Sin embargo, no lo he hecho porque debo avanzar a mi propio ritmo y no quiero que se salga de mis manos por el momento. No cedería parte de mi empresa en este momento. Quizás en el futuro lo haga.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Estar en un espacio que me cohíba de hacer las cosas que me gustan y que imagino pueden ser experiencias enriquecedoras para las personas.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Muchas personas me han inspirado a lo largo de mi vida. Laboralmente, una de ellas es la artista visual Helen Oh, quien fue mi maestra en Chicago. Su manera de educar sentó las bases para entender cómo me convertiría en maestra de artes, su método es inigualable; es una persona muy talentosa, paciente, y admiro mucho su paciencia.
También quiero mencionar al maestro Alfonso Álvarez, quien fue mi mentor durante mis años de estudio en la universidad. Me gustaría seguir los pasos de la artista serbia Marina Abramović, a quien admiro profundamente. Ella tiene un instituto de enseñanza y respeta mucho el método con el cual enseña.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Ahora mismo ya no lo veo como un fracaso. Siento que, en el momento en que las cosas no salen como queremos, las percibimos como un fracaso, pero en realidad son experiencias para aprender. Hubo un momento en el que pensé en cerrar mi taller. Afortunadamente, mi red de apoyo siempre ha estado presente, y las ganas de enseñar y compartir mi espacio con la gente siguen intactas. Me gusta ver los “fracasos” como oportunidades de aprendizaje.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Sí, he construido una comunidad con mis estudiantes en la cual todos los proyectos avanzan de la mano con ellos. También, a través de los eventos, he tenido la oportunidad de conocer a más personas que están involucradas en el medio y que tienen interés en formar parte de nuestra comunidad.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sí, absolutamente, lo veo día a día en mis estudiantes, tanto pequeños como adolescentes. Ellos me han abierto los ojos en muchas ocasiones, haciéndome dar cuenta de que no es una simple clase de arte, sino que es su espacio de creatividad, paz y terapia. Las nuevas generaciones son más sensibles; les gusta respetar sus espacios de ocio y aprendizaje. Hoy en día, es más común hablar de lo que sentimos, y mi espacio se presta para eso.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
Quiero tener un estudio más grande, apto para más estudiantes, y ofrecer más técnicas artísticas, no solo en artes visuales, sino también en música y artes escénicas. Ese sería el siguiente paso para mi emprendimiento. Personalmente, me veo trabajando en mi obra y realizando proyectos con la fundación.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Han jugado un papel muy importante. Estoy rodeada de familia y amigos que me han apoyado siempre en cada paso. Tengo la fortuna de contar con una familia muy amorosa y unida, que siempre está pendiente de mis logros y me apoya en todo el camino.
Mis amigos, por otro lado, son la familia que elegí, así que también son una parte fundamental de este rompecabezas. Son personas que admiro y respeto, me hacen muy feliz, y sé que cada logro que alcanzamos individualmente lo celebramos desde el corazón.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Absolutamente, amo conocer nuevos emprendimientos y animar a la gente a que no tenga miedo de crecer, construir y respetar sus sueños. Mientras tenga la posibilidad de aportar un granito de arena para su crecimiento, lo haré. Siento que no es fácil emprender, pero si te rodeas de las personas indicadas, siempre encontrarás un camino ideal para crecer.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Tengo un equipo muy bonito. Aunque todavía nos estamos acomodando a las tareas del día a día, hemos disfrutado mucho creciendo juntos. Sin ellos, no habría podido avanzar en muchas cosas personales y en mi emprendimiento. Tener a las personas correctas en tu trabajo es fundamental; es importante tener feeling con tu grupo y apoyarse mutuamente para que todo dé frutos. Ellos serán tu soporte en el camino.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
La calidez de mi espacio es fundamental. Siento que, cuanto más humano y cercano sea todo lo que ofrezcas, más puedes entender la procedencia de cada miembro. Es un camino muy bonito recorrerlo con gente que abre su mundo a espacios que nunca habían descubierto. Ayudarles a encontrarse con el arte y, así mismo, con ellos mismos, es una tarea muy gratificante.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
Crecer depende del ambiente que generes. Viene de luchar por tus sueños y pensamientos, de respetar tus ideales y los objetivos que te propones. Se trata de dar amor y recibirlo, hacer las cosas bien, crecer sin lastimar, sin buscar solo el éxito, sino aprendiendo a ver cómo puedes unirte y trabajar en conjunto para evolucionar.
Siempre nos enseñan a competir, pero no a trabajar en comunidad, y eso es lo que me ha ayudado a avanzar cada vez más con mis proyectos y emprendimientos.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚
“En nuestro taller de arte dictamos clases de todo los tipos de artes plásticas, audiovisuales y gráficas, hemos creado un espacio acogedor y accesible donde los estudiantes pueden sumergirse en diversas técnicas artísticas, desde la copia de pinturas maestras hasta la exploración de estilos nuevos estilos contemporáneos. Nuestras sesiones son aptas para todo tipo de personas, desde los cinco años en adelante. Aquí, cada clase de arte se convierte en un viaje personal y creativo, donde se fomenta la expresión sino también una herramienta para el crecimiento personal y comunitario, en un ambiente donde la creatividad y la reflexión van de la mano”.
Sin más preámbulo aquí está la historia de Natalia Santacruz, la emprendedora detrás de Taller Santarte. Hablamos con ella en 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos y aquí está su relato.
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
Tengo 28 años y soy artista visual graduada de la Pontificia Universidad Javeriana, con énfasis en artes plásticas. Además, realicé un estudio especializado en la copia de pinturas maestras en Palette & Chisel, en la ciudad de Chicago, Estados Unidos.También cuento con un diplomado en Diseño de Interiores de la Escuela Colombiana de Artes.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Empecé a dictar clases durante la pandemia, después de regresar de mis estudios en Chicago. Estuve un año allí, durante el cual aprendí a copiar pinturas maestras, lo que me ayudó a entender las técnicas y los movimientos de los artistas que me interesaban y admiraba. Estando en Chicago, comencé a dar clases de arte tanto virtuales como presenciales.
Cuando comenzó la pandemia, volví a Colombia y continué con las clases virtuales a través de la plataforma Superprof, una plataforma francesa para maestros en línea. Me convertí en embajadora del sector del arte en Colombia y empecé a tener más estudiantes hasta que la “normalidad” volvió y los mismos empezaron a pedirme un espacio presencial. Así que habilité mi taller, un espacio pequeño en el cual tenía mis materiales de arte y procesos artísticos, y decidí comprar una mesa de trabajo más grande para poder recibir a uno o dos estudiantes a la vez, así nació Taller Santarte.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Fue un proceso complejo pero gratificante. Formar cualquier proyecto es difícil y da miedo; el fracaso es algo a lo que todos tememos. Creo que muchos de mis colegas, especialmente en este ámbito, lo saben y lo sienten. Emprender en este país con un proyecto que nace y vive del arte es complicado, y no muchos se lanzan a un proyecto así.
Empecé con las clases y también haciendo algunos eventos corporativos y, poco a poco, fui creciendo porque a la gente le llamaba la atención tener espacios de socialización basados en el arte, y mi espacio comenzó a crecer cada vez más. Las empresas empezaron a contactarme con mayor frecuencia y, así, pude crecer más rápido.
Varios de mis estudiantes provienen de eventos que realizamos con sus empresas y se enamoraron de las técnicas. De esta manera, también hemos crecido en la sección de las clases gracias al voz a voz.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
Saqué el dinero de mis clases virtuales, lo cual me ayudó bastante al no tener que pagar al principio por el alquiler de un espacio, materiales, mesas, caballetes, etc. Así que reinvertía todos esos ingresos. Recuerdo que cuando abrí mi primer espacio no tenía una mesa de trabajo adecuada, así que un familiar me regaló una. Luego, fui necesitando más cosas. Mi primer espacio estaba en mi casa, por lo que tampoco tenía que pagar alquiler cuando decidí abrirlo a mis estudiantes. Con los ahorros, fui comprando poco a poco todo lo necesario: caballetes, pinceles, paletas. Lo que iba necesitando lo pagaba con las clases que recibía y con los eventos.
Al principio, no ganaba nada de los ingresos de los eventos, pero cuando logré tener todos los materiales iniciales para ofrecer los eventos de la manera que quería, comenzó a generarse dinero. Ese dinero lo fui ahorrando e invirtiendo en más cosas que necesitaba. No tuve la necesidad de endeudarme, ya que guardaba todo lo que tenía de ingresos para poder crecer con mi propio dinero.
Son sacrificios que toman tiempo, pero como en todo negocio, hay ciertos riesgos y depende de cada persona cuáles tomar. Yo preferí invertir mi tiempo para tener tiempo libre hoy en día y dedicarme a mi obra, manteniendo mi taller en funcionamiento.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Con mi emprendimiento, estoy logrando crear un espacio accesible y acogedor donde las personas pueden aprender y explorar el arte desde sus emociones y percepciones individuales. Mi proyecto no solo fomenta el aprendizaje de técnicas artísticas, sino que también promueve el bienestar personal y la apreciación del arte como una forma de expresión que, de cierto modo, se vuelve terapéutica.
Estoy cambiando la percepción de que el arte es inaccesible o solo para unos pocos, demostrando que cualquier persona puede conectar con su creatividad y encontrar en el arte una vía de desarrollo personal y comunitario. No hay nada más enriquecedor que ver a mis estudiantes abriendo en su vida espacios donde su salud mental es muy importante y donde creamos redes de apoyo emocional.
Lo bello del arte es que permite hablar de la vida, de las experiencias, vivencias y pensamientos, sin ser juzgados. Así que el espacio que abrimos no es únicamente para crear, sino para crecer en comunidad. Además, estoy contribuyendo a la valorización del arte en Colombia, ofreciendo un espacio donde el arte es tanto una actividad educativa como una experiencia social enriquecedora.
6. ¿Soy feliz?
Soy muy feliz, vivo del y para el arte. Tengo una red y una comunidad que me apoya y crece conmigo. Mis estudiantes aportan día a día a mi vida en todos los sentidos, y eso, más allá de lo que he construido, me da fortaleza para avanzar en todos los proyectos que quiero. A pesar de los problemas que conlleva emprender, ya que no es fácil, tener una red de apoyo como la familia y las personas que creen en ti y en lo que construyes es algo que da vida.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
Sí, vendería mi emprendimiento si se presenta una buena oportunidad para crecer y si se alinea con mis proyectos de vida y futuros emprendimientos. No suelo aferrarme a las cosas; los cambios son símbolo de crecimiento.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
No siento que fuera “duro” en el sentido de construir; lo que fue difícil fue perder el miedo al fracaso. El mundo está lleno de oportunidades, aunque a veces no las vemos. He perdido muchas y también he tenido muchas, y aún sigo aprendiendo cómo hacer que no sea difícil seguir creciendo con mis proyectos.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
He cumplido muchos sueños y tengo mil más por los cuales seguir trabajando cada día. Mi sueño de tener un taller y vivir del arte lo estoy cumpliendo, y es gratificante verlo crecer y llenarse de más proyectos y sueños que van surgiendo.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Mi nuevo proyecto es una fundación de arte para llevar las experiencias de las diferentes técnicas artísticas a personas que no tienen los recursos económicos para este.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, es un negocio que puede crecer de diferentes maneras, no nos centramos únicamente en la clase. También tenemos eventos, exposiciones, mi obra y la fundación, que es mi nuevo objetivo.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Sí, recibiría inversionistas, ya he tenido un par de ofertas. Sin embargo, no lo he hecho porque debo avanzar a mi propio ritmo y no quiero que se salga de mis manos por el momento. No cedería parte de mi empresa en este momento. Quizás en el futuro lo haga.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Estar en un espacio que me cohíba de hacer las cosas que me gustan y que imagino pueden ser experiencias enriquecedoras para las personas.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
Muchas personas me han inspirado a lo largo de mi vida. Laboralmente, una de ellas es la artista visual Helen Oh, quien fue mi maestra en Chicago. Su manera de educar sentó las bases para entender cómo me convertiría en maestra de artes, su método es inigualable; es una persona muy talentosa, paciente, y admiro mucho su paciencia.
También quiero mencionar al maestro Alfonso Álvarez, quien fue mi mentor durante mis años de estudio en la universidad. Me gustaría seguir los pasos de la artista serbia Marina Abramović, a quien admiro profundamente. Ella tiene un instituto de enseñanza y respeta mucho el método con el cual enseña.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Ahora mismo ya no lo veo como un fracaso. Siento que, en el momento en que las cosas no salen como queremos, las percibimos como un fracaso, pero en realidad son experiencias para aprender. Hubo un momento en el que pensé en cerrar mi taller. Afortunadamente, mi red de apoyo siempre ha estado presente, y las ganas de enseñar y compartir mi espacio con la gente siguen intactas. Me gusta ver los “fracasos” como oportunidades de aprendizaje.
Visite la sección de Emprendimiento y liderazgo de El Espectador
16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
Sí, he construido una comunidad con mis estudiantes en la cual todos los proyectos avanzan de la mano con ellos. También, a través de los eventos, he tenido la oportunidad de conocer a más personas que están involucradas en el medio y que tienen interés en formar parte de nuestra comunidad.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sí, absolutamente, lo veo día a día en mis estudiantes, tanto pequeños como adolescentes. Ellos me han abierto los ojos en muchas ocasiones, haciéndome dar cuenta de que no es una simple clase de arte, sino que es su espacio de creatividad, paz y terapia. Las nuevas generaciones son más sensibles; les gusta respetar sus espacios de ocio y aprendizaje. Hoy en día, es más común hablar de lo que sentimos, y mi espacio se presta para eso.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
Quiero tener un estudio más grande, apto para más estudiantes, y ofrecer más técnicas artísticas, no solo en artes visuales, sino también en música y artes escénicas. Ese sería el siguiente paso para mi emprendimiento. Personalmente, me veo trabajando en mi obra y realizando proyectos con la fundación.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Han jugado un papel muy importante. Estoy rodeada de familia y amigos que me han apoyado siempre en cada paso. Tengo la fortuna de contar con una familia muy amorosa y unida, que siempre está pendiente de mis logros y me apoya en todo el camino.
Mis amigos, por otro lado, son la familia que elegí, así que también son una parte fundamental de este rompecabezas. Son personas que admiro y respeto, me hacen muy feliz, y sé que cada logro que alcanzamos individualmente lo celebramos desde el corazón.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Absolutamente, amo conocer nuevos emprendimientos y animar a la gente a que no tenga miedo de crecer, construir y respetar sus sueños. Mientras tenga la posibilidad de aportar un granito de arena para su crecimiento, lo haré. Siento que no es fácil emprender, pero si te rodeas de las personas indicadas, siempre encontrarás un camino ideal para crecer.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Tengo un equipo muy bonito. Aunque todavía nos estamos acomodando a las tareas del día a día, hemos disfrutado mucho creciendo juntos. Sin ellos, no habría podido avanzar en muchas cosas personales y en mi emprendimiento. Tener a las personas correctas en tu trabajo es fundamental; es importante tener feeling con tu grupo y apoyarse mutuamente para que todo dé frutos. Ellos serán tu soporte en el camino.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
La calidez de mi espacio es fundamental. Siento que, cuanto más humano y cercano sea todo lo que ofrezcas, más puedes entender la procedencia de cada miembro. Es un camino muy bonito recorrerlo con gente que abre su mundo a espacios que nunca habían descubierto. Ayudarles a encontrarse con el arte y, así mismo, con ellos mismos, es una tarea muy gratificante.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
Crecer depende del ambiente que generes. Viene de luchar por tus sueños y pensamientos, de respetar tus ideales y los objetivos que te propones. Se trata de dar amor y recibirlo, hacer las cosas bien, crecer sin lastimar, sin buscar solo el éxito, sino aprendiendo a ver cómo puedes unirte y trabajar en conjunto para evolucionar.
Siempre nos enseñan a competir, pero no a trabajar en comunidad, y eso es lo que me ha ayudado a avanzar cada vez más con mis proyectos y emprendimientos.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚