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Una empresa social que construye país a través de la educación

La Fundación Sicomoro es una organización que inspira nuevos cambios en las comunidades, para la formación de nuevas generaciones con pensamiento crítico y asertivo a través de la educación, potencializando sus habilidades y talentos rompiendo cordones de pobreza generacionales.

29 de diciembre de 2021 - 10:00 p. m.
Diana Oviedo Ibarra es la creadora de un emprendimiento que desde la enseñanza le apunta a la construcción de país.
Diana Oviedo Ibarra es la creadora de un emprendimiento que desde la enseñanza le apunta a la construcción de país.
Foto: Cortesía Diana Oviedo Ibarra
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“Estamos logrando erradicar la mentalidad de pobreza heredada por generaciones antecesoras, sembrando en niños, niñas y adolescente sueños y esperanza para que logren surgir en un futuro duradero y sustentable, donde puedan alcanzar sus sueños con disciplina y esfuerzo y no confirmándose a repetir los cordones de pobreza por su condición socioeconómica, sino utilizando sus habilidades y talentos para romper estos cordones generacionales. En la actualidad trabajamos con 3 grupos etarios: Semillitas de 3 a 7 Años, Raíces de 8 a 12 años y Sicomoro Teens de 12 a 15 años, posteriormente los jóvenes de 16 años pasan a ser semilleros de voluntariado”, así lo va contando Diana Oviedo Ibarra mientras recoge los pasos que la llevaron a crear esta organización sin ánimo de lucro.

En 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos Oviedo cuenta cómo a través de su emprendimiento ha logrado ayudar a madres cabeza de hogar, el impacto del acompañamiento psicosocial en los miembros de la fundación y el aporte que le hacen al medio ambiente a través de la ayuda de las familias, con elementos reciclados para el sostenimiento de esta idea de negocio.

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Diana Oviedo Ibarra , 34 años, Trabajo Social con una maestría en Gestión y Desarrollo de Empresas Sociales en la Universidad Simón Bolívar de B/Quilla.

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?

Mi idea fue crear una organización con fines sociales, donde las nuevas generaciones pueden ser orientadas y guiadas a elegir un futuro para sí mismos y no vivir con lo que les toque, por tener determinado estrato socioeconómico. Somos un equipo que impulsa sueños y busca las escasas oportunidades que ofrece nuestro país con la compañía de profesionales voluntarios que ya hemos pasado por ese desafío.

Nació mientras hacía un voluntariado con los cuerpos de paz en Noruega junto a una amiga de esta nacionalidad con quien servimos en proyectos sociales. Pensamos que a pesar de ser de dos mundos distintos podíamos unir esfuerzos para hacer algo por la sociedad a través de la educación, orientando a más jóvenes como nosotros a alcanzar sus metas y mejorar su calidad de vida.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Cuando terminamos el voluntariado en el año 2009 junto a mi amiga noruega, Marte Grøtvik, seguimos en contacto y decidimos hacer algo por nuestros países. (En Colombia hay necesidad y carece de oportunidades y en Noruega había personas con los recursos económicos, pero con dificultades en el tema de salud mental pues tienen todo lo que puedan conseguir que a veces la vida pierde sentido; por eso decidimos que si animábamos a jóvenes a salir de su comodidad en Europa y personas dispuestas a servir viajando como voluntarios a Colombia y así echar a andar nuestro proyecto. Yo coordiné la creación en Sicomoro en Colombia, buscando jóvenes que se quisiera unir a donar parte de su tiempo libre a nuestra fundación compartiendo desde su diferentes áreas del conocimiento , la mayoría estaban culminando su bachillerato en ese momento y Marte ella creó Vår Verden en Noruega reunió familias que desearan hacer un aporte económico mensual y mantenerlo a cambio de reportes sociales donde se mostrara la evidencia del trabajo en Colombia y así empezamos a trabajar en cooperación internacional).Llevamos haciéndolo ya por 8 años impactando la vida no solo de niños , niñas y familias sino de los jóvenes de las comunidades que visitamos levantándose como líderes en sus barrios y sectores siendo el ejemplo vivo de la movilidad social, rompiendo paradigmas que nos obligan a cumplir la estratificación social de Colombia.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Al inicio no teníamos dinero, pero empezamos a realizar ventas de garaje con ropa usada que traían de Noruega y que recolectábamos entre amigos y familiares en Colombia. Con estos recursos dimos inicio a nuestra biblioteca en nuestra sede principal en la ciudad de Barranquilla, donde obtuvimos ingreso para rentar una casa e iniciar. También capacitamos a las familias de los niños y les pedimos a las familias que trajeran reciclaje y con este recursos pudimos apoyar al sostenimiento de la casa.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

Actualmente estamos logrando que jóvenes que forman parte de nuestro equipo se formen como líderes en sus comunidades, que se empoderen de los problemas de su comunidad para buscar solución y sean ellos mismos quienes participen en la construcción de esta propuesta social. Además de esto, la oportunidad de acceso a una casa - biblioteca de la Fundación Sicomoro a 100 niños, niñas y adolescentes de sectores vulnerables en la ciudad de Barranquilla, en la localidad suroccidente de estratos del 0 y 1 , lo niños , niñas y adolescentes.

Ellos visitan el lugar de lunes a sábado para hacer sus tareas o recibir formación en las áreas de arte, música, deporte y refuerzos escolares, todo esto con acompañamiento psicosocial para la formación de ciudadanos comprometidos y funcionales para la sociedad en donde puedan proyectar un nuevo futuro, donde el amor y la educación sean los pilares. En nuestra casa - biblioteca pueden acceder a equipos de cómputo e internet, así como la orientación de nuestro equipo de profesionales para descubrir los talentos y aprovecharlos para su propio progreso.

Estamos logran erradicar la mentalidad de pobreza heredada por sus generaciones antecesoras y sembrando en ellos sueños y esperanza para lograr surgir en un futuro duradero y sustentable, donde puedan alcanzar sus sueños con disciplina y esfuerzo y no confirmándose a repetir los cordones de pobreza por su condición socioeconómica, sino más bien usar sus habilidades y talentos para romper estos cordones generacionales. También estamos logrando tener una conciencia ambiental, pues a pesar de que las familias no pagan por los servicios que reciben, deben llevar reciclaje un día a la semana para que la fundación alcance a financiar algunos gastos de sostenimiento.

6. ¿Soy feliz?

Soy feliz más de lo que creí, yo vengo de una familia sencilla y de niña tuve muchos sueños de los cuales mucha gente se burló de mi , pero hoy puedo no solo apoyar e inspirar a otros a luchar por sus sueños sino que me siento completa por lo alcanzado a ver podido formarme a través de becas y el esfuerzo dedicado tiene sus frutos porque hoy Dios me permite ser un canal para que otros como yo puedan tener oportunidades de progresar. Soy feliz de ver a mi pequeña hija compartir en cada actividad porque siempre la llevo para absorba todo sobre el trabajo social como empresa que beneficia a todos sus actores, le enseño a compartir sus juguetes, su ropa y a pensar en los que nos necesitan y claro que si ella lo entiende porque en sus oraciones antes de dormir siempre recuerda lo afortunada que es y da gracias a Dios.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

No, no lo vendería porque hoy por hoy es mi razón de vida, mi labor como fundadora de esta organización social junto a mi esposo es llevar al equipo de trabajo a seguir creciendo y trabajar hasta poder generar oportunidades de empleo para los actuales 32 líderes Voluntarios de Atlántico y Nariño. En 2021 viajamos a Ipiales-Nariño para abrir otra sede con mi esposo y mi hija de 3 añitos estamos dedicados a expandir nuestra labor como empresa social, generando bienestar común y esto es lo más valioso para nosotros.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Es difícil en nuestro país, sobre todo porque si tu te dedicas a realizar labor social ¿de qué te podrías sostener?, pero luego te das cuenta que las empresas sociales prestan servicios por los cuales empresas y aliados pueden pagar, y con estos recursos puedes cubrir honorarios de los profesionales que trabajen contigo. Además, cada vez más empresas y emprendimientos se unen cuando ven un trabajo honesto y transparente, lo que significa que la Fundación Sicomoro cada vez más va por el camino de ser sostenible.

Hasta el momento generamos apoyos y alianzas, para que los jóvenes que trabajan con nosotros puedan tener oportunidades de empleo con aliados e incluso becas para poder salir del país y seguir formándose.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Cumplí mi sueño porque actualmente tenemos las dos sedes tanto en Colombia como en Noruega trabajando de manera mancomunada por el bienestar social y en este año estamos abriendo la nueva sede en Ipiales- Nariño lo cual es un nuevo reto en Colombia, Por otro lado, la sede de Barranquilla está siendo administrada por jóvenes de la comunidad que se han formado a lo largo de estos 8 años con nosotros y que hoy se desenvuelven como líderes ejemplares en su propio entorno. Esto es un sueño cumplido de haber podido empoderar a estas nuevas generaciones por trabajar apasionadamente por sus propias comunidades.

Me hace falta ver las sedes propias de nuestra fundación, donde los recursos que ingresan puedan reinvertirse en una planta física, con más espacio para atender a los beneficiarios. Estamos pensando en la Escuela de Ciencia para poblaciones que no puedan acceder a cursos de investigación para niños, programación, robótica y un vivero guiado para madres cabezas de hogar. Ya tenemos un lote que nos donaron, ahora estamos trabajando para construir la planta física y lucharemos por eso este 2022.

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10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Nuestro sueño ahora es abrir el club de ciencias para orientar a niños, niñas y adolescentes que sienten amor por la ciencia, con cursos de investigación, programación, robótica y un vivero para generar empleo a las madres cabezas de hogar y trabajar por tener la sede propia en Barranquilla, teniendo en cuenta que la casa es rentada y en Ipiales tenemos un lote que nos donó la Iglesia Cristiana Renacer y esperamos pronto empezar a construir, para tener los recursos de hacer nuestras aulas y bibliotecas junto a unos escenarios para hacer deporte. Este año que viene es nuestro reto: trabajar para tener nuestra sede propia, abrir cupos para que más mujeres se formen en cuanto a emprendimiento y poder tener capital para seguir elaborando los productos artesanales que hemos venido haciendo.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

Claro que sí, estos 8 años han sido el inicio del reto de emprender con pocas oportunidades, pero que hemos podido aprovechar al máximo. Ahora deseamos trabajar para poder ampliar las sedes en sectores vulnerables del país donde podemos replicar este modelos de fortalecimiento escolar con acompañamiento psicosocial. Abrir otras sedes en zonas de pobreza para poder inspirar a más niños a surgir, animando a voluntarios de las misma zonas en servir y lograr mejorar la calidad de vida de estas comunidades.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

No, pues cuidamos mucho que la imagen de nuestra fundación sea transparente para que las empresas y personas que nos apoyan tengan la plena certeza de lo que hacemos, y cómo usamos los recursos que se recolectan en campañas específicas o con la compra de productos que se hacen durante el año. La fundación pertenece a los fundadores y colaboradores que han dedicado estos años a levantarla paso a paso, con esfuerza y dedicación hasta donde hemos llegado.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

No volvería a aceptar personas como voluntarios por emoción, sin realizar ningún proceso, ya que después esto traerá problemas. Ahora diseñamos un proceso de selección donde podemos conocer más al voluntario antes de ingresar a la fundación y saber si la persona es apta o no para cooperar con ella, si se alinea a nuestra misión y visión.

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Me inspira Jesús que vino a la tierra a servir y nos ha servido y mi abuelo Francisco Oviedo que fue un autodidacta junto a mi abuela, salieron del campo y se desempeñó como líder social fundando algunos barrios en mi ciudad natal Ipiales. Sabía de cultura general, amaba leer y compartir con el prójimo lo que tuviesen .

Me gustaría seguir la labor como lo hacen mis padres que son pastores cristianos y desde niña pude ver cómo trabajaban por la comunidad. Mi madre trabajó con comunidades de mujeres y mi padre en servicio social y espiritual en centros penitenciarios, los dos han ofrendado su vida para el servicio a la comunidad en la ciudad de Ipiales y el norte de Ecuador.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

Si fracasé cuando al iniciar la fundación compartíamos con una iglesia. Hubo un momento en donde ya no había espacio para nosotros y cuando fuimos creciendo teníamos que buscar un lugar propio para nosotros y no teníamos los recursos para abrir nuestra propia sede. Además, conocidos y allegados me preguntaban para qué servía y qué podría lograr, pues vivimos en un mundo egoísta donde si no muestras progreso económico evidente no has logrado el éxito.

Pensé tirar la toalla pero menos mal encontré a mi esposo Javier Fuentes, un Barranquillero que estudió igual que yo con mucho esfuerzo, egresado de la Universidad del Atlántico como Ingeniero Mecánico. Él es mi polo a tierra y quien a mi lado no para de animarme y apoyarme en todo, por eso no lo hice. Ahora veo que todo el esfuerzo y dedicación que he puesto en el trabajo por la Fundación Sicomoro y su impacto en la sociedad hacen que todo valga la pena.

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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

Hago parte de la red de Libros Libres para todos en Colombia, aquí emprendedores sociales y líderes compartimos los contactos de patrocinadores y no solo eso, sino que las donaciones que recibimos siempre las trabajamos en alianza y así puedan llegar recursos y materia prima como libros, cuadernos , juguetes disfraces que usamos en nuestros clubes de lectura hasta los rincones más apartados de Colombia.

Hago parte de Recon donde nos capacitan y orientan para saber cómo capitalizar nuestros emprendimientos sociales mostrando impacto social y de transformación en las comunidades.

Pertenecemos al Banco de Alimentos de Barranquilla de la pastoral social, quienes nos brindan todo el apoyo en refrigerios y alimentos rescatados de almacenes de cadena con fechas cortas de vencimiento.

Pertenecemos a AIESEC organización de voluntariado Internacional, apoyado por la Universidad del Norte de Barranquilla.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

Si totalmente trasciende porque son vidas que estamos impactando , generaciones que están desarraigando el pensamiento de “Soy pobre y merezco recibir” para decir soy capaz de luchar por mi sueños usando mis talento y habilidades , gracias a una organización que nos orienta y cree en nosotros, así es como trabajamos en Sicomoro no con caridad sino demostrando cuan capaces somos los Colombianos de buscar oportunidades y aprovechar los recursos por pequeños que sean para nuestro propio progreso y el bien común.

Transciende lo que hacemos porque cuando llegamos el 90% de los jóvenes que participaban con nosotros apenas culminaban su bachillerato y no tenía metas claras para su futuro hoy por hoy tenemos al 100% culminando sus carreras técnicas y profesionales, otros viviendo por fuera y ejerciendo sus profesión, así como algunos preparándose para salir del país y veo que pudieron romper ese ciclo de sus familias siendo en su gran mayoría los primeros profesionales de su familia.

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Me veo con las 2 sedes de la Fundación Sicomoro fortalecidas, brindado oportunidad de empleo para los líderes que hoy son voluntarios, con la sede propia en las dos ciudades Barranquilla e Ipiales, con todas las comodidades para brindar el mejor servicio a las familias en sectores vulnerables y gestionando esas oportunidades de becas y estudios para nuestros niños, niñas y adolescentes destacados. Así como también viajando para compartir nuestras experiencias con organizaciones de nuestro mismo tipo por el mundo, para replicar nuestro exitoso modelo de erradicación de pobreza mental e inclusión para comunidades vulnerables.

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19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

Mi familia ha jugado un papel trascendental ya que me han apoyado desde el inicio, mi esposo, mis padres, mis hermanos y mis abuelos me motivaron siempre a seguir, hacen parte de los equipo de trabajo que incluso han viajado a servir en comunidades con nosotros .

Mis amigos son el regalo maravilloso que sostiene Sicomoro, el motor con su trabajo voluntario tanto en Barranquilla como en Ipiales están siempre ahí para brindar su apoyo en tiempo, con recursos e incluso vinculándonos con contactos que puedan beneficiar y apoyar nuestra labor. Mis amigos de Noruega se han unido a esta causa, y las empresas y personas naturales que se han apropiado para trabajar mancomunadamente siempre me hacen sentir agradecida por patrocinar nuestros proyectos. A todos ellos gracias.

20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

Si, totalmente. Ya lo hemos empezado a realizar con la socialización de experiencias en foros de emprendimiento social y asesorando a otras fundaciones aliadas, compartiendo nuestras experiencias para que puedan lograr inspirarse y ver que es posible soñar, pero no solo eso sino trabajar con disciplina , esfuerzo y organización para que las puertas se sigan abriendo.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

El equipo juega un papel fundamental pues son el motor de la Fundación Sicomoro, realizan trabajo voluntario por las comunidades donde impactamos, por ellos podemos dar apertura a la casa sicomoro y recibir a más de 100 niños y niñas durante el año, son jóvenes de estratos 1 y 2 que con esfuerzo estudian con créditos, becas o Icetex, algunos al mismo tiempo laboran y apoyan en sus sostenimiento en casa. Son seres humanos sensibles y empoderados por ver progresar su comunidad sacando un tiempo especial en su agenda para servir a su Fundación Sicomoro. He podido evidenciar el crecimiento profesional que han tenido y el alto grado de compromiso con la causa social que nos mueve.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Después de haber vivido fuera del país siento que con lo que hago retribuyo a la sociedad por lo aprendido en la universidad y en la vida, llevando como bandera la movilidad social, la educación y el pensamiento sociocrítico para hacer comunidades que trabajen por la construcción del país que queremos. Soy perseverante y el amor que le dedico a mi emprendimiento social de manera incansable. ¡Soy resiliente no me rindo fácil ese es mi sello personal insistir y persistir hasta alcanzarlo y si caigo intentarlo otra vez!

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

He aprendido que se puede ser feliz si te lo propones, en mi caso he aprendido que el conocimiento que se adquiere en la universidad es para ponerlo al servicio de la comunidad y que se pueden hacer cosas grandes cuando nos unimos por una misma causa, las campañas de navidad en las que vamos a lugares apartados y difíciles de Colombia me enseñan que somos privilegiados cuando tan solo tenemos agua potable y una buena cama, a valorar cada día el valor de todo absolutamente todo lo que tenemos porque hay personas que anhelarían la mitad de lo que tenemos. He aprendido que debemos trabajar en alianza y compartir, así lo hacemos con otras fundaciones y aliados con quienes siempre trabajamos de la mano, dejando el egoísmo a un lado y uniéndonos por un mismo fin, la construcción de un mundo mejor.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com).

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