Yuri Buenaventura y la versión del forjador de emprendimientos en Colombia
El maestro de la música acaba de graduar a 100 de sus colegas, talentos únicos que retratan las realidades de sus regiones desde la cultura.
Edwin Bohórquez Aya
Hace unos días me llegó un mensaje: “Te queremos invitar al concierto Somos Sonidos”. No sabía de qué se trataba, así que indagué un poco más: ¿Quién se presentaba? ¿En dónde sería? ¿Por qué no lo había visto en cartelera comercial? Y en medio de la indagación primaria que hacemos los periodistas, me encontré con que el músico colombiano Yuri Buenaventura, el hombre que llegó hace 35 años a Francia en busca de oportunidades, por medio de su fundación, había creado el programa Crea Sonidos para buscar nuevos talentos en las distintas regiones de Colombia, y a quienes les ofrecería capacitación no solo musical, sino en términos de deberes y derechos como artistas.
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Hace unos días me llegó un mensaje: “Te queremos invitar al concierto Somos Sonidos”. No sabía de qué se trataba, así que indagué un poco más: ¿Quién se presentaba? ¿En dónde sería? ¿Por qué no lo había visto en cartelera comercial? Y en medio de la indagación primaria que hacemos los periodistas, me encontré con que el músico colombiano Yuri Buenaventura, el hombre que llegó hace 35 años a Francia en busca de oportunidades, por medio de su fundación, había creado el programa Crea Sonidos para buscar nuevos talentos en las distintas regiones de Colombia, y a quienes les ofrecería capacitación no solo musical, sino en términos de deberes y derechos como artistas.
Un ejemplo de ello es la capacitación en derechos de autor, propiedad intelectual, comunicación, mercadeo y posicionamiento; además de formación en gestión de proyecto cultural musical. Estaba, para ser sinceros, pensando en el futuro de todos. De eso se trata, de ir más allá de un show, de un pago por una presentación, de pensar en la profesionalización del oficio que tantas alegrías genera, pero que a muchos de sus protagonistas, por falta de información y guía, se les va olvidando cómo materializar y terminan viviendo en la ruina. Tamaño reto.
Yuri Buenaventura, con apoyo de Ecopetrol y de Bancolombia, creó un equipo que logró viajar por Colombia buscando talento. Nada fácil. A esos músicos los capacitaron para que puedan acelerar en el mundo del emprendimiento con solidez, sin caer en el llamado “Valle de la muerte”, en el fracaso por falta de una buena administración. Solo eso les falta, porque talento tienen de sobra.
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El concierto, el de aquella primera invitación, era en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, un espacio ya emblemático para los artistas. Cuando se abrió el telón y apareció Yuri Buenaventura, los aplausos no se hicieron esperar. Su público no era de aquellos que disfrutamos la música de manera pasiva, como simples admiradores. Los típicos asistentes al espectáculo. No. El público estaba lleno de músicos que vibraban entre tonalidades, entre acordes, que llevaban los acordes en la sangre y la bombean hacia el exterior hasta que nos contagiaron a todos. Ahí estaban los 100 músicos que, con el programa Crea Sonidos, recibían su grado. Todos obtuvieron su registro ante la Dirección Nacional de Derechos de Autor, producción musical de hasta seis canciones inéditas, video clip de una de esas canciones, edición de fotografías profesionales para proyectar su imagen y la intermediación con casa distribuidora, disquera, editora y asociaciones de gestión colectiva Kaptain Music, TF1 Music y Sacem, además de toda la capacitación en temas de propiedad intelectual y derechos de autor.
Por el escenario pasaron varios de los talentos, porque no alcanzaba el tiempo para que los 100 se presentaran: Juan Enríquez, de Cúcuta; Cubanía Son, de Cali (integrado por dos cubanos, dos venezolanos y dos colombianos), Maye Aroca, una mujer llanera que hizo vibrar al público con el poder de su voz y, al final, Son Cultura, quienes levantaron el ambiente con la magia del baile pacífico mezclado con raíces africanas.
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Llegó el turno. Cinco minutos de conversación con el maestro Yuri Buenaventura, el mismo hacedor y protagonista de El Guerrero:
El Guerrero 🎶
Levanto su mano 🎶
Señalando hacia el infinito 🎶
El guerrero 🎶
Dice que estas lágrimas 🎶
Son la risa del mañana que me espera 🎶
El guerrero 🎶
Cabalgando entre las nubes 🎶
Me ha enseñado 🎶
Que estos prismas terrenales 🎶
No son nada, comparado con mi pueblo 🎶
Que desde sus entrañas se libera... 🎶
Y aquí va, la corta entrevista, en una noche de emprendimientos protagonistas:
Maestro Yuri Buenaventura, buenas noches, quiero que nos hable de liderazgo, de cómo se lidera desde el arte, desde la cultura, para que todas estas personas tengan la posibilidad de hacer lo que han hecho los artistas grandes como usted.
No, yo creo que... yo no creo que yo esté liderando, hay herramientas de amor, hay herramientas de una cierta paz y de una cierta confianza en la gente y en lo que es la cultura, lo que es la música, y una idea, trabajar una idea y ser constante en la idea. Y pues eso nos lleva a encontrar amigos, aliados que nos apoyan y finalmente uno se encuentra en ese rol, pero no es más que las ganas de compartir la experiencia que uno ha vivido y que los otros compañeros no la vivan. Entonces, desde esa perspectiva no es tanto liderar, sino compartir la experiencia que se ha tenido y que no la repitan. Lo que sí es que tenemos unos grandes aliados, entonces eso permite, pues, llegar a muchas partes del país, 30 departamentos del país, 100 agrupaciones de todo el país, se emplearon 7.500 músicos para grabar esas 600 canciones, 100 equipos audiovisuales de video para los videoclips, mucha gente, como unas 10 mil personas en total.
Usted nos habla y es muy enfático en volver al origen, y es ir a la tierra, al territorio. ¿Qué tenemos que hacer para que todos, de verdad, pongamos la mirada allá porque se nos olvida y nos quedamos en las grandes ciudades?
Sí, todos tenemos un origen en ese territorio, todos tenemos los abuelos, todos tenemos los tíos, un primo, pues no desconectarnos de eso, porque nos desconectamos de eso y vamos a tener un vacío, y nos van a faltar herramientas reales en el momento de una situación compleja real. La soledad, los vacíos, yo creo que no desconectarse del territorio es fundamental porque nosotros somos, estamos parados sobre... como decía una amiga: “un árbol sin raíz, pues no es nada, es un tronco vacío que en cualquier momento se cae”.
Logró convocar a gente muy importante de este país: a Bancolombia, a Ecopetrol, estamos en el Teatro Mayor que es un espacio muy sólido en el escenario social y los logró convocar a todos, que no es fácil, ¿cómo fue eso?
Yo no sé, todos ellos tienen una vocación, de pronto coincidimos en un punto, es decir, no me siento que logré convocarlos, sino que ya todos tenían en sus propias vocaciones eso y era solamente tener el espacio de ese diálogo y presentar algo sólido y honesto, porque nosotros no nos quedamos con nada de los artistas, nosotros no somos una disquera, no somos una editora, no nos quedamos con los derechos, los derechos son de los artistas y de pronto hay una especie de transparencia ahí en eso, yo no sé, así fue que yo empecé.
Usted contaba que está muy cerca de jubilarse, ¿está pensando en el futuro de todos ellos?
Sí, claro. Es que yo me pensiono a través de la Sacem, la Sociedad de Autores y Compositores de Francia, y yo quiero que ellos vivan eso. Si uno lo hace haciendo canciones y ellos también son autores, es simplemente hacer el puente y hay una confianza que Sacem me tiene en las casas editoriales en Francia, entonces esas rutas se están construyendo.
Ellos dijeron, los artistas que están en esta celebración, que “el maestro Yuri es el ángel de todos nosotros”. ¿Cómo se siente que le digan eso?
No, no, son ellos, ellos no saben de qué me están salvando, porque ellos me están salvando de la necesidad de un propósito mayor que yo tenía más allá de la música, o sea, cantar es muy bonito, hacer arte es muy bonito, pero yo he vivido en París 35 años y me estaba faltando, tenía un vacío frente al propósito, de mí, con respecto a mi país.
¿Y lo está llenando?
Sí, claro, me siento más tranquilo.
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